Rodolfo Mondolfo - Marx y Marxismo

You might also like

Download as pdf or txt
Download as pdf or txt
You are on page 1of 122

http://www.scribd.

com/Insurgencia
Primera edición, 1960
Primera reimpresióri, 1969
Segunda reirnpresiíbn, 1975
PROLOGO

Los estudios sobre Marx y marxismo que aqui presento, quieren


iluminar algunos aspectos esenciales de la doctrina marxista,
considerada en su proceso de formación, en su significado genui-
no y en su posición frente a doctrinas afines o antagónicas.
La reconstrucción del proceso de formación de una doctri-
na permite siempre una comprensión más honda de su real
significado, de acuerdo con el principio de Vico, de que la na-
turaleza de las cosas se revela en su nacimiento. Pero el papel
que ha jugado en la génesis del marxismo el humanismo d e
Feuerbach exige que sean restablecidos previamente los verda-
deros rasgos de la doctrina feuerbachiana, contra las interpre-
taciones equivocadas que dieron de ella muchos críticos, aun
autorizados. La verdadera fisonomía de ese humanismo permite
reconocer exactamente las múltiples sugestiones que Marx y En-
gels han sacado de él, y entender en qué consiste la superación
a la cual llegaron.
Esta superación consiste en el tránsito del naturalismo al
historicismo; por eso puede ser interesante señalar algún lejano
antecedente que nos ofrece la filosofía del Renacimiento, con las
intuiciones historicistas de Bruno, Bacon y Spinoza, que presen-
tan el primer germen de la concepción marxista de la "inver-
sión de la praxis"
Pero el sentido verdadero de la doctrina marxista recibe
mayores y nuevas luces por medio de su comparacibn con otras
doctrinas contemporáneas o sucesivas: algunas antagónicas, como
el idealismo de Mazzini, que tiene, sin embargo, muchos puntos
de contacto junto a oposiciones esenciales; otras afines en parte,
o que quieren presentarse como herederas e intérpretes autén-
Idoscapítulos 1, 11 y I V han sido traducidos ticas del marxismo.
d(-1 italiano por: M. H. ALBER'rI Con respecto a estas hltimas, tiene importancia fundamen-
tal la oposición entre el marxismo genuino, animado por una
honda conciencia histórica y una elevada exigencia de libertad,
I ). It. @ 1969 I'ontio de Cultura Económica y su adulteración o falsificación, efectuada por el leninismo o
. \ v . (1t. la I lriiversidad 975, Mkxico 12, D.F. comunismo totalitario de nuestros días, desconocedor de los li-
mites que las condiciones históricas imponen a toda praxis revo-
lucionaria de transformaci6n social y menospreciador de la per-
sona humana y de sus exigencias de libertad. Semejante opo-
sición puede evidenciarse de la manera más característica en el
7
pensamiento del teórico comiinista que más que cualquier otro camente. Así, su concepcibn de la historia - q u e Croce llama
demostró en sus obras sólida preparación y envergadura filosd- realuta, y que se designaría mejor como crítico-práctica- ha
fica, es decir, el italiano Antonio Gramsci, cuya doctrina revela estado sujeta a graves mal entendidos. No sólo la dialéctica real,
precisamerite la contradicción insanable entre la inspiración con que Marx y Engels quisieron sustituir a la hegeliana diale'ctica
marxista y la del comunismo totalitario. En cambio, aparece d e la idea, ha sido interpretada (según frase usada también por
reafirmándose el verdadero espíritu del marxismo en una ten- Antonio Labriola) como autocritica de las cosas, fatal y casi me-
tativa de revisionismo esclarecedor, iniciada por el prominente cánica, que hace a los hombres objetos de la historia antes que
economista y marxista austriaco Rudolf Hilferding en un estudio actores y autores de ella, sino que el propio movimiento de estas
sobre El fwoblema histórico, interrumpido por la trágica muerte cosas y de esta historia ha sido reducido esencialmente al ritmo
del autor. automático de los procesos econ6micos. De modo que, según la
El examen de los varios puntos mencionados, junto con una opinión común, el materialismo histórico se ha convertido en
aclaración del concepto de Engels acerca de la dialhctica, ha determinismo económico, que es otra teoría, históricamente pre-
constituido el objeto de mis estudios en el presente libro. Éste, existente y concomitante con él, una de las teorías de los factores
a la par de otros que he: publicado sobre temas marxistas -las históricos, que hace del factor económico el demiurgo de la his-
varias ediciones de El materialismo histdrico e n Engels y de Sulle toria y su verdadera sustancia, reduciendo el resto a simple
orme d i Marx, Espiritu rmolucionario y conciencia histdrica, epifenómeno e ilusoria superestructura. Contra este blanco del
etcbtera- quiere contribuir a uria recta comprensión de la doc- determinismo económico se han dirigido los ataques de los críti-
trina de Marx y Engels, interpretando como concepción mítico- cos y las tentativas de superación del marxisrno. Por eso a me-
prdctica de la historia el llamado "materialismo histórico", y nudo oponen (cfr. De Man) a semejante imagen contrahecha
como (ilosofia de Ea praxis la visión general de la vida y del mun- del materialismo histórico, precisamente los rasgos que son esen-
do que está en su fundamento y que basa la solución de todos ciales y peculiares de su verdadera figura.
los problemas de la teoría y de la práctica, del conocimiento y "Por el contrario, el materialismo histórico - c o m o explicó
de la acción, de la vida y del desarrollo material y espiritual de Antonio Labriola- quiere precisamente superar todas las abs-
la humanidad en el concepto del hombre cual principio de acti- tractas teorías de los factores con la concreta filosofia de la
vidad o sujeto activo en sil relación con las condiciones obje- praxis. Filosofía de la praxis significa concepción de la historia
tivas. como creación continua de la actividad humana, por la cual el
Para dar al lector en pocas páginas una orientación inicial hombre se desarrolla, es decir, se produce a sí mismo como causa
sobre las líneas directivas de esta interpretación, reproduzco los y efecto, como autor y consecuencia a un tiempo de las sucesivas
rápidos lineamientos trazados por mí para un articulo acerca condiciones de su ser (Labriola). Contra el concepto del hom-
del materialismo histórico publicado en la Enciclopedia italiana. bre movido fatalmente por el oscuro poder de la historia, Mam
I'Mderialismo histórico es el nombre que Marx y Engels y Engels afirman, desde L a sagrada familia, que 'es más bien el
dieron a su concepción de la historia. El nombre tenía su jus- hombre, el hombre viviente y efectivo, quien hace todo, quien
tificación histórica en el hecho de que contra la concepción posee y quien lucha. La historia no es algo que se sirva del
idealista de Hegel y bajo el influjo del humanismo naturalista hombre como medio, sino sólo la actividad del hombre que per-
y voluntarista de Feuerbach (reale Humanismus, a veces bauti- sigue sus fines'. Y desde sus primeros escritos (Engels, Sobre
zado equivocadamente de materialismo), los dos fundadores del Carlyle, Marx, Sobre la cuestión judia, Los principios sociales del
coniuriismo crítico querían atribuir la función de principio mo- cristianismo, Glosas a Feuerbach, Manuscritos económicos filo-
tor de la historia al. sistema de las necesidades humanas sociales, sóficos de 1844, ídeologia alemana, contra el Volkstribun, etc.),
que flegel sólo consideraba materia y medio de la razón. Pero hasta los últimos (cartas de Engels sobre la concepción materia-
tase nombre ha hecho suponer con frecuencia que la doctrina lista de la historia), se repite este concepto. Lo renueva el Anti-
iiiarxista de la historia se apoyaba en el materialismo metaffsico, Dühring contra la 'extravagante afirmación del metafísico Düh-
suando, por el contrario, Marx y Engels lo han demolido crfti- ring, de que para Marx la historia se cumple automáticamente,
10 PKÓLO<;O PRÓLOCO 11

sin la acción de los hombres (que, por el contrario, la hacen) cual las f u m activas operantes se sistematizan en formas o re-
y que estos hombres son movidos por las condiciones económi- laciones jurídicas. Éstas representan, por lo demás, el constituir-
cas (obra también de los hombres) como otras tantas figuras se de intereses diferenciados, o sea, de grupos, de capas, de cla-
de ajedrez'. Y en El capital Mam insistía: 'Como dice Vico, la ses. Pero en estas formas se desarrollan nuevas fuerzas, y se
historia del hombre se distingue de la de la Naturaleza en que desenvuelve por eso la escisiSn y la antítesis entre las fuerzas
nosotros hemos hecho aquélla y no ésta.' interesadas en la conservación de las formas constituidas y las
"Los hombres, pues, son los factores de la historia, y lo son fuerzas necesitadas de crecimiento y de expansión, cosa que no
por aquella fuerza viva de la necesidad, que el humanismo d e pueden lograr sino rompiendo la envoltura de las relaciones
Feuerbach había puesto en claro. Pero Feuerbach permanecía existentes. La historia de la sociedad humana es así una historia
en el naturalismo, pues ponía a la humanidad en relación y en de luchas de clases, en cuanto que es continuo conflicto de las
lucha sólo con un obstáculo y un adversario siempre externo y fuerzas dinámicas contra la estática de las formas y de las rela-
estáticamente igual: la Naturaleza. Marx, por el contrario, ciones constituidas. Se trata, ante todo, de fuerzas de producción
realiza el tránsito al historicismo, pues pone a la humanidad contra fonnas de producción y relaciones de propiedad; porque
dinámicamente en relación y en lucha continua consigo misma, entre las necesidades que estimulan las actividades sociales hu-
es decir, con sus mismas creaciones históricas, con la propia manas hay una que es más genera!, fuerte e impelente que las
actividad pasada, creadora de condiciones, de relaciones y d e otras: es el interés económico. En este respecto, puede repre-
formas sociales. Así, Marx alcanza la visión de la continuidad sentar en el curso de la historia casi el hilo rojo que señala el
que se entrelaza y se liga con la oposición, de la unidad que se camino esencial. Pero no está nunca separado de las demás ne-
identifica con la misma dialéctica de los contrastes: de la historia, cesidades y de las demás formas de actividad, porque no es se-
en una palabra, que recoge en si las antítesis y las síntesis y se parable de su sujeto, que es el hombre, más bien la sociedad
constituye con ellas. humana, en la cual todas las exigencias, tendencias y manifes-
"El acicate para el movimiento y la transformación -esto taciones de la vida se unifican en inseparable relación de accio-
es, la necesidad- no viene sólo de fuera, de la naturaleza, sino nes y reacciones. No es, pues (como alguien supone que Marx
también, y mayormente, del interior de la sociedad. 'La nece- creía), el instrumento técnico, en el proceso de sus transforma-
sidad da a los hombres la fuerza: quien debe ayudarse se ayuda ciones, el demiurgo creador y dominador de la historia. Para
por sí mismo. Las cosas no pueden permanecer así, es necesario M a ~ x(El capital), la historia de la tecnología es historia de la
cambiarlas; y nosotros mismos, nosotros hombres, debemos cam- acc-ón creadora del hombre; es la historia que podemos conocer
biarlas.' (Volkstribun, 1846.) He aquí la praxis revolucionaria mejor que cualquier otra por ue la hemos hecho nosotros mis-
(umwalzende Praxis) de las Glosas a Feuerbach: 'Los filósofos 2
mos y al hacerla nos hemos esanollado nosotros mismos. Se-
han buscado interpretar el mundo, pero es necesario cambiarlo': parado de los hombres y de las concretas condiciones históricas,
como no se conoce y no se comprende sino haciendo (repite el instrumento técnico se convierte en una categoría abstracta
Marx con Vico), así no se cambian las condiciones exteriores, sino e irreal, incomprensible en su nacimiento, en su desarrollo, en
cambiándose a sí mismos, y recíprocamente no se cambian a sí sus transformaciones y en su acción social e histórica. Pero con-
mismos sino cambiando las condiciones del propio vivir. 'La tra semejante separación, como contra todas las escisiones carac-
coincidencia del variar del ambiente y de la actividad humana terísticas de la mentalidad abstracta (metafísica) que no en-
s610 puede ser concebida y comprendida racionalmente como tiende la historia y su concreción, el materialismo histórico re-
praxis revolucionaria o autotransformación' (Selbstveranderung): afirma, con la dialéctica real, el principio de la unidad de la
actividad social que subvierte las condiciones existentes, subvir- vida. No se trata de que siempre esté aquí la causa y allá el
tiCndose a la vez a sí misma. He aquí la historia como efecto, dice Engels; se trata del cambio dialéctico, de la recipro-
praxis, más bien como subversión de la praxis, es decir, lucha cidad de acción, que de las falsas disyunciones de cualquier teo-
constante. Lucha en el interior de la sociedad humana y en su ría de los factores, conduce a la síntesis de una concepción
desarrollo, en cuanto cada fase de éste exige un ajuste por el unitaria. Aquí está la vida real; allá la disección anatómica; pero
PR~LOCO '3
la historia es vida, y no análisis de un cadáver. Vida que es y transformarse a si misma, en la otra, las condiciones exteriores
lucha, en la cual ni la forma ni las condiciones existentes pue- objetivas. Cierto es que la segunda expresión traduce más exac-
den detener las fuerzas vivas que se vuelven contra ellas; ni las tamente la palabra, pero no da íntegramente el concepto. Y
fuerzas innovadoras pueden obrar sino teniendo en cuenta lo demuestra con plena evidencia el texto dado ahora en la edi-
las formas y condiciones existentes, aunque sea para subvertirlas ción crítica de las Glosas hecha por V . Adoratski en el volumen
y superarlas. En la acción histórica existe siempre el momento de la Marx-Engels Gesamtausgabe, que contiene la Deutsche
critico (conciencia de las condiciones existentes, que son a la vez Ideologie. En lugar de la discutida expresión umwalzende
límites e impulsos de la acción), y el momento práctico (acción Praxis, que está en el texto dado por Engels, el texto sacado del
innovadora), inseparables siempre uno de otro. En esta unidad manuscrito original lleva la indiscutible expresión revolutionare
y recíproca dependencia está el carácter critico-prúctico de la Praxis, pero la explica con una palabra que faltaba en el texto
concepción del materialismo histórico: contrario, por eso, a las de Engels: Selbstveranderung, o sea, autotransformación.
dos opuestas utopías de la reacción conservadora y del revolu- La acción innovadora y subversiva, pues, que la humanidad
cionarismo anticrítico. Contra ellas afirma, por una parte, que despliega en cualquier campo, en el curso de su desarrollo histó-
cuando las fuerzas productivas entran en conflicto con las rela- rico, no se dirige solamente a la exterioridad objetiva, sino tam-
ciones de producción y de propiedad existentes, subintra una bien, y aún más, a la interioridad subjetiva del ser humano
epoca de revolución social; por otra, que una formación social social: praxis que subvierte o renueva el ambiente en cuanto al
no muere antes de que sean desarrolladas las fuerzas que es capaz mismo tiempo se renueva o se subvierte a si misma. Sólo trans-
de crear, y se hayan formado las condiciones de existencia de formándose también a sí misma la humanidad llega realmente
las nuevas formas. Así, en su acción histórica, 'la humanidad a transformar las condiciones de su vivir; sin el íntimo cambio
se plantea solamente los fines que puede alcanzar (Marx): de la conciencia y de la orientación espiritual h o se produce nin-
y el materialismo histórico, aun concibiendo la historia como gún verdadero y sustancial cambio de la vida y de la sociedad
un desarrollo continuo de praxis revolucionaria, ha podido ser humana.
definido por Sorel como 'consejo de prudencia a los revolucio- El más profundo significado de la "actividad revolucionaria
narios'. La definición que mejor reiponde a su verdadero ca- o práctico-crítica", de que habla la I glosa, queda asi aclarado; y
rácter es, pues, 'concepción critico-práctica de la historia' ." la concepción marxista del proceso histórico y de su desarrollo
A estos rápidos bosquejos creo oportuno agregar una breve dinámico a través de una continua lucha interior -que en cuan-
aclaración: El lector encontrará usada muchas veces en el curso to autotransformación se convierte tambien en transformación
de mis ensayos las expresiones "praxis que se subvierte" (praxis de las condiciones existentes-, aparece en su plena evidencia.
che si rovescia) o "subversión de la praxis" (rovesciamento della La dialectica de la historia es la dialectica de la praxis hu-
praxis). Son expresiones que yo he encontrado ya en uso en la mana. Este concepto esencial en la doctrina de Marx es el que
literatura marxista italiana introducidas por los estud'ios de tratan de poner en evidencia los estudios contenidos en este libro.
Gentile sobre L,a filosofia di Marx para expresar la umwalrende
Praxis de que habla la 111 de las Glosas a Feuerbach en el texto
dado por Engels.
Al problema de "cómo puede ser entendida racionalmente
la coincidencia del variar del ambiente y de la actividad huma-
na", hlarx habría respondido, según aquel texto: "puede ser
comprendida sólo como umwalzende Praxis". Pero a la traduc-
cibn "praxis que se subvierte" se ha objetado que sería más fiel
traducir "praxis que subvierte", o praxis subversiva, revoli~cio-
naria. La diferencia entre ambas expresiones es evidente. En
una se atribuye a la actividad humana la tarea de subvertirse
1. FEUERBACH Y MARX

En el prefacio de su escrito sobre Ludwig Feuerbach y el fin


d e la filosofía clásica alemana (1886), recordaba Engels la crí-
tica de la filosofía posthegeliana que con Marx había em-
prendido en Bruselas en 1845 y "abandonado a la crítica roedora
de las ratas" 1 luego de escribir dos gruesos volúmenes, y añadía
que después de la muerte de Marx consideró "deuda de honor
ineludible" el reconocimiento pleno de la influencia que, con
preferencia a los otros filósofos posthegelianos, tuvo sobre ellos
Feuerbach durante el período de su desarrollo. Y en el mismo
escrito se refería así a la aparición de Wesen des Christentums:
"Para forjarse un concepto de este libro es necesario haber asis-
tido a eu acción liberadora. El entusiasmo era general, y en un
momento dado fuimos todos feuerbachianos. Con qué entusias-
mo saludó Marx la nueva concepción y cuánto - a pesar de su
prudencia crítica- experimentó su influencia, puede leerse en
La sagrada familia".
Pero al admirador entusiasta sucedía despues el crítico.
Aquella exigencia crítica que Marx no había satisfecho en
La sagrada familia, en la cual, según la expresión de Antonio
Labriola, aun librándose del humanitarismo de Feuerbach, está
todavía embebido de aquel socialismo verdadero satirizado lue-
go en el Manifiesto Comunista se satisfacía en 1845 con las no-
tas que muchos años despuds publicó Engels como apkndice de
su Ludwig Feuerbach. En ellas, por lo demás, si puede hablarse
de exigencia crítica, no seria igualmente justo usar la palabra
prudencia, porque el pensamiento de Feuerbach no está presen-
tado en su real y genuino contenido y significado. Quien se
atenga a ellas puede creer que la filosofía de la praxis (que
constituye la posición característica de Marx y la premisa d e
toda su concepción de la historia y de la función que en ella
corresponde al proletariado), es la antítesis de la posición de
Feuerbach. Con esto se reduce la posibilidad de comprender el

1 La frase es de Marx. prefacio de la Critica d e la economia politica,


1859.
2 D i s c m n d o di socialismo e di filosotia (Cartas a Sorel), Roma, 1898,
p. ' 5 .
16 F1~:~JEKHAS:HY M A R X

proceso de formación del perisaniiento de Marx y se corre el ries- práctica sólo es concebida y fijada en su forma vil, judaica,
go de no entenderlo exactaniente en sus motivos inspiradores y fenomenal. Por eso no comprende la importancia revolu-
quizás en su significado esencial. Marx debe al reale Humanis- cionaria de la actividad práctico-crítica.
mus de Feuerbach la orientación de sus investigaciones econó- 11. La cuestión de saber si corresponde al pensamiento
m i c a ~ .Para
~ comprender bien a Marx es necesario, pues, haber humano una verdad objetiva, no es una cuestión teórica,
comprendido rectamente a Feuerbach. Ahora bien, si los frag- sino práctica. El hombre debe demostrar en la práctica la
mentos de Marx no pueden servir para una valoración serena verdad, esto es, la realidad y el poder, la objetividad de su
e imparcial del pensamiento de Feuerbach, pueden ayudar mu- pensamiento. La discusión sobre la realidad o la irrealidad
cho a dirigir nuestro examen de sus puntos fundamentales, tal de un pensamiento que se aisla de la praxis es una cues-
como resultan de la obra a la cual se refieren las notas de Marx, tión puramente escolástica.
y representa la que, en el desarrollo de las varias fases por las 111. La doctrina materialista que hace de los hombres
cuales pasó Feuerbach, lo que los griegos llamaban acmé, esto un producto de las circiinstancias y de la educación, que,
es, el momento más importante, sea por la profundidad de la por tanto, cambian con el variar de las circunstancias y de
meditación filosófica, sea tambikn por la completa revelación la educación, olvida que las circunstancias son transforma-
que da de las incertidumbres que atormentaron su mente, en ese das precisamente por los hombres y que el mismo educador
naturalismo suyo a veces oscilante entre el materialismo y el debe ser educado. De aquí que [esa doctrina] llegue nece-
idealismo en afirmaciones contradictorias. Se trata, como es sa- sariamente a dividir la sociedad en dos partes, una de las
bido, de Wesen des Christentums.4 Antes de pasar a su análisis cuales se eleva sobre la sociedad (verbigracia, en Roberto
reproduzco las notas críticas de Marx. Owen).
La coincidencia de la modificación de las circunstan-
1. El defecto principal de todo el materialismo pasado cias con la de la actividad humana o autotransformación,
-incluido el de Feuerbach- consiste en que lo existente, sólo puede ser concebida y racionalmente comprendida
la realidad, lo sensible, sólo es concebido bajo la forma de como praxis revolucionaria (que se subvierte).
objeto o de intuicidn, pero no como actividad humana IV. Feuerbach parte del hecho de la autoenajenación
sensible, como praxis, no subjetivamente. Por eso el as- religiosa, del desdoblamiento del mundo en un mundo
pecto activo ha sido desarrollado por el idealismo en opo-
religioso, imaginado, y en un mundo real. Su obra consiste
sición al materialismo, pero sólo de manera abstracta, pues
en resolver el mundo religioso en su fundamento munda-
el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad sensible,
no. Pero se le escapa que, coronada esta obra, queda por
real, como tal. Feuerbach quiere que haya distinción real
entre los objetos sensibles y los inteligibles; pero no concibe hacer lo principal. El hecho precisamente de que el fun-
damento mundano se separe de si mismo y se fije en un
la actividad humana misma como actividad objetiva. Por
eso en la Esencia del cristianismo sólo considera la actitud reino independiente, en las nubes, sólo puede explicarse
teórica como la authticamente humana, mientras que la por el auto-desgarramiento de este fundamento munda-
no, por su contradicción con sí mismo. Así, pues, ese mismo
8 Estoy en esto plenamente de acuerdo con Arturo Labriola: Marx debe comprenderse en primer lugar en su contradicción
nell'economia e come teorico del socialismo (Lugano, 1908). Acerca d e este y luego revolucionarlo prácticamente por la eliminación
punto vPanse las pp. 137-42 y pmsim de mi libro Z I materialismo storico in
F. Engels, ed. Formiggini, 1912, Giard et Brihre, París, 1917, y Raigal, Buenos de la contradicción. Así, por ejemplo, despues de haber
Aires. descubierto en la familia terrenal el secreto de la sagrada
4 Harto bien dice Hoffding: "Por la grandiosidad de concepcibn, por familia, aquélla debe ser teóricamente criticada y prácti-
la ~rofundidady energia, ninguna de las otras obras de Feuerbach puede camente subvertida.
parangonarse con la titulada Esencia del cristianismo". Historia de la filoso-
. p. 62 de la edición italiana., Bocca, 1906. [P. 321 del
fia moderna, v ~ l 11,
V. No satisfecho con el pensar abstracto, Feuerbach
volumen II de la edición castellana de la obra de Hoffding, traduccidn d e acude a la intuición; pero no concibe la sensibilidad como
Pedro Gonzhlez-Blanco, edición Jorro, Madrid, i w . (T.)] actividad práctica humana-sensible.
FEUEKUAiñl Y MARX

VI. Feuerbach resuelve el ser religioso en el ser hu-


gún la tradición sensualista' del materialismo, tambiCn para
mano. Pero el ser humano no es una abstracción inherente Feuerbach el pensamiento tiene su origen en la sensación, en-
al individuo aislado. En su realidad, el ser humano es el tendida como pura pasividad del sujeto: la conciencia como tabu-
conjunto de las relaciones sociales.
la rasa, en la cual sólo la experiencia externa puede escribir,
Feuerbach, que no entra en la crítica de este ser real, experimenta pasivamente la acción de los objetos, y el hombre
se ve por ello obligado: resulta producto del ambiente. Pero la sensación, cuya tonali-
19 A abstraer del curso histórico y a fijar por sí el
dad agradable o dolorosa suscita la praxis sórdidamente egoísta,
sentimiento religioso, y a presuponer un individuo liumano no explica el desinterés de la actividad ideal teorética, que en
abstracto, aislado. este materialismo queda como elemento idealista sin conexión
29 Por eso en Feuerbach sblo puede concebirse el ser
o conciliación con el resto. En general la sensibilidad, enten-
humano como especie, como generalidad interna, muda,
dida como pura pasividad del sujeto respecto del objeto, de
que liga sólo naturalmente a los múltiples individuos.
ningún modo puede ejercer actividad autónoma; la conciencia
VII. Por eso Feuerbach no ve que el mismo sentimien- puramente receptiva no es principio de praxis renovadora. El
to religioso es un producto social y que el individuo abs- sensualismo, por otra parte, en la relación que establece entre
tracto que él analiza pertenece, en realidad, a una deter-
el sujeto y el ambiente, s610 logra considerar individuos abs-
minada forma de sociedad.
traídos de la realidad de la vida social y que constituyen, por
VIII. Toda la vida social es esencialmente práctica.
una parte, con sus características naturales, la especie, como
Todos los misterios que inducen la teoría al misticismo concepto abstracto e inmóvil, y por otra, en su coexistencia del
encuentran su solución racional en la praxis humana y en
uno junto al otro (acaso contra), la sociedad atomísticamente
la inteligencia de esta praxis. concebida. Se obstruye con eso la posibilidad de reconocer y
IX. El resultado más alto del materialismo intuitivo, por consiguiente de explicar la sociedad, entendida ya como
esto es, del materialismo que no concibe la sensibilidad organismo necesario de la humanidad, ya como proceso hist&
como actividad práctica, es la intuicinn de los individuos rico que tiene en sí el principio de SU desarrollo.
aislados y la sociedad burguesa. De esta concepción Marx quiere diferenciar claramente la
X. El punto de vista del viejo materialismo es la so-
suya, en estos caracteres fundamentales: sujeto y objeto no exis-
ciedad burguesa; el punto de vista del nuevo, la sociedad
humana, o la humanidad asociada. ten sino como términos de una relación necesariamente recípro-
ca, cuya realidad está en la praxis; su oposición n o es sino la
XI. Los filósofos no han hecho más que interpretar el
condición dialectica de su proceso de desarrollo, de su vida. Por
mundo de diferentes maneras; ahora bien, importa trans-
consiguiente el sujeto no es una tabula rasa pasivamente recep
formarlo.
tiva; es (como el idealismo sostiene) actividad, que sin embargo
se afirma (y esto contra el idealismo) en la sensibilidad o acti-
Los puntos fundamentales, pues, en que incide la crítica vidad humana subjetiva, la que pone, modela o transforma el
de Marx son estos cuatro: la teoría del conocimiento en su rela- objeto y con esto se va formando a sí misma.5
ción con el problema del ser (1, 11, 111, XI); el concepto de la
praxis (1, 11, V, XI); la concepción del hombre como ser social 5 Cuando Antonio Labriolá dice, para dilucidar la filosofia de la praxis,
y no individual (VI, VII, IX, X); la concepción de la sociedad que la frase de Marx, "haber invertido la dialkctica hegeliana", significa
corno proceso histórico de la praxis (111, IV, VIII, XI). Son pun- "que el movimiento rítmico de un pensamiento independiente es sustituido
tos estrechamente relacionados entre si, de modo que es impo- por el movimiento de las cosas, de las cuales el pensamiento es, por Último, un
producto" (Discorrendo di soc. e di filos., 56-7). no refleja evidentemente
sible examinar aisladamente cada uno de ellos; pero la distinción el pensamiento de Marx. Excluir la interpretaci6n hecha por Labriola de la
puede contribuir a un análisis más metódico. inuersidn marxista del idealismo hegeliano, no significa, sin embargo, que
La filosofía de Feuerbach, tal como resultaría de las notas Marx conciba la actividad subjetiva, que origina el objeto, de modo análogo
criticas de Marx, puede resumirse en estos puntos capitales: se- a Hegel. "El pensamiento produce y se da a si mismo su sujeto') escribía
.
Hegel: "la verdadera naturaleza del objeto.. es producto de mi espírituw.
20 FEUERBACH Y MARX
De otra parte, el hombre es un ser social; el individuo con- respecto de Feuerbach, interpretado luego tambien por Gentilee
creto no existe sino en la relación de asociación, que constituye del mismo modo que por Marx, sino tambidn la condición para
su misma esencia humana. Pero si hombre y sociedad son tér- la mejor comprensión de la filosofía del mismo Marx, en su
minos recíprocos, no menos que sujeto y objeto, la praxis es la tránsito del acuerdo a la oposición con el idealismo hegeliano.
realidad de la vida social no menos que de la existencia del
sujeto. Por consiguiente, toda determinada forma social no es
mas que un momento, en el proceso dialéctico de la praxis, el
cual, por la contradicción en que entra consigo mismo, origina Comenzamos por excluir que al atribuir a Feuerbach un ma-
el desarrollo. Y los hombres, mientras en cierto aspecto son terialismo que continuara la tradición desarrollada por Hob-
producto del ambiente social, son también, por la inversión de bes o La ~ e t t r i ey hasta por Vogt, y un sensualisn~oa lo Con-
la praxis, sus productores, que generan las variaciones; y el des- dillac, Marx pudiera ser inducido por las expresiones paradojales
envolverse del mundo, al significar un desarrollo de su oposición que Feuerbach usó en la crítica de la Teoráa de los alimentos
consigo mismo, nos impone la tarea de cambiarlo; y la interpre- de Moleschott y que con tanta frecuencia se citan por quien
tación de la sociedad burguesa, esto es, la comprensión de su quiere definir con una frase su filosofía.7 La crítica es de 1850,
contradicción, suscita la tendencia revolucionaria hacia la socie- las notas de Marx son de 1845. Marx podía tener presentes
dad humana. algunas frases de los Grundsatzen der Philosophie der Zukunft
La oposición entre el pensamiento atribuido a Feuerbach (1843)~pero ciertamente la obra a la cual se refería es Wesen
y el afirmado por Marx, no podría, pues, ser más completa. Em- des Christentums (1841). Pero teniendo de ésta demasiado en
pero, si se estudia Wesen des Christentums, aparece evidente que cuenta algunas frases que podrían justificar en parte su inter-
Marx, preocupado por el intento de diferenciar su propia con- pretación, Marx olvidaba que era tendencia continua en Feuer-
cepción práctico-critica y revolucionaria de la del filósofo, que bach el dar expresión paradoja1 y aforística a elementos par.
sin embargo, había ejercido acción tan poderosa en él, ha lle- ciales y aislados de su pensamiento, de modo que puede aparecer
gado a crearse un Feuerbach a su modo; y que, en realidad, las a menudo en contradicción consigo mismo.
teorías del verdadero Feuerbach, aun estando en ciertos puntos
6 Y por Mehring (Storia della demonazia sociale tedesca, en la colección
lejos de haber logrado la precisión y concatenación de 1;s bos-
Ciccoti, serie IV), y por Di Carlo (La concezione materiulista della storia di
quejadas vigorosamente por Marx en esas breves notas, las pre- Carlo Marx, Palermo, igog), y por todos aquellos que aun simplemente, ha-
ceden en gran parte y con íntima afinidad. Restablecerlas en blando de Marx, hayan aludido a estas notas y a sus relaciones con Feuerbach.
sus líneas esenciales es, pues, no sólo obra de justicia histórica (Cfr. por ejemplo, Chiappelli, Le premesse fi1oso:iche del socialismo, en
Leggendo e meditando.) Barth (Die Geschichtsphilosophie Hegels und der
Enciclopedia, parágrafos 17, 2 2 y 23 [PP. 40-56. tomo 1. de la edición caste- Hegelianer, Leipzig, 1890) no tiene para Feuerbach más que una alusión pasa-
jera en las pp. 40-1, y no habla de el ni siquiera en el capítulo acerca del
llana, versión de Ovejero y Maury (T.)]. Pero esta actividad del espíritu,
desarrollo de la filosofía de la religibn. De todos los autores nombrados
observa Marx, está aqui concebida en abstracto, porque el idealismo no co-
se distingue Arturo Labriola, el cual, citando un pasaje de Feuerbach, Wider
noce la actividad r e d sensitiva como tal. La verdadera naturaleza es, real-
mente, para Hegel, producto "de mi espíritu, en cuanto sujeto pensante, en den Dualismus von Leib und Seele ["Contra el dualismo de cuerpo y alma'l
cuanto yo que existe por si mismo, en su estado de universalidad simple". (Samlliche Werke -Obras completas-, 11, 362-3). y refiriendose a Grundsatsc
Para Marx, por el contrario, la actividad real del sujeto está en la sensibi- der Pltilosophie de7 Zukunft ["Fundamentos de la filosofia del porvenir'l,
lidad: actividad, por consiguiente, del individuo y no "actividad de lo observa que entre el materialismo de Feuerbarli y el de Büchner hay un
universal", ser que tiene su determinación en la subjetividad individual y abismo, pues el primero se reduce a un experimentalismo antropoldgico, que
repudia la hipótesis de la materia conio sustrato de la realidad. (Cf. Marx
no "ser por si privado de determinaciones segtin la subjetividad" (Cfr. Enci-
nell'economia e come teorito del socialismo, pp. 33-4.)
clopedia de las ciencias filosdficas, parágrafo zg y Zus). Por esta afirmación
7 "El hombre es lo que come". Pero esta frase tiene su exacta interpre-
de la subjetividad individual de Marx podria parecer que las notas 1 y 11
re prestaran a una interpretación pragmatista, pero en una aproximación al tación en la conclusión de Wesen des Christentums, donde se explica que el
pragmatismo es necesario no olvidar que para Marx el individuo no puede cuerpo es considerado la base del hombre: "el hambre y la sed no destruyen
concebirse en si, sino d1o como ser social, cuya esencia es el conjunto de en 61 solamente la fuerza física, sino tambiCn la moral e intelectual, lo pri-
las relaciones sociales. van de la humanidad, de la razón, de la conciencia".
22 FEIJE'KBM:II Y MARX

En el prefacio de la segunda edición de Wesen des Chris- quiere afirmar un realismo naturalista, que alguna vez llama
tentums, Feuerbach, al recha~arla especulación absoluta que también materialismo,lO pero que no debe confundirse con el
se arranca los ojos para poder pensar mejor, convencida del materialismo sensualista de la tabula rasa; es, en vez, la afirma-
principio omnia mea meculn porto, le opone la existencia de las ción de la unidad del hombre con la naturaleza, fundada en la
cosas que están fuera de nosotros, la necesidad de no confundir necesidad de la relación entre la conciencia y el cuerpo, el sujeto
la cosa con la idea, sino de separarlas para llegar a la cosa mis- y el objeto, para que haya existencia real, concreta, la vida.
ma, y afirma: "yo necesito sentidos y ojos, fundo los pensamien- Es verdad que podemos, y aun tenemos el hibito de distin-
tos en los materiales de la percepción sensible; hago derivar el guir el objeto del pensamiento del pensamiento mismo; en esta
pensamiento del objeto, no el objeto del pensamiento, y sólo distinción el hombre hace del mundo "un ser aparte, exterior,
hay objeto fuera de nuestro cerebro" (VII, IX).8 independiente"; pero lo hace por obra de la abstracción intelec-
Y en el curso de la obra considera muchas veces la existen- tual, que así como le permite la formacibn de las ideas y la
cia real o sensible como aquella que es enteramente indepen- concepción de las rebciones generales, así le consiente la consi-
diente del sujeto, que corresponde más bien a las impresiones deración de los objetos en sí, independientemente de las relacio-
involuntarias que éste recibe, y que existe también cuando el nes con su naturaleza (62-4, 138).
sujeto no puede pensarla ni sentirla, hasta cuando éste no existe. Pero les esa la realidad concreta para Feuerbach? En la
Y del hecho dice que llega a la razón como un puñetazo en relación con el objeto exterior el hombre puede distinguir la con-
el ojo (241, 246, 283-4). ciencia que posee de si mismo de la conciencia que tiene del
Todo eso parece justificar perfectamente el reproche de objeto (35); pero todo es en el fondo un objeto del pensamiento
Marx, que Gentile expresa con estos términos: "Cree que el ob- (los), y si no existiese alguna conciencia "todo seria nada, el
jeto, la intuición sensible, la realidad externa, es un dato en vez ser sería igual a la nada. Sólo la conciencia establece diferencia
de un producto, de manera que el sujeto humano, el pensa- entre el ser y el no ser; en ésta se revela el valor de la vida y de
miento, entrando en relación con él, debiera limitarse a una la naturaleza. ¿Por qué existe algo, un mundo? Porque si no
pura visión, más bien a un simple reflejo, permaneciendo en .
existiese algo, existiría la nada.. El no sentido de la no exis-
estado de escueta pasividad. Marx, eri suma, reprochaba a los tencia es el verdadero sentido de la existencia" (70). Pero puesto
materialistas, y entre éstos a Feuerbach, su concepción del sujeto que el no sentido de la no existencia depende de una conscien-
y del objeto del conocimiento en .posición abstracta y por eso cia que lo piensa y lo juzga, así la conciencia se vuelve la prueba
falsaN.a o el fundamento del ser. "No hay verdad más que en la unidad
Pero explicada semejante interpretacibn, no podemos des. de la conciencia y del ser" (274-5).
conocer que es errónea. Las ya citadas frases de Feuerbach de- La tendencia que combate Feuerbach es aquella -atribuida
ben entenderse en relación con todo el pensamiento del autor: por él a la religión y a la filosofía especulativa- que quiere
éstas tienden a destacar su oposición con el idealismo; pero esta separar el sujeto del objeto, el espiritu del cuerpo, el hombre
misma oposición no puede ser comprendida en su justo valor de la naturaleza. Esta tendencia, dice, suprime la realidad con-
sino rehaciendo totalmente su procedimiento. creta y la vida. "Sin la naturaleza la personalidad y la concien-
Contra el idealismo y la filosofía del espíritu, Feuerbach cia no son más que abstracciones vacias, y sin el cuerpo la
naturaleza no es nada. Sólo el cuerpo es la fuerza de negacibn,
8 Los números entre parentesis indicaran las paginas de la edición fran-
cesa (Essence du christianisme, traducci6n de Joseph Roy, Parfs. Lacroix,
limitakión y concentracidn, sin la cual la personalidad es inin-
1864), de la cual me sirvo. Los números romanos se refieren al prefacio de teligible. S610 el cuerpo distingue la personalidad real de la
la segunda edición (de la cual esta traducida la francesa) y los números imaginaria de un fantasma. ..
Para que nuestras personas sean
ardbigos a la obra y a las importantisimas notas. reales deben estar separadas en el espacio. Pero el cuerpo nada
9 La filosofia d i Marx, p. 66. Anhlogamente, Labriola (Disrorrendo.. .,
ro), criticaba a los metafísicos que "entienden lo pensado y sabido como 10 Apresurándose, sin embargo, a agregar: en el sentido que he expli-
cosas que existen materialmente; pero no entienden el pensar y el saber cado (VIII); y la explicaci6n a la cual se atiene excluye una interfwetacidn
como actividad que esté in fieri". materialista en el sentido estrecho de la palabra.
24 FEUklRBACfI Y MARX

es sin la carne y la sangre; carne y sangre constituyen la vida, y necesaria, que la religión, al seguir el procedimiento menciona-
la vida es la realidad del cuerpo".l* do, se ve llevada a objetivar el sujeto y a fundar en éste la
En este sentido Feuerbach acoge el realismo viviente de prueba ontol0gica de la existencia de Dios (239). Ella viene a
Bohme y de Schelling, que llama "doctrina materialista velada sustituir los objetos reales por una pura imagen subjetiva; y
de misticismo". En su libro Sobre la naturaleza de la libertad cree con ello hacerse independiente de los objetos; pero la exi-
humana (pp. 427-32), Schelling había dicho que el idealismo, gencia íntima del conocimiento la impele más allá, por el con-
si no quiere reducirse a sistema vacío y abstracto, debe tomar cepto de la creación (2 16, 2 2 1-2).
como base un realismo vivo y admitir la naturaleza 4 e r inse- En éste la conciencia es considerada origen del universo:
parable aunque distinto de Dios; privado de inteligencia, pero Dios se piensa, y en eso mismo piensa al mundo; pensarse a sí
origen de ella- como fundamento de la realidad de la creación. mismo es prodiicirse; pensar el mundo es crearlo. ¿Qué signi-
En este dualismo de naturaleza, despojada de toda vida y fica esto? Significa, dice Feuerbach, la unidad del conocimiento
realidad, y de conciencia abstraída de la naturaleza, Feuerbach y de la conciencia. La concicncia es conociiniento; pero como
reconoce 'la diferencia que es condición de la identidad, la dis- este es tina relación entre sujeto y objeto, supone la distinción
tinción de ttrminos, de cuya necesaria relación, de cuya indi- y la realidad de ambos en esta relación. También la autocon-
visible unidad, la vida saca la propia realidad concreta. "El ciencia, pues, supone no sólo la duplicación de sí misma en suje-
misterio de la naturaleza, ¿no está acaso contenido en el miste- to y objeto, sino también la distinción de los otros objetos,
rio del cuerpo, y el sistema del realismo viuiente en el sistema porque conocerse es distinguirse de los demls. H e aqui, pues, que
del cuerpo orgánico? {Hay acaso, en general, otra fuerza opuesta de la conciencia misma deriva el mundo, a lo menos como posi-
a la inteligencia que la de la carne y de la sangre?; ¿qué con- bilidad o como idez, y el subjetivismo arbitraiio se ve llevado
traste más vivo y real que el de amor y pensamiento, espíritu y a admitir la indivisible necesidad de la relación sujeto-objeto
carne, libertad e instinto sexual?" (1 i 7-23). (1 12-S).''
Pero la relación de dependencia entre el hombre y la natu- Esta misma indivisibilidad resulta también de las criticas
raleza no es iinívoca, es recíproca: "el hombre nada puede sin de Fcuerbach a las concepciones de la religión, aun cuando a
la naturaleza; la naturaleza nada puede, o a lo menos nada veces su pensamiento no aparezca, por incompleto desarrollo,
espiritual, sin el hombre. Hombre y naturaleza necesitan tino totalniente coherente. Como es sabido (y todavía deberemos
del otro. La verdadera relación entre el espíritu y la naturaleza, volver sobre este punto), la religión es, según Feuerbach, el re-
consiste en que ésta da la materia, aquel la forma" (318). sultado de una duplicación que el hombre hace de su ser en la
En esa proposición hay al mismo tiempo tina teoría del
ser y una del conocer; una teoría del ser que no puede definirse 12 Estas ideas de Feuerbach contienen el núcleo de toda confiitación
como materialismo; una teoría del conocer que no es, evidente. del solipsismo. Es importante mencionar aqui otro pasaje, en el cual Feuer-
bach traza algunos principios fundamentales d e la concepción dialkctica: "La
mente, el sensualismo de la tabula rasa. idea de diferencia estA en la razón necesariamente como la de la unidad.
No hay que olvidar, para entender a ambas rectamente, Dios, se piensa, es objeto d e si mismo, se distingue d e si; este ser diverso
que la posición de Feuerbach es de lucha contra esa forma de d e 41, que es el mundo, proviene, pues, d e u n acto de separaciún interna:
subjetivismo arbitrario que quiere abstraer el sujeto del objeto. es decir, que la diferencia externa deriva de l o interno, es decir-, 1:i clifeien-
cia deriva de sf misma, es una idea primitiva, iin limite de nuestra inteli-
El hombre que se extraña de la naturaleza, dice Feuerbach, se gencia, una ley, una necesidad, una verdad. La diferencia que separa un
forja un modo de ser arbitrariamente subjetivo, sobrenatural, ser de otro se comprende por sf misma, cae bajo los sentidos. Pero para la
que está contra la naturaleza, porque quiere destruir la relacibn razón sólo llega a ser un principio si se la coge e n un solo y mismo ser,
aliada al pincipio de identidad. El principio creador en Dios no es m i s
necesaria con el objeto (170). Sin embargo, esta relación es tan que la expresinn del acto del pensamiento reducido a siis elementos mas sim-
ples. Un Dios ser simple y sin distinciún en sí n o puede ser pensado, por-
11 P. 124. La inseparabilidad d e la personalidad del cuerpo es tam- que la diferenciación es principio esencial del pensamiento. Si sitúo, pues, la
bien afirmada en las pp. 63 y 181-2. El espiritu sin naturaleza y sin cuerpo, distinción en Dios, n o hago mAs qiie dar una expresión al principio de
se dice en la p. 327, es un abstracto sin concepto, una esencia sin existencia. la diferenciación y proclamar su verdad y necesidad" (117-8).
26 FEUERUMEI Y MARX

distinción entre individuo y especie: la personalidad divina re- n o sea simple duplicación artificiosa del sujeto por sí mismo,
sulta de la objetivación de los atributos humanos, la actividad como en la autoconciencia, que la religion atribuye a la divini-
milagrosa de la omnipotencia divina proviene de atribuir la rea- dad; y éste es, dice Feuerbach, el secreto de la doctrina de jaco-
lidad a los deseos humanos. bo Bohme, que funda la misma unidad e identidad en la opo-
Es, pues, siempre una transformación de lo subjetivo en sión de Dios y naturaleza.
objetivo; una transformación que Feuerbach califica de arbitra- Aquí interviene Feuerbach y observa: la personalidad de
ria. La imaginación religiosa hace del hombre un ser pasivo, de Dios no es más que la duplicación de la personalidad del hom-
Dios un ser activo; pero dado que la actividad atribuida a Dios bre, y en ésta hay que resolverla. "Toda identidad que no sea
no es más que el deseo del hombre, por el cual la indefinida verdadera, que no sea unidad consigo misma, contiene en el
omnipotencia se determina en actividad real, el sujeto mismo fondo una escisión, un dualismo, está en contradicción consigo
viene a ser el que obra sobre sí. Obra interponiendo un objeto, y con la razón; es algo a medias, fantasía, contrasentido". Para
un ser diverso de sí, Dios (expresión de la especie y de la natu- restablecer la verdad, se debe decir que el conocimiento que el
raleza humana), entre sí mismo como determinante y sí mismo hombre posee de Dios no es más que el conocimiento que tiene
como determinado (245-8). Por eso aun este arbitrio de la de si mismo, de su propia naturaleza.13
imaginación, que transforma lo subjetivo en objetivo, tendiendo Aquí cae Feuerbach en el error que imputaba a la religión,
a satisfacer artificiosamente la exigencia del objeto, necesaria- y el mérito de cuya corrección lo concedía a Hegel: erraba
mente implícita en el sujeto mismo, es consecuencia de la impo- respecto del hombre, mientras aquélla erraba respecto de Dios,
sibilidad de concebir los dos términos separados de la recíproca al querer explicar el sujeto por sí mismo, separándolo del obje-
relación. to. Sería, en cualquier caso, un defecto opuesto al materialismo,
Esto parece que no tuvo claramente presente Feuerbach al que quiere resolver el sujeto en el objeto; pero sólo es u n defecto
considerar la diferencia entre la doctrina de la religión y la de aparente. El capítulo del cual estamos discurriendo no expresa
Hegel en torno a Dios. más que una parte del pensamiento de Feuerbach; el vicio impu-
Estas dos doctrinas, al considerar la relación entre hombre tado a aquél no podía atribuirse a este último considerado en
y Dios, se hallan ante una diversidad entre tal relación y la entre su integridad. La expresión hombre es equívoca, pues significa
el hombre y los objetos exteriores, en cuanto que la primera se tanto el individuo como la especie, es decir, tanto el sujeto como
establece entre dos seres conscientes, es decir, capaces ambos de el objeto. Pero Feuerbach sabe bien que la pura identidad abs-
ser sujetos. Ahora bien, cuando la religión considera al hombre tracta no es una existencia real y concreta; "la diferencia es el
como sujeto, cuyo objeto es Dios, declara que el hombre sin Dios, fundamento de la existencia" (343) y es al mismo tiempo el fun-
el sujeto sin objeto, no es nada; pero cuando considera a damento de la relación entre los términos distintos, como se
Dios como sujeto, lo supone enteramente independiente del dice a propósito de la trinidad: "lo que distingue a las tres per-
hombre y de la naturaleza en general. Hegel restablece-la reci- sonas entre sí es precisamente lo que las vincula" (277-8).14
procidad de la relación por la cual el sujeto sin objeto, sea en el Así, en la religión, la diferencia entre hombre y humanidad
hombre o en Dios, es pura imaginación abstracta: "mientras no es la que constituye la relación .de sujeto-objeto, relación entre
haya otro yo que Dios, él es una persona simplemente potencial, términos reales, pero al mismo tiempo indivisible y neccsnria
es decir, imaginaria.. . ; el hombre no es nada sin Dios, de su- para la existencia real de ambos. Las reiteradas afirmaciones
jeto se va haciendo objeto, de ideal se hace realidad. &u& es de Feuerbach de que la religión es la primera conciencia que el
una fuerza o propiedad que no se manifiesta, una potencia que hombre tiene de sí mismo,l5 deben entenderse en el sentido de
no se realiza, un saber que nada sabe de real?" Igualmente los que es la conciencia que el individuo tiene de la humanidad.
atributos morales de la divinidad son irreales fuera de la rela-
ción sujeto-objeto: la relación es la condición de la existencia 13 Ver para todo esto el capitulo XXIV integro (pp. 268-75).
14 Ver también e1 pasaje importantisirno contenido en las pp. 117-9
de ambos términos y su misma esencia; tanto crea al sujeto como y reproducido en nuestra nota 12.
al objeto. Pero precisamente por esto se requiere que el objeto 16 Ver, por ejemplo, las pp. 42-3,311, etc.
28 FEUERBACH Y MARX
TEOR~A DEL CONOCIMIENTO Y PROBLEMA DEL SER 29
"La religión no tiene conciencia del humanismo que está en relativo, (de qué es sujeto?; y el objeto, sin el sujeto relativo,
ella y no quiere confesarlo. T;na era nueva se inicia, pues, en la ¿de qué es objeto?; sujeto y objeto son dos terminos correlativos,
historia del mundo al reconocer que la conciencia de Dios es uno de los cuales arrastra necesariamente al otro. Sujeto y 9b-
la conciencia de la especie; que si el hombre puede y debe ele- jeto no son, por consiguiente, independientes uno de otro, sino
varse sobre los límites de su individualidad, no puede, sin em- más bien indivisiblemente ligados uno al otro, de modo que su
bargo, superar la medida, las leyes y los atributos esenciales de realidad efectiva resulte de su recíproco vínculo de organismo,
la especie humana" (310). Éste es el subjetivismo de Feuerbach, en el cual y por el cual encuentran su complemento necesario, y
sobre el cual deberemos volver aún; pero subjetivismo que se fuera del cual no son más que abstracciones. La vida del suje-
opone al idealismo como una realismo concreto y una filosofía to está en su relación intrínseca con el objeto, y viceversa. Esciri-
de la experiencia. did esta relación y no tendréis ya la vida, sino la muerte; ya no
Es un subjetivismo, en prinier lugar, que afirnia la necesi- tendréis dos términos reales del hecho del conocer, sino dos
dad de la relación con el objeto para la realidad del sujeto mis- términos abstractos".l6
mo. Los instrumentos esenciales de la filosofía son, dice Feuer- Pero si hasta ahora ha resultado claro que el subjetivismo
bach, el pensamiento (cabeza) y la contemplación (corazón); el de Feuerbach es también afirmación de la necesidad del objeto
uno es principio de los sistemas escolásticos, el otro es principio por la realidad del propio sujeto, lo recíproco podría no resultar
de la vida. "En la contemplación yo experimento la acción y el igualmente evidente. No se olvide que Feuerbach pone el realis-
dominio de los objetos, soy no -yo; en el pensamiento los domi- mo (contemplación de las cosas y de los seres en su realidad
no, soy yo. Sólo de la negación del pensamiento existente por sí objetiva) contra el idealismo, el empirismo contra la filosofía
mismo y de la acción de los objetos sobre nosotros puede naccr especulativa de lo absoluto, el conocimiento a posterirni contra
la verdadera filosofía objetiva. Sólo en la unidad de pensamien- el a priori (379-81). Sin duda el desarrollo de su pensamiento
to y contemplación, de la actividad con la pasividad, de la flema
escolástica de la metafísica alemana con el elemento sanguíneo
del materialismo y sensualismo franceses, se encuentran la vida
y la verdad" (382).
La vida, pues, está en la relación, condición y esencia de la
! presenta esa oscilación entre idealismo y materialismo, subjeti-
vismo y objetivismo, que él (288) consideraba inherente a la
religión. Pero de esto a suponer materialista su teoría del ser
y sensualismo de la tabula rasa su teoría del conocer, mucha es
la distancia; tanta, que ya de cuanto se ha dicho hasta aquí seme-
realidad concreta de los términos. "Solamente en nuestros días jante interpretación ha quedado excluida.
la humanidad, como en Grecia después de los sueños del mundo La propia afirmación que quiere derivar el sujeto del ob-
oriental, se ha elevado a la contemplación sensible y objetiva jeto y no viceversa, resulta ahora aclarada en el sentido de que
de la realidad y al mismo tiempo a la conciencia de si misma;
sujeto abstraído del objeto no es nada y que sólo en la relación
pues el hombre que se ocupa sólo del ser abstracto, del pensa- con este forma su realidad. Pero el sujeto mismo no es para
miento, es en sí mismo un ser abstracto, no es completamente,
Feuerbach s610 el material externo: el sensualismo que profesa
verdaderamente humano. La realidad del hombre depende de
la realidad de su objeto; si nada tienes, nada eres" (383). I no corresponde al sentido exterior solamente sino también a1
interior.
Esta vigorosa afirmación de la unidad de los términos en su
"Los sentidos no perciben sólo los objetos externos. El
misma diferencia, por la cual la propia distinción es el funda-
mento de la relación que los vincula y les confiere Ia realidad hombre ve y se conoce a sí mismo por medio de ellos. La iden-
concreta y viva, está, pues, opuesta del modo más completo a tidad del pensamiento y del ser, que en el conocimiento es una
la separación abstracta que Marx atribuía a Feuerbach. Tanto i idea abstracta, se convierte en verdad y realidad en la contem-
es así, que la fórmula misma en la cual Gentile esclarece la con- .
plación sensible del hombre por parte del hombre.. No s610 lo
cepción que Marx quiere diferenciar como propia respecto de externo, sino también 10 interno, no sólo la carne, sino tambitn
la que critica, podría, sin modificaciones, ni siquiera verbales, el espíritu, no solamente la cosa, sino también el yo, son perci-
aplicarse a las teorías antes expuestas. "El sujeto, sin el objeto
1, 16 La, filosofia d i Marx, p. 66.
50 FEUERBACH Y MARX

bidos por los sentidos; si no por los ojos del químico y del anato- la medida y la capacidad absoluta de nuestra especie; en este
mista, al menos por los del filósofo. El empirismo está, pues, en caso, en efecto, la idea que tenemos de él es absoluta, porque la
su derecho cuando reconoce en los sentidos la fuente de las medida de la especie es medida, ley y criterio del hombre". A
ideas; pero olvida que el objeto sensible más esencial e impor- pesar, pues, de que la teoría que hace del hombre la medida
tante es el hombre mismo y que la luz de la conciencia y de la d e toda cosa y de toda realidad sea aplicada por Feuerbach espe-
inteligencia se enciende sólo en la recíproca mirada que se diri- cialmente a la religión (40-1, 47-8), n o hay duda de que ella
gen dos seres humanos. El idealismo, por otra parte, tiene razón es para él una teoría general del conocimiento, que se vincula
al buscar en nosotros el origen de las ideas, pero se equivoca al con el principio gnoseológico, fundamental para Feuerbach, de
buscarlo en un sujeto aislado, en un yo sin tú" (383-4). la identidad de naturaleza y de extensión entre el ser y la inte-
Ahora bien, estamos aquí muy lejos de las teorías atribuidas ligencia, y de ra incapacidad del hombre para ultrapasar la pro-
a Feuerbach.17 pia naturaleza (31, 34, 1 2 0 ) . De ello concluye Feuerbach que
Si, con el materialismo puro, Feuerbach hubiese supuesto "lo que subjetivamente, es decir, del lado del hombre, tiene el
el espíritu como una tabula rasa, capaz solamente de recibir las significado del ser, de la esencia, tiene el mismo significado
impresiones de los objetos, se habría encontrado ante dos pro- del lado del objeto, esto es, en la realidad" (34). "Todo lo que
blemas: el uno consistente en distinguir y explicar el sujeto en la especulación filosófica o en la religión asume el sentido
potencial absolutamente vacío y abstracto (tabula rasa), opuesto de derivado, de subjetivo o humano, de medio o de órgano, tiene
al sujeto real y concreto (producto del objeto); el otro, en dis- paia la verdad el sentido de primitivo, de divino, del ser y del
tinguir y explicar el objeto en sí, en oposición a la imagen que objeto mismo" (32).
traza en la tabula rasa. Aquí está la negación terminante de la concepción de la
Esos dos problemas no pertenecen en vez de ningún modo a conciencia como tabula rasa. La propia experiencia es para
Feuerbach; el objeto, entretanto, no es para 61 de ningún modo Feuerbach, en lugar de formación exclusiva del concepto por
independiente del sujeto; la proposición "tal el sujeto tal el ob- obra del objeto, una revelación continua de la potcncia y de los
jeto", que aplica a la religión (323), podría aplicarse también caracteres propios del sujeto. Hay un pasaje en el cual este
a toda la experiencia en el significado de la afirmación que principio está aplicado especialmente a los fines que el hom-
Feuerbach dice que acepta de Aristóteles y Santo Tomás, que "la bre se propone como objeto de su actividad mental o práctica:
forma del objeto conocido está en el sujeto cognoscente" (322 y "cuando un sz~jeto,el hombre, está ligado a un objeto por rela-
318). Hemos recordado ya que para él cualquier cosa se reduce ciones necesarias y esenciales, este objeto es la revelaci6n, la ..
a un objeto del pensamiento. La cosa en sí, o sea el objeto abso- manifestación del propio ser del sujeto". Pero inmediatamente
lutamente abstriído del sujeto cognoscente y distinto de ¡a imagen extiende este principio a toda la experiencia y a la vida cons-
subjetiva, es para él un sinsentido: "una distinción entre un
y análoga observación hacía Feiierbach aquí y en otras obras, reprochando
objeto como es en sí mismo y como es para nosotros, no la pode- a materialistas y espiritiialistas querer trascender la experiencia. El pro-
mos hacer sino donde sea posible verlo diversamente de como lo blema, por corisigiiiente, que plantea Gentile en torno a las cualidadr? pri-
vemos,l8 pero no donde lo vemos como debemos verlo, según meras y segundas, estaría resuelto por Feuerbach en el sentido de qiie :iqiií.-
llas no constituyen la COJa en sí, sino simplemente una experiencia a la ciial
17 Gentile (Filos. di Marx, pp. 56-7. 93, 147-8), dice que segiín Feuer- nosotros prestariios ni:i;cir fe q u e a éstas. Fenerbach excluía la rosa en s í
bach la esencia del hombre se resuelve en la satisfacción d e siis necesidades como Marx y los rna~xistas (Cfr. Lahriola: Dircorrendo di sor. e di filos.,
orgánicas, físicas, que busca en Dios; la teología se transforma en aiitropo- 8.1) Al excluirla se rnantenia en el áinbito del peiisainieiito Iiexeliano, paia
logia, pero en antropología fisiolhgica o materialista. De la exposición q u e el ciial la cosa en si n o es rriás qiie "una pura abstraccicin, el vac-io alisoluto
verigo haciendo creo que res~iltasuficientemente probado con cuánta razón determinado s610 como iiii m i s nlli: el elemento negativo de la repi-esenta-
Feiierbach lamentaba la atribución que le fue hecha "de esta conclusión ri- ción, d e la sensii~ilidad,del pensamirnto determinado. etc.. . Erte cni)ut
dícula d e que comer, beber y lavarse constitiiyen la summa summarum, el tnortuum es producto del pensamiento.. . que hace d e esta vacila ideiitidad
resultado completo d e mi análisis" P(VII]. su propio objelo" -Ericiclopcdia, ~xirágrafo4.1, %m. [Tomo 1 , p. 84 de la
18 Esta afirmación es una nueva exclusión del materialismo. La m a - versión castellana. (T.)1-. Feuerhach no podía admitir lo qiie es piira nega-
ción d e la experiencia mientras tendía a la realidad d e la experiencia.
teria como tal trasciende el sentido, observa Gentile contra Marx (149-51);
32 FEUERBACH Y MARX

ciente del hombre. "Por medio de los objetos el hombre adquie- to que Feuerbach afirma la dependencia del hombre de la natu-
re conciencia de sí mismo; por ellos se reconoce, en ellos refleja raleza; pero, de la naturaleza en general, es más particularmente
su naturaleza; y aquí no se trata s610 de los objetos del pensa- la naturaleza del hombre la que considera. "El hombre, cual-
miento, sino también de los que caen bajo los sentidos. Las cosas quiera que sea su propia actividad personal, es lo que es por la
más alejadas del hombre ofrecen revelaciones acerca de su esen- potencia de la naturaleza; y su misma actividad tiene su funda-
cia en cuanto y por cuanto son objeto de su pensamiento: la mento en la naturaleza, por lo menos e n su propia naturaleza"
luna, el sol, las estrellas, le dicen: condcete a ti mismo. L a capa- (2 I 8).
cidad que tiene de verlas y el m o d o de verlas son testimonios Ni materialismo, pues, ni tabula rasa; como, por otra parte,
acerca de su naturaleza". ni espiritualismo ni idealismo. "La filosofía nueva - escribe
H e aquí la conciencia como forma del conocimiento, como 1:c.iic.ibach en una nota de su obra Wesen des Christentums- ,
conjunto de capacidades innatas: en el lugar de la tabula rasa d e la íiriica positiva, es negación de toda filosofia de escuela, de
Locke o de Condillac están las potencialidades connaturales toda filosofía de calidad abstracta, la negacibn del racionalismo
de Descartes y de Leibniz, las formas de la intuición y las cate- y tlel misticismo, del panteísmo y del personalismo, del ateismo y
gorías del entendimiento de Kant. H e aquí por qué la experien- del (leismo. Síntesis de todas estas verdades antitkticas, carece de
cia es revelacibn del propio ser del sujeto: "no podemos tener S( liibolet, de lenguaje, de nombre y de principio particular, es
conciencia de nada sin tenerla de nosotros mismos, afirmar nada Iioiiil>rcque sc piensa a sí mismo; el hombre que es y se sabe
( 8 1

sin afirmarnos al mismo tiempo"; "la potencia ejercida por u n i i (c oit\tieiite de la naturaleza. de la historia. de los Esta-
~ ~ \ ( ~i;i
objeto en el hombre no es más que la propia potencia de su na- (los, tlc 1;i rcligitin, que es y que se sabe identidad absoluta
turaleza humana" (25-7). - rc.;iI y rio imaginaria- de todos los contrastes, de todas las

En ese sentido puede decir Feuerbach que "la conciencia n o ol)os¡i<.ioiics,de todos los atributos activos y pasivos, espiritiiales
es algo distinto del ser mismo" (25-8). Pero una conciencia y sensil)les, políticos y sociales" (385).
que fuera tabula rasa no podría identificarse con el ser: todo Excluido todo concepto de sustancia, porque la material es
lo que en el mundo merece el nombre de verdadero ser debe i.ccliicida a la unidad de las cualidades que percibimos (285)'s y
tener una esencia propia, poseer cn sí mismo su propio princi- I;i espiritual a la continuidad y unidad de nuestra conciencia
pio diferencial ( 1 16-7); la negación de todo atributo es nega-
ción del ser (38-40). "La necesidad del sujeto estriba en la ne- i!) Feuerbach e n Wesen des Christentums considera siempre concepto

cesidad del atributo; tú eres un ser sólo porque eres un ser IOII( it.to el de naturaleza en su relación con el hombre, n o el de materia en
& f . I<:I primero es en él un concepto esencialmente dindmico. "La razdn m e
humano; la certeza y realidad de tu existencia depende de la ( l i ~ c *que el mundo n o puede provenir más que d e la propia esencia, d e la
certeza y realidad de tus cualidades humanas. El atributo es ~wt)l>ia idea, es decir, una manera d e ser de otra manera de ser; en una
la verdad del sujeto; la negación del uno es la negación del p;il;iI)ra, que proviene d e si mismo" (116). Por consiguiente, ¿que es la ver-
otro" (43). <l;i(lcrarealidad de la naturaleza? La idea, dice este supuesto materialista.
1't.i.o {qué es la idea? t4caso la idea plat6nica, inmdvil en su dualismo d e
Por lo demás, para excluir el concepto de la tabula rasa hay I;is (osas que n o son más q u e copias? Nunca; la esencia del universo, su
en Feuerbach el mismo testimonio de la experiencia interna, que tt.;ilitlad, está en 14 potencia a él inmanente y constitutiva de el, por lo q u e
nos hace experimentar tendencias que buscan su satisfacción, to<l;i tiiicva manera de ser proviene d e la manera d e seT antecedente: la rea-
potencialidades que aspiran al acto y generan la actividad cons- l i ~ I ; i ~ l en
, suma, está en el proceso d e desarrollo.
1,;i riatiir;ileza es asi historiciznda, como diría Labriola, y con esto tern~i-
ciente para expresar en la realidad lo que es capacidad y nece-
sidad intima, connatural con el espíritu. "Sentimos en nosotros
.
1 i . i VI materialismo naturalista (Discorrendo.. , p. 57).
Esrc concepto dinimico excluye, por consigiiiente, el materialism-o, como
un vacío, un descontento, hasta que llegamos a la más alta reali- t.\(liiye el dualismo platónico, e n el cual, según la observación d e Gentile,
zación de una facultad, hasta que llevamos a la perfeccibn una t.i(.ri;i Marx. (Filosofia di Afarx, 155.) Excluye ambos, porque la materia
ii~tiiotal, no es una realid:icl para Feuerbach. Materia y forma, cuerpo y
capacidad innata" (64). t.\l)liitu, naturaleza y hombre; en suma, todos los términos opuestos consi-
{Cómo se puede, pues, suponer que en esta filosofía el hom- ~Iriadosen si son abstracciones: la realidad está para él en la identidad
bre este considerado como producto pasivo del ambiente? Es cier- <li:iICctica d e todas las contradicciones (385). "La idea de diferencia esta
34 FEUERBACH Y MARX
(015), no queda más que la realidad concreta de la relación entre
pierde su carácter de actividad o de praxis, que el idealismo le
sujeto y objeto. Del hombre puede decirse lo que Feuerbach conferia.
dice de Dios, que "su realidad depende de su actividad y la La praxis está separada del conocimiento, el hacer está des-
actividad no existe sin objeto, porque-sólo éste transforma la sim- tacado del conocer, la tendencia y las necesidades materiales
ple potencia en actividad real" (345). están desvinculadas del pensamiento, los respectivos objetos es-
He aqui, pues, delineada la relación sujeto-objeto como tán considerados como absolutamente distintos entre si. Asi
praxis, en la cual se forma y se desarrolla dialécticamente la la actividad abstracta del espiritu, que se dirige al conocimiento,
realidad de ambos términos. en la cual Feuerbach ve la verdadera actividad humana, estaria
tan lejos de la pasiva sensibilidad en la cual se quería resolver
el sujeto, que carecería de vinculación con ella. Ni la pasividad
pura de los sentidos puede desplegar una actividad ideal, ni la
Según Marx, el concepto de la praxis es confinado por Feuer- praxis, determinada por la acción del objeto en el sujeto abso-
bach a las sórdidas formas judaicas, es decir, al egoismo indivi- lutamente pasivo, puede considerarse actividad del sujeto. Exis-
dual, exclusivo, que busca su satisfacción inmediata y material. te, pues, oposición de materialismo e idealismo, de sentido y de
Tal concepción seria consecuencia natural e inevitable de aquel idea, de pasividad y de actividad, de praxis y de teoria, que en
grosero materialismo que no ve en la conciencia más que la Feuerbach permanecerían, siempre según Marx, sin posibilidad
tabula rasa, capaz sólo de recibir las improntas de los objetos y de conciliación; pero que encuentran todas su solución en lo
de sentir dolor o placer, aversión o atracción. En estas condi- concreto, en lo cual los inertes ttrminos abstractos se unen y
ciones, observa Marx, el problema del valor objetivo del cono- cobran vida: en el concepto de la sensibilidad como praxis, como
cimiento tiene una importacia puramente escolástica, puesto que actividad práctico-critica, esencial al hombre.
el objeto está colocado en po~iciónabstracta del sujeto, como Esas críticas de Marx, acogidas y acentuadas por Gentile,20
existente por si mismo; sólo en la necesaria relación entre los se fundan principalmente en el capitulo XII de Wesen des
dos ttrminos, sólo en el caso de que se conciba la sensibilidad Christentums ("significado de la creación en el judaísmo"), don-
como actividad humana que forme y desarrolle el objeto al for- de, sin duda, se manifiesta de modo notable la tendencia, ya des-
marse y desarrollarse a si misma, puede el problema de la rea- tacada de Feuerbach, de dar expresión terminante y paradoja1 a
lidad y objetividad del pensamiento asumir valor y significado clcnientqs parciales (y ,no siempre completamente desarrolla-
para la vida. De otro modo, la actividad teorktica, mientras no dos) de su pensamiento, como si representaran sus dltimas y
encuentra alguna explicación de si misma en la doctrina del ser completas conclusiones.
y en la del conocer, permanece también absolutamente separa- La doctrina de la creación, dice ahi Feuerbach, es originaria
da y abstraída de la vida, en cuanto atañe a un objeto conside-
y característica del judaismo: su principio fundamental no es
rado en posición abstracta y existente por si mismo. Que Feuer- tanto la subjetividad como el egoismo. El egoísta, dolorido por
bach, después de esto, considere el solo contenido teorético como el abismo que separa sus deseos de la realización, se refugia
verdaderamente humano, resulta incomprensible y contradicto- en la imaginación arbitraria de una omnipotencia que con s610
rio; es, en su sistema, la afirmación del idealismo contra el ma- querer supera cualquier obstáculo: he aqui su dios. El mundo
terialismo, con la diferencia, sin embargo, de que la misma teoria se reduce, asi, a la subjetividad de sus deseos; frente al yo y a su
voluntad ordenadora, la naturaleza es reducida a instrumento
.
en la raz6n tan necesariamente como la de unidad.. Pero para la razón de la satisfacción de las necesidades. He aqui la oposición entre
la diferencia no se conviate en principio sino unida con el principio de
identidad" (117-8); es decir, con el concurso de ambos para constituir judaismo y paganismo. Para el primero, la naturaleza es pro-
las condiciones del movimiento dialéctico. ducto de la voluntad divina y a ella está sujeta como medio
¿No se debe, entonces, reconocer en Feuerbach mucho mis hegelianis- absolutamente pasivo de una actividad que la usa para sus fines;
mo del que comúnmente se le atribuye por quien lo califica de materialista
puro?
20 Vdanse especialmente las pp. 67 y 69-72 de la obra citada.
36 FEUERBACH Y MARX
no de la razón, de las necesidades del corazón y no de la liber-
para el segundo, la naturaleza, eterna, tiene en las fuerzas natu- tad del pensamiento, es, en una palabra, el ser que expresa la
rales inmanentes el fundamento de su eterno desarrollo.
esencia de la praxis y no de la teoría." El hombre práctico
T a l antítesis está expresada en Feuerbach en el contraste (egoísmo subjetivo) es el hombre completo para la religión: todo
entre la teoría y la praxis. El punto de vista de la teoría es aquel lo que es objeto de la teoría, entendida como contemplación
,
en el cual el hombre entra en armonía con el conjunto de las objetiva, experiencia, razón y ciencia, es puesto por ella fuera
cosas; reconoce el valor de la naturaleza, y en la actividad del
del hombre y de la naturaleza (225-7), reducido a esclavo de
pensamiento dirigido a conocerla busca la más elevada y desin- las necesidades del cora~ón (182).
teresada satisfacción; el punto de vista de la praxis es aquel en el La plegaria y el milagro son la consecuencia y la expresión
cual el hombre se separa de la naturaleza, quiere hacerla la hu- ii;ttiir,rl de tal concepción: el milagro, que aniquila todo obs-
mílde esclava de su egoísmo, y recurre a la idea de la providen- t,ículo opuesto a los deseos humanos y los aplaca inmediatamen-
cia y del milagro, que disponen de la naturaleza según los deseos tc; la plegaria, por cuyo medio, con la manifestación de sus
del hombre (141-501. aspiraciones, el hombre determina sir1 más la voluntad divina
Antes de ver si con eso Feuerbach ha desarrollado su pen- a redizar el milagro (155-6).
samiento, consideremos otros de sos elementos, que se vinculan Si nos colocamos en el punto de vista del pensamiento,
con los ya expuestos y reflejan el mismo punto de vista. que considera las cosas en sus recíprocas relaciones, el milagro
El carácter específico del judaísmo es, para Feuerbach, inhe- clcsaparece ante la ciencia y la razón; la subjetividad práctica
rente a la concepción religiosa en general. Ya el cristianismo sc c*~iiq~il;i frente a la objetividad teorktica (234-5).
no es más que el egoísmo judaico universalizado de la nación Contra la praxis subjetiva la teoria se diseña así como obje-
de Israel al hombre, o, mejor, al creyente en general; tampoco tividad de la razón despreocupada de cualquier fin humano. Es
el se preocupa del mundo externo, no quiere que el hombre e] tlualismo entre la acción y la contemplación (27), que tiene
salga de sí mismo, que se sienti miembro del universo y com- su fundamento en el dualismo entre el corazón y la razbn. "La
prenda sus relaciones con la naturaleza: también él propugna el ra7G1i es en nosotros el ser neutro, incorruptible, la luz pura del
principio de la subjetividad absoluta, sin límites ni medida espíritu; es la conciencia necesaria de la cosa como cosa, porque
(151-65). Pero ésta es la esencia de la fe religiosa en general, clln misma es de naturaleza objetiva" (60-2); y en esta su obje-
que Feuerbach define como "certidumbre de la realidad, del ii\idad reside la fuente de los goces puros, intelectuales, desin-
valor absoluto, de la verdad del hombre subjetivo en oposición
I( ie>ados, que son exclusivos del hombre, y los verdaderamente
con los límites, es decir, con las leyes de la naturaleza y de la
liiitnanos (27, 235-6, 362).
razón" (158).
La oposición diseñada entre subjetividad, absoluta y por eso De la exposición hecha hasta aquí la interpretación critica
arbitraria, y objetividad (que no aparece claramente si está o de Marx22 aparecería plenamente verdadera: contra el inten-
no concebida también de modo absoluto) Feuerbach la presenta to tle la religión de transformar el mundo en subjetividad subor-
también como oposición de praxis y teoría,21 de corazón y razón.
22 Pero n o la explicación que da Gentile (Filos. d i M W X , 69-70): "Feuer-
"El punto de vista en el cual se coloca la religión es esencial- Ixicli explicb materialisticamente la parte práctica d e la historia del cris-
mente práctico, es decir, subjetivo." Negando la naturaleza ci;inisxno; pero se detuvo ante las ideologías, ante la parte especulativa, última
afirma al hombre y las necesidades de su corazón en Dios: "Dios, roca opuesta por el idealismo y que él rio expiignó". No; Feuerbach quiso
objeto de la religión y no de la filosofía, de la imaginación y ex[)licar (si lo logr6 o no. es otro asunto), precisamente las ideologías, la
doctrina, del cristianismo; n o la asociación cristiana histórica en su oikono-
mica. En las sdrdidas formas judaicas quiso resolver el contenido doctinal
21 Entre teoria y praxis se encuentra colocada en Feuerbach tambikn del cristianismo en cuanto fe -no en cuanto amor-, como d e cada religión
la forma d e oposición. tan común en el lenguaje pop~ilar,entre lo q u e se en general en cuanto concepción de una omnipotencia milagrosa. Por eso el
piensa en teoría y lo que se hace en la práctica (376-7). Pero no es esta idealismo, que permanece en su concepción. no consiste en absoluto e n las
la distinción d e la cual nos ocupamos; he destacado su existencia s610 para i<leologias del cristianismo: es tan ajeno a ellas como la praxis, d e la q u e
dar una prueba más de la frecuente ambigüedad de los términos en trata, es ajena a la historia de la iglesia.
Feuerbach.
38 FEUERBACH Y M A R X
dinada a los deseos humanos, Feuerbach parece afirmar la y del querer, ni la sola subjetividad del corazón y de los deseos
exigencia de la absoluta objetividad del pensamiento; a la praxis, (IV - IX y passim); por más que declare que la realidad del hom-
identificada con el sórdido egoísmo de la subjetividad arbitraria, bre está en la unidad de las tres fuerzas, razón, corazón y volun-
parece contraponer la teoría como objetiva contemplación des. tad, que constituye su mismo ser, hasta excluir toda concepción
interesada. del hombre como principio contrapuesto a alguna de ellas
En 41 faltaría, pues, el desarrollo de aquel aspecto de la ac- (23-4), sin embargo, no en todos los casos sabe mantener la co-
tividad, que Marx decía que había sido realizado sólo por el herencia con estos principios y conservarse inmune de los defec-
idealismo en oposición al materialismo. (Qué era el sujeto para tos criticados.
Hegel y qué su relación con el objeto? "El sujeto - d i c e en el La relación entre razón y corazón no está bien profundiza-
parágrafo 475 de la Enciclopedia de las ciencias filosdficas- es da por Feuerbach, de modo que presenta su distinción, ora como
la actividad de la satisfacción de los impulsos, de la racionalidad abstracción, de la cual conviene volver a la unidad concreta para
formal; es decir, la actividad que expresa la subjetividad del tener la realidad de la vida, ora como separación legítima de
contenido, que bajo este respecto es fin, en la objetividad, en actividades, cada una de las cuales ha de seguir su propio ca-
que el sujeio se une con sí mismo. En cuanto el contenido del mino. El máximo de la confusión y de la contradicción del pen-
impulso es distinto como cosa de esta su actividad, la cosa que samiento de Feuerbach en este punto se encuentra en una de
ha llegado a ser acto contiene el momento de la individualidad las notas de Wesen des Christentums, que ocupa en la edición
subjetiva y de su actividad; y éste es el interés. Por esto nada francesa las pp. 336-40.
es puesto en acto sin intertsW.* El sujeto es la actividad y el El hombre razonable, se dice allí, presenta unidad y armo-
objeto es su fin; la relación que los une es la afirmación del nía de vida y de pensamiento, y en la praxis une la actividad
sujeto en el objeto, en la cual el objeto se convierte en acto y intelectual y la vital (unidad de teoría y praxis). Pero el pensa-
el sujeto se une consigo mismo. miento debe excluir de su actividad el corazón; la condición de
¿Que nos presenta Feuerbach en lugar de tal concepto? la sabiduría, en la vida como en el pensamiento, es el desarrollo
Aquí es necesario observar que la palabra praxis tiene en separado de cada facultad (separación de pensamiento y co-
Feuerbach dos significados muy distintos entre sí. En los puntos razón). El corazón está satisfecho en la actividad de la razón (uni-
ya expuestos, el concepto de praxis se identifica con el de satis- dad de razón y corazón). Pero el pensamiento debe satisfacer
facción de los deseos en la imaginaria omnipotencia del mila- no el corazón, sino la razón, prescindir del corazón y, al con-
gro (y tste es el concepto inherente a la religión); pero en otros trario de cuanto hace el místico, elevarse a la contemplación
la praxis es la actividad humana que precisamente en la religión libre, abstracta, desinteresada (separación de razón y de cora-
era suprimida por el aniquilamiento del objeto, sin el cual el zón, teoría y praxis) (338-9). {Qut significan estas afirmaciones
propio sujeto pierde toda posibilidad de acción activa, por care- contradictorias que se suceden a tan corta distancia? Se podría
cer de un fin real (y Cste es el concepto al cual tiende Feuer- creer que quieren expresar la necesidad de colocar el corazón
bach). y la praxis en posición de dependencia de la razón y de la teoría;
Cuando Feuerbach opone al egoísmo religioso la razón pero también esta interpretacibn resulta insuficiente cuando
"como indiferencia absoluta, identidad de todas las cosas y de se pone en relación con la afirmación de la unidad de estos va-
todos los seres" en la contemplación objetiva (74), no ha salido rios principios en el hombre concreto, que Feuerbach renueva
todavía del dualismo abstracto de la religión, que separa la razón a menudo, y con la declaración de que la verdadera filosofía
del corazón y con esto destruye la concreta realidad del hombre. objetiva puede nacer sólo de la negación de la separaci6n entre
Por más repetidamente que afirme que la verdad es el hombre el pensamiento por sí mismo y el sentimiento (382), separación
completo y la vida, y no la sola razón abstraída del sentimiento que sería, en cambio, condición de la interpretación antes ex-
puesta.
23 Traducción Croce, Bari, Laterza, p. 422. [Tomo 111, pp. 174-5 de Por más, pues, que la distinción de teoría y de praxis pueda
la citadt. versihn castellana. (T.)] identificarse en Feuerbach con la de razón y corazón, del examen
40 FEUERBACH Y MARX
de esta última no podemos esperar el esclarecimiento de la El punto de vista de la religión corresponde a la necesidad
primera. expresada por Lavater "de un dios arbitrario que haga lo que
Partamos, pues, del examen del concepto de praxis. Praxis, le place", o sea, lo que place al hombre. Dios no es, en efecto,
dice Feuerbach, es la esencia de la religión, es la subjetividad, "mas que el ser personal del hombre que se coloca fuera de toda
es el egoísmo, es la necesidad del corazón. Pero {por qué todo relación con las cosas, declarándose libre de toda dependencia
esto se llama praxis? Porque la praxis es, en su significado más de la naturaleza", el ser que en la creación expresa su omnipo-
genérico, la actividad dirigida a un fin y estímulada por el inte- tencia y que en el milagro satisface los deseos que el hombre
rés, que de la naturaleza del fin y del interés recibe por consi- manifiesta mediante la plegaria (84, 126-9). Pero tal concep
guiente su determinación. Cuando, pues, las ideas del fin y del ción destruye todo principio de actividad electiva tanto en Dios
interés, que Hegel colocaba como intrínsecas a toda actividad, como en el hombre, así del duplicado como del original. Lo
son desfiguradas en la estrecha significación del egoísmo, la destruye en Dios porque él está desde la eternidad en plena
teoria, desinteresada, parece presentarse, en cambio, como nega- acción y excluye de sí todo desarrollo y progreso (126), es decir,
ción de la actividad, en la contemplación objetiva e indiferente toda actividad o praxis. Dios produce ciertamente el milagro;
de las cosas. El conocer aparece opuesto al hacer, la teoría a la pero a éste le faltan los caracteres necesariamente intrínsecos
praxis. de la actividad real. Ésta, siendo dirigida a un fin, encuentra
Pero entonces surgen dos contradicciones. Una, que la teo- el término en su mismo principio, describiendo casi un círculo
ría o ciencia en general, indicada como "la prueba de hecho (en en la gradual realización de los medios; el milagro, en cambio,
cuanto es SU producto) de la actividad realmente infinita y divi- realizándose sin medio, representa la unidad inmediata del fin
na. . . de la fuerza del espíritu, de la inteligencia" (62) definida y de su realización; es decir, más que tener la pretensión de des-
como la actividad verdaderamente humana, que tiene por estimu- cribir el círculo en una línea recta, según la expresión de Feuer-
lo el entusiasmo cognoscitivo y por fin la verdad, presenta to- bach (163), reduce a un solo punto inextenso, o sea a la nada, el
dos los caracteres de la praxis. La otra, que, en contra de esta camino que recorre. La actividad real está precisamente en la
libre actividad de la inteligencia, el corazón, en el cual egoísmo superacibn de la distancia entre la concepción del fin y su reali-
y sentimiento en general tienen su sede, se ve presentado como zación; suprimida tal distancia por la coincidencia de ambos
"completamente pasivo, así que todo lo que viene de él le parece extremos en un mismo punto, aun la actividad queda suprimida
venir de fuera y le produce el efecto de una inexorable nece- en su realidad concreta. Eri otros términos, ya que toda exis-
sidad" (87-8), y por lo tanto resulta negación de la praxis. De tencia real se funda en la diferencia (343) y exige la oposición
suerte que tampoco puede decirse que en Feuerbach exista la unida a la identidad, esto es, reunida en un solo y niismo ser
distinción de dos formas de praxis, la teórica y la práctica, por (117-8), la actividad se reduce a pura abstracción cuando no
decirlo así, sino que la segunda es negada para afirmar la esté en el mismo ser opuesta a la pasividad y no pueda, pues,
primera. representar una gradual afirmación de sí misma en su antítesis.
"El hombre tiene conciencia no sólo de una fuente de ac- La actividad real debe ser un desarrollo dialéctico, por el cual la
ción, sino también de una fuente de pasión en sí mismo. Yo sien- oposición de tesis (actividad) y -antítesis (pasividad) encuentre
to; pero no siento sólo la voluntad y el pensamiento (actividad), su síntesis en la afirmación del principio activo en el pasivo.
sino también el sentimiento (pasividad)" (91-2). T a l exigencia, Feuerbach, como la afirma para la relación
Pero si aquí creyésemos haber alcanzado la interpretación entre Dios y el objeto (345), también la reconoce para el mismo
verdadera y completa del pensamiento de Feuerbach, nos equi- ser de Dios (327); y a la concepción de Bohme y de Schelling le
vocaríamos. Hay todavía alguiios elementos que explican cómo reprocha que imposibilite la actividad real de Dios por haberle
la forma judaico-religiosa, designada primero como praxis, pue- conferido la realización ya completa: "a fuerza de realidad, esle
de aparecer en fin negación de la praxis, que será afirmada en dios no puede realizarse más" (273-4).
la unidad del conocer y del obrar, del pensamiento y de la Así, pues, el punto de vista de la religión es la negacihii
vida. en Dios de la praxis efectiva. Pero lo mismo ocurre en el hom-
42 FEUERBACH Y M A R X
bre. El milagro es satisfacción de los deseos sin esfuerzo activo derarla como la más real y elevada (54-5);
. cierto es que con-
-

de parte del hombre, que permanece en inerte espera (165) casi sidera sobre todo a la inteligencia como actividad; pero preocu-
como en un sueño; siendo la unidad inmediata de la voluntad pada por volverla libre al hacerla fin y objeto de si misma
y del acto, del deseo y de la realidad, el milagro es absoluta- y, por consiguiente, sujeto, la considera en Dios completamente
mente contrario a la actividad moral porque nos exime de obrar. realizada en sí misma y, por lo tanto, "agotada" o privada de
"Lo que tú deseas ya está hecho, sólo necesitas dejar hacer, creer toda su energía de desarrollo (64-7).
y gozar". Pero esto es el aniquilamiento de la actividad volun- Para que la energía potencial se realice, es necesario que
taria (174-5),es la negación de la praxis; por eso Feuerbach acu- sea estimulada, que sienta el descontento de su estado real y la
sa a la religión de "ejercer en el hombre una acción radicalmente aspiración a un ideal. Aquí está la función práctica de la natu-
perniciosa y funesta, de hacerle perder su fuerza para la vida raleza frente al hombre. "La conciencia del mundo es para el
real, el sentimiento de la verdad y de la virtud". Para destruir hombre la conciencia de su limitación; pero esta conciencia
la ilusión peligrosa que la religión crea, es necesario, pues, está en contradicción con la tendencia de la personalidad a un
presentar como fin lo que la religión presenta como medio, ele- desarrollo indefinido w- (113). Y pucsto que el descontento surge
var al puesto de causa y de principio lo que ella reduce a con- de la conciencia de toda limitación y perdura hasta que hemos
dición accesoria (3 15). desarrollado plenamente todas nuestras facultades, así de la in-
Este término, al cual hay que devolver el valor que le per- finita potencialidad de las facultades humanas (48-9, 187-8)
tenece, es la naturaleza: restituyéndole su realidad se reconquis- deriva la infinidad del descontento y, por consiguiente, de la
ta la efectividad concreta de la relación de sujeto-objeto, sólo praxis. El ideal de la perfección, que aparece junto a las capa-
en la cual puede realizarse la praxis entendida como actividad cidades de nuestra naturaleza (54), se convierte en praxis. A
operante y productora. Éste es el carácter diferencial de la filo- cada forma del ideal puede aplicarse lo que Feuerbach dice
sofía de Feuerbach, que se opone como naturalismo a la teo- más especialmente de lo moral; es una idea que tiene en sí y
logía e igualmente al idealismo: la afirmación de la realidad de en su relación y contraste con la realidad actual, la energía de
la naturaleza como condición de la realidad misma del sujeto su traducción en acto; es, para decirlo en una frase, una idea-
y de su praxis en el conocimiento y en la actividad externa. "Su fuerza. "La idea del ser perfecto no es solamente una idea abs-
realidad depende de su actividad; y la actividad no existe sin tracta, es también una idea-praxis, que me excita a la acción y
objeto, porque sólo éste transforma la simple potencia en acti- me pone en estado de tensión, de desacuerdo conmigo mismo,
vidad real" (345). porque al gritarme lo que yo debo ser me dice al mismo tiempo
El hombre, considerado en sí mismo, es una fuerza poten- abiertamente lo que no soy" (75-6).24
cial, un principio de actividad (48-9); la conciencia no es más ¿Cómo de semejante contradicción entre ser y deber ser se
que la afirmación del propio ser (28-g), de la propia potencia- llega al acuerdo? Por medio del concepto de desarrollo, q u e
lidad. L.a inteligencia, como ya se ha visto, es una especie de es actuación progresiva, o sea tránsito del no ser al ser en el
entelequia, de potencialidad que tiende al acto, de modo que devenir. Y el impulso a tal conciliación lo coloca Feuerbach
sentimos un descontento, un vacío, hasta que hemos llevado en el amor, que es para 61 síntesis de materialismo y de idealis-
nuestra facultad a la más alta realización, al más perfecto des-
arrollo (64). 24 Algunos elementos del pensamiento de Feuerbach que venimos exa-

Pero para que la capacidad potencial se convierta en fuerza minando pertenecen a Hegel. (Vkanse, por ejemplo, las secciones "El espíritu
prdctico y el espíritu libre". en la Enciclopedia de las ciencias filosdficus): pero
activa y en praxis, se requiere que sienta su propia incumplida sc les da, en parte, significado diferente. Por ejemplo, lo que Hegel dice
realización, que encuentre el impulso para su desarrollo en la <le la verdadera libertad, que, en cuanto eticidad, exige que el querer no
conciencia de los iímites que se le oponen. He aquí por que tcnga por fin un contenido subjetivo, es decir, egoísta, Feuerbach lo vuelve
la religión no puede satisfacer tal exigencia. Cierto es que ésta contra la religi6n. Mis se aproxima a Hegel al concebir la funcihn del de-
ber ser, pero se diferencia de 61 en el concepto de la unidad del espiritii
concibe al hombre como principio de actividad y personificando tchrico y del práctico, en cuanto tiende precisamente a un realismo natu-
la actividad humana, intelectual y moral en Dios, viene a consi- ralista contra el idealismo del espíritu.
44 FEUERBACH Y MARX
mo (76-7), en cuanto idealiza la materia, pasando del ser al
necesidad, de una carencia", de una necesidad intrínseca a sí
deber ser, y materializa el espíritu, efectuando el ideal en la rea- misma (70-1).26 Pero la existencia, que tiene por excelencia
lidad.
e l sentimiento de si misma y de la vida, es la de la conciencia
En esa concepción aparece también la existencia de la uni- y del pensamiento. Por eso el conocimiento, que es su activi-
dad íntima, de la identidad de teoría y praxis, de conocer y hacer. dad, proviene de la necesidad de sí mismo, del sentimiento de
El conocer es praxis en sí mismo y es principio de praxis una privación, de la conciencia de una laguna por colmar,
moral. de una limitación por superar. La relación entre el sujeto y el
La idea del conocer como hacer fluye ya en gran parte de objeto es una oposición que origina un desarrollo dialéctico:
la exposición de la teoría del conocimiento en Feuerbach; y el objeto, opo?iéndose al sujeto como su negación, da el impulso
aunque no la haya, por cierto, desarrollado sistemáticamente, a la afirmación del sujeto en el objeto, en lo que consiste el
no cabe duda de que le pertenezca, y podemos presentar nuevos conocimiento y la praxis.27
elementos para comprobarlo.
Por lo que atañe al ejercicio del pensamiento intelectual, 26 Basta este pasaje para excluir lo que supone Gentile (obra cit., 121).
pensar y hacer son declarados una misma cosa. "En los asuntos es decir, que Marx haya hecho activa la realidad que era inmóvil en Feuer-
puramente intelectuales, lo que pienso lo hago; lo que me re- bach por-falta de aplicación de la dialkctica, Feiierbach pertenece, como
prcscnto unido, lo uno, desunido, lo separo, destruido o anu- nota Vidari (L'individualisrno nelle dottrine morali del secolo xix, Hoepli,
1909, PP. 235-42), a la corriente voluntarista, de la que es uno de los ini-
lado, lo aniquilo, lo niego" (69). Éste es el mismo principio ciadores. Y esto puede afirmarse tanto más, cuanto que la concepción, que
que servía a Vico de fundamento para la certeza de las mate- Vidari encuentra en la obra Gottheit, Freiheit und Unsterblichkeit voln
máticas: verunz ipsum factum. Pero Feuerbach da a este prin- Standpunkt der Anthropologie (Divinidad, libertad e inmortalidad desde el
cipio significado más amplio que el que puede surgir del pasaje punto de vista de la antropologia) de 1866, se remonta en vez hasta Wesen
citado. La existencia de toda cosa (sin excluir a nosotros mis- des Christentums d e 1841. Y se remonta, como el pasaje citado en el texto
10. demuestra con evidencia, no sólo en calidad de concepción ética, por la
mos),2konsiste para nosotros en el conocimiento que poseemos cual "el impulso en su virginidad y espontaneidad primitiva es el principio
de ella (40-1, 215). Pero el conocimiento no es reflejo pasivo, es fundamental de toda la conducta", sino en calidad de verdadera y propia
actividad del pensamiento aun en lo que respecta a la experien- concepción metafísica.
cia externa, en Ia cual la materia dada por la naturaleza debe Conviene, sin embargo, agregar otra consideración importante: que el
principio del impulso como fundamento de la realidad del mundo y de la.
ser modelada en la forma de la conciencia (3 18-22), el dato debe conciencia, es & Feuerbach concebido como desarrollo dialéctico. En este
transformarse en producto. A este respecto la autoconciencia sentido precisamente dirige más tarde a Schopenhauer un reproche análogo
y el conocimiento del mundo son igualmente uri hecho de la al que había hecho a Biihme y a Schelling: el de reducir la voluntad a una
actividad del pensamiento: "pensarse es producirse, pensar el irrealidad (ein Unding), separándola de la materia, que le confiere la rea-
lidad dialéctica del desenvolvimiento. Y en este sentido ta~nbiensu subje-
mundo es crearlo", de-modo que de la conciencia proviene tivismo afirma la realidad del hombre determinado (no del hombre en
el mundo en cuanto idea (112-3). Este principio ilumina con general) frente a la especie y a la sociedad, más bien como exigencia dia-
un nuevo significado lo que Feuerbach dice acerca de la nece- léctica d e la realidad d e los momentos d e la oposición que como tendencia
sidad intrínseca cle la existencia del universo. "El ser es la exi- individualista en la moral.
27 En este punto no carece de interés recordar la interpretación dada
gencia absoluta y la absoluta necesidad. {Cuál es el fundamento por Antonio Labriola de la filosofía d e la praxis, o sea, de la "inversión
(le la existencia que tenga el sentimiento de sí misma y de la prictica, ínsita en el materialismo histórico, d e la teoría del conocimiento".
vida? Ida necesidad de la vida.. . El mundo proviene de una (Ob. cit., 54.) "El saber es tina necesidad que se produce empíricamente"
< ; i r - c i i c i ; ~ ,(le una necesidad.. . y en este sentido la negatividad, (81). "Las actividades interiores, comprendido el uso de la reflexión obvia,
son c<,mo un crecimiento, por la solicitacidn de las necesidades, de nosotros
C O I I I O tli<:c I;i filosofía especulativa, la nada, es el fundamento mismos, esto es, un generarse de nuevas condiciones sucesivamente elabo-
(1c.I i i i i i v < ~ i . s o... porque la existencia en general deriva de una rádas."(6i) Por eso todo acto de pensamiento es un esfuerzo, es decir, un
trabajo nuevo, que mientras requiere los materiales de la experiencia de-
zrl "c!II(. y o cxist;~0 no, si no tengo conciencia de ello, es perfectamente purada y los instrumentos metó<licos, facilita por otra parte los nuevos
l l l l l i r l ~ l l ~ l l l(<)S).
~" esfuerzos, acumulando materiales y energías nuevas (pp. 54 y 55).
El proceso realista de esta filosofía es "de la vida al pensamiento y n o
46 FEUERBACH Y MARX
H e ahí el gozo de la actividad productora, en cuanto afir- negaci6n de la negación para ser afirmación del sujeto en el
mación y desarrollo progresivo del sujeto en su dominio sobre objeto.
el objeto. "La idea de la actividad, del hacer, del crear, es por Pero en Feuerbach la propia actividad del espíritu es a
si misma una idea divina. En el acto el hombre se siente libre, veces considerada como sujeción de éste al objeto. "El espíritu
feliz; en la pasión, oprimido e infeliz. La actividad es senti- del hombre no es más que el modo esencial de su actividad; pero
miento positivo de sí; es positivo, en general, en el hombre, todo trabajar es servir, someterse a un objeto que en nuestro espíritu
.
lo que va acompañado de gozo.. La actividad gozosa triunfa .
tenga valor grande y real. . y se vuelva fin de nuestra vida".
de todo: es la que está de acuerdo con nuestra naturaleza, (207-8). En correspondencia con esta interpretación de la acti-
que no sentimos ni como limite ni como constricción. La acti- vidad está a yeces la de la libertad, que no es presentada como
vidad más feliz es la productiva; es placentero, por ejemplo, conquista del dominio sobre los objetos, sino como liberación,
leer; pero Crear algo digno de ser leido es mejor aún" (261). sustracción de sí mismo de su influencia. El rnis~nodesarrollo
Sin duda, por otra parte, no faltan en Feuerbach contra- está en cierto punto definido como "la liberación de todos los
dicciones también en estos puntos. limites y los obstáculos" (126); y con esto se refleja el punto
La sensibilidad es a veces presentada (339) como principio de vista mismo de la religión. La contraposición del paganis-
pasivo; y a pesar de que entonces se entienda por sensibilidad mo, que dirige su estudio a la naturaleza, con el cristianismo,
el placer y el dolor, no irebe olvidarse, sin embargo, que el pla- que se encierra en sí mismo, no se convierte por eso en contraste
cer debiera también representar, según Feuerbach, la afirmación de fines, sino en diversidad de vistas acerca del medio mejor
de la actividad del sujeto. "Todo placer es afirmación de si, todo para alcanzar el mismo fin.
gozo es expansión de fuerza, energía verdadera" (356). "El cristianismo quiere la libertad espiritual; pero (crees
Pero la contradicción mayor está en la concepción de la rela- que si llegas a ser libre de algo, esto dependa sólo de ti, de tu
ción cognoscitiva y práctica entre sujeto y objeto. Feuerbach voluntad y de tus intenciones? lOh!, entonces no has experi-
ponía el contraste entre paganismo y cristianismo en el hecho mentado nunca un caso real de liberación. . . T u voluntad y tus
intenciones pueden librarte de los obstáculos que tú conoces,
de que mientras éste quería romper toda relación del sujeto con
no de los ocultos en la naturaleza de las cosas. Y nos sentimos
los objetos para concentrarlo en sí mismo como ser absoluto opresos hasta que nos separamos exteriormente de las cosas con
fuera del mundo, aquel lo abría a todas las acciones de la las cuales hemos roto interiormente. La libertad sensible es la
naturaleza. "Los cristianos eran por eso libres, independientes verdadera libertad espiritual" (199-200).
de la naturaleza, pero la suya no era más que una libertad de Con eso desaparece la praxis en el conocimiento y en la
fantasía y de milagro; porque la verdadera libertad tiene por vida. El conocimiento dirigido sólo a los objetos con los cuales
regla la naturaleza y el conocimiento de las cosas" (184). Esta queremos romper la relación, no es actividad formativa del su-
libertad verdadera, fundada en la conciencia de la unidad del jeto; la vida que tienda solamente a sustraerse de la acción
hombre con la naturaleza, esperariamos encontrarla, por lo que de los objetos, no es lucha por el dominio y despliegue de las
se ha expuesto, representada como una conquista gradual de la propias energías potenciales; es huida.
praxis activa: a los dos momentos opuestos (sujeto = afirma- Pero esta interpretación dista mucho de las intenciones de
ción; objeto = negación o límite), parecería deber seguir la sin- Feuerbach: pocas veces como en este caso la unilateralidad de la
tesis de la relación cognoscitivo-práctica, que se presentaría como expresijn ha desfigurado su pensamiento.
Recordemos su principio de que "el fundamento de una
.
del pensamiento a la vida.. Del trabajo, que es un conocer obrando, al existencia que tenga el sentimiento dc si misma y de la vida es
conocer como teoría abstracta: y no de esto a aquello. De las necesidades la necesidad de la vida.. . que la existencia en general deriva
y por eso de los varios estados internos de bienestar y de malestar, que de una necesidad, de una carencia". Este principio es repetida-
nacen de la satisfaccidn y de la no satisfaccidn de las necesidades, a la crea-
cidn mitico-poética de las ocultas fuerzas de la naturaleza, y no vicever-
mente afirmado por Feuerbach en distintas formas. "Una exis-
sa" (56). tencia sin necesidades -dice en otra parte- es una existencia
48 FEUERBACH Y MARX CONCEPCI~NDE LA PRAXIS 49
superflua. Quien no tiene ~ecesidadesno tiene tampoco nece- palabra es usada por el mismo Feuerbach), en suma, en cuanto
sidad de existir; que exista o no es lo mismo para él como para es expresión de la actividad prdctico-critica de la mente, cuyo
los demás. Quien no tiene tendencias, aspiraciones, carece tam- significado revolucionario Marx decfa que no había sido enten-
bién de fundamento; quien es incapaz de sufrir no merece vivir" dido por Feuerbach. El tránsito de la teoría a la praxis es un
(381-2). Pero la conciencia de la necesidad, {de dónde, pues, tránsito necesario, inevitable, para Feuerbach (305 y 385), tanto
puede surgir sino de la conciencia de una oposición o de un límite que la praxis se vuelve criterio de la misma verdad de la teoría
de nuestro ser o de nuestras capacidades potenciales? He aquí y "lo que se niega en la praxis ya no tiene fundamento en el
la razón por la cual el conocimiento, además de ser un hacer hombre, no es más que fantasma imaginario" (173).
en sí mismo, se convierte en principio de actividad; porque des- Si la teoría es actividad desinteresada, no por eso está en
pierta la conciencia de la necesidad, determina su función dia- oposición con la praxis, como lo está con el egoismo. La praxis
léctica, suscita el afán humano. He aquí la unidad de teoría y verdadera, que el egoísmo concluye por sofocar y destruir, en-
prnxis -destruida en la religión- buscada por Feuerbach: uni- cuentra, por el contrario, en la teoría su fuente inexhausta.
dad o identidad dialéctica que corresponde, en el valor dinámico Esta es la superioridad que Feuerbach ensalza en el paganismo
que se le atribuye, a la identidad dialéctica de racional y real sobre el cristianismo: la civilización es la praxis progresivamente
establecida por Hegel. generada por la teoria.
"El hombre que no puede quitar de su espíritu la idea del "La civilización depende del mundo externo, tiene necesi-
mundo, la idea de que todas las cosas se concatenan entre sí, dades innumerables y variadísimas; sólo triunfa de los limites
que todo efecto tiene una causa natural, que un deseo no puede de la ciencia y de la vida con la actividad real. El cristianismo
ser satisfecho sino cuando el hombre se lo propone como fin y se no necesita tantas cosas, y por eso no contiene principio alguno
vale de los inetlios necesarios para lograrlo; un hombre tal de progreso, de educación, ninguna tendencia al trabajo y al
no busca en la plegaria la identitlnd de lo ideal y lo real, se con- esfuerzo, porque no rompe los obstáculos de la vida terrenal
tenta con t ~ bajar,
u transforma ~ u aspiraciones
s realizables e n .
sino en la imaginación del cielo.. La necesidad, la carencia, es
fines de actividad práctica" (154-6). la fuente de todo trabajo humano, y la sociedad no tiene otro
L,a teoría se transforma así en la p r a x i ~ . ~ 8Ésta dirige su fin, con el trabajo, que realizar un cielo terrestre" (259-60).
actividad al conociinieiito, a los objetos: pero aquí puede decir- El cristianismo presenta también un aspecto secundario,
se -auii<luc en significado diverso de la religión- que "lo por el cual parece conciliarse con la idea de praxis y constituir
que es objeto e11 el pensamiento es fin en la acción", es decir, su fuente. En la encarnación de Cristo, el dios que se hace hom-
impulso y principio de actividad (55-6, 136). El estimulo para bre es la ley que se hace ejemplo. En lugar de la ley abstracta,
el pensamiento es también estímulo para la actividad práctica; que habla solamente a la inteligencia, subintra una ley visible,
y en esto consi5te la fuerza revolucionaria de la palabra; en personal, viviente, humana, de carne y de sangre: es el ejemplo
cuanto que la comunicaci6n del pensamiento es comunicación viviiicante, que llena de entusiasmo, que impulsa a la imitación.
del impulso para obrar (108-9). Es fuerza re-oolztcionaria (la Pero la virtud que eso provoca para Feuerbach es casi incons-
ciente e involuntaria; no es fruto de intención personal y ver-
2s Exaniinantlo las relaciones entre la actividad tcórica y la actividad daderamente querida, de motivos de acción cuya moralidad sea
práctica, Crore escribía qiie la priniera era la condición de la segunda. La
volicidn "tiene las raíces en el mundo circundante, esta irradia de las
el alma consciente del individuo que actúa. En el fondo hay
cosas que el hombre Iia percibido como espíritu tehrico antei de obrar siempre el elemento milagroso que espera e invoca la liberación
como espíritu práctico" (Filosofin della pratica, Rari, I.aterla, igog, pp. 27- de los niales por obra de la bondad divina y no de la afanosa
28). [I'. 49 de la edición castellaiia traducida por E. Gonzllez-Blanco, hfa- actividad del sujeto (176-8, 302-3).
dricl, 1927 (T).]
Lo activo es, por consiguiente, cambiado en pasivo; lo que
Pasa pasar de este pensamiento al de Feuerbach habría que decir q u e
el mondo circundante suscita la voluntad del conocer, la actividad del espf- para el pagano representaba el resultado de la actividad propia,
ritu tenrico, y que ésta, a su vez, es n o s610 condición, sino determinante es transformado en asunto de sentimiento y de receptividad: "el
d e la actividad del espiritu prdctico. pagano se eleva, el cristiano se siente elevado" (291).
50 FEUERBACH Y MARX
En la confrontación de la concepción naturalista con la del dirigen la virtud. Quien posee un fin verdadero tiene una reli-
sobrenaturalismo, aparece, pues, a plena luz la inseparabilidad gión, ho en el sentido estrecho de la plebe teológica, sino en el
de praxis y teoria, la imposibilidad de que la primera posea la de la razón y de la verdad" (93-4).
realidad concreta y efectiva cuando se quiere separarla de la teo- Así, el objeto, oponikndose como límite o negación al su-
ría y oporierla a ella. En la concepción religiosa la divinidad jeto, se convierte en el móvil de propulsión dialgctica no sólo
omnipotente, frente a la cual la naturaleza nada es en si misma, del desarrollo individual, sino tambidn del de toda la huma-
porque de la nada es creada y en la nada entra a gusto de la nidad, y la historia se revela (187) como una sucesión de triun-
divinidad, es poder que carece de límites y obstáculos. Para con- fos sobre los obstáculos que sucesivamente se presentaban casi
cebirla es perfectamente superfluo el conocimiento de la natu- como límites del desenvolvimiento humano.
raleza, la teoria: porque la naturaleza, que debiera ser el objeto, En ese sentido la humanidad colectiva, la vida social, apa-
no tiene en sí misma ninguna intrínseca necesidad, sino que rece como la realidad concreta de la vida del hombre: la verda-
depende del arbitrio divino. Pero este arbitrio permanece una dera unidad de teoría y praxis no puede resultar en la conside-
potencia indefinida porque es absoluta y privada de toda de- ración de un solo individuo, sino solamente en la concepción
terminación; queda un puro concepto potencial al cual es indi- del organismo colectivo de la humanidad.
ferente el tránsito al acto, porque esto no constituye una nece- "La nueva filosofía (se dice en la nota que cierra Wesen
sidad íntima del ser, una producción necesaria para el ser des Christentums) es a la vez filosofía del hombre y para el hom-
mismo (262-8). Pero el concepto real de la actividad presupone bre. Sin disminuir la dignidad de la teoría, más bien en el
una deterrnlnación definida; quiere ser relación concreta de ;icilcrtlo más íntimo y perfecto con ella, posee una tendencia
sujeto y objeto, contraste concreto de tendencia y de límite, escncialrnenté práctica, práctica en el sentido más elevado. Rea-
de necesidad y de obstáculo. lizando la idea, conteniendo toda la verdad de la religión, ocu-
Por eso semejante concepto real sólo puede existir en el pa su lugar y repudia su nombre. Pero para responder a las
naturalismo; 2 9 he ahí por qud sin teoria, que en el conocimiento necesidades del presente y del porvenir, debe diferir, toto ge-
de la naturaleza dé conciencia de los límites que se oponen a nere, de la filosofía antigua; debe ser un acto nuevo, colectivo,
las tendencias humanas y suscite de la necesidad la aspiración libre y autónomo de la humanidad" (387).
a convertir la potencia en acto, no es posible verdadera paxis o Pero hay aún otro aspecto en el cual la vida social concreta
actividad concreta y efectiva. La teoria da el fin y juntamente aparece como la verdadera unidad de teoría y praxis y su caso
los medios, porque (328) el fin no es distinto e independiente típico: es decir, que en la relación entre individuo y humanidad
de los medios. se ve de modo singular la dependencia de la autoconciencia
"Ni la sola voluntad, ni el conocimiento indeterminado, sino del sujeto de la conciencia del objeto, la transformación de la
el fin aplicado a las acciones, funda la unidad de teoria ypraxis, conciencia del límite en aspiración activa hacia el desarrollo
da al hombre una base moral, es decir, un carácter. Todo hom- progresivo, la generación conticua e infinita de la praxis en el
bre debe hacerse un dios, o sea un fin de sus actos. Quien tiene serio fecundo de la teoría.
un fin posee una ley por encima de si; no sólo se guía, sino que Esto nos lleva a examinar el tercero de los puntos en los
tiene una orientación. Quien no tiene fines no tiene santuario cuales se concentraban las críticas de Marx a Feuerbach: la con-
.
ni patria.. El fin impone límites: pero estos limites educan y cepción del hombre como especie abstracta o colectividad concre-
ta, es decir, de las relaciones entre el concepto de individuo y el
"Lo que diferencia" el sentimiento concreto de que "lo pensable no de sociedad.
a mas que génesis.. . de las vagas intuiciones trascendentales (ejem. Schel-
ling), es la necesidad de especificar las investigación, o sea; aproximacibn al
empirismo." Así Labriola (obra citada, 79). Para Feuerbach esta apelación
al empirismo es necesaria en cuanto la naturaleza es condición de toda gene-
Ús. inclusa la del pensamiento, y, segirin la expresibn de Labriola, "el saber La esencia de la religión se resuelve para Feuerbach en la
o, para nosotros una necesidad que se produce empiricamente" (84). esencia del hombre. Este concepto significa para Marx la vuelta
59 FEUERBACH Y MARX
"en la cual el hombre vive como el pez en el agua",31 de haberse
al hipotetico hombre natural, en el cual se basó toda teoría con- detenido en la intuición naturalista del hombre v en la intui-
tractualista desde Epicuro (por no decir desde Demócrito) hasta ción mecánica de la sociedad. Observa Gentile qúe ello equiva-
Hobbes y Rousseau, excluidas las rarísimas excepciones, como lía, por parte de Feuerbach, a negar la sociedad, porque decla-
Althusius. El hombre como ser natural es el individuo abstracto rarla accidental o negarla es lo mismo, llegándose así al concepto
de la sociedad, que presenta caracteres comunes con sus simila- de la superfluidad molesta o peligrosa del Estado para el indi-
res, por los cuales, prescindiendo de todo principium individua- viduo, esculpido en el precepto epicúreo "vive escondida-
tionis, podemos llegar al concepto de la especie humana, enten- mentew.=
dida como tipo abstracto, fuera de toda determinación de tiempo Pero, si esto fuera exacto, Feuerbach habría tenido que
y de lugar. Cada individuo aislado tiene en sí la esencia de la poseer una singular inconsciencia de las consecuencias naturales
especie (pues de otro modo sería individuo de una especie di- de su teoría cuando, como hemos visto, contra la filosofía antigua
versa): entre los individuos aislados la especie constituye un afirmaba la necesidad de que la nueva, para responder a las
vinculo natural, porque la reproducción, por la cual la existencia necesidades del presente y del porvenir, debía ser un acto colec-
de la especie está condicionada, es también condición de la tivo de la humanidad. Pero la realidad es que tal afirmación
existencia de cada uno. Pero la especie está en sí misma pri- descendía directa e inevitablemente de las premisas estableci-
vada de todo principio de desarrollo y de desenvolvimiento; es
el tipo mudo, inmóvil.
tlas tle rnoclo muy distinto de como Marx ; Gentile parecen
JI1fg;lr.
{Cómo de los individuos aislados se' pasa a la sociedad? No í;ilt;iii, sin duda, en la obra de Feuerbach expresiones
Del mismo modo que de los átomos se constituye la masa de ( 1 1 1 ~ : j)[ic.(lcn aparentemente dar razón a sus crf ticos. Precisa-
un cuerpo: un acercamiento mecánico que al mismo tiempo es iiicritc eti la primera página del primer capitulo (cuyo mismo
lucha entre los egoísmos de cada uno nos da la sociedad bur- titulo, "Esencia del hombre en general", parece probar la inter-
guesa, que tiene por principio la competencia, la guerra de los pretación expuesta), Feuerbach establece como diferencia entre
individuos por el predominio.30 El mismo año que Marx escri- el hombre y el animal la conciencia, entendida en el sentido de
bía sus notas críticas aparecía El único y su propiedad bajo el qiie el hombre tiene la capacidad de conocerse a sí mismo como
seudónimo de Max Stirner, que parecía casi la conclusión del rcpecie; 33 de suerte que la religión encuentra en esto su objeto,
subjetivismo de Feuerbach, interpretando el homo homini deus c,s decir, en la conciencia de la infinitud de la aaturaleza de la
en el quisquis sibi deus. c-,l)(scie humana, cuya esencia se resume en estos tres elementos:
Pero Marx dice: {existe religión que no sea producto social i.i/<in,voluntad y corazón (21-3). Éste es, sin duda, un concepto
histórico?; {existe esencia humana que no sea el conjunto de ;ibstracto de la realidad concreta de la sociedad y de la historia.
las relaciones sociales?, (existe individuo que no pertenezca a l'ero no se olvide, como justificación de Feuerbach, que éste
determinada forma social? Pues contra el viejo punto de vista quiere dar razón del carácter absoluto que la religión atribuye
de la sociedad burguesa se afirma el nuevo de la sociedad hu- a Dios y, aun proponiéndose resolver la esencia de Dios en la del
mana o de la humanidad asociada. hombre, se ve obligado a colocarse en el mismo punto de vista
Marx acusa, pues, a Feuerbach de no haber comprendido
la necesidad de la relación entre individualidad y sociedad, 31 Gentile, Filosofia di iifarx, 78.
32 Ibidem, 78-80.
80 El acercamiento como resultado de la lucha de competencia esta 33 Pero, entretanto. aquí está la negación de aquel materialismo atri-
concebido de modo típico en la filosofía social de Hobbes. Para ella los buido a Feuerbach. Uso las palabras del mismo Gentile: "El materialismo
hombres son en la tierra casi átomos en un recipiente cerrado, animados no puede ver en el. hombre sino al animal (naturalismo); pero Marx esta
todos por una fuerza de repulsión recíproca: rechazandose el uno al otro constreñido, por su concepto de la praxis, a ver en el hombre algo más que
resulta una constricción recíproca al acercamiento; la atracción no es más el puro animal, a ver precisamente.. . al hombre, es decir, al animal, si,
que el efecto de la repulsión, la asociación es consecuencia d e la hostilidad pero al animal por natiiraleza político. Pero ?qu6 materialismo es este "
recíproca (Cfr. mis Saggi per la storia della morale utilitaria. La morale di (Obra citadg,, 152).
T . Hobbes, Padua, Drucker).
54 FEUERBACH Y MARX

abstracto que es propio de la religión en general. "Dios, explica entre yo y el mundo.34 "Me siento dependiente de la naturaleza
en un capítulo ulterior, no es más que el ser del hombre con- porque me siento dependiente de los otros hombres; si no tu-
centrado en si mismo, no es más que la conciencia de nuestra viese necesidad de ellos no tendría necesidad del mundo; por
capacidad de hacer abstracción de todo, de poder vivir solos con ellos me reconcilio con éste. Sin los otros el mundo estaría para
nosotros mismos.. . , es la soledad absoluta y la absoluta inde- mí vacío, inanimado, privado de significado y de razón.. Un .
pendencia. Pero un dios solitario excluye la necesidad esencial hombre aislado se perdería como una ola en el ocbano, sin com-
de la vida en dos, del amor, de la comunidad, de la conciencia prenderse a sí mismo ni comprender las cosas. El primer objeto
real y completa, del otro yo." del hombre es el hombre" (1 13-4). El hombre llega a la concien-
No hemos llegado aún a la afirmación plena de la esencia cia de sí mismo y del universo sólo por medio de la conciencia de
social del hombre: Feuerbach, en efecto, explicando en este pa- sus semejantes (1 14, 124, 140, 193); de suerte que si debe la pro-
saje el misterio de la trinidad, encuentra que es la afirmación pia existencia a la naturaleza, debe la propia humanidad a sus
del corazón humano, para el cual la vida con otros es la única hermanos, sin los cuales nada podría física ni intelectualmente.
verdadera y satisfecha de sí; pero deteniéndose a examinar el He aquí a la sociedad como único ambiente vital y real
hecho natural del amor, considera suficiente para éste el número para el hombre; porque "sólo la vida social realiza la humani-
de dos personas (95-7). dad" (194) y SU desarrollo progresivo. No s610 las fuerzas unidas
Sin embargo tenemos un principio fundamental, expresa- se multiplican en cantidad y calidad, sino que el recíproco roce
do en estas páginas: que no hay conciencia real completa sino de las inteligencias es condición del desarrollo de la razón, d e
en la comunidad. Y a pesar de que muchas veces el número dos sus progresos (114-5, 156). La totalidad del ser humano, por
se halla en Feuerbach como afirmación de una condición ele- lo tanto, lejos de estar contenida en un solo individuo, sea en el
mental indispensable para el ejercicio del pensamiento, para aspecto intelectual, sea en el moral, puede ser comprendida y
la autoconciencia y la conciencia del mismo mundo externo manifestada solamente en la colectividad, cuyo ser es infinito
(1 15-384),estas frases no deben interpretarse rigurosamente como (386-7), es decir, capaz de ilimitado desarrollo.^
reducción de la sociedad humana a la abstracción de dos indi-
viduos, sustituida a la análoga abstracción de uno solo, sino como 34 Cito aquí de Labriola para oportunas confrontaciones: "El trabajo
expresión del minimum, que cada vez es necesario para la acti- que aparece en nuestra conciencia individual no se realiza en cada uno de
nosotros sino en cuanto somos, en ei ambiente de la convivencia, seTes social
vidad de la mente humana. El sujeto aislado, en lucha con la y hasta hfst6ricamente condicionados. Los medios de la convivencia so-
naturaleza física, es, dice Feuerbach, una abstracción irreal; no cial constituyen, más allá de lo que nos ofrece la naturaleza propiamente
es posible originariamente un acto mental consciente de sí mismo dicha, la materia y los incentivos de la formación interior." (Discorrendo,
sino en la relación entre dos personas. Pero es evidente que etc., 55.)
35 Estos conceptos no son nuevos, ciertamente, en la filosofia alema-
para tener la posibilidad de esa relación es menester la supo- na. Ya Herder (retomando acaso la comparaci6n de Pascal entre la vide
sición de la sociedad; la cual, por 10 tanto, viene a ser declarada de la humanidad y la del hombre: qui subsiste toujours et apprend conti-
la primera condición para "la producción del hombre espiritual, nuellement), consideraba la historia del gknero humano como una cadena
de sociabilidad y tradiciones que constituye la educacibn del genero humano:
de igual modo que para la del hombre físico". "cada hombre llega a ser hombre por medio de la educaci6n, y la especie
Esa producción, como ya se ha tenido ocasión de indicar, no vive mas que en la serie de los individuos". [Ideen zur Philosophie der
es una formación que se desenvuelve según un ritmo dialéctico. Geschichte der Menschheit (Ideas para la filosofía d e la historia de la hu-
El conocimiento es una relación entre el sujeto y el objeto; este, manidad), 1784-87, libro 1x1: "el fin de la naturaleza humana es la huma-
nidad". Pero, como ya advertía Flint (Philos. de I'hkt. en Allemagne, 1878.
presentándose como límite o negación de aquél, lleva a su pp. 82-4). la relación entre el concepto de hombre y el de humanidud queda
afirmación cognoscitivo-práctica, en la cual se.viene realizando indeterminado en Herder, que considera equivalente a la ya citada la
su formación. Pero el primer objeto que se siente como límite proposición: "el fin del hombre estA en el mismo". (V. tambikn Farinelli:
"L'umanitá di Herder'. en Studi di filol. mod., 1908, y mi "11 primo assertore
del sujeto es su semejante; para llegar a la conciencia del mun- della missione germanica: Herder", en Riv. naz. lot., 1918.) La necesidad de
do se debe pasar por la de otros hombres; el otro es el vínculo determinar esta relaci6n y su intuici6n como proceso dialkctico que se des-
56 FEUERBACH Y MARX
La concevción del individuo abstracto como conteniendo en De esa conciencia deriva directamente la concepción de la
si la esencia de la especie, que reprochan a Feuerbach sus criti. sociedad humana o humanidad asociada, de la cual Marx afir-
cos, éste la reprochaba, a su vez, al cristianismo en su oposición maba también la necesidad, mientras atribuía a Feuerbach la de
con la filosofía pagana: "los hombres, objetaba, no realizan el la sociedad burguesa. "El hombre que tiene conciencia de la
hombre sino por medio de su unión, y solamente en su conjunto especie como de una realidad, que vive en ella y por ella, con-
son lo que el hombre puede y debe ser". sidera su existencia para los otros, su manera de ser pública, útil
"La idea de la especie y con ella la importancia y el signi- a todos, como su existencia propia, su ser inmortal; con su
ficado de la vida social, fueron desconocidos por el cristianis- alma y corazón vive para la humanidad" (208).
mo" (185-96). {Qué tiene que hacer, pues, Feuerbach con el "vive escon.
Está bien que deba admitirse una esencia de la humanidad; didamente" de Epicuro? Sin duda Marx, al efectuar tan extraña
pero a condición de considerarla infinita, de reconocer que la metamorfosis de las teorías de Feuerbach, tenía ocupado el pen-
unidad de naturaleza es multiplicidad en la existencia, que la exis- samiento por alguna de las tendencias que se creían derivadas
tencia real es una infinita inagotable variedad de individuos de él, y a este respecto era típica la corriente stirneriana. Pero
que se completan recíprocamente para manifestar la riqueza del asombra en Marx este olvido de la religión de la humanidad o
ser. Se completan y se forman recíprocamente, representando la humanismo, al cual Feuerbach había llegado de modo comple-
colectividad la condición esencial de la existencia y del desarro- tamente independiente de Comte, y al que permaneció, sin
llo fisico, intelectual y moral del individuo en la vida social, que embargo, fiel desde Wesen des Christentums hasta los escritos
sdlo realiza la humanidad. Tanto es así, que el criterio de cada póstumos publicados por Grün, que representan un desarrollo
verdad, lógica o moral, lo coloca Feuerbach en la unanimidad más amplio de su pensamiento.% Asombra en cuanto no sólo
entre los hombres. "La conciencia de la ley moral, del dere- fue Marx secuaz de aquel humanismus antes de escribir con
cho, de la conveniencia, de la verdad misma, está vinculada Engels La sagrada familia,37 sino también porque, más tarde,
necesariamente con la conciencia del otro", considerado como
"representante" de la especie humana, de la colectividad social 38 También Hoffding caracterizb alguna vez la ktica de Feuerbach
('93-4, 384). como "moral del egoismo" por haber afirmado fuertemente la tendencia a
la felicidad como fundamento de la 6tica. Después los fragmentos publica-
arrolla entre los momentos de opsici6n. se halla en Kant (Idee zu einer dos en 1874 por Grün le hicieron declarar S t o r i a della filosofia moderna,
allgemeinen Geschichte in weltbiirglicher Absicht, 1784, "Idea de una his- vol. 11, pp. 270-1 de la edición italiana [p. 331, tomo 11 de la edición caste-
toria general en sentido cosniopolita"). El desarrollo completo del hom- llana ya mencionada (T.)]-,que lo había entendido mal a este respecto. Pero
bre no se alcan7a en el individuo sino en la humanidad; el progreso, sin es necesario advertir, sin embargo, que los principios del humanismo están
embargo, se cumple a través de una oposición dialéctica entre el individuo ya en Wesen des Christentums, y los cambios que aparecen en las obras inter-
y la sociedad: el individuo, que tiene necesidad de la sociedad para su exis- cedentes entre ésta y los escritos póstumos hay siempre que interpretarlos
tencia, la sociedad, que vive de la vida v de las relaciones reciprocas.de los un poco a la luz de aquella tendencia aforistica y dogmatica que en Feuer-
individuos. Para el desarrollo de su propia individualidad y de sus mejores bach impide a menudo la correspondencia entre la expresión y la verdadera
capacidades el individuo debe situarse como momento opuesto a la sociedad: totalidad del pensamiento.
como el árbol de la floresta, que para desarrollarse debe disputar a los otros 37 El humanismus de Feuerbach esta considerado en sus relaciones con
el aire y la luz; pero como de la lucha por la vida entre los árboles obtiene la anarquía y el socialismo también en el libro de Agostino Gori: Gli albori
la floresta exuberante desarrollo, así de la que se produce entre los hombres del socialismo (Firenze, Lumachi, 1909. cap. XV-XVI), interesante por la
progresa la sociedad. abundancia de informaciones, no ciertamente por la profundidad de su in-
Estas ideas de Kant influyeron en Feuerbach; sólo que mientras en dagación. Este libro es, sin embargo, uno de los pocos que tienen algo en
Kant el desarrollo fenomknico se considera capaz de llegar a su completo cuenta la situación en que se encontró Feuerbach; de quien han querido
fin, y por eso no se comprende c6mo esto pueda alcanzarse bien sólo en la partir dos tendencias antagónicas: el socialismo del amor y el individualismo
especie y no en los individuos, en Feuerbach tal proposición adquiere su anirquico del Unico stirneriano. A menudo cuando se habla de Feuerbach
significado real por el hecho de que el desarrollo se considera indefinido, sin se atiende solamente a este ultimo. olvidando que al grupo radical que en
limites de hombre noumknico contra hombre fenomknico. 1843 tenía a Feuerbach por 1.-destro pertenecían hfarx y Engels, socialistas.
Una concepción dialéctica análoga se encuentra tambien en Bunsen (Dio como Ruge, Bauer y Bakunin, individualistas, y que Karl Grün no es menos
.nella storia, 1857-59; Cfr. Flint, op. cit., 363-7). continuador (mis bien mucho más) que Max Stirner de la tendencia de
58 FEUERBACH Y MARX
cuando se desvinculó de aquel, él y Engels hicieron blanco de frecuentes expresiones de repudio de la misma (49, 379-80 y
los más vivaces sarcasmos precisamente a Karl Grün y a su passim).
socialismo verdadero (totalmente inspirado en la religión del No es difícil encontrar, en la reconstrucción de su concep-
amor de Feuerbach), sea en el Manifiesto comunista, sea in- ción del proceso histórico mediante sus fragmentarias manifesta-
directamente en el escrito publicado contra Hermann Kriege y ciones a este respecto, el principio de la identidad hegeliana de
su Volkstribun. racional y real en su significación dialéctica.
La humanidad asociada es el resultado precisamente de la Ya al hablar de la razón personificada en Dios, Feuerbach
religión del amor, que Feuerbach quiere purificar del elemento establece entre la realidad y la racionalidad una identidad cons-
contrastante de la fe dogmática, "separación del hombre de su tituida por el.concepto de necesidad, en el cual ambas pueden
semejante, destrucción del vínculo social", y, por esto, "contra- resolverse (7 i ) , de modo que la razón se convierte e n criterio de
dicción con la religión, la moralidad, el sentido de lo verdadero la realidad (65). Y si al comienzo ocurre que el hombre tome la
en el hombre" (288). existencia real como criterio de lo que es verdadero, luego extrae
Ciertamente en toda esta doctrina de Feuerbach no hay de la verdad el criterio de la existencia real (44). "S610 lo que
una explicación clara y precisa de los dos conceptos distintos una vez se realiza es necesario, y sólo lo que es necesario es ver.
de humanidad, como especie y como sociedad, es decir, como dadero" (gqo).a
concepto abstracto y como momento concreto de un proceso his- Estos principios, que se refieren a todo el universo en ge-
tórico: pero la conciliación de estos dos aspectos contrastantes neral y por eso también a la humanidad y a su vida, no deben,
se encuentra en la concepción de la sociedad como proceso his- sin embargo, interpretarse en el sentido de una pura identidad
tórico de la praxis, en la cual la humanidad cumple su infinito de términos inmóviles y por sí fijos, sino como unidad dialkc-
e inagotable desarrollo progresivo, realizándolo en los varios tica que se realiza en el proceso de desarrollo. Como en Hegel,
momentos que los distintos estadios sociales representan. tampoco en Feuerbach la identidad de racional y de real tiene
valor estático, sino dinámico.
La necesidad intrínseca a lo racional es la necesidad de la
existencia por la cual se genera su realidad (70-1): la oposición
Hay en la filosofía de Feuerbach mucho más de la concep- y la unidad son los principios necesarios, las leyes de la verdad,
ción dialéctica hegeliana de lo que él demostraba suponer en las en cuanto enlazados entre si (117-8), o sea como constituyentes
del proceso dialéctico. De modo que estos principios podrían
Feuerbach. Max Stirner, que acusaba a Feuerbach de hablar como un clb- desarrollarse así: racional y real son términos opuestos e identi.
rigo, por no haber tenido el coraje de desarrollar el individualismo amo- cos al mismo tiempo; opuestos, en cuanto que lo que se presenta
ralista contenido en sus principios, ha interpretado inexactamente al maestro como existente, antes que agotar las exigencias de la racionali-
no menos que Marx, y, por las huellas de ambos, Gentile y Vidari. Feuer- dad, genera progresivamente sus momentos sucesivos; idénticos,
bach ha experimentado el destino de todos los que en forma aforistica y
dogmBtica expresan sucesivamente elementos parciales de su pensamiento: a
en cuanto tales exigencias son el móvil dialéctico del desarrollo
menudo los críticos interpretan como todo el sistema aquello que s610 en la de lo real, que no puede realizarse sino a condición de que lo
totalidad del sistema asumiría su verdadero significado de elemento parcial.
De la teoría del conocimiento a la moral, entre Feuerbach y Stirrier hay dis- 38 Una diferencia, que no se debe descuidar, entre Hegel y Feuerbach
tinción muy clara, como espero demostrar en otro lugar. Aquí me limito reside en esto: para este Último existencia y realidad se equivalen ahí donde
a observar que el principio del hombre real en cuanto individuo y no en el primero establece que "la existencia es en parte apariencia, y sólo en par-
cuanto "hombre en general que ha tomado una forma determinada", que te realidad. Una existencia accidental no merece el enfático nombre de real;
Vidari (L'individualLtmo, etc., p. 240) destaca como proposición de la cual la existencia accidental es una existencia que no tiene otro mayor valor
surja el individualismo stirneriano, no es tanto oposici6n al concepto del que el de un posible que puede no ser del mismo modo que es". (Enciclop.
hombre como ser social y moral, como a la teoría hegeliana para la cual delle sc. filosof., parhgrafo 6 , Zus. Trad. Croce.) [Tomo 1, p. 16, de la ver-
"el yo es lo universal en y por si" que "atraviesa como categoría todas las sión castellana de Ovejero y Maury (T).] Es fácil reconocer que esta grave
determinaciones". (Enciclopedia, parágrafo 20. Zus.) [Tomo 1, pp. 54-5. de divergencia entre Hegel y Feuerbach no es mis que un aspecto de la funda-
la edici6n castellana traducida por E. Ovejero y Maury (T.).] mental entre idealismo y realismo experimental.
60 FEUFHACH Y MARX

real entre en contradicción consigo mismo, es decir, se diferen-


cie de lo racional y por eso mismo tienda a identificarse con él. dad de los opuestos, que el propio Feuerbach afirma repetida-
Ahora bien, en Feuerbach esto se aplica particularmente mente, sino que se la interpreta como dialéctica de lo real, que
al proceso histórico. exige el tiempo como su condición. El tiempo, esto es, enten-
He tenido ya ocasión de indicar cómo, ahí donde Feuer- dido como sucesión no de duraciones, sino de momentos de
bach dice que el mundo deriva de la idea, y, por consiguiente, desarrollo, o sea como condición del desenvolvimiento progre-
tiene en ella su realidad esencial, él entendía por idea el proceso sivo de las diferencias, como forma del proceso histórico, que
de desarrollo. En el prefacio de la 11 edición declara ser idealista aun siendo abstracta en sí misma no admite concreto fuera de sí.
en el terreno de la filosofía práctica, considerando la idea como Podría casi decirse que si para Feuerbach el tiempo es la forma
fe en el porvenir histórico; 39 esto es, no hacer de los límites y la especie humana la materia, el proceso histórico es el sinolo,'
del presente y el pasado los límites de la humanidad y del por- la humanidad real y concreta.
venir, sino creer que mi!chas ideas, consideradas irrealizables De hecho en la concepción que Feuerbach reivindica para
por los miopes de la vida práctica, se convertirán un día en rea. la filosofía pagana contra el cristianismo y la hace suya, el suce-
derse infinito de las generaciones, constituyendo la verdadera
lidad (VIII).
inmortalidad humana, es presentado como "el principio de des-
¿Cuáles son estas ideas y cuál su carácter diferencial de las
arrollo de la historia" (353-4). La infinitud del tiempo se con-
fantasías arbitrarias? Feuerbach no se plantea explícitamente
vierte, pues, en concreta en cuanto signifique la infinitud d e
el problema; pero la solución que implícitamente le daba re- desarrollo, que se realiza porque (48-9) cada hombre nuevo
sulta, ya de la identidad establecida entre lo verdadero y lo nece-
es potencia y energía laboriosa nueva de la humanidad.
sario, ya del concepto fecundísimo de la necesidad, hija del
Pero la praxis colectiva, como la individual, tiene su prin-
conocimiento y madre de la praxis, móvil dialéctico del desarro-
cipio en la necesidad. Después de cuanto se ha dicho del con-
llo. Justamente en este concepto la humanidad encuentra en
Fwerbach, en vez de la inmovilidad muda de la especie, enten. cepto de praxis en Feuerbach, no es necesario más para demos-
dida como conjunto de caracteres generales siempre identicos, la trar que no se trata aquí de reducción del hombre a las
inagotable capacidad de desarrollo en el proceso dialectico de necesidades físicas del comer y del beber. El concepto de nece-
la historia. sidad es en Feuerbach el equivalente del no ser hegeliano, en
La historicidad no es concepción ajena a la filosofía de cuanto está aprehendido por la conciencia, es el sentimiento
Feuerbach: demuestra saber que la propia especie humana no es de una carencia, de un límite, de donde surge la aspiración a su
realidad concreta más que en la continuidad del proceso histó- superación. Por eso cuando Feuerbach dice que la especie se rea-
rico. Éste es el significado de su afirmación acerca de que un liza en el conjunto de todos los hombres del pasado y del por-
venir (187), entiende (y lo dice explícitamente) que su realidad
ser realmente infinito, infinitamente rico en cualidades diferen-
tes (la humanidad), sólo puede existir en el tiempo, en el cual
1 concreta está en la historia. "La historia de la humanidad n o
(y no en la dialéctica hegeliana) está el medio para unir todas consiste más que en una sucesión ininterrumpida de victorias
las oposiciones en un solo ser (49). No se repudia aquí la uni. sobre los obstáculos, que, en cierto momento, se consideran 1í.
mites de nuestra naturaleza y por esto insuperables. El porvenir
39 Engels (Ludwig Feuerbach) escribe: ."Starcke busca el idealismo de demuestra siempre que esos pretendidos límites de la especie
Feuerbach fuera de lugar: Feuerbach es idealista, cree en el progreso hu- no son más que límites de los individuos. Los progresos de la
mano." (Collez. Ciccoti, serie 11, fasc. 18, p. 1 8 . ) Y explica en seguida que filosofía y de las ciencias naturales nos dan las pruebas más
el idealismo de Feuerbach está, por el contrario, en querer trasmutar la
filosofía en religión y distinguir los periodos del genero humano por medio
interesantes de ello, y nada más instructivo que una historia de
de cambios religiosos. Pero, aparte el hecho de que la religión es mAs bien las ciencias escrita para demostrar el error de quien pretende
para Feuerbach el espejo reflector que no la causa productora de los perío-
dos históricos [4~-6 y passim], es tambien indiscutible que Starcke no hacia La rareza de este término requiere una explicación, que nos ha dado
más que referir ia opinión del mismo Feuerbach con sus mismas palabras. Mondolfo. y según la cual "sinolo es un termino aristot6lic0, usado por
(Lud. Feuerb., de C. hl. Starcke, Stuttgart, 1885.) Anstóteles para expresar la unidad de materia y de forma, que opone al
l
dualismo platónico" [T.].
62 FEUERBACH Y M A RX LA SOCIEDAD COMO PROCESO HIST~RICO 63
fijar límites a las potencialidades humanas. El límite existe para el hombre es siempre individuo social, sin embargo la distin-
mi ciencia y para mi voluntad, no para la humanidad: lo que ción de los dos conceptos, individuo y sociedad, está junto a su
es imposible, ininteligible, para una edad, se hace inteligible y unidad y constituye su condición. Justamente la condición por
posible para la edad sucesiva" (i87-8).40 la cual se realiza el proceso de variación del ambiente y de la
Se hace posible e inteligible por obra de la actividad cog- educación, que constituye, al decir de Marx, el problema inso-
noscitivo-práctica. Pero ésta se ejerce, a su vez, en cuanto la luble para el materialismo que considera al hombre producto
necesidad la determina; y en tal sentido debe entenderse la afir- del ambiente.
mación de Feuerbach acerca de que "la civilización depende del El proceso de variación del ambiente social y de la educa-
mundo externo" (259); esto es, en el sentido de que sin límites ción -dice Marx- es una praxis, y la praxis es relación de su.
u obstáculos que se le opusieran, sin elemento negativo o no jeto-objeto, en la cual ambos términos se desarrollan paralela-
ser, cesaría su devenir. "La civilización tiene necesidades innu- mente. Sujeto es el individuo social, objeto, el ambiente social
merables y de infinita variedad; no triunfa de los límites de la en el cual vive y es educado. El materialista, que supone el
ciencia y de la vida sino por medio de una actividad real, no sujeto derivación del objeto, como O ~ e n , *
se~ve llevado, si está
por encantadora potencia de fantasía religiosa". animado por idealidades filantrópicas y de progreso, a atribuir
La religión suprime toda necesidad en la idea de la perfecta a la sociedad el deber de mejorar el ambiente y la educación.
felicidad celeste; pero al superar los obstáculos de la vida sólo {Pero cómo, si la sociedad está compuesta de individuos que son
en la imaginación, elimina "todo principio de progreso, de edu- producto del ambiente? {Hay, acaso, una distinción de la socie-
cación, toda tendencia al trabajo y al esfuerzo.. Quien tiene . dad en dos partes, una sobrestante a la otra? No; la verdad es
todo en Dios, {cómo puede sentir esa necesidad, esa carencia, que <liie los dos-terminos sujeto y ambiente no están -en cuanto
es fuente de todo trabajo humano?" (259-60). distintos- separados, sino unidos en la relación de la praxis. En
Por lo tanto, la absoluta realidad divina es la negación de la relación entre sujeto y objeto cada uno de los terminos obra
la historia.41 "El Cristo de la religión no es el centro, sino el fin sobre el otro (praxis), pero con eso obra también sobre Sí mismo
de la historia; y el fin de la historia es la prueba de ello.. Al . (praxis invertida), porque el objeto mudado por el sujeto cam-
hombre no le queda más que la contemplación del ideal reali- biará a su modificador y recíprocamente. Como dice Gentile,
zado y el pensamiento de la llegada de Dios y del fin del uni- "la praxis, que tenía como principio el sujeto y como termino el
verso" (189-90). La historia, dice en este punto Feuerbach, tiene objeto, se invierte, volviendo del objeto (principio) al sujeto
por condición y fundamento la diferencia entre el individuo y (término)". "La educación es, pues, una praxis de la sociedad,
la especie (190); suprimida ésta (196), desaparece toda necesi- una actividad continua del hombre que mescit y concrescit; edu.
dad de progreso y educación. ca educándose y acreciendo paso a paso la propia energía edu-
Pero esta distinción, que Feuerbach toma de Kant, no quiere cadora'' (p. 73-5).
ser más que la distinción entre el individuo y la sociedad, ya
42 Esta interpretación del pensamiento d e Owen dada por Marx no
considerada en el momento histórico al cual el individuo per- es enteramente exacta. Toda la serie de las proposiciones que Owen formula
tenece, ya en el proceso de desarrollo que todos los momentos acerca d e La constitucidn y las leyes d2 la naturaleza humana (ver 11 libro
históricos juntos constituyen. Si bien el individuo humano fue- del n u w o mondo morale, traducido en la "Bibliot. dell'econom."), b''ira eii tor-
ra de la sociedad es abstracción irreal para Feuerbach, para quien n o al concepto de que el hombxe es un ser compitesto, cuyo carácter está for-
mado por la constituci6n y organización q u e recibe al nacer y por la acción
Si recordamos aquí el repudio por parte d e Feuerbach de toda q u e en 61 ejerce el ambiente. Por consiguiente, doble serie de factores, n o
Ding an sich incognoscible para nosotros, tenemos aquella proposición que Iínica. Pero Marx tiene razón en esto, es decir, en que Owen considera la
para Labriola forma parte de la filosofía de la praxis: "todo lo cognoscible acci6n del ambiente e n el hombre y n o la del hombre en el ambiente. Por
puede ser conocido, y todo lo cognoscible será al infinito realmente cognoscible; eso las tendencias naturales del carácter individual permanecer] casi inacti-
y más alli de lo cognoscible, en el campo del conocimiento, no nos importa vas, es decir, son limitadas a un valor para el individuo que las posee, no
absolutamente nada". (Discorrendo, etc., p. 83.) para el ambiente social del cual forma parte. Owen no ha desarrollado aque-
4 1 Aniloga acusación hace Feuerbach también al dios de Bohme y de
llos presupuestos filosóficos que, sin embargo, debieron ser el fundamento
Schelling [r73-41. indispensable de su utopía.
64 FEUERBACH Y MARX
Todo esto coincide singularmente con el pensamiento de En suma, también en el terreno de la educación acaece, se-
Feuerbach. Los hombres, dice, sólo en la relación social son l o gún Feuerbach, lo que sucede en general para cada especie de
que deben ser. "Por eso la sociedad eleva y mejora." La nece. progreso: que la religión, suprimiendo todo principio de praxis
sidad social del hombre origina el surgimiento del amor, del cual con la supresión de la necesidad que es su móvil dialéctico, des-
el sexual es una forma importante; pero como, por la fuerza del truye el proceso histórico de la civilización.
amor sexual, "el hombre y la mujer se educan, se corrigen, se Que este proceso se realiza para Feuerbach dialécticamen-
completan recíprocamente" (190-i), así en general "el amor te, resulta también de lo que dice acerca del origen de las ideas
no es más que la realización de la unidad del género humano de humanidad y amor en el cristianismo: surgieron, dice, cuando
por el camino de una educación moral progresiva, por medio el despotismo romano representaba su negación y hacía por eso
de la reciprocidad de intención" (309). sentir su necesidad (307). Surgieron como religión; pero tam-
La energía renovadora del amor, entendido como ley prác- bién en este caso se puede repetir cuanto Feuerbach dice de la
tica, es el principio nuevo de la historia (311): homo homini religión en general, que es la expresión de las ideas de los hom-
deus significa que el hombre es el salvador y benefactor del hom- bres (255-6). (Pero hombres pertenecientes a una especie abs-
bre (318). El reproche, pues, que Marx hace al materialismo y tracta o a un momento histórico concreto? Marx dice (VII):
a Owen, de separar al educador del educado en vez de formar Feuerbach no ve que el sentimiento religioso es un producto
de ambos un mismo e idéntico ser en la realidad de su desarrollo, social, de una determinada forma social. Pero como Feuerbach,
Feuerbach lo hace a la religión. en cambio, considera razón, sentimiento, etc., y "todas las fuerzas
Para la religión Dios es la actividad y el hombre la pasivi- intelectuales productos de la civilización y de la sociedad huma-
dad. Pero, dice Feuerbach, la revelación, por la cual obra la na", y habla de genio científico de un tiempo particular (115).
divinidad, considerada en su realidad, se reduce a la acción del demuestra muchas veces entender la religi6n como producto del
hombre sobre el hombre; sólo que entre él como determinante ambiente histórico, que participa del proceso de variación de éste.
y él como determinado se ha introducido otro ser: Dios. Ahora, "El proceso de desarrollo de la religión es idéntico al proceso
cuando se dice que la revelación divina es "la educacidn del gC. de desarrollo de la humanidad" (45): la religión refleja por eso
nero humano",43 no se olvide que esta revelación viene de la la diversidad de raza y de clima (294), de nación, de grado de
esencia íntima del hombre, y que, objetivándola en la persona civilización, de tendencia y condiciones históricas (144-6); los
de Dios,44 se separa artificialmente al educador del educado, libros sagrados son libros históricos, concebidos bajo la presión
mientras que no son sino el mismo ser (247-51). La separación de las circunstancias, carecen por esto del valor absoluto, uni-
destruye toda energía de desarrollo educativo. El amor, la mo- versal y eterno que se les quiere conferir (252).
ralidad, la humanidad, en la religión se transforman de fines Los dogmas religiosos se han formado "en una edad par-
en medios; el hombre ya no siente ser él mismo a un tiempo ticular, por la acción de necesidades particulares, en medio de
educado y educador; sino que, esperando su educación de Dios, circunstancias e ideas especiales". Conservándose por tradición
"pierde su energía para la vida real y el sentimiento de la ver- en edades sucesivas, que ya no tienen aquellas ideas, condicio-
dad y de la virtud". La humanidad pierde su fuerza intrínseca nes y necesidades, aparecen inexplicables y por eso se llaman
del amor activo y fecundo, "que es la realización de la unidad de revelados: el origen sobrenatural no es más que la expresión
la especie por medio de una educación moral progresiva" (306- tlel contraste entre la realidad social actual y la originaria
315). (339-40).
Pero la tradición tiene tambidn su valor en el proceso histcb
43 Aquí Feuerbach se refiere, evidentemente, a Lessing ( L a educacidr. rito. La religión no es simple efecto: como todo 1 0 - ~ u ees efecto
del género humano). c.11 la historia, ella también se transforma en causa. "Primero el
44 Aquí y en varios otros puntos Feuerbach ataca la tendencia que, Iiombre inconscientemente hace a Dios a su imagen; luego Dios
siguiendo las huellas de Hegel y de Engels, Labriola define como metafi- <oiiscientemente hace al hombre a su imagen", y tiende a con-
sica en sentido despreciativo: "las relaciones llegan a ser cosas y estas cosas,
a su vez, sujetos operantes". (Discorrendo, etc., 66.) servar su poder formativo también cuando el hombre actual ya
66 FEUERBACH Y MARX

no es el de antes. "En la historia de los dogmas sucede como en entre Marx y Feuerbach. De cuanto se ha dicho hasta ahora
la historia de los Estados. Costumbres, derechos, instituciones creo que aparece una firme analogía entre sus doctrinas; sólo
viejas, tienden a conservarse aun después de haber perdido su podria aparecer una diversidad en la teoría del conocimiento,
valor originario" (148-9). donde el valor de criterio de la verdad conferido por Marx a la
Por eso la explicación de las religiones y de su proceso se praxis como actividad subjetiva que determina el objeto, podria
reduce a la explicación del proceso histórico en general. Pero creerse de tal índole que se prestara a una interpretación análo-
de éste, {cuál es la esencia y cuál la ley? La acción dialéctica de ga a la concepción del actual pragmatismo. Pero su distinción
la necesidad, podría responder Feuerbach; de la necesidad que de ésta resulta, además que de todos los escritos de Marx, tam-
surge inagotablemente de cada nueva superación de límites, bién del hecho de que su concepción de la praxis es de natura-
que nos da conciencia de límites siempre nuevos por superar. leza social en el mismo individuo.
La necesidad excita la actividad teórica-práctica, que promueve Por eso efectivamente no queda más que este punto, alre.
el desarrollo de la civilización, y en cuanto es necesidad social dedor del cual giran los fragmentos IV y XI, y que contiene en
realiza en el amor la unidad del gCnero humano mediante una sí el elemento diferencial entre el humanismo de Fe~~erbach, pa-
educación moral progresiva. dre del socialtsmo verdadero de Grün, y el comunismo critico
Sin embargo, observa Marx, aquí es evidente que esa so- de Marx, con su fundamento de la lucha de clases y su carácter
ciedad presentada por Feuerbach no está concebida en la reali- revolucionario.
dad de sus momentos históricos, en la concreta oposición de sus Por consiguiente, la interpretación que doy del IV frag-
elementos. La sociedad concreta, que nos ofrece la historia, tiene mento es harto diferente de aquella que da Gentile. Cuando
el principio de su desarrollo en los contrastes internos, que por Feuerbach, dice Gentile, ha llegado al desdoblamiento del mun-
su misma solución originan nuevos contrastes; y ésta su dialéc- do religioso del real, no "advierte que la unidad inmanente en
tica interna, que en la religión tiene su simple reflejo, debe esta dualidad debe ser el móvil dialéctico de una síntesis ulte-
precisamente ser explicada. ¿Cómo acaece que la sociedad entre rior. La unidad es el mundo real; la dualidad. . . tiene un mun-
en contradicción con si misma y por la conciencia de tal con- do real y uno religioso, en cuyo seno se oculta el real, que ha
tradicción (critico-teórica) sea impulsada a determinar su solu- sido negado porque ha sido superado. Pero el mundo no puede
ción con la subversión práctica de si misma (revolución)? Éste, .
permanecer en su negación.. por esto, concluye Marx, hay que
dice Marx, es el punto que Feuerbach ha dejado completamente criticar teóricamente la contradicción y al mismo tiempo revo-
sin indagar. lucionarla prácticamente. Mas la negación del mundo real no
"Feuerbach parte del hecho religioso que separa al hombre se resuelve con la negación pura y simple del mundo religioso; se
de sí mismo y desdobla el mundo en un mundo religioso, obje- resuelve con la síntesis de ambos mundos, es decir, con el reple-
to de la representación, y en un mundo real. Su trabajo consiste garse de la religiosidad sobre el mundo y su devenir, es decir,
en disolver el mundo religioso, reduciéndolo a su base terrenal. con el hacerse r e l i g i o s ~ " . ~
No ve que al término de este trabajo lo principal está aún por Tal síntesis, en cambio, es lo que Feuerbach hace y Marx
hacer. Precisamente el hecho de que la base terrenal se des- no admite. Si Wesen des Christentums quiere probar que la
prenda de ella mis~nay se sitúe en las nubes como reino inde- teología es antropología [XI-XIII], que Dios es espejo del hom-
pendiente, sólo se explica por el hecho de que esta base terrenal bre (72-3,92-3), que el misterio de la familia celeste se explica
se ha dividido en dos partes antagónicas. Hay que comprender, con la terrenal y sus afectos naturales (gg-io2), no quiere, sin
pues, este antagonismo para poder luego suprimirlo. Cuando cmbargo, hacer obra simplemente negativa (XI-XIV).
se haya comprendido, por ejemplo, que la familia celeste es el Y las expresiones negativas de la segunda parte de la obra
reflejo de la familia terrestre, de ésta habrá que hacer la crítica
teórica y transformarla prácticamente" (frag. IV). "En general 45 En la obra cit., 77 A., pp. 76 y 99, Gentile habla, es verdad, de las
contradicciones que se producen en la sociedad por desarrollo dialectico y
no basta interpretar el mundo; es necesario cambiarlo" (XI).

I
por éste se resuelven; pero no se comprende si plantea estos conceptos en
Creo que aquf reside verdaderamente el punto diferencial relaci6n oon el fragmento IV.
68 FEUERBACH Y M A R X

(cfr. especialmente 269-75) no contienen, como Feuerbach ad- revolucionaria. En esto justamente reside el significado revolu-
vierte, mas que un momento de su concepcióri. Ya en el mismo cionario de la actividad práctico-crítica, incomprendido por
desarrollo de la religión ocurre que, si el hombre niega en sí lo Feuerbach.
que afirma en Dios (52-S), cumpliendo una obra de autoaliena- Pero es justo reconocer que a Feuerbach n o le eran del todo
ción (Seltbstentfremdung), retoma en seguida a la humanidad extrañas las premisas de la exigencia expresada por Marx. Se
de la cual se ha despojado, haciendo suceder a la sistole la diás- inclina alguna vez a explicar el variado contenido de la religión
tole religiosa (56-7). Este mismo proceso quiere cumplir cons- en la historia con las contradicciones desarrolladas en la socie-
ciente y radicalmente la filosofía de Feuerbach. "Conteniendo dad, como se ha observado a propósito del cristianismo, derivado
toda la verdad de la religión, toma su puesto y rechaza su nom- como negación de la negación del despotismo romano. Y las
bre" (387). Razón, amor, humanidad, derecho, que son térini- observaciones de Wesen des Christentums de que "cuanto más
nos idénticos (297-8, 302-3), revisten para ella carácter sagrado vacíd está la vida más llena está la divinidad. . . sólo el hombre
y valor religioso en sí mismos: cada hombre debe crearse un pobre tiene un dios rico; Dios nace del sentimiento de una ne-
dios, o sea, proponerse un fin, porque quien tiene un fin ver- cesidatl" (los), recuerdan otras frases mencionadas por Starcke
dadero tiene una religión (93-4). y Engels, como la de que "en un palacio se piensa diversamente
"Homo homini deus: tal es el principio, el punto de vista que en una cabaña". Pero según el juicio de Engels, "de esas
nuevo de la historia. Todas las relaciones morales sólo son mo- expresiones Feuerbach no sabe deducir absolutamente nada; son
rales cuando tienen en sí mismas un valor religioso" (311-2). simples modos de decir, y también Starcke debe confesar que
Y esto explica la frase de que "lo que hoy pasa por ateismo será la doctrina de la sociedad era para Feuerbach tierra incóg-
mañana religión" (58). nita".47
Pero ésa es precisamente la concepción que hlarx ataca, y Feuerbach había afirmado, es cierto, la estrecha ligazón en-
n o sólo en el capítulo del Manifiesto contra "el socialismo ver- tre teoría y praxis y la necesidad de la transición de la primera
dadero" y en el escrito contra el Volkstribun de H. Kriege, sino a la segunda, pero siempre de modo genérico e indeterminado,
tambiér, en estas notas. Su pensamiento coincide en ello coii no en la concreta realidad del momento histórico y en la con-
el de Engels al parangonar a Feuerbach con los secuaces de creta oposición de sus elementos. También la carta a Ruge, de
Luis Blanc, para quienes era inconcebible el hombre sin reli- 8 afirma la necesidad de una instauratio ab imis
1 8 4 3 ~ ~que
gión: Donc I'athéisme c'est vdtre religion!46 del antiguo régimen en los principios y en la vida, se limita a
Resolver la religión en su sustrato terrenal no es para Marx decir que la diferencia entre teoría y praxis reside sólo en el
explicar cómo y por qué la duplicación del mundo divino del hecho de que la primera está confinada en una cabeza y la se-
humano se ha realizado. Esta explicación hay que buscarla en gunda se mueve en muchas, constituye masa y así se difunde
la contradicción en que el sustrato terrenal entra consigo mismo; en el mundo. Pero teoría y praxis, y la consiguiente instauratio
y entender que esta contradicción no debe ser solamente crítica que debe derivarse de ello, son afirmadas como exigencia inde-
teórica, sino también práctica revolucionaria que socava o de- terminada, no desarrolladas de modo concreto, como crítica, la
rriba el mundo real (sociedad) por la solución de la contradic- cual, al dar conciencia de la contradicción intrínseca en el viejo
ción que en él se ha desarrollado. Así, la familia terrenal no régimen suscite las energías para su subversión práctica. Y esta
debe sólo ser un medio de explicación de la sagrada familia; última función en Feuerbach totalmente incumplida era la más
sino que, pudiendo explicarla sólo por medio de una autolace- importante para Marx, que ya la había iniciado en los escritos
ración y contradicción interior, debe hacerse objeto de una y en la práctica. Las expresiones del IV fragmento recuerdan
crftica teórica y de una subversión práctica; y todo el mundo aqiiellas de La sagrada familia escrita poco antes (1844-45). don-
social no quiere ser solamente interpretado, como han hecho de, examinando justamente la contradicción en la cual la socie-
hasta ahora los filósofos, sino cambiado por obra de la praxis
47 Obra cit., p. 23.
48 E n Deutsche-Frnnrosische Jarhbücher, de A. Ruge y K. Marx,
4% Collez. Ciccotti, serie 11, fasc. 18, p. n i .
18148 P. 35.
v0 F E U E R B M i Y MARX
HISTORICISMO EN MARX 7l
dad entra consigo misma, y que la lleva, para la propia solución, mento diferencial entre la filosofia de Marx y la de Feuerbach,
a la subversión práctica, Marx escribía que la propiedad privada que funda y caracteriza el concepto marxista de la praxis revo-
se empuja a sí misma hacia la propia disolución en cuanto pro- lucionaria.
duce al proletariado como proletariado, la miseria y la inhuma-
nidad consciente de la propia miseria e inhumanidad, y que
por esto se suprime a si misma. El hombre, en el proletariado,
se ha perdido a sí mismo, pero al mismo tiempo ha adquirido La transición de Feuerbach a Marx es, en opinión del pro-
conciencia teórica de esa pérdida, y además, es impulsado a la pio Marx y de Engels, transición del naturalismo al historicis-
rebelión contra la inevitable inhumanidad de la necesidad, por mo. En esa opinión hay realmente un fondo de verdad, aunque
lo cual el proletariado debe liberarse a sí mismo, aboliendo las no sea totalmente justo lo que Engels escribía en su reseña del
condiciones de la vida actual de la sociedad. libro de Starcke, es decir, que Feuerbach permaneció completa-
La necesidad, pues, que era concepto abstracto en Feuer- mente extraño al campo de la sociología y de la historia. Extra-
bach, se hace concreto en mar^.^^ La división de la sociedad ño enteramente, no; pero, sin duda, como u n viandante que al
en partes, que era absurda cuando a una de ellas se atribuía, visitar un país extranjero ha visto y puede describir los aspectos
como en Owen, la función permanente de educadora y a la otra exteriores del paisaje y de la ciudad; pero sea por no compren-
de educada, se vuelve condición de la realidad concreta cuando der bastante el idioma y las costumbres de la población, sea
las partes son los términos de la contradicción dialéctica, en cuyo por no saber ordenar en su mente sistemáticamente los aspectos
desarrollo reside el proceso histórico de la sociedad. La praxis percibidos, no logra reducirlos a unidad coherente, no sabe apre-
dialéctica de la historia es para Marx lucha de clases: en ésta la sar por eso orgánicamente y expresar su configuración y su vida.
actividad crítico-práctica cumple su función revolucionaria y Feuerbach supo situarse sólidamente en el terreno concreto
el determinismo se convierte ep el telismo voluntarista.50 del naturalismo con su reale Humanismus, que reconquistaba
El humanismo de Feuerbach podía comprender solamente en la acción humana la unidad de las dos realidades (natura-
el desarrollo de la civilización por la función dialéctica de la leza y hombre), dividida y evanescente en la inerte contempla-
necesidad en una sociedad abstracta unida e impulsada por el ci0ri religiosa; pero esta unidad de los mismos dos términos la
amor; el comunismo crítico de Marx quiere, en cambio, com- 1i.il)í;1 transferido sin variación al terreno de la historia. En él
prender de modo concreto el curso de 1; historia por la función vc.i.i y afirmaba el cumplimiento de un camino de avance y de

dialéctica de la lucha de clases, en la cual, como observaba v i ( I O I ia progresiva de la humanidad contra los obstáculos y las
Engels, tambien el mal moral readquiere el valor que Hegel le tlili(iiltades que se le oponen en el terreno del conocimiento
había atribuido y que Feuerbach desconoció.51 Éste es el ele. y cn el de la acción; pero el obstáculo, el limite, es para él esen-
ci;~lrnentesiempre el mismo (esto es, la naturaleza en su perenne
49 Aparte del concepto del amor, la concepci6n del hombre estimulado
iclcritidad estática), aunque la fuerza superadora (la humanidad)
por la necesidad corresponde al abstracto homo oeconomicus de la economía este cn continuo proceso de desarrollo progresivo.
clásica; concepto, por lo demás, que en Smith se aliaba a la teoría de la sim- De los dos términos de la antítesis, de cuya relación debe-
patía. (Cfr. la Znvestigacidn sobre la naturaleza y causas de la riqueza de ría rcsultar el desarrollo de la historia, uno es dinámico y en
las nuiones, 1776, y la Teoría de los sentimientos morales, 1759, extraídas
ambas de los cursos de filosofía moral profesados en Glascow de 1752 a 1763, infinito desarrollo de energía y capacidades, de voluntades y
y Limentani, La norale dellm simpatia, ed. Formiggini). de formas de acción siempre nuevas; el otro es estático y siempre
Cfr. mi Materialismo storico in F. Engels, ed. Foriniggini, 1912. y idkntico en sus eternas características. El hombre, que sin cesar
Giard et Bribre, París, 1917, y ed. Raigal, Buenos Aires. se transforma y se eleva, tiene ante sí siempre la misma natura-
51 Cfr. tambi6ii en la economía política la posici6n adoptada por Marx
contra Proudhon, a quien Carlos Grun, e1,discipulo fiel de Feuerbach, pro- leta; pero con este único e inmutable adversario, (cómo se
clamaba, por cl contrario, "inteligencia abierta a todas las finezas de la
dialectica hegeliana". (Die Soziale Bewegung in Fradkreich und Belgien --"El d e I'hégélianisme dans la philos. franc., París, Germer Baillikre, 1855, Avarit-
movimiento social en Francia y Bb1gica"-, citado por Beaussire, Aclécédents P'OPOS.)
72 FEUERBACH Y MARX HISTORICISMO EN MARX 73
explica y entiende en toda su multiplicidad y complejidad el pro- a l terreno de la historia la concepción esencial del humanismo
ceso del continuo cambio del hombre? ¿Cómo se apresa y se d e Feuerbach, desarrollando y llevando orgánicamente a sus con-
comprende la historia en su plenitud? secuencias el concepto, ya afirmado por Feuerbach, de que la
La naturaleza, la esfinge que disputa a la conquista huma- realidad humana n o se busca en el individuo abstracto sino eii
n a su secreto y sólo jirón a jirón lo cede al victorioso esfuerzo el hombre social, en la colectividad asociada. De esta afirrnacióti
del conquistador que avanza, en progreso infinito por ser siem- Feuerbach no supo ver o extraer las fecundas consecuencias. La
pre incompleto, la naturaleza es el obstáculo que permanece relación dialéctica que veía no era más que la existente entre
siempre exterior al hombre y opuesto a él. en la propia inmuta- el individuo y la especie. Con esto su humanidad permane-
bilidad eterna, aun si el hombre consigue, en la dura lucha, cía, en lo esencial, una suma de individuo; unidos, sí, por el
junto con el aumento d e sus capacidades intelectuales y de ac- vínculo del amor que los asocia, pero que se asocian precisa-
ción, una creciente asimilación y dominacibn de las fuerzas y mente como individuos, agregando cada uno sus esfuerzos y sus
de las leyes físicas. El obstáculo y el límite son siempre la exte- obras a los dc los otros, aprovechándose de los resultados <le los
rioridad; la lucha difícil está siempre entre dos adversarios neta- predecesores como de medios para ulteriores avances, dando a
mente separados y distintos: el uno que cambia y el otro que los sucesores los resultados propios como punto de partida e ins-
permanece tal cual era. Y el cambio del primero, como resulta trumento de nuevos progresos; pero toda esta "sucesión iniiite:
d e esta visión del mundo y de la vida, puede ciertamente cons- rrumpida de victorias sobre los obstáculos", esta infinita "edu-
tituir -por l o menos en parte- la historia de su ciencia y po- cación" del género humano es vista fuera d e la compleja y
tencia física, o d e sus creencias religiosas o de sus concepciones concreta realidad histórica; es proyectada sólo sobre el fondo
filosóficas, pero n o logra darnos enteramente la historia de su de las relaciones con la naturaleza no en lo real y más comple-
desarrollo espiritual y de su vida social, de sus costumbres y de jo de las conexas relaciones con la sociedad en sus formas con-
sus relaciones jurídicas, política% económicas, etc. cretas y variaciones históricas.
Pero la historia de la humanidad n o es sólo historia de las Cada hombre lucha así con las dificultades externas y parece
ciencias naturales y de la filosofía: las luchas, que la entretejen n o recibir d e los demás sino el subsidio y la ayuda de las ener-
y la constituyen, n o son solamente las que se libran contra las gías dirigidas al mismo intento; falta la lucha interior a los agru-
fuerzas que dominan la vida física del hombre, el cual quiere pamiento~humanos; falta casi totalmente el límite y el obstáculo
llegar a invertir la relación para convertirse de dominado en constituidos por las propias creaciones históricas; falta la plena
dominador. ¿Qué son, en el humanismo de Feuerbach, todo el visión del proceso dialéctico interior de la historia que continua-
movimiento de los pueblos, sus conflictos recíprocos, el trabajo mente se presenta como síntesis de una antítesis precedente, para
interno de sus transformaciones, el proceso, en suma, de toda trasmutarse de nuevo en antítesis, que requiere una síntesis
la historia, de la cual el desarrollo de las ciencias y de las reli- sucesiva.
giones, d e la educación y de las tradiciones es s610 una parte, Alguna vez es entrevisto, ciertamente, el contraste entre la
que n o se puede entender plenamente fuera de sus relaciones tradición y las aspiraciones nuevas; pero es un conflicto a11s-
con todo el resto? tracto, ideal, que n o se personifica y no se concreta en grupos
Feuerbach lo ignora casi enteramente; lo alude a veces li- o clases de hombres luchando contra otros hombres. El valor
gera y fugazmente, como a prop6sito del vario contenido de las pleno de estos conflictos, que dan unidad y continuidad de des-
religiones y d e la tradición; pero no puede explicarlo porque arrollo a los mismos términos de la oposición entre los cuales
trasciende los límites d e su cuadro, en el cual esencialmente se desenvuelven, escapa a la mente de Feuerbach. Cuando la
s610 entra, de la historia, la lucha del hombre con la naturaleza. visión del contraste entre la herencia del pasado y la aspiracicín
Es aquí, por lo tanto, donde se inserta el paso ulterior, de inmen- del porvenir le aparece, en la experiencia y participación en las
sa importancia, dado por Marx, que en este respecto puede luchas político-religiosas y sociales de su tiempo, entonces, sin
bien considerarse, como 61 y Engels lo consideraron, el tránsito preparacicín para aprehender en su plenitud su significado y su
del naturalismo al historicismo. En sustancia, Marx transporta función, percibc solamente su escisiim y no su unidad. Y en
74 FEUERBACH Y MARX HISTORICISMO EN MARX 75
lugar de comprender la antítesis como preparación y condición sustituida por el desarrollo dinámico de necesidades siempre
de una síntesis superior, la considera como exigencia de una nuevas, brotando infinitamente de las condiciones ya alcanía-
separación y repudio completo que el presente debe realizar das; como decía Bruno en el Spaccio, "nacidas las dificultades. . .
contra el pasado para librarse de los obstáculos que lo detienen siempre de día en día, por medio de la necesidad, de lo profundo
en el camino hacia el porvenir.52 del intelecto humano se excitan nuevas invenciones".
Falta toda visión de la continuidad que se enlaza y se liga Por otra parte, agrega Marx, las dificultades de las cuales
a la oposici611, de la unidad que se identifica con la propia dia- nace la conciencia de la necesidad, no derivan sólo de la exte-
léctica de los contrastes, de la historia, en una palabra, que en si rioridad de la naturale~a,sino también de la interioridad misma
reúne a la vez la antítesis y la síntesis y se constituye con éstas. de las creaciones históricas, de la sociedad humana y de sus
Falta, porque la historia había sido contemplada sólo como des- formas, de las relaciones y de las condiciones con que ella se
arrollo rectilíneo que añade sucesivas conquistas siempre en la constituye y entreteje; de modo que el impulso para el movi-
misma dirección, que procede paso a paso en el camino de la vic- miento y la transformación no viene sólo de fuera, sino también,
toria sobre la resistencia de la naturaleza. Falta, en suma, por- y aún más, del interior de la asociación humana. De tal motlo, la
que la historia había sido concebida sólo como relación de la necesidad se convierte de exigencia natural en fuerza generadora
humanidad con la naturaleza y no también consigo misma y y motora de la historia; en el lugar del hombre abstracto de
con la propia actividad precedente, creadora de relaciones y d e la naturaleza aparece el hombre real y vivo en la historia: real
formas sociales. y vivo en cuanto colectividad asociada; en la historia, que es
Marx ve, en cambio -haciendo confluir en un resultado obra suya y, al mismo tiempo, condici611 y estímulo continuo
único los fuertes influjos que había recibido del naturalismo d e de la obra sucesiva.
Feuerbach y del historicismo de Hegel-, que la propia exigen- Por eso en esta nueva y más precisa posición de pensamien-
cia expresada -pero no actuada concretamente- por Feuer- to cuatro puntos aparecen esenciales: I ) la superación de la
bach, de poner los hombres en el lugar del hombre, es decir, la religión y la reconquista del hombre, como en Feuerbach; pero,
sociedad en el puesto del individiio, viene a dar -en la con- además, con el reconocimiento del hombre en la sociedad con-
fluencia de los múltiples esfuerzos y en la continuidad de las creta y no en el individuo o en la especie abstracta; 2) el des-
generaciones, que son unidad y antítesis a la vez- la transición pertar de la praxis histórica, es decir, de la actividad laboriosa
de la naturaleza a la historia. e inexhausta de la humanidad, ya no ligada, como prevalecía en
Con el acicate de la necesidad, como opinaba también Eeuerbach, con la naturaleza estática, sino con el dinamismo
Feuerbach, la humanidad lucha y supera paso a paso los obstácu- de la historia, en variación progresiva, en la cual cada momento
los, modifica las condiciones naturales, inicia su historia. Histo- está ligado a las condiciones reales existentes. De modo que el
ria, es decir, proceso tle desarrollo y de transformación, que pasado condiciona el presente y éste el porvenir; pero al mismo
continuamente se revuelve en sí mismo. Ya para Feuerbach la tiempo es también estímulo e impulso de la acción ulterior mo-
necesidad que mueve a los hombres no es, como a veces para dificadora, de manera que el desarrollo histórico resulta de la
el natiir;ilismo, una repetición siempre idéntica del hambre, d e confluencia y del contraste a la vez de dos elementos: las condi-
la sed y de las otras necesidades naturales, de modo que por la ciones reales y la voluntad humana. Ésta es la subversión de
renovación constante (lc los mismos estímulos no podrían gene- la praxis, de la cual habla Marx: la aplicación a la historia del
rarse nunca sino las mismas acciones. La repetición estática era motivo esencial del naturalismo humanista de Feuerbach; 3) en
la dinámica de la historia, cuyo comienzo y desarrollo tienen
52 Para este plinto, en el cita1 aparece más evidente la diferencia entre orígenes y raíces en las necesidades, Marx es llevado al descu-
la viva coiicienci:~hist0rica d e Marx v la tendencia antihistórica d e Feuer- brimiento de la necesidad fundamental entre todas, que es la
bach, vcanse mis dos ensayos: Spirito riuoluzionario e senso storico y La
antirzornin della coscieiizn rivoluzionaria, en Szllle orrne d i Afarx, volumen 11, económica; pero es siempre una necesidad del hombre, no sepa-
tercera e<liciÓii, 1923, PP. 17 y 32, respectivamente. [Hay edici6n castellana rada del hombre e independiente; 4 ) en consecuencia, Marx, en
d e anil~os: E!litioiici pol>iil;ires argentiiinr. Buenos Aires. (T.).] el campo de la economía, como Feuerbach en el de la religión,
HISTORICISMO EN MARX 77
7" FEUERBACH Y MARX
es inducido a atacar cualquier hipóstasis, cualquier proyección o necesario por la conciencia de sí y por la revolución emanci-
divinización de lo que es y no puede ser más que obra y activi- padora; y de aquí Marx da el paso ulterior: las relaciones jurí-
dad humana. Por eso contra la economía ortodoxa, que realizaba dicas y las formas del Estado no tienen explicación en sí mismas
una Selbstentfremdung análoga a la de la religi611, convirtiendo o en el desarrollo abstracto del espíritu, sino que tienen sus
las categorías económicas en eternas e inmutables dominadoras raíces en las relaciones materiales de ia vida. De modo que la
inflexibles del hombre, Marx ve en la economía nada más que anatomía de la sociedad humana debe buscarse en la economía
un proceso histórico, obra del hombre, lo mismo que la religión. política.
Pero separada del hombre, convertida en abstracta e indepen- La misma orientación esencial se encuentra en la polémica
diente, como el dios de la religión, se inmovilizaba y se conver- de 1844 (en la Deutsche Brüsseller Zeitung) contra los princi-
tía en mito, como categoría eterna; unida con el hombre, fuerza pios sociales del cristianismo, acusados de quitar a los pacientes
viva dinámica, entraba en el orden de la mutación y del devenir y a los trabajadores toda energía activa para la necesaria rebe-
histórico. La destruccihn del fetiche significaba la reconquista lión. La resignación a la miseria, presentada como pena expia-
de la praxis, el despertar de la conciencia y de las fuerzas revo- toria del pecado y prueba para la salvación del alma, hay que
Iiicionarias, y el ponerlas en movimiento y en acción. Pero en combatirla: "el proletariado tiene necesidad de su coraje, de su
accicín consciente, es decir, consciente de que está ligada a las dignidad, de su orgullo y de su sentido de independencia más
condiciones reales, y no es arbitraria, de que está condicionada que del pan". Es la exigencia de la acción histórica que se afir-
en sus posibilidades y en la dirección y extensión de cada movi- ma, de la acción que debe dirigirse contra la realidad existente
miento. en vez de resignarse a la aceptacióii pasiva, que debe sustituirse
Esta derivacicin, formación y dirección esencial del marxis- a la inerte expectación de la gracia divina y del milagro; es de-
mo aparece clara y evidente en la serie de los escritos de Marx cir, que debe asignar a la necesidad, que la religión transforma
y de Engels que preceden al Alanifiesto comunista, El motivo en alimento de inactiva esperanza, su función y energía de es-
esencial del humanismo de Feuerbach siempre reaparece en tímulo propulsor d e la praxis.
ellos. "La necesidad d a a los hombres la fuerza -dice Marx en
En 1842, escribiendo Engels acerca de Carlyle, declaraba, 1846 en su escrito contra el Volkstribun de H. Kriege-; quien
de acuerdo plenamente con Feuerbach: "en la historia nosotros necesita ayuda se ayuda por sí mismo. Las cosas no pueden que-
no vemos una revelación de Dios sino del hombre y sólo del hom- dar así, es necesario cambiarlas, y nosotros misnios, nosotros
bre; el hombre debe reconocer y medir sobre sí mismo las rela- hombres, tenemos que cambiarlas."
ciones de la vida; ha de juzgar según la esencia y ha de forjar el Se llega de esa manera, en el desarrollo consecuente del
murido según la exigencia de su naturaleza verdaderamente humanismo de Feuerbach, al concepto de la praxis revolucio-
humana". Y Marx, en 1843, afirmando análogamente, contra naria delineado en las glosas antes examinadas. Se llega apli-
Bauer, en La cuestiOn jz~din:"nosotros no convertimos los asun- cando aquel concepto -que representa en Marx y en Engels
tos terrenales en teológicos, sino qiie convertimos los asuntos un retorno a Hegel, pero confluyendo en síntesis con el huma-
teológicos en terrenales", preanuncia aquella reducción de las nismo de Feuerbach- que Engels ya resumía en su primer es-
cuestiones religiosas a sociales y económicas que aparece afir- crito con la proposición: "la historia es para nosotros el tino y el
mada luego en las Glosas a Feuerbach y reaparece más tarde, en todo". Y para Marx la comprensión de la historia se logra sola-
su insuficiencia y unilateralidad, en una página del Capital. mente mediante la umwalzende Praxis. H e aquí el principio
En el mismo año de 1843, repitiendo en La critica de la filo- enteramente marxista que se afirma en las Glosas a Feuerbach, en
sofía del derecho de Hegel que Dios no es más que el reflejo el cual la relación entre el hombre y la realidad se resume y se
y la creación del hombre, reafirma el retorno a la persona emperna sólidamente en la acción, por la propia reciprocidad
humana. que se establece entre el conocer y el obrar. Para obrar es nece-
Pero el tránsito de la crítica del cielo a la critica de la sario entender la realidad, es decir, es necesaria una conciencia
tierra, es decir, del derecho y de la política, es aquí declarado crítica e histórica del mundo, pero recíprocamente n o se en-
FEUERBACII Y MARX
78 LA LUCHA DE CLASES 79
tiende la realidad sino obrando sobre ella: "los filósofos han tra-
tado de interpretar el mundo, pero es necesario cambiarlo". He
aquí la reciprocidad: es necesario, sí, interpretar para cambiar;
pero es necesario igualmente cambiar para interpretar. La reci- {Por qué mediante la lucha? ¿Y en qué esta lucha, en la
procidad de estas condiciones y de estos presupuestos no puede cual consiste para Marx el proceso histórico, se diferencia de
entenderse sino en la praxis yue se subvierte. la lucha por la conquista progresiva del dominio sobre la natu-
La realidad del mundo humano está en la historia. Pero en raleza, de que hablaba Feuerbach?
la sucesión de las edades que la constituyen, cada edad es como Podemos aclarailo mediante un parangón con lo que sucede
un puente entre dos riberas, que sería incomprensible en su en el desarrollo orgánico y mental del individuo. En cada fase
existencia y en su función si no se viera más allá y más acá de él de tal desarrollo es necesario un equilibrio, iin ajustaniiento; las
el camino que condiice al puente y que de él parte y se desen- fuerzas activas se sistematizan en formas, pero no se cristalizan
vuelve. Así, la conciencia del presente implica y exige dos con- en ellas; si las fajas ciñeran siempre ígualmente a un recién na-
diciones a la vez: es decir, no solamente el pasado, que del pre- cido que crece, terminarían por sofocarlo. Análogamente en la
sente contiene las raíces y las causas, las condiciones y los límites, sociedad humana hay en cada fase del desarrollo, que es libera-
sino también el porvenir, que debe expresar el significado y el ción continua y progresiva de fuerzas, la necesidad y la creación
valor del pasado y del presente. de formas de ajustamiento. Pero estas formas representan la
Por eso la conciencia histórica, única conciencia plena de la constitución de intereses diferenciados, o sea, de grupos, de capas,
realidad humana, debe abrazar en su visión toda la historia de clases, interesadas en la conservación de las formas y de las
cumplida y por cumplirse, mirando a un horizonte siempre relaciones existentes; el diferenciarse de la sociedad equivale a
abierto, que se extiende indefinidamente en el futuro no menos una escisión o laceración interior de ella, y es lo que sucede,
que en el pasado. S610 así se aprehende la visión de la humani- precisamente, cuando fuerzas nuevas, solicitadas por una nece-
dad que se produce y se renueva siempre a sí misma en el pro- sidad de crecimiento y expansión, avanzan impelentes, represen-
ceso infinito de la praxis que se subvierte. Pero precisamente tadas por capas o clases que no pueden adaptarse a la sistemati-
por eso para interpretar el mundo es necesario querer cambiarlo; zación precedente, sino que están interesadas en el desarrollo y
o sea, según el concepto de Marx, sólo en el revolucionario pue- en la superación de la condición existente.
de afirmarse una verdadera y plena conciencia histórica; puesto La escisión se manifiesta entonces en la antítesis y en la lu-
que sólo él, mientras por una parte no puede ni debe renegar cha que de ella deriva; es ésta una lucha de las fuerzas de ex-
del pasado si quiere ser consciente de sí mismo y de su acción, pansión contra la constricción de las formas que se oponen a
busca por otra parte en el futuro el desarrollo del presente, que ellas; pero no es solamente el esfuerzo del polluelo que rompe
debe explicar su significado y valor; y sólo por tal medio puede la cáscara inerte, p . .que es lucha con las fuerzas vivas de con-
apresar verdaderamente la vitalidad y la fuerza creadora de la servación. La nece>.dad de nuevas formas contra la resistencia
misma historia transcurrida. de las formas ya constituidas es una antítesis y un conflicto que
Como había dicho Bruno, es necesario saber vivir vivos los en la realidad se concreta en choque de fuerzas contra fuerzas,
años de los otros y los propios; pero sólo es posible revivir ver- es decir, de clases contra clases: la lucha de clases aparece por
daderamente los años de los otros viviendo los propios; sólo es eso, según la declaración del Manifiesto comunista, como esencia
posible entender renovando, en el cambio y en el desarrollo ac- del proceso histórico y al mismo tiempo fuerza motriz del des-
tivos. Desarrollo activo: en esto se diferencia el marxismo de arrollo.
la teoría de la evolución. El desarrollo es en ésta producto pa- Ciertamente esta lucha abre el camino a tres diversas posibi-
sivo de un proceso de adaptación; en el marxismo es una con- lidades: el triunfo de las fuerzas conservadoras (con la cristali-
quista activa que se logra mediante la lucha. zación de la vida social en un rígido régimen de castas); la con-
sunción de los adversarios en la liicha (con la ruina de ambas
clases, de lo que habla también el Manifiesto comunista); y, en
80 FEUERBACH Y MARX LA LUCHA DE CLASES 8i
fin, atlemás tle estos dos resultados, que nunca son definitivos, disyunciones analíticas de cualquier teoria de los factores recon-
el caso más normal de la prevalencia de las fuerzas de expansión duce a la síntesis de una concepción unitaria. Aquí está la vida
sobre los obstáculos y las resistencias con la prosecución del des- real; allá la disección anatómica, que logrará aislar un órgano
arrollo histórico de la civilización. ¿Cuáles son estas fuerzas de o un tejido, volviéndolo muerto e inerte, pero no nos dará nun-
expansión que originan la progresiva superación de las formas ca su relación vital con todos los otros y la medida de su eficacia.
sociales ya constituidas? Son todas las energías y las actividades Esto sólo podrá manifestarse y aprehenderse en el cambio d e
crecientes de los hombres, que se pueden reducir al concepto de acción fisiológica y en la intimidad del nexo funcional con todo
fzierzas de prodzicción, de cuya expansión resulta precisamente el organismo y con todas las partes constituyentes.
la incompatibilidad de la permanencia de formas que se han El desarrollo de la economía n o se verifica aisladamente, y
convertido en vínculos, en estorbos y límites que urge romper tampoco puede entenderse de ese modo, sino unido con los de-
y superar. más elementos de la historia humana, con el desarrollo de todas
Pero estas fuerzas son los mismos hombres, con todo el com- las necesidades y de todas las demás formas de actividad. Un
plejo (le las condiciones creadas por ellos y de las necesidades ejemplo característico lo presentan53 Marx y Engels en la expli-
crecientes que los impulsan. El impulso hacia el desarrollo es cación del tránsito de la comunidad primitiva de los bienes de la
siempre la necesidad, por la cual la actividad es despertada y horda y de la "gens" a la apropiaci6n privada. Presentan ese
excitada; y entre todas las necesidades hay una que es fundamen- tránsito como sucesivo a la introducción del pastoreo, cuando el
tal, más general, fuerte e impelente (en el complejo de la so- reconocimiento de los propios hijos y el desarrollo del sentimien-
ciedad, se entiende, no en cada individuo), que todas las otras: to paternal han surgido de la convivencia familiar continua, y
es la necesidad y el interés económico. Pero esta necesidad n o ese impulso preferencial obra como disolvente de la comunidad
está nunca separada y aislada de las demás, ni de las otras formas de los bienes y determina la transición a la propiedad privada
de actividad, porque no es separable de su sujeto, el hombre, en y a la transmisión hereditaria de padre a hijo. Es un cambio
el cual todas las exigencias, tendencias y manifestaciones de la económico de capitalísima importancia que se cumple por la
vida se unifican en inescindible relación de acciones y reacciones. acción de sentimientos morales: es un caso típico de esa trama y
No se trata, pues, como alguien cree que Marx haya pensado, del trueque de acciones que no permite designar como causa única
instrumento técnico, qiie se ha convertido, en el proceso de sus la llamada infraestructura económica y como simples efectos y
transfoimaciones, casi en dios creador o en demonio dominador reflejos carentes de eficacia histbica todas las llamadas super-
de la historia: separado del hombre se vuelve categoría abstracta estructuras.
e irreal, inconcebible en su misma existencia, absurdo en las Esto no excluye, sin embargo, la preeminencia en la acción
relaciones S U génesis, de su desarrollo progresivo, de su acción histórica del factor económico, porque entre todas las necesida-
en la vida social y en la historia humana. Y que Marx ve siem- des humanas la económica es la más inmediata y general, la más
pre en la creacicín y transformación de los instrumentos técnicos apremiante y fuerte, y como tal es decisiva en el desarrollo his-
la actividad consciente del hombre, que a los fines de su funcicín tórico. Ésta es la afirmación de Marx, en 1859, en el famoso
y por medio de ella va creando sus órganos -o sea que busca prefacio de la Critica d e la economia politica: "La estructura
siempre la fuerza viva y activa de produccihn y de desarrollo en económica de la sociedad está constituida por el conjunto de las
el hombre que actúa- resulta de modo evidente de las afirma- relaciones de producci6n, las cuales forman la base real sobre
ciones del Capital que cito más adelante. la cual se eleva la superestructura jurídica y politica a la que
Contra cualquier escisión, a la cual tiende la mentalidad corresponden determinadas formas de la conciencia social. El
abstracta de quien no comprende la historia y su concreta rea- modo de producción de la vida material condiciona en general
lidad, se reafirma aquí el principio de la unidad de la vida. No el proceso de la vida social, política y espiritual."
se trata de que en una parte está siempre la causa y en otra siem-- Cierto que hay en este pasaje alguna frase y afirmación que
pre el efecto (como bien decía Engels), sino de un cambio dia-
léctico incesante, de una reciprocidad de acción, que de las falsas 53 Origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado.
LA LUCHA DE CLASES 83
parecen exceder los límites de la reconstrucción antes delineada su relación a constituir la compleja concepción critico-práctica
del pensamiento de Marx y justificar ciertas interpretaciones de Marx. La condición y lo condicionado son a la vez e igual-
groseramente materialistas. Las relaciones de producción no sólo \mente necesarios para la realización del proceso histórico; pero,
parecen - e n su definición de base real y condición de todas las en la visión de su continuidad, la condición (que aparece como
formas, de todas las superestructuras y procesos de la vida social causa para la abstracta consideración anatómica) resulta en cam-
y espiritual- aisladas e independientes, separadas de la unidad bio como producto de la precedente actividad de lo condiciona-
de la vida y de la fuente viva y activa, que es el hombre mismo; do, es decir, del hombre, que así vuelve a ser colocado en su
sino que esta aparente hipóstasis en función de causa trascendente puesto de actor y factor de la historia. El hombre, es decir, la
parece confirmada por la declaración de que "las relaciones de humanidad, que constituye las fuerzas de produccidn que Marx
produccicín, que corresponden a un grado determinado de la llama materiales54 en cuanto dirigidas a la necesidad económica,
evolución de las fuerzas productivas materiales" son "determina- que ya Hegel llamaba materia en contraposición al espíritu. Pero
das, necesarias, independientes de la voluntad" de los hombres, en esta activa reacción que se esfuerza y llega a la superación,
de suerte que "no es la conciencia de los hombres la que deter- muestran con toda evidencia cuán lejos se está aquí del deter-
mina su ser, sino, a la inversa, la existencia social la que determi- k minismo materialista y cómo, por el contrario, se está en el te-
na su conciencia". Parece renovarse para la economía la hip6stasis rreno de la concepción dialkctica, la cual necesita de la realidad
que Feuerbach había atacado en la religión. Pero hay que con- y eficacia de ambos opuestos para que el proceso de desarrollo
siderar que en esas afirmaciones Marx alude a lo que algunas se realice.
lineas antes llama la anatomia de la sociedad civil. Pero la ana- "A un cierto punto de su desarrollo -agrega Marx- las
tomía no se refiere a la continuidad del proceso de desarrollo, fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en conflic-
sino al aislamiento de una determinada fase para descomponerla to con las relaciones de producción existentes, es decir -lo cual
en sus elementos constitutivos. En esta separación de cada edad no es más que la expresión jurídica del mismo hecho-, con las
del flujo del proceso histórico, Marx ve que las relaciones exis- relaciones de propiedad en cuyo ámbito se habían movido hasta
tentes son independientes de la voluntad de los hombres de esa entonces. Tales relaciones sociales, que hasta entonces fueron
determinada edad, que las hallan ya constituidas y no pueden formas evolutivas de las fuerzas de producción, se convierten en
xiíodificarlas ni forjarlas a su antojo, y no son, por consiguiente, obstáculos. Entonces subintra una época de revolución social."
dueños del modo de su existencia por una virtud absolutamente He aqui que, contra las cristalizadas relaciones de produc-
autónoma de su propia conciencia, sino dominados por las con- ción, surge la verdadera f u e r ~ aviva motora de la historia y crea-
diciones de su vida en la orientación y en la actividad de su dora de las mismas relaciones de producción, como también de
conciencia misma. sus transformaciones históricas; las fuerzas de producción, es de-
Pero apenas pasa Marx, de semejante consideración anató- cir, los hombres, que actúan para satisfacer sus necesidades sobre
mica y separada de cada edad, desvinculada de la continuidad la base de las condiciones existentes, pero con el intento y el
del proceso histórico de desarrollo, a observar este último, he esfuerzo continuo por superarlas. Y la cadena dialéctica se des-
aqui que las ya definidas "relaciones necesarias de producción", envuelve en reciprocidad incesante entre las fuerzas y las for-
base y condición determinante de la vida social y espiritual, no se mas, lo condicionado y la condición, los hombres y las cosas, bajo
convierten (como habría podido esperarse en virtud de tales el acicate inextinguible de la necesidad que impulsa la actividad
palabras) en demiurgos de la historia, sino en materia cristalizada al choque contra el límite y por eso a la lucha contra él. Pero
e inerte contra la cual se dirige la verdadera fuerza viva en mo- aquí el límite no es, como en el naturalismo de Feuerbach, ex-
vimiento y necesidad continua de desarrollo, es decir, el hombre. terior al proceso histórico, sino que está injerido en él y es in-
Al momento critico representado por la precedente consideración trínseco a él, porque en el lugar de la inmutable naturaleza estdn
anatómica, sucede así el momento práctico, representado por la
visión de la dinámica histórica; pero ambos momentos no se 54 Pero poco m& abajo las llama "fuerzas productivas sociales", siempre
excluyen reciprocamente, sino que van cogidos en la unidad de en contraposicinn con las relaciones de producci6n.
84 FEUERBACH Y MARX LA LUCHA DE CLASES 85
las relaciones de producción, históricamente creadas y siempre Pero si ella se ejerce en contraste con la dirección de las
nuevamente forjadas. En esta cadena dialéctica dos condiciones fuerzas productivas y de las exigencias que de ellas fluyen, antes
aparecen: r ) la imposibilidad de detenciones definitivas en cual- o después está destinada a ceder o a romperse; si quiere construir
quier punto del desarrollo de las fuerzas productivas (como en sin el sólido fundamento de las fuerzas productivas o anticipán-
la negación de límites últimos hecha por Feuerbach); y por eso dose a su desarrollo, le aguarda el fracaso. He aquí el error de
la inevitabilidad de las épocas de revolución social de que habla las dos utopías (de la reacción y del revolucionarismo anticri-
el pasaje referido; 2) la imposibilidad de saltar los anillos o de tico), que consiste en ambas en una sobrevaloración de la acción
disolver el vínculo, que siempre liga lo condicionado a la política. He aquí el sentido en el cual el momento econ6mico
condición, la antítesis a la tesis y la superación al límite. "Una es para Marx decisivo frente a los otros.
formación social no desaparece hasta que se hayan desarrollado Este priilcipio significa que el conocimiento crítico de la
todas las fuerzas productivas que contiene, y nuevas relaciones realidad es la premisa necesaria para cualquier acción histórica.
de producción n.o sustituyen a las viejas antes de que sus condi- Significa que el materialismo histórico es -según la única defi-
ciones materiales de existencia se hayan desarrollado precisamen- nición exacta- una concepción critico-práctica. De la conciencia
te en el seno de la antigua sociedad." crítica de la realidad social a la praxis histórica: este camino se-
Por eso Marx se coloca claramente contra dos utopías opues- ñala la superacibn de la antítesis de voluntarismo y fatalismo en
tas y, sin embargo, coincidentes en el defecto fundamental: la un concepto realista y vivo de la necesidad histórica. Tanto más
utopía reaccionaria, que cree poder detener el curso del desarrollo realista y tanto mis vivo cuanto que la fórmula antes enunciada
o hasta hacerlo retroceder; y la utopía revolucionaria, que cree se trueca en su recíproca; porque si -como ya se ha dicho- no
poder en cualquier momento instaurar un novw urdo forjado es posible cambiar sin interpretar, por otra parte sólo quien
en la mente, como si la concepción perfecta y la voluntad de rea- quiere cambiar y obrar sabe interpretar. El esfuerzo teórico del
lizarla, afirmándose en algunos teorizadores y agitadores (aun- filósofo es vano si no está acompañado y sostenido por la vo-
que sea con la adhesión inconsciente y por eso insegura de masas luntad de acción; sólo en la praxis histórica, pues, se cumple y
caóticas de descontentos) bastaran, sin preocuparse de la relación se prueba en su verdad la crítica de la realidad social.
con las condiciones históricas existentes. Opuestas por la direc- He aquí la filosofía de la praxis, que se identifica con el
ción, pero coincidentes en el fondo, estas dos utopías nacen de proceso de la historia. Huelga aclarar cuán lejos estamos con
un mismo error: de la sobrevaloración de la acción política o esto de todo concepto de fatalismo y automatismo. Es siempre,
de la fe en su omnipotencia por encima y en contra de las fuerzas como he advertido, la aplicación al proceso histbrico de la rela-
productivas y sus exigencias ineliminables. Y basados en ésta cihn entre el sujeto y el objeto que Feuerbach aplicaba a la con-
creen poder suprimir, la una el empuje progresivo que nace del quista progresiva del dominio de la naturaleza por parte del
mismo grado de desarrollo ya alcanzado, la otra el apoyo que la hombre; es la misma unidad de teoría y de praxis.
exigencia innovadora debe encontrar en el propio terreno que La crítica de la economía política, que Marx hace en El
pretende remover para obrar fecundamente. La separación abs- capital, no es más que realización de este concepto de la unidad
tracta de los dos momentos, que en la unidad concreta dan el y convertibilidad recíproca de la crítica y de la praxis revolu-
proceso dialéctico de la historia, es la generadora única de ambas cionaria; se la considera como fundamento y guía de la acción
opuestas utopías. Ciertamente, ni aun el materialismo histórico del proletariado, mientras, recíprocamente, aparece posible s610
de Mam niega la eficacia de la acción política; pero la subordina ante el movimiento proletario. Por la conciencia de esta recípro-
a dos condiciones: que siga y bordee el mismo camino que re- ca dependencia, la concepción crítico-práctica se aleja igualmente
corre el desarrollo de las fuerzas productivas y que lleve hacia una de la fe en la omnipotencia de la violencia creadora y de la
satisfacción mayor y más plena de la necesidad económica a fuer- expectación mesiánica de una catástrofe automática, que se cum-
zas mis vastas y mis intensas que las que por otro camino y con pla por la autocritica de las cosas o de los procesos económicos
diverso propósito (de conservación s de innovación) puedan con- objetivos. Y el hecho de que a veces se Iiayan atribuido a Mam
seguir satisfacción más adecuada de sus exigencias. como elogio y a veces imputadas como reproche una y otra opues-
86 FEUERBACH Y MARX LA LUCHA DE CLASES s7
ta visión y que se hayan buscado en sus palabras las pruebas de rías económicas: la categoría del valor que genera la de la plus
ambas, demuestra que ni una ni otra pueden constituir su pen- valía, ésta que pare la fuerza de concentración, de la cual nace
samiento. Ver en El capital, como muchos pretenden, el diseño la fuerza de proletarización, que preparan juntas la base de la
de un proceso automático y fatal que se realiza fuera y por gestión social de los medios de producción. Frente a este proceso
encima de los hombres, significa atribuirle la restauración en la automático, al proletariado no le correspondería, pues, la acción
economía de aquella Selbstentfremdung que el había atacado en y la lucha de clases, sino la renuncia a ésta para no obstaculizar
la religión, lo mismo que Feuerbach. el proceso mecánico, y la inerte expectación, como si se tratara
¿Renuncia Marx a la reconquista del hombre creador de la del milagro esperado por el creyente.
propia historia? ¿Renueva acaso en el altar del Moloch econó- Así, el marxismo sería el repudio y la anulación de todo el
mico la alienación de la actividad humana que Feuerbach había esfuerzo del humanismo de Feuerbach. Pero en realidad no es
reprochado a la religión? ¿Reniega de la exigencia expresada en esto; y El capital no está de ningún modo fuera de la orientación
otra ocasión: "~zosotrosmismos, los hombres, debemos cambiar que, sobre la base de las declaraciones mismas de Marx y Engels,
las cosas"? ¿Repudia acaso lo que había escrito en L.a sagrada hemos venido esbozando, y tampoco contra ella. Esto lo docu-
familia contra el cenáculo baueriano, que hacía de la historia menta de modo irrefutable en el libro 1 de El capital, un pasaje
una hipóstasis trascendente, separada del hombre y por encima muy significativo, en el cual Sorel, en Degeneración capitalista
de él: "la historia no hace nada, no posee ningún enorme poder, y degeneración socialista, ha detenido un momento su atención,
no libra ninguna lucha. Es m h bien el hombre, el hombre efec- pero sin destacarlo debidamente.
tivo y viviente, quien hace todo, quien posee y combate; la his- A ~->ropósito de la tecnología, cuya historia crítica demostra-
toria no es algo que se sirve del hombre como medio para conse- ría (observa Marx) cdmo las grandes invenciones innovadoras de
guir fines con los propios esfuerzos - como si fuese una persona los instrumentos de producción muy difícilmente pertenecen a
independiente- , sino que ella n o es más que la actividad del un solo individuo, Marx se refiere a Ia "historia de la tecnologia
hombre que persigue sus fines"? natut-al, es decir, a la formación de los órganos de las plantas y
Si Marx Iiubiese hecho semejante renuncia y repudio, caería de los animales considerados como medios de producción para su
ciertamentc la interpretación, que comparto con Arturo Labriola, vida", hacia la cual atribuye a Darwin el merito de haber atraído
de que Marx haya pretendido ser el Feuerbach de la econoniía la atención de los estudiosos. Y en esto interpreta el darwinismo
y mostrar en esta un proceso histórico obra del hombre, lo mis- en sentido lamarckiano, atribuyendo al naturalista ingles (que
mo que la religión; y debiera sustituirse con la más terminante daba la máxima importancia, en la evolución biológica, a la lu-
afirmación de lo contrario. Quien suponga esto, debe rechazar cha por la existencia y a la supervivencia de los más aptos como
las explícitas y repetidas afirmaciones de Engels, no solamente factores de la selección natural), lo que es característico del natu-
en las conocidas cartas sobre la interpretación materialista d e la ralista francés y de la escuela derivada de él (el neolamarckismo
historia, sino también en la polémica con Dühring y contra Ernst, en contraste con el neodarwinismo), que basa el desarrollo de la
que repetía la "extravagante afirmación del metafísico Dühring, evolución en el ejercicio activo de las funciones (en correspon-
de que para hlarx la historia se cumple casi automáticamente, dencia con las necesidades), el cual desarrolla el órgano, si no lo
sin la acción de los hombres (los cuales la hacen) y que estos crea directamente. Pero aunque haya un error en la atribución
hombres son movidos por las condiciones económicas ( q u e son, de la ~aternidad,lo que nos interesa en la referencia de Marx
sin embargo, obra de los hombres) como figuras de ajedrez". Y es la concepción de la propia evolución natural como producto
debe colocar además El capital fuera de la línea, y contra ella, de de la actividad de la especie, ejercitándose para sus fines y for-
desarrollo del pensamiento de Marx que resulta de sus mismas jando, en este ejercicio laborioso, gradualmente, los propios Q-
declaraciones citadas: o decir, con Enrique Leone, que después ganos. Es una concepcidn historicista de las especies naturales,
del Manifiesto comunista la realidad humana de la lucha de cla- en cuanto no se acepta sólo el principio de su transformación,
ses se sustituye en Marx por el objetivismo fatalista de la nega- sino que se la explica como derivante de la propia actividad de los
ción de la negación, realizándose mecánicamente en las catego- organismos, que se crean casi a sí mismos, o sea los órganos de su
88 FEUERBACH Y MARX LA LUCHA D E CLASES U!)
vida y del ejercicio de las funciones vitales. Se aplica a la forma- ción activista como resultante de la continuidad de la praxis.
ción de los órganos naturales la intuición que Spinoza había afir- Pero si el primer carácter no aparece en la historia humana con
mado por primera vez a propósito de la creación de los instru- mayor relieve que en la de las especies animales, el segundo, al
mentos técnicos, observando que el hombre que siente, por contrario, se acentúa por el conocimiento, que Marx toma de
ejemplo, la necesidad de utensilios de hierro, y no podría for- G. B. Vico, de que nosotros podemos poseer verdadera ciencia
jarlos sin poseerlos ya, o sea sin el martillo para batir el metal, sólo de lo que hacemos, lo que vale precisamente para la historia
supera la aparentemente insoluble dificultad con el proceso gra- por ser obra nuestra. "La historia -añade Marx después de las
dual del perfeccionamiento de los medios y de los resultados: palabras citadas- de la formación de los órganos productivos
utilizando primero instrumentos embrionarios y toscos para obte- del hombre social, base material de toda organización social,
ner los primeros resultados, que se convierten, a su vez, en ins- lacaso no merecería tales investigaciones? ¿Y no sería más fácil
trumentos mejor adaptados para creaciones más perfectas, y así de realizar, puesto que, como dice Vico, la historia del hombre
en adelante, en ese proceso continuado del desarrollo histórico, se distingue de la de la naturaleza e n que NOSOTROS HEMOS HECHO
que hlarx llamará después proceso de la praxis que se subvierte. AQUÉLLA Y N O ÉSTA?"
Esa aguda intuición histórica de Spinoza, que se emperna La historia de la humanidad se delinea de tal modo ente-
en la actividad humana, estimulada por la necesidad y dirigida ramente como desarrollo de las fuerzas productivas; éstas son las
a un fin de progreso, Marx la extiende -atribuyéndola a Dar- creadoras activas y conscientes, no resultado automático, de la
win antes que a Lamarck- a toda la evolución biológica, que historia. La humanidad, que explica en la acción creadora sus
así resulta verdaderamente historizada, es decir, basada en la capacidades de produccióri -forjándose en el desarrollo de la
actividad de los seres vivientes antes que en su pasiva adaptación tecnología un número indefinido de órganos artificiales de po-
al ambiente. Lucha por la vida, pero viva y activa, en la cual tencia creciente sumados a los Grganos naturales, únicos que
el resultado de la transformación de los caracteres orgánicos no logran forjarse las plantas y los animales-, adquiere condiciones
es una consecuencia indirecta que la especie experimenta pasi- incesantemente renovadas, en correspondencia con las cuales va-
vamente, sino un producto de la tendencia y de la acción conti- rían también y se modifican las relaciones sociales y todas las
nuada que ella desenvuelve. disposiciones y las actitudes intelectiiales con ellas conexas. Éste
A ese concepto activista Marx se adhiere de buena gana, pues- es, para Marx, el concepto unificador de la interpretacihn his-
to que encuadra en una intuición general de la vida y el concepto tórica.
que 61 había ya afirmado de la vida de la humanidad: los hom- "La tecnología descubre el proceder activo del hombre sobre
bres creadores de la propia historia, forjadores de los medios y la naturaleza, el proceso de producción inmediata de su vida, y
de las condiciones de la propia existencia y del propio desarrollo. así también sus relaciones sociales de vida y las representaciones
El concepto de las fuerzas de producción, ejerciéndose, y, por intelectuales que de ellas nacen. La historia de la religión mis-
consiguiente, desarrollándose bajo el impulso de las necesidades, ma, si hace abstracción de esta base material, no es crítica. Es,
había ya surgido en su mente -como hemos visto- de la con- en efecto, mucho más fácil encontrar por el análisis el núcleo
sideración de la historia humana; pero cuando toda la historia terrenal de las nebulosidades religiosas que deducir, por el con-
d e la evolución orgánica se le ilumina por ese medio con nueva trario, de las relaciones de vida real sus formas celestiales. Éste
luz, apareciéndole como historia de la tecnologia natural, esto es el único método niaterialista y, por lo tanto, científico. Las
adquiere para él una sugestión nueva y más viva; y tanto más fallas del materialismo abstracto de las ciencias naturales, que
atrayente y persuasiva se le aparece su aplicación a la historia excluye el proceso histórico, se dejan ver en las representaciones
de la sociedad humana. abstractas e ideológicas de sus corifeos así que se aventuran fuera
En esa aplicación, pues, como en la propia teoría naturalista, de su especialidad." 55
de la que ahora parte Marx, dos caracteres aparecen esenciales: Ahora bien, la conciericia de la necesidad de mantenerse ale-
la concepción económica del proceso de desarrollo entendido en
su correspondencia con las necesidades vitales, y su interpreta- 55 El capital> libro 1, cap. XIII, p. 283 n., versi6n dc J. B. Justo. E.]
90 FEUERBACH Y MARX LA LUCHA DE CLASES 9'
jaclo del ~naterialismoabstracto de las ciencias naturales, que n o Pero todos estos procesos no son objetivos, no se cumplen
tiene en cuenta el desarrollo histórico, quiere decir, en el campo fuera de los hombres y sin ellos; son siempre los hombres qiiie-
de la economía política, precisamente esto: necesidad de no apar- nes, estimulados por el interés, despojan a otros, luchan entre si,
tarse de la visión de las fuerzas activas y conscientes que, en su acumulan o sucumben, forman los grupos antagónicos entre los
acción y en el desarrollo que de ésta surge, determinan el curso cuales y por los cuales los procesos se desarrollan.
del desenvolvimiento histórico. 1,a ciencia natural llega a ser ¿Acaso la concentración progresiva es una ley mecánica a la
concreta, es decir, histórica, cuando estudia la historia de la tec- cual la propia burguesía no podría sustraerse, como el mago que
nologia natural, esto es, la formación iie los órganos considerados no sabe dominar el demonio que él mismo ha evocado? Pero
como niedios de producción para la vida, o sea, forjados paso a el demonio no está fuera, sino dentro de los hombres; es el inte-
paso y transformados y desarrollados por el ejercicio activo de las rés, que ciertamente los arrastra por un camino fatal, pero como
fuiiciones correspondientes a las necesidades vitales. Y la ciencia impulso interior, vivo y obrando en el espíritu humano y en la
del hombre también puede ser concreta, es decir, histrjrica, cuan- voliintad.
(lo concentre su atención sobre todo en la historia de los órganos La concentración de las riquezas y la miseria creciente n o
~>rocliictorcs,siempre que no olvide --para apresarla en su ha- son leyes absolutas e ineluctables, sino de tendencia: o sea, pro-
cerse y así verdaderamente entenderla y conocerla- que, como cesos que se cumplirían, cadenas de consecuencias que se des-
enseÍí,iba G. B. Vico, somos nosotros, los honibrei, los que ha- envolverían, si fuesen aislables de la concreta vida social y de las
cernos toda la historia de la sociedad huniana. La historia natu- acciones de clase, que pueden contrastarlos y limitarlos. Y para
ral no (tebe piescindir de los organismos y de la dinámica de sus la miseria creciente la representación viva de la tendencia vale
necesidades, sino fundarse en ellos; la historia humana debe precisamente como la creación de un mito; sirve para despertar
basarse en el hombre y en su actividad. . las fuerzas qiie deben oponérsele, excitando la conciencia de clase
Ahora bien, El capital, en el cual esta conciencia histórica y moviéndola a la organización de la acción de clase.
es afirmada tan claramente, podría constituir jamás su repudio En efecto, la hipóstasis, que Feuerbach combatía en la re-
absoluto y presentarnos el aiitomatismo abstracto de procesos ligión, no tiene siempre, como en ésta, por resultado la renuncia
que se desenvuelven objetiva y fatalmente por encima y fuera de del hombre a la actividad propia por el abandono de sí mismo
los hombres? {Podría entiar todo en los cuadros de aquel mate- y de las propias aspiraciones a la potencia exteriorizada. Esto
rialismo abstracto, esto es, aritihistórico, rechazado claramente acaece cuando en el poder proyectado fuera de sí se coloca, como
por Marx? en Dios, la satisfacción ideal de las propias necesidades o,
En absoluto; hlarx n o presenta -para quien sabe ver- un como en la adversa naturaleza leopardiana, la desesperada e
proceso alitomático y fatal del capitalismo, ni en el terreno del ineluctable negación; pero cuando se objetiva, al contrario, el
pasado lejano -en el cual la acumulación primitiva, que está malestar y la insatisfacción en una supuesta causa, externa pero
en el origen del capitalismo, cumpliéndose con la expoliación de en relación con nuestra acción, ocurre el proceso opuesto, que
los trabajadores libres (pioductores-consiimidores), que convierte Feuerbach ya había visto desenvolverse en la relación del hom-
en proletarios asalaiiados, es obra (le una violencia volunta- bre con la naturaleza, límite y obstáculo contra el cual la acción
ria-; ni en el pasado más próximo ni en el presente, en los cuales se excita y se deipliega para la conquista victoriosa.
ese desarrollo ha de desembocar en la revolución proletaria. Toda la objetivación de que Rlarx se sirve, de procesos que
Se objeta que para hlarx es inevitable que la competencia se cumplen, sin embargo, por obra de los hombres, y que por los
genere la concentración de los capitales, e ineluctable que la in- hombres pueden ser favorecidos o contrastados, acentuados o li-
dustrialización forme el ejército de reserva de los desocupados y mitados, toda su proyección desde la interioridad de la praxis
produzca por eso la miseria creciente; por lo que, a raíz de la humana a una exterioridad qiie los convierte casi en naturaleza
en los dos polos opuesto3 de la riqueza y de la mi- opuesta al hombre, tiene precisamente el intento y la tarea de
seria exasperada, se prepara la conclusión fatal de la expropia- suscitar más vivamente la acción, despertando una conciencia
ción de los expropiadores. más aguda de iin peligro amenazante.
92 FEUERBACH Y MARX LA LUCHA DE CLASES Y3
En todo el análisis de El capital está siempre este fin de ración entran siempre, para Marx, en el cuadro de su concepción
la acción, para la cual se quiere despertar la conciencia de clase critico-práctica.
y, a la vez, por consiguiente (coherentemente con la concepción "La humanidad se propone únicamente los fines que puetle
crítico-práctica), infundir el conocimiento de las condiciones his- alcanzar": esta proposición de Marx, que por cierto no es exacta
tóricas de toda acción de clase del proletariado. A despertar la como comprobación histórica, adquiere la plenitud de su valor
conciencia de clase está dirigido todo el análisis de la explotación cuando se la considera como criterio normativo, que Marx im-
y de la plumalia; a comunicar el conocimiento de las condiciones ponía a la obra propia y a la praxis histórica del proletariado.
de la praxis histórica tiende el examen de los desarrollos del "Que la tarea y el fin mismo aparezcan solamente donde
capitalismo y de las consecuencias a las cuales estos desarrollos existen las condiciones materiales para alcanzarlos o por lo me-
conducen. nos estén en el proceso de su devenir", vale, más aún que para
El despertar de la conciencia del proletariado se suscita toda la historia humana (en la cual la segunda alternativa apa-
cuando se muestra cómo en el capitalismo, que señala el máximo rece ciertamente más verdadera que la primera), para la direc-
y más típico desarrollo del régimen de la mercancia, también el ción y el impulso que Marx quería dar a la conciencia y a la
hombre con su fuerza de trabajo se convierte en mercancía. Y acción de clase del proletariado. La aspiración, que quería di-
como el salario no es, pues, una medida del trabajo realizado, fundir y hacer críticamente consciente de sí misma, ya no era
sino un efecto de la relación de la demanda y de la oferta, se para él, como para los utopistas, un hermoso sueño o un hermoso
hace posible la plumalia, con la cual se constituye la ganancia cuadro de literato o filósofo; era la dirección de la praxis his-
del capitalista, es decir, la existencia de un trabajo no pagado, tórica de una clase, y podía y debía serlo porque estaba conforme
que aparece tal en la comparación con una sociedad de produc- con las tendencias y el camino de las fuerzas productivas en
tores libres, libre del dominio de la mercancía. expansión.
De suerte que la conciencia de la condición presente del pro- En efecto, el industrialismo, al desarrollar el trabajo aso-
letariado, o sea su conciencia de clase, implica esa concepción ciado y las enormes posibilidades productivas, ha generado una
de una sociedad de productores libres, no organizada para el pro- posibilidad nueva en la historia: la satisfacción de las necesidades
vecho individual, sino para la producción social con relación a sociales por medio de la producción social. El capitalismo gene-
las necesidades sociales: conciencia de la realidad actual y aspi- ra al proletariado, su conciencia de clase, la posibilidad de la
ración a un ideal diverso se implican recíprocamente, y por eso realización de sus fines de clase. Por eso la praxis histórica quie-
la conciencia de clase se unifica con la acción de clase. re siempre estar unida e identificarse con la conciencia crítica
En ese resultado confluye, por el acicate de la amenaza de de la realidad; cada fin debe ser medido con las condiciones
consecuencias cada vez más graves, la crítica de las tendencias reales de su realización.
inherentes a la competencia capitalista. Ésta, en la lucha desen- Más que un hecho -no siempre real-, Marx expresaba,
frenada y en la producción caótica que origina, determina un en las proposiciones citadas, la exigencia -fundamental en toda
choque feroz de intereses entre individuos, grupos y pueblos, acción que quiera ser histórica,. esto es, fecunda en resultados
originándose así conflictos armados y crisis periódicas. Y de las eficaces y durables- de que la humanidad se proponga sola-
guerras y de las ruinas la víctima primera y principal es siempre mente problemas que pueda resolver y fines que pueda alcanzar.
el proletariado, que por esta visión de las consecuencias del ca- Y en esta conciencia critica, convertida en guía y norma de la
pitalismo es cada vez más excitado a la lucha. acción histórica, está lo propio de la concepción de Marx, cuya
De este modo el despertar de la conciencia de clase, que está importancia y grandeza estriba precisamente en esto: en ser la
ligado, como se ha dicho, a la aspiración hacia una sociedad de conciencia histórica del movimiento proletario.
productores libres, es decir, de una humanidad asociada que El tránsito del naturalismo al historicismo, que Marx rea-
elimine todas las diferencias y antítesis de clase, es también con- liza partiendo de Feuerbach, se concreta insertándose, según la
ciencia humanista universal y hace del proletariado el realizador exigencia de su propia doctrina, en la praxis histórica de su edad.
del humanismus feuerbachiano. Pero este despertar y esta aspi-
BRUNO, BACXN Y SPINOZA 95
puede disecar el inerte cadáver, mientras que la acción es tam-
bién, necesariamente, conocimiento e interpretación, pero debe
11. GÉRMENES EN BRUNO, BACON Y SPINOZA DEL
CONCEPTO MARXISTA DE LA HISTORIA asir la vida en actividad funcional para poder insertarse cficaz-
mente en ella e imprimirle nuevas direcciones. Para compreri-
der la realidad es preciso vivirla; pero vivirla no es ser espcc-
En la 111 de las Glosas a Feuerbach publicadas por Engels como tadores inertes o negadores desdeñosos, sino actores activos.
apéndice a su escrito Ludwig Feuerbach y el fin de la filoso- Luego -dice Marx- para obrar sobre la realidad, es preciso
fia cldsica alemann, Carlos Marx aplicaba a la explicación del indudablemente entenderla (exigencia crítica); pero -agrega-
proceso de desarrollo de la historia su concepto de praxis, que no se la entiende verdaderamente sino obrando sobre ella (exi-
sintetiza su piopia solución del problema de la realidad objetiva, gencia práctica); la reciprocidad de ambas exigencias forma la
del conocimiento y de la vida social humana, y escribía contra unidad dialéctica de la concepción critico-práctica de la histo-
las utopías reformadoras de los materialistas tipo Helvétius y ria. Según esta, el proceso de la historia resulta un continuo
Owen: vuelco de la praxis humana, un constante. movimiento dialtcti-
"La doctrina materialista que sostiene que los hombres son co de oposiciones y negaciones, una lucha incesante. ¿Por qué?
producto del ambiente y de la educación y que cambian con el Porque toda actividad sólo surge de una insatisfacción, del sen-
variar del ambiente y de la educación, olvida que el ambiente es timiento de un malestar y de una necesidad, es decir, de un
transformado precisamente por los hombres y que el educador contraste entre las exigencias vivas e impelentes, suscitadas y
mismo debe ser educado. Por eso concluye necesariamente por estimuladas por la realidad misma, y las condiciones excitadoras,
dividir la sociedad en dos partes, una de las cuales se considera contra las cuales aquéllas chocan.
sobresaliente sobre la otra (por ejemplo, en R. Owen). La coin- Este móvil impulsivo de la necesidad está en las raíces de
.cidencia del variar del ambiente y de la actividad humana, o la la historia, porque está en toda la naturaleza y en toda la
autotransformación, sólo puede concebirse y entenderse racional- vida, tanto de los animales como del hombre; pero de las raíces
mente como praxis revolucionaria." pasa a todo el curso de la historia misma de las sociedades hu-
El significado esencial de este concepto de la umwalzende manas y constituye su móvil propulsivo. Aun en la vida orgá-
Praxis no era aprehendido por Feuerbach, que sin embargo ha- nica, ve Marx (según una concepción activa del evolucionis-
bía vislumbrado en la continuidad del proceso histórico - q u e mo, más bien lamarckiana que darwiniana) un desarrollo de
la humanidad recorre en su marcha- un desarrollo determinado fuerzas, que en cada fase de su desarrollo se sistematiran en
por el impulso de la necesidad; no lo había aprehendido, porque formas, que constituyen el temporario orden y equilibrio; pero
el significado pleno de aquel concepto sólo podía afirmarse en el desarrollo, que en su relación con las condiciones naturales
una visión crítico-práctica de la humanidad y de su historia; es externas suscita y libera progresivamente fuerzas nuevas (esto
decir, en una visión que no fuese ni pura negación y repudio es, nuevas necesidades y nuevas exigencias de conservación y de
de la historia, como en Feuerbach, ni sólo interpretación teórica, crecimiento), las pone en contraste con la insuficiente corres-
como en la mayoría de los filósofos, sino también y especial- pondencia de las mismas formas orgánicas ya constituidas. Así,
mente acción concreta, es decir, inserción de la propia actividad para el evolucionismo tal como Marx lo entiende (verdadera
en la realidad del proceso histórico.' .historia, de la cual la especie es actora y creadora, y no simple
Ésa es precisamente la posición característica del problema producto o resultado pasivo) todo el desarrollo natural no es
en Marx: "Los filósofos -dice la glosa XI- sólo han inter- pasiva adaptación al ambiente, sino actividad de lucha por la
pretado diversamente el mundo; pero se trata de cambiarlo." vida, que luchando produce una continua superación, una pro-
La interpretación que se limite y se detenga en sí misma es pura gresiva transformación de las fases ya alcan~adas;es decir, es
teoría y, por consiguiente, abstracción; es anatomía que sólo -según el descubrimiento que en E¿ capital (libro 1, cap. xv)
Marx atribuye a la teoría de la evolución- una "historia de la
1 Cfr. el capítulo antecederite sobre "Feuerbach y Marx". tecnología natural, es decir, de la formación de los órganos de
94
g6 CONCEPTO MARXISTA DE LA HISTORIA BRUNO, BACON Y SPINOZA 97
las plantas y de los animales, considerados como medios de pro- economia politica, "la humanidad se propone únicamente los fines
ducción para su vida". Pues bien, este mismo proceso, que cons- que puede alcanzar", expresa precisamente el convencimiento de
tituye la historia natural de los organismos, para Marx constitu- esta conexión y dependencia. "La tarea y el fin mismo - a g r e g a
ye también la historia de las sociedades humanas, de la cual Marx- sólo aparecen donde las condiciones materiales para al-
precisamente deduce la concepción afirmada. Aun en la historia canzarlos existan ya o por lo menos se hallen en su proceso de
hay fuerzas vitales que, desarrollándose, van, bajo el estímulo desarrollo." Con esto Marx alude también a otro aspecto de la
de la necesidad, a chocar contra las formas ya alcanzadas, y en concepción crítico-práctica de la historia, junto a lo que paladi-
esa lucha determinan su superación y transformación. namente expresa: es decir, no aclara sólo que los fines depen-
La historia para Marx es tal (es decir, movimiento y cam- den constantemente de las condiciones y de los medios existentes,
bio progresivo interiores) en cuanto es continuo estallido de con- en cuanto a las direcciones y a las proporciones que asumen, sino
flictos entre las fuerzas productivas en creciente desarrollo y las que fija también la exigencia de que exista confianza en la efec-
relaciones ya existentes de propiedad y producción. Por eso es tuabilidad de los mismos fines, como condición necesaria para
sobre todo lucha de clases; y en ésta el desarrollo de las fuerzas que éstos asuman el carácter práctico de fines, es decir, para que
productivas está estrechamente ligado, como efecto y causa, a la acción sea estimulada y puesta en movimiento. Toda pro-
la vez, al desarrollo de los medios de producción. El interés posición de fines es un principio de acción, y toda acción es
histórico de este desarrollo tecnológico reside precisamente en siempre una afirmación de confianza en la efectuabilidad del
su esencial conexión con el desarrollo de las fuerzas productivas, fin propuesto, es decir, en la ~osibilidadde conseguir la satis-
y por consiguiente, de las relaciones y de las luchas de clases, facción de la exigencia motora, en la fecundidad (próxima o
que son para Marx momentos fundamentales de la historia hu- remota) del dispendio de fuerzas, en que consiste la acción; la
mana. "La historia de los órganos productores del hombre so- desconfianza en el resultado, el convencimiento de la, vanidad
cial (agrega Marx en el citado pasaje de El capital) {acaso no o, cosa peor, de la nocividad de los esfuerzos, detiene la acción;
será también digna de tales investigaciones? (No será más fácil y cualquiera que sea el malestar presente, en vez de determinar
llevar tal empresa a buen término, puesto que, como dice Vico, el progresivo desarrollo del curso de la historia, produce su es-
la historia del hombre se distingue de la de la Naturaleza en el tancamiento en fases de suspensión y disolución.
hecho de que nosotros hemos forjado aquélla y no ésta? La tec- En esta.multiplicidad de aspectos y de elementos que pre-
nología descubre el proceder activo del hombre sobre la Natu- senta la concepción crítico-práctica de la historia, delineada por
raleza, el proceso de su vida material, y por ende el origen de las Marx, se revela su profundidad y constante adherencia a la rea-
relaciones sociales y de las ideas o conceptos intelectuales que de lidad del proceso histórico: la exigencia de la indisolubilidad del
él derivan. Así, en el materialismo histórico se supera el materia- hacer y del conocer, del vivir y del interpretar, del transformar
lismo abstracto de las ciencias naturales, que no tiene en cuenta y del entender, significa, para cada uno de estos binomios, uni-
el desarrollo histórico." dad y dependencia recíproca (no unilateral y unívoca) de ambos
Para Mam, pues, este desarrollo histórico es entendido y términos entre sí; tesis y antítesis que sólo en la unidad dialbc-
visto concretamente sólo en cuanto estC basado en la considera- tica de la síntesis tienen su realidad concreta y viva. En esto
ción de los hombres como factores de la historia, de los hombres reside, a la vez, el valor teórico y la eficacia práctica de seme-
considerados en la plena realidad concreta de su ser natural y jante concepción, y ésta sólo podía surgir en la mente de un
social. El móvil propulsor de la acción humana, en la vida y en pensador que fuera hombre de acción y de un hombre de acción
la historia, son las necesidades ("la necesidad da a los hombres la que fuera pensador, y que perteneciera, además, a una edad en
fuerza", escribe Marx en polémica con Kriege, 1846): las nece- la cual, entre condiciones de malestar y de impaciencia vastamen-
sidades, que son sucesivamente suscitadas y dirigidas por las con- te difundidas, fermentaran vivamente tendencias de critica y exi-
diciones históricas en las cuales los hombres viven, y que a su gencias de renovdción y de transformación.
vez determinan y dirigen la acción, siempre en relación con esas Precisamente por esta última consideración podemos pre-
condiciones histhricas. La frase del prefacio de la Critica de la guntarnos en qué medida otras edades de luchas y de fermentos
98 CONCFPTO MARXISTA DE LA HISTORIA BRUNO, BACON Y SPINOZA 99
renovadores hicieron germinar en la conciencia de alguno de (ciencia y potencia coinciden); que "quod in contemplatione ins-
sus más eminentes representantes algún embrión de concepción tar causae est, id in operatione instar regulae est" (lo que en la
crítico-práctica de la historia. Esta concepción eminentemente contemplación tiene el valor de causa, en la accibn tiene el valor
historicista, presupone, pues, como he mostrado en otra parte? de regla); que la "sciencia naturalis" es tambikn "designatio
el vivo conocimiento de la función histhrica, ejercida por la novorum operum" (designación de nuevas obras); 4 de modo que
herencia del pasado, y es por consiguiente más fácil que aparezca el tratado "de iriterpretatione naturae" (sobre interpretación de
en los casos en los cuales el problema de la renovación abarque la naturaleza) es tambien un tratado "de regno hominis" (del
un campo y un proceso de desarrollo que en la sucesión de sus reino del hombre).
momentos revele más claramente la constante presencia y acción He ahí por qué también el problema del desarrollo del co-
de los momentos anteriores. Esto ocurre particularmente en los nocimiento humano tiende a aparecer ligado y afín con el del
casos en que los resultados del pasado se convierten en medios desarrollo de la tecnología, o casi 61 mismo como problema de
para las conquistas futuras, como sucede en el desarrollo del tecnología, en cuanto la mente humana y su potencia intelectual
conocimiento y de la tecnología humana. Y no habrá que sor- aparecen como el "instrumentum instrumentorum" (instrumento
l~renderse,por lo tanto, de encontrar en el momento histórico de los instrumentos), y el método o proceso que ella aplica re-
del Renacimiento y en la iniciación de la edad moderna, en sulta el instrumento o el organon del cual se sirve. El desarrollo
Bruno, Bacon y Spinofa, el planteamiento de problemas y la tecnológico, pues, en la evolución natural de los animales como
,ifirmacicín de conceptos en los cuales la intuición de la i~mwal- en la evolución histórica de la humanidad, es justamente una
zende Pt-uxis se preanuncia parcialmente y se va delineando. sucesión de Iiiomentos, en la cual cada punto de llegada marca
Porque el período histórico al cual ellos pertenecen es un perío- siempre un nuevo punto de partida; cada resultado se convierte
do de vigoroso inipiilso y arrojo para la conquista de caminos an- de continuo en medio de nueva producción; cada presente se
tes ce~radosy de campos todavía inexplorados en el mundo del revela constantemente generador del futuro, por cuanto él mis-
conocimiento y en el de la acción; es un período férvidamente mo ha sido engendrado por el pasado y contiene en si el pro-
ansioso de conocer y de poseer, de entender y de dominar la rea- ducto de aquél como fuerza operante e instrumento eficaz para
lidad, de penetrarla intelectualmente y de plegarla prácticamente acciones y conquistas nuevas. Y, por lo tanto, en el mismo
a los propios fines y necesidades. Es un período en el cual la momento en que el Renacimiento y el comienzo de la edad mo-
exigencia de la libre actividad del pensamiento indagador está derna se presentan tendidos en un esfuerzo de emancipación in-
en íntima conexión con la de la traducción del conocimiento telectual del yugo del medieval principio de autoridad, no se
teórico en potencia práctica. En esto ve Bruno la característica ponen siempre en actitud de negadores del pasado y de su valor,
del hombre: "Los dioses (se dice en el Spaccio) dieron al hombre sino que afirman también el principio historicista de la conti-
el intelecto y las manos y lo hicieron semejante a ellos, dándole nuidad y de la dependencia de las edades nuevas de las antece-
facultad sobre los otros animales; ésta consiste no sólo en poder dentes, también (hasta a veces sobre todo) cuando se rebelan
obrar según la naturaleza y su curso ordinario, sino tambien, contra estas últimas en nombre de sus propias exigencias vitales.
más allá, fuera de sus leyes, así que -formando o pudiendo Precisamente por eso el problema nuevo, característico de
formar otras naturalezas, otros cursos, otros órdenes, con el in- csta edad, es el problema del progreso; problema de interpre-
genio, con esa libertad sin la cual no existiría tal similitud-, tación y de innovación a la vez, por lo que la exigencia de en-
pudiera mantenerse dios en la tierra." 3 Bacon ve y afirma aún tcmder el mundo humano se identifica con la de cambiarlo.
más claramente que "sciencia et potentia in idem coincidunt" 'I'odo esto en un terreno bien distinto, naturalmente, del de las
luchas sociales, en el cual se concentra más tarde la atencibn de
2 "Revolutionarer Geist und historischer Sinn", en Archiv f . Geschich-
Marx; pero, como éste nota justamente, los problemas y los fines
te, etc., hesg. v. Grünberg, vol. VI, y en Sulle orme di Marx, g* y q* ed.
italiana, y EsPiritu revoluc. y conciencia hist., ed. Pop. Arg., Buenos Aires, que cada edad se propone estAn ligados con las particulares con-
1956.
3 Cfr. Dialoghi morali, ed. Gentile, p. 143. 4 Novum organum, 1, 1, 3, 8.
100 CONCEPTO MARXISTA DE LA HISTORIA BRUNO, B A W N Y SPINOZA 101

diciones históricas que le son propias. El concepto, pues, de pro- contrarios, en Bruno está más lúcidamente intuido como unidad
greso se introduce precisamente, con Bruno y con Spinoza (y y dependencia recíproca de dos momentos igualmente necesarios,
en parte, también, con Bacon), como visión de un proceso dia- es decir, del comprender y del superar, ambos condicionados por
lectico de la historia: visión de una actividad de superación, la actividad vital, que es asimilación y transformación al mismo
que debe ser a la vez asimilación y antítesis de las condiciones tiempo.
ya logradas. Nosotros, dice Bruno en la Cena delle ceneri, so- El concepto de que sólo quien vive los años propios (es
mos más viejos y tenemos más larga edad que nuestros predece- decir, siente la exigencia del ulterior movimiento libre) puede
sores, es decir, podemos saber más que ellos y superar el punto revivir los años ajenos, es efectivamente el mismo de Marx,
que ellos alcanzaron, pero con una condición: que no hagamos es decir, que sólo quien quiere cambiar puede verdaderamente
como esas edades de estancamiento y de decadencia, "que no comprender, o sea, que sólo el revolucionario es verdadero in-
vivieron los años ajenos (pretéritos) y, lo que es peor, vivieron térprete de la historia. Concepto más profundo que el expresado
muertos sus propios añosU.5 por Bacon, porque viene a unir más sólidamente el pasado
Vivir los años ajenos o pretéritos significa asimilar vitalmen- con el porvenir en la continuidad de la historia, o sea, la tesis
te los resultados y productos de la actividad de las generaciones y la antítesis en la unidad de la síntesis; concepto que en Bruno
precedentes; pero esto no es posible sino viviendo vivos los años aparece en la observación de que a través de la sucesión de las
propios, o sea, afirmando la propia exigencid de vida en la acción edades las conquistas no deben simplemente acumularse (cre-
que supera y trasmuta las formas de vida ya logradas. Compren- cimiento extensivo), sino convertirse continuamente en aumento
der es vivir, pero vivir es superar. Es la exigencia que expresa de fuerzas y de capacidades (crecimiento intensivo).
despues Marx: para comprender verdaderamente la realidad no Esta conversión de los resultados en instrumentos de ejer-
se trata sólo de querer interpretarla, sino de querer cambiarla cicio de las energías, y por ende de desarrollo de su fuerza de
(glosa XI); de la intuición pura es necesario pasar a la praxis acción, aparece ligada a la actividad vital, incontenible en las
y entender el significado que los revolucionarios dan a la acti- fajas protectoras que intentaran aprisionarla; y muestra mejor,
vidad crítico-práctica (glosa 1). al mismo tiempo, el carácter dialéctico del proceso en el cual
También Bacon expresaba, aunque menos vigorosamente clicha actividad vital se desenvuelve.
que Bruno, la misma exigencia cuando, siguiendo las huellas de Proceso dialéctico, ya en cuanto es continua superacidn, ya
este, afirmaba la necesidad de una vitalidad, que no pretenda ser en cuanto es incesante conversión de los resultados en instru-
negación y repudio de una dependencia vital del pasado, de mentos, es decir, en acrecentamiento de potencia que se tras-
donde se ha originado y alimentado, sino que afirme al mismo muta a su vez en conquista de resultados nuevos, los cuales se
tiempo la independencia igualmente vital de la propia actividad convierten a su veL en órganos de ulteriores producciones, en
y del propio ulterior desarrollo. ininterrumpido proceso infinito, que es precisamente el que
Las generaciones, hijas del Tiempo (o sea de la historia), no Marx llama de la urnwalende Praxis. Todo problema de des-
deben, en nombre de la novedad, pretender reducir a la nada y arrollo y de transformación histórica halla en este proceso su
eliminar la antigüedad, imitando en el error al pasado que pre- solución concreta, y al mismo tiempo aparece siempre asimilable
tenda negar los derechos del porvenir; pero no deben tampo- c identificable con el problema de la tecnología, en el cual
co detenerse en la inmóvil reverencia hacia el pasado mismo, ju3tamente Marx esquematiza -en la parte ya recordada de
sino proceder adelante animosamente: "non restitandum sed I.I capital-- todo devenir histórico de la humanidad.
alacriter progrediendum" (no detenerse, sino progresar endrgi- E ~ t aasimilación esquemática había sido tamhidn intuida
camente). (De argumentis scientiarum, 1, 38). Pero lo que jmr los pensadores que hemos nombrado. Las expresiones de
Bacon presenta como justo medio entre dos extremos o errores I$,~ro11antes citadas muestran cuán persuadido estaba íntima-
JIlCJlte de que el problema de la adqiiisicióri del saber (que para
5 Dialoghi Mctafisici, ed. Gentile, pp. 18, ~8-29.Cfr. Mondolfo, "Per
una visione realistica del problema del progreso", en Nuova revista storica, 61 es problema de potencia del hombre) fuera esencialmente
1929. 1 1 1 1 problema de tecnología, en cuanto que el método de la in-
102 CONCFSTO MARXISTA DE LA HISTORIA BRUNO, BACON Y SPINOZA '03
vestigación es un instrumento (organon) y la mente que lo cultades y de modo imperfecto, realizar las obras más fáciles, y
crea y lo utiliza es ella misma el "instrumentum instrumen- cumplidas estas, lograr otras más difíciles, con menos trab:ijo
torum" que forja y pone en acción todos los otros instru- y con mayor perfección, y asi, gradualmente, procediendo de
mentos de la potencia humana de dominio sobre las fuerzas las obras más simples a los instrumentos, y (le éstos a otras obras
naturales. Pero Bacon recogía la inspiración de este concepto y a otros instrumentos, llegar al punto de poder realizar co1-t
quizás en Bruno, quien había visto en el Spacci,, como se ha poco trabajo tantas y tan difíciles obras. Así también el intelecto
recordado, la unidad entre la acción del intelecto y la de la se crea por su fuerza nativa lo? instrumentos inteiectiralcs, co11
mano: "ha determinado la providencia que [el hombre1 estC los cuales conquista nuevas fuerias para nuevas obias intelec-
ocupado en la acción por las manos y en la contemplación por tuales, y (le estas obras nuevos instrumentos, o sed la capacidad
el intelecto, de manera que no contemple sin acci6n y no de investigar más allá; y así avanza grado a grado hasta alcanzar
obre sin contemplación" (143). El desarrollo industrial es así la cima de la sabiduría".
también desarrollo tecnológico, como el tecnológico es también Así, la insolubilidad, que estaba en la foimulaci6n abs-
desarrollo intelectual. tracta del problema, desaparece en la realidad concreta del pro-
Por eso tal vez Spinoza era llevado a considerar perfecta- ceso histórico, que es de transformación continua de los resulta-
mente identico el problema que se refiere al conocimiento y dos en instrumentos, es decir, en capacidades nuevas, que
el que concierne a la tecnología: el primero no se logra sin significan siempre nuevas exigencias y nuevos fines, a los que res-
el instrumento seguro de un método verdadero, como la se- ponden ulteriores creaciones, representantes a su ve7 de medios
gunda no obtiene sus resultados sin los instrumentos materiales siempre mayores. El productor (hombre), convirtiéndose así
apropiados; pero como el método verdadero no se puede, a continuamente en producto (en cuanto los resultados de su obra
su vez, poseerlo sin conocimiento, ni el instrumento sin indus- se transforman en potencias intelectuales y materiales para nue-
tria, y, por otra parte, como el hombre, en el estado primor- vas conquistas) sustenta e intensifica la propia esencia y función
dial, no posee ni el uno ni la otra, ¿cómo podrá nunca llegar de productor, y así se crea y forja paso a paso a sí mismo y los
a forjarse los instrumentos intelectuales y materiales indispensa- medios y las condiciones de su ulterior desarrollo. Es el proceso
bles para tales producciones? Aquí está, en otro terreno, el de la umwalzende Praxis, el único que puede dar razón de la
problema ante cuyas dificultades naufragaban las utopías re- coincidencia continua entre el variar de la actividad humana y
formadoras que Marx criticaba en la 111 glosa a Feuerbach. La el variar de las condiciones exteriores de su acción.
reforma del ambiente supone los reformadores, {pero dónde sur- Pero en esta presentación del desarrollo de la tecnología
girán éstos, si para llegar a serlo necesitan ser antes reformados como caso tipico de cada desarrollo histórico de la humanidad,
por el ambiente? He aquí el problema del proceso histórico en lo que Spinoza precede con bastante anticipación a Marx,
como está ya delineado por Spinoza con el ejemplo típico de aparece también otro concepto, ya intuido por Bruno. Todo
la tecnología: 6 "para forjar el hierro se requiere un martillo, desarrollo histórico se basa siempre en el hombre y en su acti-
y para tener un martillo es necesario fabricarlo, para lo cual vidad viva, que por eso no tolera limites ni cristalización de sus
hay necesidad de otro martillo y de otros instrumentos, y asf fuerzas en las formas del pasado; pero la actividad no vive y no
hasta el infinito; de modo que alguien podría intentar probar se despliega si no está excitada por la necesidad. Marx sacaba
que los hombres no tienen ninguna posibilidad de forjar el cste concepto de Feuerbach; pero ya Bruno había explicado el
hierro". desarrollo progresivo con esta misma causa operante:
¿Cómo se resuelve el problema aparentemente insoluble? "Puesto que entre ellos (hombres) han nacido las dificulta-
Spinoza responde: "como los hombres con los instrumentos con- des, resurgido las necesidades, se han aguzado los ingenios, in-
ghnitos, han podido, primeramente, aunque con grandes difi- ventado las industrias, descubierto las artes; y siempre, de dia
cri día, por medio de la indigencia, de la profundidad del inte-
e De intellectuí emendatione, en Opma, ed. V. Vloten y Land, 192 1,
pp. r, 3-4, lo. Cfr. Mondolfo. "Spinoza e la nozione del progresso humano". Iccto humano se excitan nuevas y maravillosas invenciones. Por
en Riuista d i filosofia, igq. lo que, alejándose siempre más y más, por las solícitas y urgentes
1°4 OONCEPlW MARXISTA DE LA HISTORIA

ocupaciones, del ser bestial, más altamente se aproximan al ser


divino" (Spaccio, i 44).
Pero esta visión del proceso histórico, que también encon- 111. MARX Y MAZZINI
tramos en Feuerbach, representaría, en su generalidad, una ley
que excluye excepciones o desviaciones, mientras que el propio
Bruno reconoce la existencia de períodos en los cuales la fuerza
creadora y transformadora del hombre permanece ociosa y vana, Marx y Mazzini, animados ambos igualmente por la firme in-
"como inútil es el ojo que n o ve o la mano que no coge". ¿Cómo tención de suscitar grandes movimientos de renovación en las
puede acaecer esto? Es decir, ¿cómo la realidad concreta de la masas, se han visto de igual modo obligados desde el comienzo
historia puede aparecer diversa de la ley de tendencia antes a luchar contra una doctrina filosófica que encontraron muy
formulada? difundida y predominante en sus respectivos ambientes. Mazzini
Tambidn aquí Bruno entrevé una explicación que después la hallaba en su propio país, cuyas energías adormecidas quería
será delineada más claramente por Marx. En la actividad hu- despertar y estimular a la conquista de su propio destino; Marx
mana Bruno ve (Spaccio, 129-31) ínsito un esencial carácter eco- la encontraba en las corrientes socialistas de su tiempo, cuyas
ndmico, un motivo y fundamento utilitario, por lo cual la pre- expectativas utopistas quería sustituir por la intervención activa
visión del provecho y la confianza en el txito la suscitan y la del proletariado como forjador de su propia suerte. Esa doctrina
promueven, pero la desconfianza y la previsión del daño la fre- era la del sensualismo, que por un lado se había propagado de
nan y la detienen. "La humanidad -dirá Mam- se propone Francia al pensamiento italiano del siglo XVIII, debido inclusive
únicamente los fines que puede alcanzar", o que cree poder al- al influjo personal de Condillac en Italia; y por otra parte había
canzar. sido adoptado por el socialismo utopista como su premisa filo-
En los varios puntos de la concepción crítico-práctica de la sófica, tras el ejemplo de Helvétius, que aspiraba a modelar una
historia, por lo tanto, el pensamiento del siglo XVII presenta gér- humanidad perfecta mediante una perfecta legislación.
menes precursores. Éstos no significan por cierto que la con- En Italia, la doctrina sensualista y la ideología parecían
cepción de Marx dependa de ellos, porque probablemente fue. desembocar, con Foscolo y aún más con Leopardi? en conclusio-
ron, si no ignorados, inadvertidos por él. Pero la anticipación nes de un fatalismo pesimista, que suprimía de raíz toda energía
que nos interesaba no era absolutamente asunto de fuentes, sino activa, ahogándola en el desconsuelo de un escepticismo inerte.
de reconocimiento de parciales analogías de orientación en co- Mazzini sintió por eso, de manera más viva que otros, la exigencia
rrespondencia con parciales analogías de condiciones históricas. que sin duda inspiraba todo el pensamiento nuevo de los filóso
Con Marx los miembros dispersos se unifican en vital y sólido fos del Resurgimiento, desde Galluppi hasta Gioberti, vale decir,
organismo: la visión genérica se concreta en la aplicación de la
umwalzende Praxis a la realidad histórica determinada; el hom- 1 Ver sobre el tema especialmente: Salvemini, Mazzini, Firenze. La
bre abstracto de la teoría del progreso se precisa en la sociedad Voce. 1925;Aless. Levi, La filosofia politica d i G . Mazzini, Bologna. Zani-
chelli, 1922; F. hlomigliano, ZI rnessagio di Mazzini, Quaderni di Bilychnis.
concreta dividida en clases, las cuales personifican y tornan viva 2 Cfr. Donadoni, Ugo Foscolo pensntore, critico e poeta, Palermo, San-
en sí la antítesis de pasado y futuro, de condiciones logradas y dron; P. Gatti, Saggio su1 sistema filosofico d i G . Leopardi, Firenze, Le
de exigencias transformadoras, que la filosofía del siglo XVII Monnier; G. Capone Braga, La filosofia frarxese e italiana del '700, Areuo,
planteaba todavía con la más genérica indeterminación. Tam- 1920. En un fragmento publicado por Cagnacci, G. Mazzini e i fratelli R u f f i -
ni (pp. 5 0 4 ~ s . ) .Mazzini atributa al influjo del materialismo el hecho de a

bién aquí la diversidad de las concepciones se une con la diver- que Italia "vio que sus inteligencias mAs poderosas consideraban, como
sidad de las condiciones históricas: el principio que Marx afirma Ixopardi, la tierra como una morada de dolores carentes de finalidad, al
para las tareas y los fines que la humanidad se propone, vale pueblo como a un vulgo profano, al cielo como a un desierto sin oasis o i i r i
también para los problemas y para las soluciones relativas, que refiigio de las almas cansadas, sin inspiración d e vivientes, sin providencia
cditcadora, sin vinculaciones con los hechos de la Humanidad". Todo eso
nos aparecen siempre proporcionadas con los tiempos y la3 con- cvplica la honda exigencia q u e él experimenta de reaccionar contra senie-
diciones históricas, entre las cuales y de las cuales surgen. j.iiite orientacicn filosofica.
106 MARX Y MAZZINI

la exigencia de reaccionar contra esa sitiiación espiritual, creada actividad popular." 4 Son palabras de una carta de Mazzini, que
por el sensualisino, y que Rosmini definía como "la alteirlativa pueden representar el lema común de los dos grandes agitatlorcs.
de la desesperación y de la locura". Por esta común necesidad, por tanto, de oponer a la pasividad
Se necesitaba una filosofía nueva y muy diferente, que pu- del sensualismo el principio de la actividad batalladora, inno-
diera salvar a los hombres del escepticismo y de la inerte pasi- vadora, revolucionaria, de los homl~res,ambos se enciicntraii
vidad; era precisa una fe animadora de la accibn, que tle\c)lvie- llevados a la afirmación vigorosa de una filosolía y pedagogía
ra a los hombres la conciencia de que ellos n~isrnos sol, los de la acción.
forjadores de su propio destino, y los estimulara hacia la acti- La idea de que la educación no se realiza con los libros, la
vidad operativa para el logro de sus fines. escuela o la propaganda, sino con la acción, ha sido (escribió
"El mundo, escribía hfazzini, no es un especláculo, sino una De Sanctis) la idea original de Malziili, la que constituye la ca-
arena de combate, en la que todos los que toman a pecho lo racterfstica de su e s c u e l a . V a acción insurreccional, con los
Justo, lo Sarito, lo Bello, tienen que cumplir su parte, conio peligros que implica, con el sacrificio al que a menudo lleva,
soldados o capitanes, coi~iovencedores o mártires." 3 Estas expre- significa educación del carácter y lormaci(in de la conciencia.
siones, como señaló Momigliano, y agreguemos que más aún la Y "s610 la conciencia emancipa a los pueblos": 6 la conciencia
proposición que las antecede ("iiosotios estarnos en el rilurido nueva que la acción crea y forja, a través de luchas que por si
para transformar, no para contemplar el universo creado") tienen mismas son conquistas, a través de derrotas que en realidad son
perfecta correspondencia con esa glosa de Marx a Feuerbach victorias, porque la victoria que tiene más valor y eficacia es la
(la XI) que reza: "Los filósofos no han hecho más que inter- que se logra contra los obstáculos que impedían que la concien-
pretar al mundo, pero lo que importa es transformarlo". Esta cia conquistara su energía y potencia de acción.
proposición, en efecto, lo mismo que las de Mazzini, es la afir- "Hay que luchar por la libertad, la patria y la humanidad
mación terminante de una orientación voluntarista contra todo mientras se tiene vida, luchar siempre cn todas las formas: afron-
i~itelectualismoabstracto. Pero entre las varias formas de inte- tarlo todo, desde el ridículo hasta la muerte; enfrcntar el odio
lectualismo una especialmente representa el blanco de la pold- y el desprecio; actuar porque se debe hacerlo, no por otro mo-
tivo; actuar porque el hombre que posee una fe y no actúa por
mica de Marx, y es la misma contra la cual insurgía Mazzini. En
ella, se reduce a un estado de máquina y reniega de la vida
efecto, más que contra Feuerbach (que más bien inspiraba su
moral que lo diferencia de los brutos; actuar aiiii si se estuviera
orientación filosófica) Marx dirigía su crítica contra el sensua-
solos en el mundo; actuar sin reparar en el éxito rápido o lento.
lismo materialista, que al atribuir al hombre una condición El deber, cualquiera que sea su fruto: la victoria o la derrota
pasiva frente al ambiente se volvía impotente para despertar cual- no alteran el deber."7 "El progreso consiste eri la conciencia
quier acción innovadora, y sin embargo quería seguir soñando del progreso. El hombre tiene que conquistarlo paso a paso con
en ella con los utopistas al estilo de Helvétius y Owen. Los revo- el sudor de su propia frente. La transformación del ambiente en
lucionarios, dice Marx, dan un hondo sentido, que el materialis- que vive no se realiza sino cuando dl la merece; y no puede
mo 110 puede entender, a la actividad práctico-crítica (glosa
1); ellos son los Únicos, por lo tanto, que logran concebir racio- 4 Epistolario 1, 37. Cfr. Engels, Reuniones en Elberfeld: "poner en
nalnierite y entender, por medio de la praxis que se vuelve sobre movimiento al proletaiiado, hacer pensar y actuar a las masas".
5 F. De Sanctis, La letteratura italiana del sec. xix. Cfr. la carta de
sí misma, las variaciones conjuntas del ambiente y de la activi- V. Gioberti a Mazzini (en Massari, Ricordi biografici e carteggio di V . Gio-
dad humana (glosa 111). berti): "Usted cree que tina o más tentativas parciales de una revoluci6n
"Nosotros queremos remover esta tierra hasta sus entrañas, .
italiana.. IJsted dice que los movimientos aun desventurados son Útiles
para instruir al pueblo, a quien hay que educar mediante las acciones, pues-
queremos revolver estas aguas estancadas, suscitar la ola de la to que ya no se puede mediante las palabras y lo3 libros."
6 Scritti editi e inediti, V , 178.
8 Scritti editi e inediti, V I , 281. Cfr. Momigliano, 11 messagio di M a u i - 7 Citado por Momigliano, G . Mnzzini e la i d e ~ l i t d tnaderne, Milano.
ni, cit., p. 41. '905. P. 85.
i 08 ~MARX Y MAZZINI

merecerla sino luchando, purificándose en el sacrificio, en las la acción"; "la acción se enseña mediante la acción" a sí mismos
acciones fuertes, en los santos dolores. No se debe educarlo a no menos que a los demás.13
gozar, sino a sufrir por otros, a luchar por la salvación del pue- En la acción se reconoce y se demuestra que "el hombre que
blo." Luchar siempre, renovando la acción sin desalentarse por quiere de verdad lo puede todo"; pero su fuerza consiste en una
las derrotas, antes bien sacando de ellas nueva conciencia y nue- exigencia íntima, expresada en el lema: "iactividad y valorl, hay
va fuerza: "esta escuela de constancia y no de resignación, esta que multiplicarse y superarse a sí mismo", y animada por la con-
escuela de levantarse y caer y volver a levantarse mil veces y no ciencia clara de que "de nosotros mismos, solamente de nosotros
desanimarse ni a la primera ni a la segunda caída, hay que ense- debemos esperar nuestro destino: nunca dejaré de repetirlo mien-
ñarla a los pueblos". Mediante esta educación se forman los tras tenga vidaW.l*
hombres. "Ahora bien, esto es lo que precisa hoy Italia más que Es esta una conciencia idéntica a la que Marx y Engels que-
cualquier otra cosa. . . Hombres que encarnen en si mismos una rían despertar ya en 1846: "la necesidad otorga la fuerza a los
fe y la representen no en las páginas sino en las acciones; hom- hombres: quien tiene-que ayudarse se ayuda por sí mismo. Por
bres que enseñen mediante su vida a los jóvenes la armonía de eso las condiciones reales de este mundo nos gritan: las cosas n o
la práctica con la doctrina.. . que inicien a los jóvenes en las pueden permanecer tal como son, hay que cambiarlas, y nosotros
conspiraciones y conspiren con ellos." 8 mismos, nosotros los hombres tenemos que cambiarlas".16
De ahí la exaltación de Dante efectuada en aquel retrato Nosotros mismos, solamente nosotros, son expresiones que
que justamente ha sido definido como un autorretrato de Mazzi- en Mazzini y en Marx igualmente, no significan los individuos
ni: 9 "Dante impulsa hacia la misión, el deber, la acción, el particulares en quienes reparaba la doctrina del derecho natu-
sufrimiento, el martirio; por eso nosotros lo hemos elegido desde ral, ni los héroes a quienes dirigía su mirada Carlyle. Contra
nuestra primera juventud como nuestro patrono. . . Él sentía una y otra de estas formas de individualismo - y Marx tambien
la virtud creadora de la acción." lo Y en otra carta a Daniel contra la de Bauer y los Libres de Berlín, no menos aristócratas
Stern: "Recucrdo un pasaje de Krasinski, potente escritor pola- que Carlyle- ellos afirman igualmente la prioridad de la vida
co: Dios dice al poeta.. . ¡Anda y sea para ti vida la acción! Aun social sobre la del individuo y la importancia del pueblo o de
cuando el corazGn se te secara en el pecho, aun cuando tuvieras la masa como verdadero sujeto y autor de la historia. Pero para
que dudar de tus hermanos, aun cuando desesperaras de lograr ambos igualmente -que en este punto coincidían con Carlyle-
mi ayuda, vive en la acción continua y sin descansar." 11 Porque la virtud creadora de la historia está en la acción, que resuelve
(esta afirmación reaparece en una carta a la Sand, publicada y supera toda incertidumbre y duda.
por Curatolo) "los pueblos, tal como los individuos, no pueden Lo que Mazzini repetía en forma poética con Krasinski,
regenerarse sino mediante la acción. Ésta es para el movimiento Engels lo expresaba en pleno acuerdo con Carlyle: "Una duda
social lo que la intuición es para el movimiento filosófico: la de cualquier especie puede resolverse únicamente mediante la
iniciativa pertenece a ella".l~ acción." 1%Y del niismo modo que Feuerbach había escrito entre
Y ya en otras cartas recordadas por Gentile: "no basta el sus reflexiones: "lo que tienes que hacer es vivir y actuar. Las
no liacri., es preciso hacer"; "la virtud es la acción; la virtud dudas que la teoría no logra r&olver desaparecerán en la ac-
es el sacrificio; la virtud es ante todo la constancia en 13 accihn ción", así Engels repetía en 1892: "Los hombres actúan antes
y el sacrificio". Es toda una cadena cuyos eslabones están sol-
dados en conexión inquebrantable, porque la constancia es hija 13 G. Gentile, I profeti del risorgimento italiano, pp. 73-8: citas de Epist.
de la misma acción, toda vez que ésta se realice: "la acción crea 111, $33, 72: 147; Scritti ed. e ined., XVIII, 27 y V, 46.
14 Epast., 1, 39 y 52. Cfr. la cita de Gentile, loc. cit. "la regeneracibn
no puede efectuarse por obra ajena. La regeneracibn exige una fe, la fe
8 Snitti editi e inediti, VIII, 204; 1, 209; XXV, 186-7. quiere obras, y las obrm deben ser las d e uno mismo. ¿Cómo puede haber
9 Momigliario, Scintille del roveto di Staglieno, Firenze, 1920, PP. 44s. dignidad de hombres o pueblos donde la libertad estA marcada por un
10 Lettres a Daniel Stertz, p. 57.
beneficio ajeno?"
11 Ibidem, p. 37. 16 El Volkstribun d e H. Kriege, 1, 1846.
12 En el diario Zl Secolo del 16 de abril de 1922. 16 Die Lage Englands (articulo sobre Cai1)le).
110 MARX Y MAZZINI

de argumentar. A l principio era la accidn. Y la actividad hu. tiene su resultado y su finalidad en el aumento progresivo de la
mana habia ya resuelto la dificultad mucho antes de que el solidaridad y conciencia de clase; lo que representan las insurrec-
sofisma humano la inventara. T h e proof of the pudding is i n the ciones para una nación oprimida (según Mazzini) lo representan
eating (la prueba del budín está en comerlo)." 17 las huelgas para el proletariado (según Engels). Son una forma-
Ahora bien, justamente por esa virtud que tiene la acción, ción y educación de la conciencia, una escuela de guerra que le-
de persuadir y eliminar dudas e incertidumbres, ella posee, para vanta a los hombres de la muerte espiritual del sometin-iiento
M a n y Engels no menos que para Mazzini, una eficacia insupe- pasivo, y despierta la conciencia de la solidaridad y la voluntad
rable para formar y fortificar conciencias. realizadora.18
De acuerdo con esta convicción el Manifiesto comunista teo. Pero en un pasaje de Reuolucidn y contrarrevolución e n
rizaba en 1848 una pedagogía de la acción que, al atribuir a la Alemanta en 1848, por el cual L.ongobardi comparó a Marx
lucha, por sí misma y como tal, un valor formativo de las con. justamente con Mazzini,lo el agitador alemán afirrnaba por los
ciencias, no difiere del concepto mazziniano de la pugna, que movimientos insurreccionales lo mismo que el agitador italiano,
es victoria aún cuando en su resultado exterior parezca derrota. señalando la función educadora de las conciencias como iin fin
El Manifiesto en efecto delineaba el proceso histórico del movi- cuya importancia no es inferior a la del éxito, y conio iiiia mi-
miento proletario, a partir del momento en que "los obreros sión, por lo tanto, que exige una dedicación de sí mismo dis-
empiezan a coligarse contra los burgueses", y "aquí y all& la lu- puesta aun a1 sacrificio, del cual no es licito retraerse sin merecer
cha se convierte en insurrección"; y observaba que, a pesar del el reproche de traición.
hecho de que las escasas victorias. que los obreros consiguen de "Cierto es (escribe Marx) que la Asamblea y el pueblo, si
vez en cuando en medio de muchas derrotas, pueden ser victo- hubiesen opuesto resistencia, acaso habrían quedado derrota-
rias efímeras, sin embargo, "el resultado verdadero de su lucha dos.. . y muchos centenares de hombres habrían sido muertos,
no está en el éxito inmediato, sino en la organización más exten. sin poder impedir la victoria final del partido realista. Pero no
sa de los trabajadores, . . . esta organización de los proletarios en era esto un motivo para someterse sin luchar. Una derrota
clase", que "renace cada vez más fuerte, más firme y más pode- contrastada fuertemente es u n acontecimiento de importancia
rosa" a través de la acción. reuolucionaria tan grande como una victoria lograda con faci-
Marx había expresado ya, en su escrito Para la critica de la lidad. Las derrotas de París en junio de 1848 y de Viena en
filosofia del derecho d e Hegel, el concepto de que la posibilidad octubre contribuyeron mucho más a subleuar el alma del pueblo
de la emancipación estaba en la educación de la clase proleta- qua las victorias de febrero y marzo. La asamblea y el pueblo
ria; ahora este concepto se determina en el sentido de destacar de Berlín hubieran probablemente compartido tal destino. . .
la función de la lucha y de la acción en la formacihn de la pero habrían dejado en el ánimo de los sobrevivientes un deseo
conciencia de clase. Lo había explicado aún mejor Engels si- de venganza, que en tiempos revolucionarios es u n o de los más
guiendo las huellas de Carlyie en su escrito Die Lage der arbei- poderosos estimulos hacia la acción enérgica y vehemente. Claro
tenden Klassen (La situación de las clases trabajadoras), al com- que en cada lucha quien acepta el desafío corre el riesgo de ser
parar la abyección inconsciente de los irlandeses, que vegetaban derrotado; pero quien se rinde en vez de obligar al enemigo a
en la miseria m6s degradante, con la conciencia de la opresión intentar el asalto, merece sin excepción ser tratado <le traidor."
y del antagonismo de clase que despertaba entre los ingleses en Con razón Longobardi, al citar estas declaraciones, sinte-
el acto mismo de la lucha. Sin ésta, agrega luego Marx en Mise- tiza su principio inspirador en una proposición que puede
ria de la filosofia, el proletariado forma, sí, "una clase frente a adaptarse tanto a Marx como a Mazzini: "una educación revo-
la clase dominadora, pero todavía no para ella misma". lucionaria es posible sólo mediante la acción revolucionaria". En
La lucha, decía Engels, aun cuando encuentra una derrota, 18 Remito para mayores detalles al cap. IX de mi Materialismo hist. en
F. Engels.
17 Prefacio de la ed. inglesa del T r d m i t o del socialismo d e la utofi'a a 19 Cfr. E. C. Longobardi, L a conferma del marxismo, ed. 11 Solco, 1921,
la ciencia. 111). 127-50.
112 iMARX Y MAZZINI

este caso ella es también para Marx una acción insurreccional, xis de Marx, que es la única condición que permita entender
tal como lo es constantemente para Mazzini; pero habitualmente "la coincidencia entre el cambio del ambiente y el de la activi-
para él y Engels consiste en la acción de clase del proletariado, dad humana". "El secreto (escribía Mazzini a su madre en
en todas las formas que son más propias y concordes con el fin 1839) está en la r~organizaciónde la educacibn. Pero {cómo efec-
hacia el cual éste aspira. tuarla? Mediante la fuerza, esto es, mediante las revoluciones
La pedagogía de la acción ha sido considerada muy a me- y mediante la educación reorganizada luego según nuestra inten-
nudo, por escritores sindicalistas y otros, como una intuición ción. Por eso yo soy revolucionario."
nueva y genial de Sorel; pero es evidente que era una concep- Sin duda Marx configura de una manera más evidente la
ción anterior, común a Mazzini y a los creadores del materialismo continuidad y el carácter gradual del proceso, que podría defi-
histórico, coi~vencidosigualmente los tres de que la renovación nirse como una revolución en permanencia; pero tambitn Mazzi-
que anhelaban debía empezar por las conciencias y desarrollarse ni señala repetidas veces el modo de proceder de la conquista,
en la praxis revolucionaria, para producir la inversión de las que el hombre debe realizar "paso a paso, con el sudor de su
condiciones exteriores del ambiente. propia frente".
I'ampoco eran concepciones extrañas a ~ a z ' z i n ini la rela-
ción entre la renovación de las conciencias y las variaciones del
ambiente, que Marx definía con frase escultórica como subver- 2. LA OPOSICIÓN ENTRE MISTICISMO Y HUMANISMO: LA MISIÓN
sidn de la praxis; ni la misma dependencia en que Marx colo- Y LA NECESIDAD
caba el cambio interior de los espíritus con respecto a las condi-
ciones reales del ambiente y a su nodificación, por vía de su Sin embargo -he aquí en seguida la disidencia fundamental
concepción crítico-práctica del proceso social de la educación irreconciliable entre los d o s - Marx y Mazzini atribuían a la
por medio de la praxis. Escribía en efecto Mazzini: "Los escri- acción y a la conciencia una inspiración hondamente diversa.
tores de filosolía moral olvidan que es muy dificil transformar Mazzini es un espíritu intimamente religioso y mfstico. Su
y mejorar al individuo mientras tiene que moverse en un am- educación y formación espiritual se han cumplido, desarrollado
biente corrupto; y que el tejedor de Glascow, el canut de Lyon, y fortalecido sobre todo por la honda sugestión que supo ejercer
el siervo de la Galitzia, el obrero que trabaja catorce o dieciséis sobre él su madre, penetrada hasta lo más intimo por la austeri-
horas al día para vivir sin ninguna seguridad del mañana, no dad religiosa del jansenismo.22 La subordinación de la inteligen-
tienen tiempo para leer, aun cuando sean alfabetos, ni para cia a la inspiración de la fe, por cuyo motivo Mazzini decía de
reflexionar, sino que sólo tratan de olvidar la sensación molesta si mismo: "yo creo que mi corazbn es superior a mi intelecto";
de la fatiga en el vino y en el sueño." 20 No hay educación si no la consagración integral al sacrificio heroico inspirado por el
hay al mismo tiempo transformación del ambiente y de las con- sentido religioso de la vida (por el Dieu sensible au coeur, del
diciones de vida. Y en una carta a Pierre Leroux, publicada por que le escribia su madre, que en otra carta le decia: "tú eres
Thomas, Mazzini definía de la manera siguiente los caracteres el ser del sacrificio"); el concepto de una misión que incumbe a
diferenciales entre él mismo y el filósofo francés: "Usted, ,Tri- cada uno, individuo o pueblo, y constituye el valor de su exis-
megisto, quiere que los hombres realicen por sí mismos su rege-
neración; yo, en cambio, siento en mi alma algo de Espartaco, y 22 Ver sobre este punto la correspondencia poblicada por A. Luzio (La
no comprendo cómo pueda curarse a un apestado sin purificar madre di Mauini, Torino, Bocca, 1919) y el estudio muy interesante de F.
preliminarmente el medio en que vive. Ahora bien, esta puri- Momigliano, Scintille del roveto di Staglieno. Los documentos relativos a
la educaci6n jansenista de Mazzini fueron recogidos por G . Salveniini, Ricordi
ficación del ambiente se llama insurrección." e docum. sulla. giovinezxa d i Mazzini (Studi storici dirig. por Crivellucci,
Aparece aquí la praxis revolucionaria, la umwalzende Pra- 1 9 1 1 - 1 2 ) . Justamente sefía16 G . Gentile (obra cit., p. 48): "que la religi6n
tiaya sido el punto central de este pensamiento, es l o que han reconocido
(le una manera m á s o menos clara todos cuantos l o han estudiado. Y era
20 Scritti editi e inediti, V , 281.
muy dificil no darse cuenta de eso, puesto que Mazzini, desde las primeras
21 Cfr. Tlioinas, P. Le?.oux, Paris, Alcan, 1904, PP. 320 SS. hasta las últimas palabras de sus escritos, nunca se cansó de señalarlo".
"4 MARX Y M W I N I
tencia y el imperativo categórico de su conducta, son todos prin- momentos de postración moral que nunca podré describir; y
cipios que le provienen especialmente de su madre.23 siempre en el fondo he encontrado la fe." 2% La fe, que tenía sus
A pesar de que, en su adolescencia, su espíritu de rebeldía raíces en la más honda intimidad de su ser, aquella que había
pareció llevarlo por un momento hacia la negación de Dios recibido en suerte desde su nacimiento por herencia materna, y
- c o m o testimoniaba Elías Bensa, que tuvo con él, entre 1823 y qiie en la comunión espiritual con su madre había sentido for-
1824, un intercambio de cartas sobre el tema, acaso perdidas tificarse cada día más en su interior.
para nosotros2- la índole mística heredada de su madre, que El influjo de sus maestros jansenistas, y más tarde la fascina-
determinaba entre ellos una intima unión y comprensión espiri- ción poderosa que ejercen sobre él Lamennais (especialmente
tual y de la misma extraía siempre nuevo alimento, volvió a con Paroles &un croyant) y otros espíritus religiosos y místicos
llevarlo muy pronto hacia la religiosidad, sin necesitar siquiera de escritores polacos, ingleses, etc., no hacen más que confir-
la ayuda del influjo que su amigo creyó haber ejercido sobre él. marlo con mayor energía en la orientación que la religiosidad
Su naturaleza interior y la exigencia prepotente de religiosidad de su madre le había impreso. Para él la causa de todos los
no tenían en él, tanto como en todos los místicos, ni una expli. males está en "la ausencia de un pensamiento religioso". "Sin
cacibn racional ni una conciencia clara para él mismo. "La his- Dios, ¿de dónde el deber?" "La humanidad no puede vivir sin
toria de mi interioridad (dice en una carta a su madre) es historia cielo"; "la Humanidad es el Verbo viviente de Dios"; "Dios
de cierta necesidad prepotente, inexplicable para mí mismo, que es Dios, y la Humanidad es su profeta". Y ella "de trabajo en
dirige todas mis acciones y tiene naturaleza de impulso religioso, trabajo, de creencia en creencia, va conquistando progresiva-
al cual, cuando lo experimento, me parece un crimen no obe- niente una noción más clara de su propia vida, de su propia
decer; quedará siempre un secreto para todos, puesto que ni misión, de Dios y de su ley", a través de un proceso incesante
yo mismo sé explicarlo ni otro podría entenderlo." Y en una (le revelacibn, que "desciende en forma continua de Dios a
carta a Quirina Maggiotti (del 18 de abril de 1841) escribfa: "El iio$otros, como educación del genero humano".
secreto está entre yo y Dios"; pero habría podido decir más He aquí el concepto de progreso, parecido al de I.essing,
exactamente: es un secreto misterioso para mí, y creo que Dios qtte Mazzini deduce de la idea de Dios, y que únicamente por
sólo pueda penetrarlo. 1.i iuer~a de tal fundamentación religiosa tuvo el poder de traerlo
Por consiguiente, podría referirse a su fe religiosa - q u e sola :I s11vo de la tempestad de la duda en la cual en un momento
tuvo el poder de salvarlo de toda duda y desesperación en los ti"Igico de su vida corrió el peligro de naufragar enloquecido
momentos de mayor angustia y desconsuelo- lo que escribió a o 5uicida.m
otro propósito: "He huroneado durante todo este tiempo en mi Ahora bien; ese espíritu religioso o místico representa lo
corazón; he escudriñado en él en momentos de rebelión y en ( I I I C pueda imaginarse de más contrario al reale Humanismw que

2s Mazzini escribía a su madre: "Tú me entiendes por todos aquellos Mdrx extrae de Feuerbach y hace propio, con la intención de
que no me entienden"; y a la misma dirigía tarnbien aquellas palabras convertirse en el continuador de la obra iniciada por su maes-
sublimes: "La vida es una misibn. La virtud es el sacrificio. Fuera de estas
.
dos maximas yo no soy nada.. Estas dos miximas constituyen mi evange- 26 Epistol., 11. 533.
lio. Si la vida no es una misibn, ¿que es?, ¿por que Dios nos la dio? Si la Para no multiplicar citas, remito a las ve!iosas obras de Salvemini,
virtud no es el sacrificio, (qi16 es? El s a ~ ~ i f i c is610
o es santo. Cristo lo dijo Afnzzini, cap. 11, 111, VII, XV: A. Levi, La filosofia politica d e G . Mazu'ni,
en palabras y en hechos. Y nosotros no tenemos que arrojar al b a n o nuestra ~ i p ,1x1 SS.; G. Gentile, I profeti del risorgimento italiano (ed. Valiecchi,
cruz porque sea pesada.. . Trabajemos para el bien y no nos cuidemos de iq71() cap. V. Cfr. tambien F. Scivittaro, La concez. relig. di Mauini (ed. 11
otra cosa." !iolc<>i v A. Crespi, Mazzini e la futura sintesi religiosa (Firenze, ignz). Para
, ,
M Cagnacci, G. Maxzini e i fratelli Ruffini, refiere las palabras de Ben- 1 iu iiriiltiples fuentes - q u e no son sb1o las sainsimonianas, polacas y de
sa: "recuerdo que entonces, en el primer hervor de su pensamiento hereje e 1 .irnennais a las que remite Gentile, p. 1%- ver Salvemini y Momigliano,
inconsciente, negaba a Dios; pero no terminó aquella correspondencia nues- ,,/,roscitadas, y el amplio estudio de U. Della Seta, Le idee madri del sistema
tra sin que 61 consintiera conmigo y me agradeciera". i I g . <:. Mazzini. Entre las fuentes más importantes creo que debemos recor-
M La carta a su madre (cfr. Epistol., 11, 450) y la otra son citadas tam- t l ir también a Lessing: por otro lado, n; puedo consentir con Gentile que
bien por Momigliano, G. Mauini e le idealita moderne, p. 46. "1.1s fuentes lamennaisianas e s t h todavfa casi totalmente por estudiar".
i 16 ~MARXY MAZZINI

tro. En el análisis del hecho religioso Feuerbach había llegado religiones sucesivas.28 Para Marx y Engels, en cambio, la historia
a la condusión de que el hombre no es criatura sino creador es nada más que el proceso de la praxis que se subvierte, de la
de Dios, a quien extrae de sí mismo, efectuando una autoena. actividad humana movida por las necesidades, que lucha en pri-
jenación (Selbstentfremdung), vale decir, proyectando fuera de mer lugar con las condiciones naturales, y luego progresivamen-
sí mismo, en los cielos su propia interioridad de anhelos y espe- te con las condiciones históricas creadas por ella misma, a fin
ranzas, de necesidades y expectaciones. El ideal, convertido en de superarlas, quebrantando la envoltura de las formas sociales
una ilusoria realidad separada, opuesta a la realidad terrenal, previamente constituidas, cuando se convierten en impedimento
es el objeto de una fe, cuyas raíces están en las necesidades ma- de la expansión ulterior de las fuerzas productivas.
teriales y espirituales del hombre. Pero al confiar a una potencia Como ya lo señaló Levi, frente a la concepción de Carlyle
superior al mundo, a Dios y a su acción milagrosa, la superación - q u e veía en la historia una revelación de la divinidad y pre-
de los obstáculos contra los cuales choca el deseo humano, y la dicaba una nueva religión (el culto de los heroes) contra la
eliminación de los males y dolores que atormentan a la huma- muerte del espíritu introducida por el Evangelio de MammÓn
nidad, esa fe se convierte en una renuncia a la acción, que en la sociedad presente, ásperamente criticada por él misme-
debería en cambio desarrollarse energicamente y sin cesar contra Mazzini anota: "nosotros servimos al mismo Dios, pero con un
las dificultades y asperezas de la vida. Hacer volver al hombre culto diferente". Engels objeta: "nosotros no vemos en la histo-
a la conciencia de su realidad humana y a la reconquista de si ria la revelación de Dios, sino la del hombre y únicamente del
mismo, he ahí para Feuerbach la condición indispensable para hombreW.29Y Marx en 1843 escribía contra Bauer en La cuestión
despertar su actividad fecunda. El reale Humanismus, en su ca- judía: nosotros no convertimos las cuestiones terrenales en teo-
rácter de filosofía voluntarista y activista, debe representar una lógicas, sino al contrario, convertimos las teológicas en terre.
liberación respecto de la religión. nales.
De ahí proceden Marx y Engels. "El hombre tiene solamen. Ahora bien, esta oposición tan clara y terminante lleva
te que reconocerse, medir sobre sí mismo todas las relaciones de consigo consecuencias importantes por lo que concierne a la
la vida (escribe Engels en Die Lage Englands), juzgar según su concepción e inspiración de la acci6n histórica que esos tres
esencia, plasmar el mundo según las exigencias de su naturaleza revolucionarios trataban de promover, impulsar y dirigir.
verdaderamente humana." Y (agrega Marx) dado que el reflejo Sin duda que los tres estaban igualmente convencidos de
religioso se engendra de una laceración y contradicción interio- aquel concepto de necesidad histórica y de correspondencia
res a la sociedad, la praxis revolucionaria llega a derribarlo de las ideas y los hechos con respecto a las condiciones de su epo-
prácticamente mediante la eliminación de la contradicción mis- ca, que Mazzini expresaba a propósito de las viejas creencias
ma, esto es, de la división de la sociedad en clases (glosas IV y políticas, diciendo: "esas teorías son historia ellas mismas.. . y
VI11 a Feuerbach y El capital, 1). El proceso ascensional de la en tanto historia, leemos en ellas una manifestación del princi-
historia, por lo tanto. considerado en el desarrollo de las fuerzas
humanas que lo engendran y en los resultados a que llega,
pio adaptada a los tiempos y las circunstancias.. Cada cosa .
tiene su tiempo; cada sistema tiene su propia necesidad de exis-
coincide para Marx y Engels con la eliminación de la religio- tencia en la condición moral de la epoca". Y la reacción de
sidad, para Mazzini con un ensimismarse siempre más alto y
Mazzini contra "quien escarnece o maldice el pasado", recuerda
hondo de la misma en la conciencia de los hombres.
la de Marx contra Feuerbach, que reclamaba la ruptura total
Toda la historia para Mazzini es la vida de un ser (la hu-
manidad) "en cuyo desarrollo Dios escribió y escribe a cada
28 Gentile (op. cit., p. 69) expresa la opinidn de que el concepto de
epoca una línea de su ley"; ella tiene, por lo tanto, enteramente
Mazzini acerca del \alar de la historia "ha sido hasta ahora escasamente con-
un valor sagrado, como despliegue del orden de los fines prefi- siderado". En realidad, todos los que estudiaron seriamente a Mazzini pusie-
jados por Dios, y tiene en la voluntad y en la mente divina el ron de relieve, como debía hacerse, su concepcidn del progreso, que confiere
manantial y la dirección de su desarrollo, por medio de una a cada edad o idea religiosa, su valor en la educacidn pogresiva del genero
humano.
serie de revelaciones que se encarnan de mano en mano en las 4 29 Cfr. A. Levi, La filosofia polit. di G. MarUni, cit.
i
i 18 MARX Y MAUINI
LA M I S I ~ NY LA NECESIDAD li9
de cualquier vínculo con el pasado: en la misma crítica sin repa. miento más o menos continuo, más o menos fuerte de esa misión,
ros de todo lo que existe (escribía Marx a Ruge en 1843) apare- constituye el merito de la vida y por lo tanto su progreso."
cerá como algo evidente que "no se trata de una separación de De este modo, de la afirmación previa de que la vida de los
ideas entre pasado y futuro, sino del acabamiento de las ideas del hombres y la historia de la humanidad dependen de un poder
pasado". trascendente, procede la conclusión de una trascendencia del
Sin embargo, mientras Mazzini expresa su visión religiosa fin, que es propio de Dios y no de los hombres; y por lo tanto,
de la historia al decir: "en tanto historia la veneramos", Marx el valor de cada Cpoca y el grado de progreso representado
y Engels en su La sagrada familia ridiculizaban, contra Bauer, por la misma son proporcionales a la plenitud del cumplimiento
cualquier divinización de la historia y volvían, con Feuerbach, a de la misión que le incumbe. Hay siempre, pues, una visión
colocar en el lugar de único actor y autor de la misma al hom. tcológica de toda la historia, cuyos momentos son, todos y cada
bre, que persigue sus fines humanos.30 De esta manera el con. uno, referidos siempre al fin superior. Las existencias indivi-
cepto y la inspiración de la acción histórica aparecen en honda duales y las de los pueblos, las generaciones y las &pocasse esla-
divergencia recíprocz entre ellos. bonan (si inanellano) en una cadena; pero de esta cadena no
Cierto es que para Mazzini el desenvolvimiento de la his- son forjadores y herreros los hombres mismos, con sus fuerzas
toria y el acabamiento de cada una de sus épocas necesitan la intrínsecas y por los estimulos e impulsos de su vida; sino que
fuerza interior de las conciencias, de donde brota y se desarrolla hay un plan eterno preconcebido, que es por sí mismo un destino
la acción; pero estas conciencias, a su vez, tienen necesidad de y una ley, y constituye un deber y una misión sagrados para la
ser animadas en cada Cpoca por la religión, que adquiere vida humanidad, que es solamente su realizadora.
en ellas en tanto la revelación proyecta su luz en las mismas. De Marx se sitúa decididamente en las antípodas de semejante
modo que el primer manantial de toda la historia no so11 los concepción religiosa de la historia y de la misidn. Para Marx
hombres, sino un poder trascendente; la humanidad no es ni la fuerza motora de la historia es el hombre; y lo que determi-
verdadera causrt ni fin verdadero, porque la causa es Dios, del na el desarrollo de su praxzs no es un plan preexistente sobre-
cual la humaiiiclad es el profeta y el instrumento, y recibe de él puesto a su existencia y a su accibn, sino únicamente el progre-
su propio destino como una ley y una misión. El fin trasciende sivo brotar de sus necesidades y aspiraciones. El hombre, o, por
siempre a los hoinbres que lo van realizando y son más bien su mejor decir, la sociedad humana, es una fuerza viva, una acti-
instrumento que su objeto; y justamente en este sentirse instru- vidad que se despliega en la acción y adquiere en ella un poder
mentos de una voluntad superior a ellos y de un fin que los tras- creciente de expansión. Por lo tanto, de todo progreso reali-
pasa, consiste el carácter imperativo de su destino histórico: 7ad0, de toda fase de desarrollo alcanzada, extrae, por medio
misidn y no exigencia de los hombres; deber y no derecho o de la nueva sistematización y organización de sus energías pro-
simple aspiración. Y he aquí el carácter sagrado de la obligación ductivas, una fecundidad mayor de las mismas, para las cuales
que incutnbe a todos los iridividuos y colectividades, de una en cierto momento se hacen demasiado angostos los marcos q u e
consagracióti integral y hasta del sacrificio de sí mismos al cum- antes las habían sosteriido y puesto en orden y eficiencia; y las
plimiento de la misión que Dios les confió en la historia. "La envolturas que se han convertido de protectoras en obstac~ili-
vida es una misidn, o bien no tiene sentido ni valor. La vida ladoras de la expansión ulterior, tienen que ceder para dar paso
no es nuestra, sino de Dios: tiene por lo tanto necesariamente ;i nuevas formas y nuevas sistematizaciones de nexos y relacio-

un fin y una ley. Descubrir esa ley, cerciorarse continuamente nes. Lo que determina y dirige la realización plena de cada
de ese fin y ajustar al mismo los pensamientos y las acciones, 61)oca y el tránsito de una a otra, no es un plan preexistente
Cste es nuestro deber." 31 "La vida es una misión. El cumpii- o un fin trascendente, sino el hecho de que nuevas exigencias
nacen del estímulo de las condiciones presentes, en el proceso
80 Ver hfazzini, La giouane Italia, ed. Menghini, 1, 1 6 s s , y Scritti editi e por el cual el hombre crea sin cesar el aguijón de nuevas riecesi-
inediti, 1, 1 4 2 s s . Marx, U n cambio de cartas de 1843 y La sagrada familia,
citada más adelante.
81 Scritti cditi e inediti, XVI, 102 SS. .
a Scritti cditi e inediti, X V I , ing.
120 !MARX Y MAZZINI

dades por medio de la misma satisfacción de las necesidades arma material de la filosofia".s Vale decir que reconocen la
experimentadas anteriormente. existencia de una finalidad ideal, teorizada por la filosofía, fren-
El progreso se realiza como fenómeno natural y no como te a cuyo valor Ctico prominente la clase proletaria es y debe
ley divina; la historia no tiene existencia y consistencia por sí sentirse instrumento o arma de su realización. La conciencia
misma, como un plan preconcebido, del cual los hombres sean de clase del proletariado alcanza su seguridad interior al sentirse
instrumentos. Marx se erige contra Bruno Bauer y sus adeptos, portadora de semejante fin universal, que es el de la reivindi-
que convertían en una realidad personal a la historia con su cación de la humanitas contra la Unmenschlichkeit (inhuma-
poderío, y al espíritu en lucha con la masa. "La historia (escribe nidad) de su situación actual; a6 y el valor ético propio del fin
Marx) no hace nada, no posee ningún poderio enorme; no com- no sólo consagra con un sello de nobleza moral la acción que
bate ninguna lucha. Es más bien el hombre, el hombre real y tiende a realizarlo, sino que la convierte en un imperativo ca-
viviente, el que lo hace todo, posee y combate; la historia no tegórico.
es algo que se sirva del hombre como de un instrumento para La necesidad que mueve al proletariado y la exigencia
lograr sus fines mediante sus propios esfuerzos - c o m o si fuese reivindicada por Cl trascienden a la clase misma que es su ase-
una persona que existiera por sí misma- sino que ella no es veradora y realizadora, debido al valor de universalidad ética
nada más que la actividad del hombre que persigue sus pro- que encierran en si mismas; y de ahí se ve brotar el concepto de
pias finalidades." s~ una misidn históricaa7 que tambien Marx y Engels llegan a
En lugar de un hombre instrumento de una ley divina, afirmar para el proletariado, con una insistencia que llevaba
Marx ve a un hombre autor de su propia historia; en lugar de también a Longobardi a recordar la moral mazziniana.3
un fin trascendente prefijado ab aeterno, percibe los fines que se Esta misidn histórica, según lo señalaba Longobardi, es
propone cada vez la humanidad, por efecto de las condiciones algo distinto de la línea de conducta real desplegada en las
en que desarrolla sus actividades y de las necesidades que des- acciones efectivas: es el imperativo que la domina y dirige, vale
piertan progresivamente en su espíritu; en lugar de la misidn, decir, es la exigencia intrínseca a la existencia y posición histó-
con su carácter imperativo trascendente, reconoce tan sólo las rica de la clase. Ésta no puede faltar a tal obligación sin trai-
exigencias que se afirman en las conciencias humanas y recla- cionar y pagar la pena de la traición, con el perjuicio y la ruina
man su propia satisfacción y la buscan en la acción histórica. de sí misma y de toda la sociedad. Por cierto que Marx y Engels
Sin embargo, no falta una posibilidad de valoración Ctica no afirman semejante misión histórica tal como lo hace Mazzini,
aun en el marco de esta concepción puramente humanista de la esto es, en el sentido de un deber prefijado por la voluntad
historia. Al desenvolvimiento de las necesidades materiales cu- divina, sino en el sentido del cumplimiento de una exigencia
rresponde tambikn en la historia un desarrollo de las exigencias liiimana universal - e s decir, que no representa sólo un interés
morales; y en la agitación de las fuerzas que fermentan en el particular de quienes actúan para satisfacerla, sino más bici1
interior de la sociedad presente puede verse, según Marx y En- In sustitución de todos los intereses particulares por una fina-
gels, una dirección hacia un fin de elevado valor Ctico, represen- lidad universal, que consiste en efectuar el tránsito desde una
tado por esa exigencia de libertad, en la cual ellos sintetizan sociedad dividida en clases a la humanidad coasociada.
la inspiración esencial de toda la filosofía clásica alemana. Ahora bien, precisamente en relación con esta misión de
Por lo tanto, Marx y Engels, así como saludan en el prole. liberación universal se afirma y se mide el mdrito y el valor
ctariado al heredero de la filosofía clásica alemana 34 - e n tanto irioral de las condiciones preparatorias que deben predisponer
aspira, según lo dice el Manifiesto, a "una asociación en la cual y encaminar su cumplimiento. Ésta justamente es la postura
(,ti que se encuentran colocados Marx y Engels frente a las cues-
e l libre desarrollo de cada uno sea la condición para el libre
desarrollo de todos - de la misma manera reconocen en 61 "el
1

a5 para la critica de la filosofía del derecho d e Hegel.


86 La sagrada, familia y Situacidn de las clases trabajadoras en Inglaterra.
33 LO.sagrada familia, cap. V I , 2. 8-7 Antidiihring, p. 111, caps. z y 3.
34 L. Feuerbach y el punto de llegada de la filosofia clásica alemana. 38 La conferma dei marxismo, pp. 1 1 7 s .
122 MARX Y MAZZINI

tiones nacionales; y en esto consisten las diferencias y las seme- moral es todo para mí. A mí me importa muy poco que Italia,
janzas que presentan las actitudes que asumen respectivamente territorio de tantas millas cuadradas, coma su grano y sus coles
ellos y hlazzini frente al principio de la nación y la patria. un poco más baratos -y tened presente que hoy en día sucede
Mazzini ve en la nación una misión religiosa, destinada al pueblo lo contrario-. Lo que me importa es que Italia sea buena,
por Dios, y provista por lo tanto de un valor sagrado; Marx y moral, virtuosa; me importa que llegue a cumplir una misión
Engels reconocen en ella una condición histórica necesaria para
la realización de la misión histórica humana que incumbe al
.
en el mundo.. Lo que quiero es el alma de la nación; sin
ésta el cuerpo no hará nada." *0
proletariado. No desconocen por lo tanto su realidad ni su va- Sin embargo, el que quiere un fin e incita a la acción para
lor, a los que atribuyen por cierto un carácter humano y rio ya el mismo, no puede prescindir de las condiciones y los medios.
divino. Sin embargo, cuando consideran que semejante valor Por lo tanto tampoco se le escapaba a Mazzini la recíproca de la
procede de otro más alto, y se halla subordinado al mismo como proposición antes citada; esto es, que el alma no puede actuar
el medio al fin, no se encuentran en conflicto con hlazzini al sin el cuerpo, y que los intereses espirituales no logran mover
respecto, porque éste declara análogamente que en la patria reco- s la acción a las colectividades y a las masas, si no tienen vincu-
noce el peldaño necesario para subir a la cumbre más alta, laciones y coincidencias evidentes con los intereses materiales más
representada por la humanidad. inmediatos y sensibles. Desde 1832 escribía que para formar la
nación "es preciso tener al pueblo, suscitar a las mucheduriibres;
y para lograr eso hay que convencerlo de que los movimientos
se intentan para él, para su prosperidad material, porque los
a) Los motivos materiales de la idea unitaria. He tenido opor- pueblos ineducados no se mueven por palabras puras y desnu-
tunidad en otra ocasión - a propósito de una discusión entre das, sino sólo por una realidaC.41
Alejandro Levi, quien sostenia que el concepto central en Maz- Este concepto se vincula también con esa tendencia tan
zini era el de deber, y Vidari, que afirmaba en cambio que honda y difundida entre los escritores y pensadores del resur-
el eje de todo el sistema mazziniano consistía en el concepto de gimiento italiaiio, y tan sobresaliente en Mazzini, que los lleva
pueblo- de observar que la divergencia entre los dos podía a ver la cuestión nacional en función de la cuestión social. "Una
conciliarse al reconocer como más hondo y esencial para Mazzini revolución no es legítima ni puede ser duradera si no en-
el concepto de misión; pues la misión crea y constituye a un laza la cuestión social con la p~lítica."~"
pueblo y se le impone al mismo tiempo como imperativo moral Pero el recoriocimiento del nexo entre el problema de la
sagrado. En ese concepto de misión, justamente, consiste para patria y el de los intereses económicos no se inspiraba en
Ma~zinila esencia de la nación ("una nación -dice- es una Maizini únicaniente en la preocupación de despertar a las masas.
misiíín viviente") y el valor sagrado de la patria. Su visión del progreso, que delinea todo el desarrollo de la his-
"La nacionalidad es la parte que Dios ha mandado elec- toria según un plan divino y la voluntad de Dios, pone el
tuar a cada pueblo en el trabajo de la humanidad: la misi6n, ascenso espiritual humano en una relación de paralelismo y ar-
la tarea que cada pueblo tiene que cumplir sobre la tierra, a monía, no de antítesis y dirección inversa con respecto a la
fin de qiie la idea divina pueda realizarse en el mundo; el signo elevación de las concliciones materiales de vida. Por eso demues-
de su personalidad y del lugar que ocupa entre los pueblos, sus tra entender y poner en evidencia los motivos económicos de la
hermanos." No hay que asombrarse pues si Mazzini, al partir exigencia de unidad nacional, tal como podía hacerlo un par-
de estos principios, se ve llevado a considerar ante todo, más tidario del materialismo histórico. "Nosotros no tenemos una
arriba y niás allá de cualquier otro aspecto del problema nacio- bandera nuestra, no tenemos un nombre político, ni voz entre
nal, su aspecto espiritual, y a declarar de importancia muy se- las naciones de Europa; no tenemos un centro común ni un
cundaria los aspectos territoriales y económicos. "La cuestión
40 Lettres d Daniel Stern, p. 41.
41 Ediz. nazion. 11, 299.
üf~Snitti editi e ined. X I I , 8 4 s . 42 Scritti editi e ined. XVI, 206.
124 MARX Y MAZZINI
pacto común ni un mercado común. Nos encontramos desmem- sobreponía la hegemonía opresora de Estados extranjeros. "Ade-
brados en ocho Estados, uno independiente del otro, sin alian- más (escribía Engels) unas partes de Alemania estaban bajo el
zas, sin unidad de propósitos, sin contacto recíproco regular. dominio de príncipes extranjeros. De esta manera no s610 Ale-
Ocho Sarreras de aduanas, sin enumerar los impedimentos que mania se encontraba reducida a la impotencia y al desamparo,
dependen de la mala administración interior de cada Estado, presa de las discordias intestinas, condenada a la aniquilación
dividen nuestros intereses materiales, obstaculizan nuestro pro. política, militar y tambien industrial; sino que - y esto era
greso, nos impiden cualquier incremento de manufacturas, toda mucho peor- Francia y Rusia tenian adquirido, por haberlo
actividad comercial amplia. Prohibiciones o derechos enormes usado repetidas veces, un derecho al desmembramiento de Ale-
afectan la importación y la exportación. Los productos de la mania, tal como, justamente, Francia y Austria pretendían poseer
tierra o de la industria abundan a veces en una provincia de el derecho de vigilar a fin de que Italia permaneciera dividida. . .
Italia y faltan en otra sin que nos sea posible restablecer el equi- Por lo tanto, la unidad de Alemania debía lograrse no sólo en
librio, vender o permutar lo superfluo. Ocho sistemas diferentes oposición a los príncipes y a los demás enemigos interiores, sino
de monetización, de pesos y medidas, de legislación civil, co- también contra las potencias extranjeras, o bien con la ayuda del
mercial y penal, de ordenamiento administrativo, nos convierten exterior." 45
en extranjeros los unos a los otros." 43 Puesta semejante analogía de condiciones, no hay que asom-
Y puesto que "todos estos Estados, entre los que nos en- brarse por el hecho de que la situación de su país dictara a
contramos divididos están gobernados despóticamente, sin nin- Engels (tal como señale en otra oportunidad),46 observaciones
guna intervención del país", y además "uno pertenece al extran- caracterizadas por un singular paralelismo con las de Mazzini
jero, esto es, a Austria, y los demás se pliegan a cualquier citadas arriba.
voluntad del mismo", acontece que los obstáculos contra la "Los reducidos pequeños Estados alemanes, con sus múlti-
expansión económica son al mismo tiempo obstáculos contra ples y diferentes legislaciones industriales y comerciales, debían
todo desenvolvimiento espiritual. Los mismos aduaneros que convertirse en trabas insoportables. A cada par de millas había
arrestan y obstaculizan el comercio y el intercambio de los pro- otro derecho cambiario, otras condiciones para el ejercicio d e
ductos territoriales o industriales, obstaculizan y arrestan el trán- una industria, sobre todo otras controversias, otras tribulaciones
sito y la circulación de las i d e a ~ ; ~y4 de esta manera tanto las burocráticas y fiscales, a menudo aún otras restricciones proce-
necesidades materiales como las espirituales, cuya libre expan- .
dentes de las corporaciones. . Y a todo esto había que agregar
sión se ve igualmente ofendida e impedida en su paralelo pro- las muchas y diferentes reglamentaciones locales y las limita-
ceso de desarrollo, acosan y excitan a la insurrección a los ita- .
ciones del derecho de residencia.. Y aun cuando se lograba
lianos conscientes. superar todas estas trabas, cuánta energía debía perderse en
Ahora bien, no carece de importancia el hecho de que las todos esos roces, cuánto dinero y cuánto tiempo había que disi-
condiciones que Mazzini destaca en Italia fuesen (como lo señaló .
par!. . Además: en cada Estado grande o pequeño había dife.
Marx en su carta al periódico italiano L'alba, que cito más ade- rentes monedas, medidas y pesos.. . Y ni siquiera una entre
lante) análogas en gran parte a las que se presentaban -antes todas estas innumerables especies de monedas, medidas y pesos
de la formación y unificación del imperio- en Alemania, divi- tenia su reconocimiento en el mercado mundial", en el cual
dida en una multiplicidad de pequeños Estados, a los que se faltaba a los alemanes aun la protección del derecho internacio-
iial, por no tener sus pequeiíos Estados ni representaciones di-
~)lomáticasni voz propia en el exterior. Por lo tanto "un dere-
48 Smitti ed. e ined. V I , 137s.
44 Cfr. Salvemini, Mazzini, p. 70 y las citas contenidas allí. "La tirania
(lio civil imperial alemán y una circulaci6n libre para todos los
Ievantb un muro impenetrable a lo largo de su frontera. Un ejercito triple
de espías, aduaneros, esbirros vigila dia y noche para impedir la circula- 46 Fuerza y economio en la formacidn del imperio germdnico, p. 6r
ci6n del pensamiento. La enseñanza mutua esta prohibida. La inteligencia iIc la trad. ital.
muere en su infancia por falta de alimentacibn" (Smitti ed. e ined., V I , 253; 46 El materialisnlo histdrico en F. Engels, p. 316 de la ed. castellana
VII, 325-30). c l < . ~ i j i n l ,niirnos j\ii e ~ ) .
ciudadanos del imperio (Reiclt), una común legislaci6n comer- grandes y vitales naciones europeas sus lindes naturales reales,
cial e industrial ya no eran fantasías patrióticas de estudiantes, que se encuentran establecidos por idiomas y simpatías." Por
sino que eran condiciones vitales indispensables para la in- eso, así como "la guerra general de pueblos en contra de Napo-
dustria". león 1 representaba la reacción del espíritu nacional pisoteado
De este modo "la aspiración hacia una patria unida tenía por Napolebn en todos los pueblos", de la misma manera acon-
una base muy material. Ya no se trataba del impulso nebuloso teció que cuando "los príncipes y los diplomáticos del Congreso
de las corporaciones estudiantiles alemanas que solemnizaban la de Viena comprimieron aiin más ese sentimiento nacional, y la
fiesta de Wartburg.. . ni siquiera del grito unitario de los abo- dinastía más pequeña tuvo rnás peso que el mayor de los pue-
gados ideólogos burgueses de la fiesta de Hambach.. . sino de blos, y Alemania e Italia se vieron otra vez despedazadas en
la exigencia de eliminar todo roce inútil. ..
La unidad germá- pequeños Estados, y.Polonia se encontrb desmembrada por cuarta
nica se había vuelto una necesidad de orden ecor~6mico; y la vez, y Hungría quedó bajo el yugo", "todo eso no podía durar.. .
gente que ahora la reclamaba sabía muy bien lo que quería" y La revolución de 1848, pues, tendía a satisfacer a un mismo
en semejante conciencia la aspiración nacional encontraba la tiempo en todas parta, con excepción de Francia, tanto las aspi-
fuerza para transfundirse en la a ~ c i ó n . ~ i raciones nacionales corno 13 exigencia de libertadn.Ú2
Mazzini continúa diciendo que la revolución bajo la insig-
b) Las nacionalidades en la historia moderna y el fin histó- nia de la nacionalidad "significa destrucción de las causas de
rico ulterior. Pero tanto las consideraciones de Mazzini como las egoísmo hostil entre los pueblos.. . y por tanto posibilidad de
de Engels acerca de su propio país se encuadran para ambos en fraternidad entre ellos"; "el ordenamiento de la Nacionalidad
el marco de una concepción general del movimiento de la his- no es tan sólo reparación de grandes injusticias y sustitución
toria europea moderna hacia la afirmación del principio de (Icl hecho de la conquista feudal monárquica por el principio de
nacionalidad, al que ambos reconocen un carácter de exigencia 1' voluntad popular, sino que es además el peldaño necesario
incoercible y un papel de condición necesaria para el desarrollo ara alcanzar la asociación, la división del trabajo colectivo, la
histórico moderno. "La cuestión de la Nacionalidad (escribe t onstitución del instrumento por cuyo medio podrán cooperar

Mazzini) priva entre todas las demás que se agitan hoy día en :I la mejora de toda la familia humana y al incremento de
Europa." "Nacionalidad: es éste el signo, el fin primero, la idea 1.1 riqueza común una ~antidad~inmensa de fuerzas morales, in-
dominadora de la Época nueva" 48 Y Engels análogamente: ic.lectuales, económicas que hoy día se pierden o se desvían
"Desde el fin de la Edad Media la historia trabaja para constituir < . I I una lucha continua inevitable contra un ordenamiento arbi-
a Europa en grandes Estados nacionales." 49 Mazzini: "El mapa ti:irio y contra el mal gobierno que es su consecuencia"."
de Europa debe hacerse de nuevo"; "la revolución europea se Análogamente Engels destaca el esfuerzo trabajoso de la
llama hoy: Nacionalidad; y significa transformación del mapa liistoria hacia la constitución de los Estados nacionales, esfuerzo
de Europa, aniquilación de cualquier tratado instaurado por que se hace sienipre más intenso y acentuado a partir del mo-
la conquista, el artificio, el arbitrio de las razas regias; reorde- mento en que "debido al desarrollo del comercio, de la agricul-
namiento de acuerdo con las tendencias y vocaciones de los tura y de la industria, y al correspondiente poderío social de
pueblos y consentido libremente por ello s.''^^ la burguesía, se levantó en todas partes el sentimiento nacional,
Y Engels: "Nadie podrá sostener que el mapa de Europa y las naciones desmembradas y oprimidas aspiraron a la unidad
esté fijado de manera definitiva. Pero todos los cambios, en
tanto sean duraderos, deben tener el fin de dar siempre a las 51 Po y Rhin, p. 40 de la trad. ital.
62 Fuerza y econ., p. 58. Análogamente en el prefacio de 1893 al Mani-
47 Fuerza y econotnia en la formacidn del imperio germánico, pp. 59 SS. \i(..sto comunista: "en cualquier país es imposible el reino de la burguesia
de la trad. italiana. siti la independencia nacional. 1.a revolución de 1848 ciehia pues traer
48 Scritti editi e ined., X, 126; XI, 243. cotisigo la unidad y la autonomía de las naciones que hasta entonces no las
49 Fuerza y econ., etc., p. 53. tcriian: Italia, Alemania, Hungría. Y Polonia las seguid eii turno".
60 Snitti editi e ined., VIII. 20.5; XI. 181 Snitti editi e ined., XI, 181; X I I , 245.
nacional". Y agrega: "S610 los Estados nacionales responden a ción consiste en un destino prefijado por Dios, en tina misicíii
la constitución política normal de la burguesía europea, y son sagrada para cuyo cumplimiento l a uñidad representa una 1,rc'-
por lo tanto la premisa imprescindible de la cooperación inter. misa necesaria.5" Para el primero, pues, el fin unitario consti-
nacional armónica entre los pueblos, sin la cual no puede reali- tuye, en el proceso histórico, un resultado necesario de iin
zarse la soberanía del proletariado. Para garantizar la paz inter- conjunto de causas; para. el segundo es sobre todo una premisa
nacional tienen que ser eliminados en primer lugar todos los o condición previa a la realizacibn ulterior de un fin sagrado;
conflictos nacionales, inevitables de otra manera: cada pueblo en una palabra, su necesidad es puramente causal para el pri-
tiene que ser independiente y dueño en su propia casa." mero, esencialmente teleológica para el segundo.
No se necesita agregar, en apoyo de la semejanza de estos Cierto que (según dije y demostraré más adelante) el con-
pasajes, la consideración minuciosa de su evidente paralelismo.
58 Vease al respecto el cap. VI11 del libro de Al. Levi, La filos. polit. di
Es preciso, en cambio, destacar que en la analogía evidente de
C . Mazzini. La doctrina mazziniana de la nacionalidad me parece mal
las observaciones y afirmaciones respectivas, subyace, sin embar- entendida y negada en su espíritu esencial por Gentile (op. cit., pp. 36-46),
go, Ia constante oposición fundamental de las mentalidades (de al caracterizarla como doctrina imperialista que haría coincidir el derecho
apóstol en uno, de crítico en el otro) y de la orientación de las con la conquista y no reconocería la existencia de la nacionalidad donde no
dos concepciones históricas. Engels, al poner en evidencia las ne- preexista un Estado. Esto volvería la misidn posterior a la realizacibn de
una conquista, a la cual tiene, en cambio, que preexistir como exigencia
cesidades, materiales y espirituales, a las que corresponde la exi- (derecho) y acción realizadora; pero el mismo Gentile se refuta al decir:
gencia patriótica de la independiencia y unidad nacionales, se "la afirmación de un derecho común, la aspiracibn a un mismo fin no
propone esencialmente dar por este medio el reconocimiento son datos de hecho, sino accibn y creación de una realidad histbrica"
y la justificación históricos de la realidad de tal exigencia; Maz- (p. 38). Un dato de hecho seria justamente la preexistencia del Estado,
zini, en cambio, atribuye un valor de segundo grado tanto a las puesta como condicibn preliminar; mientras que la creacibn en acto con-
siste en la acción (y por tanto en la conciencia de la misión) que preexiste
necesidades materiales -cuya eficacia motora e importancia para al Estado y por eso lo realiza y renueva sin cesar su vida en una creación
el realizarse del progreso humano sin embargo no desconoce- continua (que se efectúa desde el interior y no desde el exterior, como la
como a las propias exigencias espirituales de libertad y auto- cartesiana). Pero la cuestibn principal y la equivocación mis grave está
gobierno de la voluntad popular. Lo que es esencial para él en lo siguiente: esta acción creadora, segiln el pensamiento de Mazzini,
eiclentifica acaso el derecho con la conquista, de manera que pueda tomar
es la misidn; y todo lo demás tiene justificación, significado y iin sentido imperialista? Gentile remite a las palabras escritas por Mazzini
valor sólo en tanto representa el conjunto de las condiciones eri 1871: "Roma fue la nacionalidad más poderosa en el mundo antiguo: y
necesarias al cumplimiento de la misión sagrada, que por si sin ~ m b a r g olos elementos diferentes, italianos y extranjeros, que la consti-
sola basta para fundamentar y hacer legítima, la exigencia de tiiían eran inmensamente más que el elemento romano. En las cuestiones
la unidad nacional, antes bien para convertirla en un impera- de nacionalidad, como en todas las demAs, s610 el fin es soberano" (Scritti ed.
e ined., XVII, 165). Pero aqui Mauini supone que esos elementos, 6tnica-
tivo categórico. mente varios, se concordaban y contribuían a un fin y una misión iInicos,
"En cualquier parte donde existe una misidn, vale decir, que tomaban su nombre de Roma; en cambio, donde falta el consentimiento
un destino común para realizar, debe haber igualmente una y la cooperaci6n en un fin hnico, no admite que un pueblo mande sobre
otro, ni que la conquista realizada signifique un derecho. Para Mazzini
tendencia natural a la unidad." 66
"la revolucibn europea se llama Nacionalidad", en tanto significa "aniquila-
Para Engels, pues, la tendencia hacia la unidad nacional ción de la conquista, del arbitrio de las razas regias; reordenamiento según
tiene su explicación hist6rica -además de la que existe en los %
las tendencias y vocaciones de los pueblos y libremente consentido por ellos";
antecedentes de la comunión de origen, de tradiciones cultu- y por eso "reparaci6n de grandes injusticias", "destruccibn de las causas
del egoísmo hostil entre los pueblos, y por ende posibilidad de fraternidad
rales, de idioma y de simpatías- especialmente en la somunión entre ellos.. . , sustitucibn del hecho de la conquista feudal monárquica por
presente de exigencias que sblo por la unidad pueden ser satis- el principio de la voluntad popular". Entonces (dbnde está la negaci6n
fechas; para Mazzini además, y por sobre todo eso, la explica- "de la doctrina democrática jusnaturalista, que considera la nacionalidad
wmo un derecho preexistente a la creación del Estado"? (p. 80). (Dónde
está la declaracibn de que sblo la capacidad propia de una wnquista victo-
54 Fuerza y economia, etc., p. 58. riosa constituye el derecho?
55 Scritti editi e ined., XII, 60. "El decir a los individuos (es una cita de Mazzini hecha por el mismo
lY0 MARX Y MAZZINI NACI~N
PATRIA,
, HUMANIDAD lgi
cepto de la nación como premisa y condición para un papel
únicamente a las causas de donde deriva el resultado de la uni-
histórico más alto está muy lejos de ser extraño al pensamiento
dad nacional y a las necesidades preexistentes que esta llega a
de los mismos Marx y ~ n ~ e l peros; papel ulterior, tal como
Satisfacer. Más allá de ellas están las exigencias ulteriores, para
A .,
los antecedentes.- es para ellos una exigencia humana. mientras
las cuales la unificación y autonomia de las naciones son condi-
que para Mazzini es siempre un destino y una misión fijada
por Dios. La diferencia esencial, pues, que siempre vuelve a cibn y medio necesarios; de modo que se les reconoce un valor
revelarse, es la que corre entre la trascendencia del fin, con su más alto en relación no ya sólo can el pasado y el presente, sino
carácter sagrado, que para Mazzini le confiere un valor impe- sobre todo con el porvenir, hacia el cual la humanidad se es-
rativo de mando divino, y el origen y la naturaleza puramente fuerza en sus aspiraciones y su acción. La distinción de los gra-
dos o fases en la vida de las naciones, sobre la cual esaibia
humanos que le atribuyen Marx y Eiigels, al reconocer su
Mazzini en 1865 al americano M. D. Conway, correspondia (con
fuerza motora únicamente en una exigencia interior a la vida
las diferencias que mencionaré más adelante) también al pensa-
social y al proceso histórico de su desarrollo.
miento de Engels y Marx.
Pero como el proceso histórico tiene una continuidad de "Toda gran nación (dice Mazzini) tiene dos fases de vida.
desenvolvimiento, en que los momentos y las fases ya alcanzados La primera puede estar consagrada a su propia constitución, a
son la condicibn y preparación para el cumplimiento del camino su ordenamiento interior, a la preparación -por decirlo así-
progresivo, así tampoco para Marx y Engels la justificación de aquellos elementos y aquellas facultades por cuyo medio una
funcional y la valoración histórica tienen su plenitud si uno mira nación puede proceder hacia el cumplimiento de la misión
que le ha sido destinada para el bien de la humanidad. . . La se-
Gentile en la p. 80): conquiste cada uno, con sus propias fuerzas solas, su gunda fase empieza desputs de que la nación ha afirmado y
propio p o m a i r , significa entregar la sociedad y el progreso a los arbitrios
del acaso y a las alternativas de una lucha perenne; significa descuidar el
,tfianzado su ser; después de que ella ha juntado y mostrado a
hecho priiicipal de la naturaleza humana, que es la tendencia social (socia- todos la fuerza e idoneidad que posee para el cumplimiento
Iitd), e implantar el egoísmo en las almas" (V. iq).Y l o mismo vale para (lc su misión. Entonces la nación surge y se mueve en armonia
la asociacidn de los pueblos en la Iiiimanidad; y es la antítesis de toda doc- (on el plan general."5*
trina imperialista. Análogamente, Engels, en su escrito Fuerza y econontia, etc.,
La socialita, la negacibn del egoísmo, significan reconocer la univeisa-
lidad del derecho: " d o r o mi patria porque adoro la patria; nuestra libertad observaba que la eliminación de los conflictos nacionales, esto
porque creo en la libertad; nuestros derechos, porque creo en el derecho" es, el reconocimiento del derecho de cada pueblo a ser indepen-
(XI,270s.). Por esta universalidad cada derecho tiene sus límites, que se diente y dueño en su propia casa, representa la condición pre-
imponen como límites a la acción: "al cumplir cualquier acción en la esfera
de la patria o de la familia, preguntaos a vosotros mismos: si esto se hiciera
1 liminar para asegurar la paz internacional; y afirmaba que "sdlo
los Estados nacionales son la premisa indispensable para Ea co-
por todos y para todos <seria beneficioso o dañino para la Humanidad?
Y si la conciencia os contesta: seria dañino, renunciad; renunciad aun cuan- operación internacional armónica de los pueblos, sin la cual no
do os parezca que de vuestra acción resultarfa una ventaja para vuestra puede realizarse la soberanía del proletariado". Y en el prefa-
patria o vuestra familia" ( D w e r i dell'uomo). Reivindicar un derecho para cio de 1893 a la edición italiana del Manifiesto comunista volvía
si, pues, significa reconocer el derecho, que vale para uno mismo, en tanto sobre los mismos conceptos, reafirmando la necesidad de la
vale para todos, y en todos, por tanto, debe respetarse. Mientras este piin- unidad e independencia de cada nación particular para el des-
cipio sea riegado (como en el imperialismo) quedamos fuera de la socialitd
y no se cumple "la revolución europea que se llama nacionalidad" ni es ,rrrollo ulterior del proceso histórico. La conquista de los Estados
posible fraternidad ni cooperaci6n entre los pueblos; en una palabra no ii;icionales no sólo representa un producto necesario de la expan-
se realiza el ideal mauiniano. La misión implica sin duda el sacrificio y la sicín de las fuerzas productivas de la burguesía, que deben que-
lucha, pero en favor de los demas no menos que de si mismo, pues es uni- t~rarlos obstáculos y las ataduras del dominio extranjero y de
versalista, no imperialista.
la división en pequeños Estados dinásticos; sino que es también
Gentile, por otro lado, lo reconoce al citar el pasaje indicado (p. 80)
comentando: "el espíritu, que es pensamiento, ley, deber, nunca es individuo; I,I premisa y preparación indispensables para el ascenso histbrico
es pueblo, es humanidad, es universalidad.. . que se refleja en el mismo indi-
67 Scritti ed. e ined. XIV, i t j s.
~ Cfr. Momigliano, II messaggio di M a s
viduo y transforma todo su derecho en un deber".
zrrri, p. 63.
MARX Y MAZZINI
132
una acción solidaria de la nación, que como tal se asocia con otras
progresivo hacia el cual se esfuerzan e impelen las energías de naciones en cooperación tranquila e inteligente- ve que la ple-
la humanidad. Una doble justificación histbrica, pues, le per-
nitud de la solidaridad nacional e internacional puede alcari-
tenece: justificación determinista, que consiste en las causas pre-
zarse sólo a través de la eliminación de las divisiones de clases;
existentes de donde deriva y extrae el impulso para su realiza- y por lo tanto, al considerar la tarea futura, coloca en la primera
ción; y justificacibn finalista, constituida por el término ulterior línea la condición preparatoria de aquella eliminación, es decir,
al que ella sola puede llevar y del cual le viene un significado la unibn internacional del proletariado.
y valor más altos. En otras palabras, no cree que pueda bastar la constitucibn
de las naciones libres para alcanzar lo que él llama la humanidad
c) La cooperación de las naciones y las fases de su realización.
consociada y Mazzini "la organización del trabajo de la huma-
Este término ulterior, para Engels, es el logro de la solidaridad
nidad". Esa constitución de las naciones libres es por cierto
internacional del proletariado para la emancipación universal,
una condición necesaria para Engels, que reconoce así su alto
que se efectúa al pasar de la división y los conflictos entre los
valor en la historia; pero no es aún condición suficiente, porque
pueblos a su solidaridad para los fines comunes que superan
en la nación 61 ve los conflictos de clases, que no pueden elimi-
los lindes de las naciones particulares. Por eso declara que "la
narse sin suprimir las divisiones de clases; y ve además el pre-
revolución de 1848, aun cuando no fue una revolución socialista,
valecer de los intereses de clase, que como todo particularismo
allanó a ésta el camino y le preparó el terreno". Y continua:
en lucha inevitable contra otros particularismos, engendra los
"sin la autonomia y la unidad devueltas a cada Nación, ni la
contrastes y choques entre las naciones.61
unión internacional del proletariado, ni la tranquila e inteli-
De modo que el proceso se realiza según Mazzini en dos fases
gente cooperación de esas Naciones hacia fines comunes podrían
--z) conquista de las autonomías y unidades nacionales; 2) unibn
realizarse".
tle las Naciones en la cooperaciún del trabajo de la Humanidad-,
Ese pasaje recuerda muy de cerca, en los conceptos que los
pero tiene, en cambio, tres fases según Engels: r ) como en Mazzi-
inspiran y en las mismas expresiones, el de Mazzini, que afirma:
r i i , liberación y unificación de las naciones; z ) dentro de cada
"Patria y humanidad son inseparables; una es la escalera para
Nación, liberada y unificada, libre desarrollo de la lucha de cla-
la otra, el punto de apoyo de la palanca'' y continúa: "sin la
WV;, en la cual el proletariado toma conciencia de su propia
constitución de Patrias, de Naciones libres, ninguna Sociedad
inisióli y de la universalidad internacional; 3) sólo despues de
Internacional puede producir grandes resultados. La organiza-
ción del trabajo exige la división del trabajo. Y las Naciones Asociación de todas las clases, de todos los individuos en un trabajo dirigido
constituyen la división del trabajo de la Humanidad".68 ;ic.tivanientehacia tal fin" (Scritti ed. e ined., XII, 'y).
Sin embargo, en la gran analogía, aun verbal, de estas En un discurso pronunciado en Londres para La fiesta de las Na-
afirmaciones paralelas, hay que señalar sus diferencias, que se ciones (1845), Engels polemiza contra objeciones (hipoteticas o reales) y
afirma que las naciones nos interesan mucho, pero la fraternidad entre ellas
se asoman a través de la misma semejanza. Ambos hablan de se realiza tan s610 entre stis proletarios. "Los proletarios son los Únicos que
la posibilidad y eficacia de una asociacibn internacional, y de una piie<len realizarla de veras; pues la burguesía tiene en cada país sus intereses
cooperación solidaria entre naciones para los fines comunes de la p.11 ticulares, y por ser para ella el interks la cosa mAs alta, no puede ir con-

Humanidad; ambos dirigen su mirada más allá de la espera de tra lo nacionalidad. Los proletarios tienen en todos los paises un solo y
rnismc) interes"; por eso "su movimiento y formación son esencialmente
la vida nacional hacia la más amplia vida internacional. "La
Iitinianitarios y antinacionalistas. Sólo los proletarios pueden destruir los na-
vida nacional (dice Mazzini) es el instrumento; la vida interna- ~.ionaiismos;sólo el proletariado que despierta puede hacer fraternizar a lmr
cional es el fin." se Y Engels podía haberse expresado de la misma naciones diferentes".
manera. Pero mientras que Mazzini mira a la Nación como a un Es evidente que Eiigels, a1 esperar del proletariado la froterniracidn entre
ente unitario indiviso,ss Engels - a pesar de reconocer también nociones diferentes, no le atribuye ni le pide una actitud aiitinacional ni la
tirstiucción de las nacionalidades, como le hace decir el traductor italiano
eii la edición Ciccotti. Una fraternización exige la supervivencia de los
MI Carta a Traini en Scritti ed. e ined., XVII, 12 s.
hermanos; Engels, pues, quiere la destrucción de los ncacionalisrnos provocado-
6s Scritti ed. e ined., XVI, 156.
res dc conflictos entre las nacionalidades; y en esto coincide con Mazzini.
60 "Unidad de creencia y de fin, he aquí lo que constituye a la Nación.
'34 MARX Y MAZZINI
haber cumplido esa misión libertadora a traves de la unión inter- derecho o al orgullo local; tendría que ser la divisidn del t i ~ i b c i j »
nacional del proletariado y de su conquista de una soberanía, europeo." Ahora bien, "sin el reconocimiento de las ii;i( ioiiali-
cuyo papel es eliminar cualquier dominio de clase, pueden los dades constituidas libre y espontáneamente, nunca tenclrcmos los
pueblos lograr esa fraternización verdadera y plena en la coope- Estados Unidos de Europa"; "el pacto de la Humanidad 110 puc-
ración hacia los fines comunes de la humanidad, tal como en la de ser sellado sino por pueblos libres e igualesw;Ude ahi procede
fase que es la segunda para Mazzini. la necesidad de las autonomías y unidades nacionales, que son
Hay que destacar, sin embargo, que Mazzini en la primera conditio sine qua non y medio indispensable para el fin mAs alto
fase (conquista verdadera y plena de la patria) incluye también de la humanidad.
la solución de la cuestión social; pero la diferencia respecto de Frente a estas consideraciones pueden parecer mAs limita-
Engels no consiste tan s6lo en el hecho de que él deja implícito das y especialmente negativas las de Engels. cuando destaca el
lo que Engels establece de manera explícita, sino sobre todo en hecho de que la conciencia nacional ofendida o comprimida
que él piensa que la solución de la cuestión social se logre no me- prevalece sobre las antítesis econhmicas de las clases ("frente al
diante la lucha de clases, sino mediante un pacífico proceso de ínipetu nacional desaparecen todas las distinciones de clases"), y
educaci6n.a De modo que los dos se diferencian también al considera que por eso la conquista de la independencia y unidad
determinar el papel y valor de las autonomías nacionales con nacionales es necesaria para el desarrollo y la afirmación de la
respecto a la tarea histórica ulterior: Engels, aun recordando la conciencia de clase del proletariado.64 Pero no hay que olvidar
armónica cooperación internacional de los pueblos para los fines que más allá de esta conciencia, y por medio de la misma, En-
comunes, se preocupa no obstante más inmediatamente de la po- gels quiere llegar, no menos que Mazzini, a la plenitud de la
sibilidad del libre desarrollo de la lucha de clases; Mazzini, en solidaridad humana.a
cambio afirma sin más una teoría de la cooperación y división El Manifiesto comunista habia puesto en evidencia el pro-
del trabajo entre las naciones. ceso histórico (característico de la edad moderna) de la inten-
"Las Naciones son los individuos de la Humanidad; todas sificación progresiva de la dependencia mutua, material y espiri-
tienen que trabajar para la conquista del fin común: cada una tual, entre las Naciones, y de la confluencia en un resultado
de acuerdo con su situación geográfica, sus propias actitudes común de las actividades de todas ellas. "Al aislamiento local
particulares, los medios de que está naturalmente provista." antiguo por el cual cada nación se bastaba a si misma, sucede el
"Cada nación tiene una misión, un oficio especial en el trabajo intercambio universal y la dependencia de las naciones una de
colectivo, una actitud especial a realizar su oficio: es ese su sello, otra. Y a la par que la producción material se modifica la espi-
su bautismo, su legitimidad." "Cada Nación es un obrero de la ritual. Lo que produce el pensamiento de cada nación particular
Humanidad: trabaja por ésta, a fin de que se logre en beneficio se convierte en patrimonio común. La unilateralidad y el exclu-
de todos el fin común; si traiciona su deber y se arrastra en el sivismo nacionales se hacen siempre menos posibtes, y de las
egoísmo, decae y se ve inevitablemente sujeta a una expiación
más o menos larga, en proporción a su grado de culpa." "La Scritti editi e ined., X I , 130, 126, 246; V. 20-2.
cuestinn de las nacionalidades era y es para mí, y tendría que 04 Fuerza y econornia en la formacidn, etc. (p. 87 de la ed. ital.) y Pre-
facio a las Luchar d e clases en Francia, gs. Y en el prefacio citado al Mani-
ser para todos nosotros, muy otra cosa que un tributo pagado al fiesto comunista: "Imaginad, si podkis, una acci6n internacional comiin de
los obreros italianos, húngaros, alemanes, polacos, rusos, en la situaci6n poli-
62 En eso se alejaba de Mazzini tambikn Garibaldi en su declaración tica anterior a 1848."
a Dupont, delegado de la Internacional. Éste habia afirmado en el Con- 66 F. Olgiati (Cado Marx), en el capitulo donde compara a-Merx y
greso de la Paz en Ginebra: "Para establecer la paz universal hay que borrar Mauini, quiere indicar como nota diferencial a este respecto, el hecho de
las leyes que oprimen al trabajo, destruir todos los privilegios, y hacer de que Marx y Engels consideraran la independencia nacional como necesaria
todos los ciudadános una sola clase de trabajadores; en una palabra, aceptar s610 para la producción material, no como derecho que tenga que ser reivin-
la revoluci6n social con todas sus consecuencias." Y Garibaldi le contestaba: dicado. Esta interpretaci6n es toda una equivocaci6n. porque no entiende
"Estoy de acuerdo con usted. Guerra a las tres tiranías. politica, religiosa y cual es la tarea ulterior, para cuya realizaci6n Marx y Engels afirman que es
social. Vuestros principios son los míos." Cfr. Guillaume, Karl Marx pBn- necesaria la autonomía nacional, ni cuil es la justificcidn que le da Mauini,
germaniste, Paris, Colin, 1915, p. 38. que en realidad es finalista y no basada en el concepto de derecho.
1.3~ MARX Y MAZZINI
N A C I ~ PATRIA,
N, HUMANIDAD '37
muchas literaturas nacionales y locales sale una literatura mun- ces un valor prominente en Mazzini la solidaridad de los iritc.-
dial." reses, creada por el desarrollo de la economía y de los iritcrc;ini-
En la conciencia de esta exigencia intrínseca al proceso his- bios. Frente al motivo ideal de la misión, que coii<leiia el
tórico se asociaban la condena de lo que Mazzini llarnaba "sór- aislamiento de un pueblo como una traición o deserción, aparece
dido, celoso, hostil nacionalismo"^ y el reconocimiento de la el motivo material de la necesidad y el interés, que tampoco per-
necesidad de "la circularidad del pensamiento" (según la expre- mite a un egoísmo inteligente segregarse del consorcio de las
sión de Gioberti). Esta conciencia precisamente lleva al Mani- Naciones. "Ningún pueblo -dice Mazzini en 1860 a los obreros
fiesto co~nlcnistaa prever que las separaciones y los antagonismos italianos- vive hoy día exclusivamente de sus productos. Vos-
de los pueblos, ya encaminados hacia su rápida eliminación por otros vivís de intercambio, de importación y exportación. Una
el desarrollo de la burguesía y del industrialismo, tendrán que nación extranjera que empobrece, donde disminuye el número
desaparecer totalmente en el triunfo del proletariado. "A medida de los consumidores, es un mercado menos para vosotros. Un
que-se irá suprimiendo la explotación dé un individuo sobre el comercio extranjero que, debido a malos ordenamientos, sucum-
otro, desaparecerá la explotación de una nación sobre las otras. be a crisis o a ruina, produce crisis y ruina en el vuestro. Las
Al desaparecer los contrastes de las clases en el interior, desapa- quiebras de Inglaterra y de América traen consigo quiebras en
recen igualmente las hostilidades internacionales"; y por esta vía Italia. El crddito ya no es hoy una institución nacional, sino
se llega a esa "asociación en la cual el libre desarrollo de cada europea." m
uno es condicibn del libre desarrollo de todos." El realismo reivindica de esta manera sus derechos al lado
Aun sobre estos puntos es característica la analogía con las del idealismo y así la analogía entre Mazzini y Marx se acentúa.
declaraciones y explicaciones de Mazzini. En 1834 este había Por cierto que Mazzini, al lado de la desaparición de los antago-
escrito: "Un pueblo no puede vivir en el aislamiento"; y ya nismos, evidenciaba más vivamente el concepto de la división del
en 1838 había explicado (adelantándose a la observación del trabajo y la cooperación ulteriores entre las Naciones para el
Manifiesto relativa a la eliminación de los antagonismos) que "los progreso de la Humanidad; pero hacia el mismo fin impulsaba
pueblos son solidarios. La acción de los siglos es prepotente, y el llamado de Marx: "iProletarios de todos los países, uníos!";
los siglos han decretado la unión. La Edad Media se ha aca- y Engels en los lugares citados de Fuerza y economía y del pre-
bado y con ella el principio de guerra". Marx distinguía el facio al Manifiesto afirmaba de la manera más explícita "la
comienzo del proceso, debido a la burguesía y a la penetración tranquila, armónica, inteligente cooperación de las Naciones ha-
del industrialismo, de su acabamiento reservado al proletariado; cia fines comunes".
Engels señalaba que la dependencia y vinculación recíprocas no
eran sólo económicas, sino tambien espirituales; Mazzini englo- d) El reconocimiento de las nacionalidades y su papel his-
baba esos varios momentos en la intervención del elemento po- tórico. De todos modos es importante evidenciar como merece
pular. "Pero al surgir el elemento popular, el principio de guerra el hecho de que Marx y Engels, por su vigilante conciencia his-
ha cedido el terreno al pensamiento más vasto y más espiritual thrica, reconocían tanto la realidad innegable como la potencia
de la asociación. ..
Para apagar la idea unitaria que clama en viviente de las nacionalidades. Un pasaje de una carta de Marx
a Engels (del 20 de marzo de 1866) resulta de manera singular
toda Europa, habría que apagar toda la generación juvenil, bo-
rrar la historia de medio siglo, negar cualquier eficacia a los significativo y decisivo al respecto. Marx relata la discusión efec-
tuada el día anterior en el Consejo de la Internacional acerca
viajes, al comercio, a las comunicaciones continuas, a las guerras,
de la guerra inminente y refiere que ''la discusión se ha trans-
la emigración, y destruir la imprenta que es la palabra de la ferido, tal como había que esperar, sobre la cuestión general de
humanidad." las nacionalidades y la actitud que debemos asumir nosotros al
Pero es notable que entre todos estos elementos asuma a ve- respecto".
68 S n i t t i editi e ined., XVIP, 157. En o t r o lugar Mazzini l o llama "esprit 67 Ediz. naz. VII, 1 9 1 ; 111, g i s.; Scritti e d . e ined., XVIII, 54 (citado tam-
d e nationalisme substituk ? I'espit
i d e nationalite"' (Ediz. nazion. VI, p. X I ) . bien por Navarra Crimi, Mazzini economista, pp. 30s.).
1 3 ~ MARX Y MAZZINI
"Los franceses, muy numerosos, dieron libre desahogo a su reclama la desaparición de las "hostilidades internacionales", w-
antipatía cordial para con los italianos. Los representantes -no gún dice en el Manifiesto comunista, para sustituirlas (de aciici (lo
obreros- de la Joven Francia declararon que todas las naciona- con la expresión de Engels en el prefacio para la edición ita-
lidades y las naciones mismas son prejuicios anticuados. Ellos liana) por "la tranquila e inteligente cooperación de las Na( io-
profesan un stirnerismo proudhoniano: disolverlo todo en pe- nes hacia fines comunes".
queños grupos o comunas que se unirán para formar una socie- Pero en eso mismo aparece reconocido el hecho de que lai
dad, pero no un Estado. A la espera de realizar semejante indi- diferencias ét~iicase históricas de las Naciones no pueden bo-
uidunlizacidn de la humanidad y el mutualismo que deberá rrarse fácilmente (no en vano era tan viva en Marx y Engels la
acompaíiarla, el curso de la historia debe quedar en suspenso conciencia histhrica); sólo se afirma que ellas n o deben ser fuen-
en todo otro país, y el mundo entero tiene que esperar a que los tes de contrastes y guerras, tal como acontece en el régimen de
franceses estén maduros para una revolucióii social. . . Todos las divisiones de clases, sino que deben convertirse, mediante la
aquellos qiie complican la cuesti6n social con las supersticiones emancipación del trabajo, en condición y fundamento de una
del mundo antiguo son declarados reaccionarios. cooperación inteligente. En todo esto no hay diferencia con res-
"1.0s ingleses se han reído mucho cuando yo, al tomar la pa- pecto a Mazzini, quien explicaba semejante cooperación inteli-
labra, he empezado diciendo que el amigo Lafargile, que ha gente como una división racional del trabajo, que por cierto él
suprimido las nacionalidades, nos hablaba e n francés, esto es, en creía establecida por la voluntad divina, pero que hacía consis-
un idioma que los nueve décimos del auditorio no comprendían. tir -y en eso podían consentir también Marx y Fngels- en la
H e mostrado, .pues, que la negación de las nacionalidades es confluencia de la variedad de aptitudes, condiciones y posibili-
para el, sin que él repare en eso, puramente su absorción en la dades ofrecidas por las distintas Naciones, para la realización de
nación modelo, que es Francia." los fines comunes de la Humanidad.
Guillaume, al citar esta carta como un documento tiel pan-
germanismo que quiere atribuir a Marx,G8 demuestra no enten- e) El pretendido pangermanismo de Marx. Sin embargo, se
der mínimamente su significado y su importancia. No podía opondría a semejante interpretación -si hubiese existido real-
darse u11 reconocimiento de la realidad histórica de las naciona- mente- aquel pangermanismo de Marx que quiso demostrar
lidades más explícito y eficaz que esta irrisión de la que hace (entre otros) el mencionado Guillaume, y que el propio Momi-
objeto a los que pretenden negarla con desenvoltura como ya gliano creyó poder afirmar, al distinguir una doble personalidad
superada o fácil de superar, mientras que presentan en sí mis- en Marx: la del socialista antinacionalista (más bien que inter-
mos, en sus palabras y sus acciones, el documento del poder y nacionalista) y la del nacionalista pangermánico.
del influjo constante de las "supersticiones" repudiadas y de los Los documentos alegados para la demostración del panger-
"prejuicios anticuados" rechazados. xnanismo de Marx y Engels se concentran alrededor de los dos
Es un error, pues, el de Momigliano cuando ve en Marx un puntos siguientes:
antinncionalisrno sustituido al internacionalismo, y un esfuerzo r ) manifestaciones de antipatía hacia Francia y las cosas
para lograr la emancipación del proletariado por medio de la francesas, y de predilección para Alemania, sobre todo en oca-
anulación y no del reconocimiento de las nacione~.~oMarx as- sión de la guerra de 1870;
pira a suprimir la "explotaci9n de una nación sobre las demás", 2) aspiración hacia una hegemonía alemana en la Inter-
nacional.
68 K . Marx pangertnaniste, París, Colin, 1915, PP. 18s.
Ahora bien, es innegable en Marx y Engels una expresión
69 C f i 11 messaggio d i Mazzini,p. 57. Pero luego e n G. Mauini .e la
guerra europea, p. 193, escribió que "la originalidad de Marx respecto de frecuente de fuerte antipatía (y hasta podría decirse de odio)
la politica internacional no consiste en haber negado la nación, sino en haber contra dos cosas francesas: el bonapartismo y el proudhonismo.
dirigido el esfuerzo de su dialectica a sustraer las reivindicaciones nacionales Pero el encarnizamiento con que luchan contra esa forma d e
al arbitrio de los capitalistas y a estimular al proletariado a fin de que
interviniera en la política exterior. De esta manera quería contraponer el "(lespotismo abominable" y contra esa orientación doctrinaria o
verdadero nacionalismo al falso". (según ellos) de "fraseología vacía", tiene u n paralelismo fre-
I4O MARX Y M-AZZiNI NACIÓN, PATRIA, H U M A N I D A D ' 1'
cuente en la actitud de espíritu agresivo, áspero y denigrador, antagonista, quien durante su vida había sabido fasririar ;i I . I \
que han tomado muy a menudo contra hombres y cosas de su masas y dominar al movimiento obrero en Alemania niii(lio i i i . i u
propio país. Basta con recordar las poltmicas contra E. Dühring que ellos. Después de la muerte de Lassalle, que sigiiifich (.I ~).fio
y contra K. Vogt, cuya violencia no rehuye las formas excesivas, y de la dirección del movimiento alemán a las manos tlc Marx y
la aspereza de sus críticas contra el mismo Lassalle. Engels, "el socialismo alernán" significa para ellos pur;imciite
Pero hay que examinar con atención imparcial los mismos su propia doctrina. Pero ni siquiera la expresión de "socialismo
documentos alegados por Guillaume. Se leen por cierto en ellos alemán" ha sido introducida por ellos; sino que no es más qiie la
palabras ásperas contra la ignorancia presuntuosa de los dele- repetición de la fórmula que usaban, dentro de la misma Inter-
gados parisienses de la Internacional, proudhonianos y no sufi- nacional y fuera de ella, los representantes de otras naciones,
cientemente antibonapartistas: "Proudhon ha hecho un mal enor- contrarios a la orientación marxista o celosos de su p r e d o r n i n i ~ . ~ ~
me", explica Marx en su carta del g de octubre de 1865 a Si Mazzini deploraba que la Internacional fuese "dominada por
Kugelmann. Pero hay que destacar por otro lado sus expresiones un Marx alemán", los franceses, y especialmente los proudhonia-
d e pena por no tener a nadie en París que pueda ponerse en con- nos, veían en tal hecho (como escribe Marx a Sorge en 1880)
tacto con las secciones francesas de la Internacional hostiles a casi una ofensa a su sentimiento nacional. Ya en 1871 Marx
los proudhonianos ("~yson la mayoría!" dice Marx a Engels), observaba en una carta a Bolte: "se afirma que en el Consejo
y la satisfacción que demuestra por la conversión sucesiva del general reina el pangermanismo y el bismarckismo. El hecho es
Parti ouvrier al "moderno socialismo científico" 70 con Guesde,
que yo tengo la culpa imperdonable de ser alemán y de ejercer
Malon y (cree Marx) también Cltmenceau. Pero, anota Guillau- sobre el Consejo general un influjo intelectual decisivoW.i8
me, se trataba del socialismo alemán; y comenta: "comme tout Sin duda él se había alegrado por el hecho de que la pre-
cela est édifiantl", y llama cinismo la satisfacción con la cual ponderancia alemana, que siguió a la guerra de 1870, trasladara
Marx piensa que podrán tener, 61 y Engels, en sus propias ma- el centro de gravedad del movimiento obrero continental de Fran-
nos el instrumento poderoso de la Internacional en la próxima cia a Alemania, porque esto significaba (cfr. carta a Engels del
revolución. 2c de julio) el predominio de su doctrina sobre la de Proudhon.
Guillaume no muestra entender que todo eso puede ser or- Pero no había en esto una vanagloria personal, sino la convic-
gullo, puede ser dogmatisino, puede ser fe exclusiva, y hasta ción de que el movimiento proletario, orientándose en todas
intolerante, en la verdad de la doctrina propia y en la eficacia partes según la dirección que él creía la única útil y eficaz, podía
de su método de acción; pero no es pangermanismo. Si, en efec- adquirir en adelante el poderío histórico, hacia cuyo logro é1
to, la fracción alemana de la Internacional, en lugar de adherirse
quería encaminarlo en todas las naciones, y no sólo en Alema-
a ellos, se hubiese adherido a otra orientación --tal como hu-
nia. Pero cuando señala a la socialdemocracia ese desplaza-
biese acontecido con toda probabilidad, de no haber ya muerto
Lasaile desde 1864- habría experimentado ella misma -cuáles miento del centro de gravedad, no quiere despertar en ella una
halagos sabían distribuir los dos amigos a manos llenas aun entre orgullosa satisfacción nacionalista, sino al contrario la concien-
sus connacionales.'l cia de una más grave responsabilidad histórica que el proleta-
riado alemán debía sentir, al gravitar sobre él una más ardua
No carece de significado el hecho de que todas las expresio-
tarea.
nes de la satisfacción de Marx y Engels por el predominio del
"Será culpa suya, si no sabe llevar a cabo esta misión hist&
socialismo alemán son posteriores a la desaparición de su gran
i4 72 En el Manifiesto de 1848 Marx y Engels llamaban socia.Eisrno alemán
70 Cfr. el epistolario Marx-Engels y Briefe von J . Becker, J . Dietzgen, F. al llamado "socialismo verdadero" de Karl Grün. Y hacían objeto de sar-
Engels, K . Alarx und andere u n F. A . Sorge, Stuttgart, 1906, p. 170. casmos feroces e implacables a este socia,listno alemán, con sus "torpes ejer-
71 Al publicar las criticas de Marx al Programa de Gotha (laisalliano), cicios escolares" y su idealizaci6n de la naci6n alemana, del pequeño burgués
Engels declaraba omitir o sustituir con puntos suspensivos los juicios perso- aleman y de su vileza.
nalmente ofensivos; y sin embargo, aun despues de esos cortes, la crítica no 7s Briefe von J . Becker, J . Dietzgen, F . Engels, K . Marx u. a. an F. A.
aparece nada suave. Sorge, Stuttgart, 1906. PP. 40, 170.
142 MARX Y MAZZINI
en que veían una amenaza permanente, dirigida no sólo coriirii
rica que le ha sido confiada." Son palabras de Marx, que al afir-
Alemania, sino contra la paz y la libertad de Europa, por la
niar el concepto de una misión y de una responsabilidad histó-
extorsión continua opuesta a las aspiraciones nacionales ajenas
ricas, parecen escritas al estilo de Mazzini.
de independencia y unidad;77 pero nunca habían ocultaclo la
Pero hay algo más. Ni Marx ni Engels -por cierto se abstu-
- culpa que tenían la misma Prusia y Bismarck, que querían tras-
vieron de disinensar las criticas más ásineras a los franceses Dor
* plantar el bonapartismo aquende el Rhin.78 Contra semejante
sus manifestaciones de chauvinisme y de idealismo ingenuo;74
ioluntad de oprimir a otras naciones, que llevaba consigo la
pero después de Sedan, cuando están llenos de agitacióñ por el
opresión del mismo pueblo alemán,W ellos habían estimulado
temor de que el proletariado francés insurrecto se sacrifique en
a-la social deniocracia a oinonerse a la anexión de Alsacia-Lore-
una resistencia que les parece ya imposible, la única preocupa-
na;*o y habían proclamado que la Internacional se oponía a la
ci6n que los impulsa es la dei porvenir del mismo proletariado
conversión de la guerra en una ofensiva contra el pueblo francés.81
francés, al que semejante sacrificio hacia peligrar quién sabe por
Pero cuando toda su oposición aparece vana y cae en el va-
cuanto tiempo: "ellos (los trabajadores franceses) no deben vol-
cio, cuando la resistencia que había pedido a la clase obrera ale-
ver a empezar el pasado, sino edificar el porvenirW.75
mana aparece deficiente e ineficaz frente a la voluntad de hege-
Y es precisamente esta preocupación del porvenir la que Ile-
monía y prepotencia opresiva, ya proclamada por Bismarck y el
va a Marx a un cambio radical de opinión acerca de la oportuni-
militarismo priisiano, Marx se da cuenta de que el pangerma-
dad de una resistencia desesperada y hasta el extremo, que en el nismo militarista es una amenaza contra la libertad de todos los
primer momento él y Engels habían desaconsejado al proleta-
riado francés, por creerla imposible y desastrosa para los traba- el trono tambaleante d e L. Bonaparte mediante la cesidn d e territorio ale-
jadores. mán. Ante este ímpetu nacional desaparecieron todas las distinciones de
Habían creído anteriormente que esa guerrs fuera y tuviese clase" (Fuerza y economia etc. p. 87 de la ed. ital.).
77 "Luis Bonaparte (dice Engels en Fuerza y economia, p. 64) traficó
que ser únicamente guerra de defensa contra el bonapartismo,7" sobre el principio d e nacionalidad. La escisión d e Alemania e Italia habia
sido un derecho reaJ inalienable del Imperio francks por la política fran-
74 Por ej., cuando Delescliize en un artículo en visperas de la guerra
cesa realizada hasta entonces; L. Bonaparte se preparó para traficar con este
escribía: "La Frunce est le seul pays de i'ldée" (vale decir, comenta Marx, derecho, pedazo por pedazo, tras compensacidn. Estaba dispuesto a ayudar
'
d e la Idea que se hace por si misma), Marx protesta: los franceses precisan a Alemania e Italia a unificarse, con tal que una y otra le pagaran cualquier
una paliía (h)authetz Prugel), vale decir no logran entender lo absurdo de [>aso hacia la unidad nacional mediante alguna cesión de territorio. De esta
su chauviniswze y de la Idea que se hace por si misma, si n o chocan con la manera el chauvinisme francbs quedaba satisfecho.. . Francia se veia presentada
dura realidad. Y cuando la sección parisiense d e la Internacional, d e s p u b como libertadora de pueblos, y L. Napoleón como el paiadin de las naciona-
d e Sedan, invita con u n manifiesto al pueblo alemin a retirarse, si n o quiere lidades oprimidas."
la giierra hasta la extrema sangre, y lo insta a colaborar a la república uni- 78 El mensaje del Consejo General d e la Internacional del 23 d e julio
versal, Marx y Engels están furiosos por el temor de que el proletariado <le 1870 dice lo siguiente: "Por el lado alemán es p e r r a de defensa. Pero
francks se sacrifique en una resistencia ya imposible, y se enfadan por la ¿cluiéri ha arraitrado a Alemania hasta la necesidad de deber defender-
ingenuidad de estas esperanzas en una revolución en el pais victorioso. "Si se? ¿QuiPn hizo posible a L. Donaparte el llevar la giierra contra Alemania?
los obreros franceses (dice la proclama de la Internacional del g de septiem- IIa sido h u s i a . Fla sido Bismczrck quien conspiró con el propio L. Bona-
bre de 1870) no lograron arrestar al agresor en tiempo de paz, ¿cómo parte. El bonapartismo que hasta ahora floreció sólo sobre una orilla del
pueden los obreros alemanes tener m i s probabilidad de detener a l vencedor Kliin, tuvo asi sobre la otra oril1;i su paralelo."
en medio del fragor de las armas?" >
71) "LOS obreros alemanes (dice el 2 9 mensaje de 1:i Internacional,
76 Manifiesto del g de septiembre de 1870. wl)tiembre de 1870) reclaman garantía5 de que sus victorias sobre los ejércitos
76 Engels desde 1860, en Saboya, Niza y Rhin habia manifestado tal I~otiapartistas no se traiformen en derrotas del pueblo alemán, tal como
opinihn y eupreiado su esperanza de que Alemania contestara a Ronaparte 1.11 i R i , r j . i' la primera de esas garantías que reclaman es una paz derorosa
con la espada en la mano, lo cual seria su rehabilitacibn despiiés d e siglos 1);lra Francia y el -conocimiento de la república francesa."
de verg~ienzapolítica. Algún decenio despues el escribía acerca d e la p i e - 80 Carta al comité de Brunswick y Manifiesto del q de septiembre.
rra de 1870: "Bismarck esta vez tenia consigo al pueblo, quien detris d e todas 81 El hfanifiesto del 28 d e julio, escrito por Marx, dice: "si la clase
las mentiras diplomaticas muttias veia sólo un hecho: que no se trataba d e ~ ~ l > r calemanara permite que la guerra actual pierda sci carácter defensivo y
una guerra por el Rhin, sino por la existencia nacional. Se trataba de mos- ,l(;;<.riereen tina guerra contra el pueblo francbs, la victoria serA !>ara ella
trar al extranjero de una vez para siempre, que no debfa inmiscuirse e n los iiii (lesastre tanto como la derrota".
asuntos internos de Alemania, y que esta no estaba destinada a apuntalar
'44 MARX Y MAZZINI N A C I ~ N ,PATRIA, HUMANIDAD '15
pueblos, a empezar por la propia nación alemana, tal como él de defensa, degenerara en ofensiva contra el pueblo franccs.
había previsto. Y contra tal amenaza él - q u e antes había ri- "La victoria (había preconizado en el Manifiesto del 23 de julio
diculizado el chauuinisme de Delescluze, que definía a Francia de 1870) representará para ella un desastre no menos que una
como "le seul pays de 1'Idée"- ve a Francia como la encarnación derrota. Todas las desgracias que han caído sobre Alemania des-
del principio de libertad en aquel momento. En el Daily News, pués de las llamadas guerras de independencia, volverán con
el 2 de enero de 1871, escribe: "Francia -y su causa está muy ciolencia acrecentada."
lejos, por suerte, de ser desesperada- pugna en este momento Y ahora explicaba que la expiación consistiría en la pdr-
no sólo por su independencia nacional, sino por la libertad de dida de la libertad interna, pdrdida que se cernía amenazante
Alemania y de toda Europa." Y en febrero expresa a Kugelmann sobre el proletariado alemán, si Francia no lograba, mediante
sus ansiedades y sus esperanzas de la manera siguiente: "lque su lucha valiente, salvar juntamente con su causa propia tam-
Francia se mantenga firme!, ique utilice el armisticio para orga- bién la del pueblo antagonista y de toda Europa.
nizar su ejército, que dé en fin a su guerra un carácter revolu- Pero una Némesis aún más inexorable y decisiva preveía
cionario, y entonces el nuevo imperio prusiano-alemán podrá Marx, con clarividencia verdaderamente profética, para el pre-
recibir un bautismo muy inesperado!" 82 potente imperialismo y militarismo prusiano, que, al pisotear las
Mazzini, que era tan irreductible enemigo del cesarismo88 insuprimibles exigencias nacionales francesas, se encaminaba a
hablaba de una Némesis histórica y del momento de la expiación
preparar en su contra una guerra de extensión enorme, desti-
que espera a los pueblos soberbios y violentos, por obra de la
nada a arrollarlo al final. "La anexión de Alsacia y Lorena será
humanidad que no perdona la afirmación orgullosa del privi-
una causa de ruina para Alemania, un medio de convertir la
legio.84 Igual Némesis histórica veía perfilarse Marx para la
guerra en eterna": así escribía Mam, el 4 de septiembre de 1870
clase obrera alemana, no menos que para el prepotente milita-
al comité de Brunswick; y en el Manifiesto de la Internacional
rismo prusiano. Y el lenguaje que usa contra el sórdido na-
(9 de septiembre) lo explicaba de la manera siguiente: "si l a
cionalismo imperialista y opresor, encuentra tonos que podríamos
fortuna de sus armas, la arrogancia por el éxito logrado y la in-
llamar mazzinianos: "El éxito esta vez no será menos fatal. La
historia no medirá su retribución según la extensión de las mi- triga dinAstica llevan a Alemania a efectuar un despojo del
territorio francés, ella deberá prepararse no ya a una guerra
llas cuadradas arrancadas a Francia, sino en proporción a la
localizada, de nueva invención, sino a una guerra de razas, a
enormidad del crimen, que la política de las conquistas ha vuel-
una guerra contra las razas eslavas y latinas unidas en coali-
to a llamar a la vida en la segunda mita1 del siglo XIX." a ción".
La Némesis histórica, que Marx preveía para un mañana Y se levantaba contra el pretexto miserable de las garantías
indefectible, alcanzaría a la clase obrera alemana por no haber estratégicas: "¿No es absurdo y anacrónico al mismo tiempo el
impedido que una guerra, justificada mediante una necesidad b u c a r en consideraciones de índole militar el principio por
el cual deben trazarse las fronteras de las Naciones? Si la norma
82 Guillaitme ( o p . cit.) al citar estos dos pasajes tan significativos, n o
tuviese que ser esta, todavía Austria tendría derecho a la ocupa-
puede desconocer su importancia; pero trata de limitarla con decir: "pero
esta palinodia {puede borrar las palabras de 1870?" Sin embargo, al inter- ci6n de Venecia y de la linea del río Mincio; Francia tendría
pretar esas palabras según sus prevenciones, 61 no las había entendido en su derecho a la linea del Rhin para proteger París, más expuesto
significado verdadero. (sin duda) a un ataque desde el nordeste, que Berlín desde el
8s Remito para la documentación al libro de Al. Levi, capitulas sobre sureste. Si los intereses militares deben establecer los confines de
Nazionaliti e nazionalismo y Politica internazionale. los pueblos, nunca se acabarAn las reivindicaciones territoriales,
84 Scritti editi e ined., VIII, 166; XI, 271 s., donde, por razones anlllogas
a las expresadas por Marx, se llama suicida al pueblo que basa su potencia pues cualquier linea militar tiene necesariamente algún defecto
sobre la opresidn de otros; X, 353, donde tal observacidn se dirige contra el en algún punto, y puede rectificarse mediante la anexión d e
imperialismo bonapartista; y XVI, 129-31 donde se comprueba la realiza- algún territorio limítrofe. Por otro lado estos límites nunca
ción ya acaecida de la expiacidn profetizada. pueden establecerse de manera equitativa y definitiva, porque
85 Segundo viensaje-de la ~ñternacional,septiembre de 1870.
necesariamente son impuestos al vencido por el vencedor, y
lq6 MARX Y MAZZINI
llevan en consecuencia en sí mismos los gérmenes de nuevas dinamarqueses del Schleswig del norte, ni la enormidad y el
guerras." 86 escamoteo del articulo de la paz de Praga relativo a ellos, ni
Engels más tarde, en 1891, en su introducción a La guerra la anexión de Alsacia-Lorena, ni las mezquinas medidas contra
ciuil en Francia de Marx, comprobaba la realización ya muy los polacos prusianos tenían nada que hacer con la reconstitu-
adelantada de esa Némesis prevista. "Nosotros, en Alemania, ción de la unidad nacional". La misma necesidad incomprimi-
tenemos que padecer aun hoy día las consecuencias de aquellos ble y la justicia innegable de esta exigencia de la unidad nacional,
acontecimientos, profetizadas por Marx. ¿No se ha realizado, ya reconocidas y afirmadas por Marx y Engels se levantaban
acaso, lo que decía la primera circular, vale decir que, al dege- contra los que querían negarlas y comprimirlas; por lo tanto,
nerar la guerra defensiva de Alemania contra L. Bonaparte, en según dice Engels "veintisiete años de régimen bismarckiano han
una guerra de conquista contra el pueblo francés, habrían convertido a Alemania, con toda razón, en un objeto de odio
vuelto a aparecer con violencia renovada todas las desgracias en todos los países extranjero~".8~
caídas sobre Alemania desputs de las llamadas guerras de libe- De este modo la oposición irreductible de Marx y Engels
ración? (Acaso no hemos tenido otros veinte .años de tiranía a las pretensiones imperialistas del militarismo prusiano y del
bismarckiana, y (en lugar de la persecución de los demagogos) pangermanismo aparece en su pensamiento y comportamiento
la ley excepcional y la caza al socialista con los mismos arbitrios eiicuadrada con vigor en el marco de su visión histórica de las
policiales y con la misma, idéntica, horripilqnte interpretación de aspiraciones nacionales a la autonomía y unidad como realidad
la ley? ¿Y no se ha realizado al pie de la letra la predicción y exigencia insuprimibles. Ellos las reconocen como una nece-
de que la anexión de Alsacia y Lorena habría echado a Francia sidad y un derecho de cada pueblo, que no pueden ofenderse
en 10s brazos de Rusia, y que, despues de tal anexión, Alemania
con impunidad; tienen conciencia del carácter imprescindible
habría debido armarse, luego de una breve tregua, para una nue- de su satisfacción, que es premisa y condición de todo desarrollo
va guerra de razas, contra las razas coligadas de los eslavos y los liistórico u1terior.
latinos? (No es verdad que la anexión de las provincias fran- La analogía evidente de semejante postura con la oposición
cesas ha echado a Francia en los brazos de Rusia?. . . ¿Y no está tle Mazzini al cesarismo y al nacionalismo celoso y hostil no
colgada acaso cada día sobre nuestras cabezas la espada de Da- requiere una demostración.
mocles de una guerra.. . una guerra de razas, que sujetará a toda
Europa al militarismo, con quince o veinte millones de armados? f) La independencia italiana. Tampoco podemos asombrar-
"Tanto más fuerte, pues, es nuestro deber de poner nueva- 110s al encontrar estos conceptos orientadores aplicados natural
mente ante los ojos de los obreros alemanes este magnífico y plenamente en la cuestión de la independencia y unidad nacio-
documento de la previsión profttica que inspiraba la política nales de Italia. Alguien quiso destacar a este respecto la aversión
obrera internacional de 1870." que Marx y Engels nunca ocultaron frente a la intervención in-
Esta política obrera internacional había tenido conciencia teresada de Napoleón, que convertía en instrumento y apoyo del
de "la enorme desuentaja moral (escribía el mismo Eng-ols en su bonapartismo la justa causa de Italia y las simpatías que debían
Fuerza y economia) en que se colocaba el joven imperio ger- acompañarla.
mano al mostrar abiertamente que tenia la violencia brutal como Pero a fin de que se entiendan en su verdadero significado
su principio fundamental", y al querer, "siguiendo la antigua todas las expresiones de hostilidad inconciliable contra el bona-
manera prusiana, explotar la situación favorable sin ninguna
partismo que hacía negocio con las exigencias de las nacionali-
consideración moral".s7 Los obreros se habian dado cuenta de
dades oprimidas, reclamándoles compensaciones territoriales, bas-
que (como agregaba Engels en otro escrito) "ni la anexión de los
ta con citar el pasaje de Fuerza y economia donde Engels expresa
Éstos y otros pasajes de las proclamas citadas de la Internacional toda su simpatía hacia la causa italiana. "Italia tenía en Gari-
pueden verse revocados por Turati en su vigoroso articulo: "~Marxpanger- baldi a un htroe de temple antiguo, que podía hacer milagros
manista?", en Critica sociale de mayo de 1918.
87 Fuerzo y economia etc., pp. 90-3 de la trad. ital.
88 iPuede desartnarsc Europa?, p. 23 de la trad. ital.
N A C I ~ PNA,TRIA, HUMANIDAD '49
lq8 MARX Y MAZZINI
enemigas la una de la otra, Pediremos, pues, que la brutal
y los hizo. Con mil voluntarios echó por tierra a todo el reino soldadesca austriaca sea retirada sin demora de Italia y que el
de Nápoles, unificó de hecho a Italia, desgarró la trama artifi- pueblo italiano sea colocado en la situación de poder expresar
cial de la política bonapartista: Italia ya estaba libre y unificada su voluntad soberana, respetando la forma de gobierno que
de hecho, pero no por los enredos de Luis Napoleón, sino por la quiera elegir." Libertad y autodecisión de los pueblos, unidad
revolución."8Q e independencia de cada nación, son exigencias de carácter uni-
Y Marx en una somera noticia autobiográfica, que Gustav versal, cuya satisfacción sólo puede ofender a los intereses impe-
Mayer90 encontró en 1922 entre los papeles de Lassalle, deter- rialista~y hegemónicos, que necesitan echar sus cimientos sobre
minaba en 1860 su postura propia y la de Engels de la manera la opresión y la división de los demás. Cuando al contrario -de
siguiente: "Con respecto a la guerra italiana, mi opinión coin- acuerdo con lo que Engels reclamaba en 1859 y 1860 para Ale-
cide qn todo con la manifestada por mi amigo Engels en su mania en sus escritos Po y Rhin y Saboya, Niza y R h i n - una
conocido folleto Po y Rhin. Engels mismo, antes de enviar nación aspira sólo a conquistar su propia unidad y autonomía
su manuscrito a Berlín, me lo había comunicado. Nosotros esta- con respecto a toda dominación o intervención extranjera, en-
mos por una Italia libre e independiente, tal como estuvimos tonces la conquista paralela realizada en el mismo sentido por
siempre por Hungría y por Polonia, según lo declaramos ya otras naciones oprimidas y divididas, no obstaculiza, sino que
en 1848 en la Rheinische Zeitfing de manera más terminante ayuda y robustece todo esfuerzo dirigido hacia el mismo fin. Por
que todos los periódicos alemanes. Pero no queremos que Bo- eso contra las pretensiones de Bonaparte, que exigía la cesión de
naparte, por un acuerdo secreto con Rusia, tome la libertad de Niza y Saboya y quería mantener a Italia dividida en tres o po-
Italia o cualquier otra cuestión nacional como pretexto para siblemente cuatro Estados, Engels oponía la demostración de
lograr la ruina de Alemania." que Alemania no necesitaba de algún modo el Mincio o el Po,
Pero en 1848 Marx no se había limitado a expresar en la y declaraba de la forma más terminante: "nosotros no tenemos
Neue Rheinische Zeitung, recordada aquí, su adhesión a la causa ningún interks en la conservación del dominio papal o del
de la independencia nacional de Italia, Hungría y Polonia. borbónico; y, en cambio, lo tenemos en la constitución de una
En una carta enviada al director d d periódico democrático Italia fuerte y unificada, que pueda hacer una política pro-
L'Alba de Florencia (sacada a luz nuevamente por B. Croce pia." 92
en Critica sociale de 1897),~lMarx escribía: "No puede haber El escrito Po y Rhin, al cual el propio Marx remitia dán-
dudas acerca de nuestra postura con respecto a la cuestión en dole su cpnsentimiento más pleno, quería por cierto con ánimo
que se enfrentan Italia y Austria. Defenderemos la causa de la deliberado mantener la demostración de su tesis sobre el terreno
independencia italiana, combatiremos a muerte contra el des- frío de las consideraciones puramente estrategicas a fin de hacer
potismo austriaco en Italia tanto como en Alemania y en Polo- evidente que Cstas no servían de ninguna manera para justificar
nia. Como hermanos tendemos la mano a1 pueblo italiano, y la tesis militar alemana de que fuese necesaria la sujeción del
queremos demostrarle que la nación alemana repudia toda par- Lombardo-Veneto a Austria. "Nosotros (dice Engels) no nega-
ticipación en la opresión ejercida también sobre vosotros por mos de ningún modo que Alemania, al renunciar a la línea del
los mismos hombres que siempre han combatido la libertad Mincio y del Adigio, renuncia a una posición defensiva muy
entre nosotros. Queremos hacer todo lo posible para preparar fuerte. Pero negamos en absoluto que esa posici6n sea necesaria
la unión y el buen entendimiento entre dos naciones grandes y a la seguridad del confín alemán."
libres, que un sistema nefario de gobierno hizo creer hasta ahora Sin embargo, bajo las frías y rigurosas argumentaciones
de carácter militar, se agita un pathos político que no se resigna
89 Fuerza y economla, p. 65. a callar o a ocultarse. Y se expresa en el reconocimiento de la
Gustav Mayer, conocido editor de los escritos de Lassalle (F. Lassalle,
Nachgelarsene Briefe und Schriften, 6 tomos, Stuttgart-Berlín, 1925). y autor fuerza histórica ineluctable de las reivindicaciones nacionales;
de la biografía de Engels (F. Engels, Einc Biographie, dos tomos).
91 Critica sociale, 15 agosto 1897. Reproducida por Momigliano, G . Mar- 02 Saboya, Nixn y Rhin, p. zg de la ed. ital.
u'ni e la guerra europea, y por Olgiati, Carlo Marx.
150 MARX Y MAZZINI NACION, PATRIA, HUMANIDAD '5'
en la condena áspera de la opresión ejercida por un "dominio de sujetar a seis millones de italianos por amor de una posic.icíti
extranjero antinacional"; en la justificación expresa de la acción militar".
mazziniana tan calumniada entonces y cubierta de infamia. "Aquí "El general Heilbronner decía que Alemania tiene muy otra
intervienen consideraciones políticas que no queremos colocar misión que la de servir de pararrayos en las tormentas que se
en segunda línea. El movimiento nacional en Italia despues condensan sobre la cabeza de la dinastía bonapartista. Con el
de 1820 ha salido de cada derrota rejuvenecido y fortificado. mismo derecho pueden decir los italianos: Italia tiene muy
Existen muy pocos países cuyos llamados confines "naturales" otra misión que la de servir a Alemania como repeledor de los
(estrategicos) coincidan tan estrictamente con los confines de golpes que le da Francia, y de recibir luego por agradecimiento
la nacionalidad y sean al mismo tiempo tan marcados. Cuando el don de las palizas austriacas." Lo cual vale igualmente "con-
en un país semejante, que cuenta con alrededor de veinticinco tra la estúpida y torpe política francesa, que pretende tener
millones de habitantes, el movimiento nacional se ha hecho vi- el derecho de inmiscuirse en los asuntos interiores de Italia y
goroso, el mismo no puede cesar, mientras quede sometida a un no tolerar a una Italia unificada e independiente"
dominio extranjero antinacional una de las partes política y Para todas las naciones puede vale; el principio afirmado
militarmente más importantes del país, vale decir casi una cuarta por Engels para Alemania en relación con Italia: "en lugar de
parte de toda la poblaci6n. A partir de 1820 Austria reina en buscar nuestra fuerza en la posesión de tierras extranjeras y
Italia únicamente por medio de la fuerza, de la represión de en la opresión de una nacionalidad extranjera, a la cual s61o un
insurrecciones repetidas, del terrorismo y el estado de sitio. Para prejuicio puede negar la capacidad de una existencia futura,
mantener su dominio en Italia, Austria se encuentra obligada a será mejor que tratemos de estar unidos y fuertes en nuestra casa".
tratar peor que a los delincuentes vulgares a sus adversarios po- Y la norma que él proclama para los cambios futuros del mapa
liticos, vale decir, a todo italiano que se sienta italiano. Es de Europa, es el respeto de las nacionalidades: "todos los cam-
inaudito en los paises civilizados el modo en que han sido y son bios, en tanto quieran ser duraderos, deben tener el fin ,de dar
todavía tratados en algunos lugares los condenados políticos ita- cada vez mds a las grandes y vitales naciones europeas sus con-
lianos. Los austriacos han intentado cubrir de infamia a esos fines naturales reales, que son establecidos por idiomas y simpa-
condenados políticos en Italia, aplicándoles con predilección tías. . . Las consideraciones militares pueden admitirse s610 en
especial castigos de palos, sea para arrancarles confesiones, sea segunda Iínea".a"
con el pretexto de la condena. Toda la indignación moral se
ha desatado contra el puñal italiano, contra el asesinato polí- g) La patria y la politica internacional del proletariado.
tico; pero se ha olvidado, por lo que parece, que ha sido el bas- Todos estos desarrollos, teóricos y prácticos, de la doctrina de
t6n austriaco a provocarlos. Los medios que Austria debe utili- las nacionalidades que aparecen en el marxismo, pueden ilumi-
zar para mantener su dominio en Italia, son la prueba más nar con evidencia más clara el significado del discurso de Engels
evidente de que no es posible que tal dominio tenga larga du- para La fiesta de las naciones (1845)~ya citado, y el papel que
ración" (pp. 24 s.). atribuye allí al proletariado, de lograr la superación de las divi-
De este modo las consideraciones estratégicas ya han pasado siones nacionales.
por completo a segunda línea; y en el primer plano se plantean El propio Mazzini no vaciló en escribir una vez que "la
los derechos de los pueblos, que ya no son una aseveración teó- patria, sagrada hoy, desaparecerá acaso algún día, cuando cada
rica abstracta, dado que se afirma en la concreta realidad his- hombre refleje en su propia conciencia la ley moral de la huma-
tórica como exigencia fuertemente experimentada e incoercible. nidad". Inspirándose fielmente en el concepto de que "la vida
Puesto que "el sentimiento nacional italiano late con tanta ve- nacional es el instrumento, la vida internacional es el fin", pen-
hemencia", ninguna nación extranjera puede tener algún derecho saba que cuando se haya alcanzado el fin y sellado el pacto de
de dominio sobre el: "si Francia no debe, por amor de una buena la humanidad entre todos los pueblos libres e iguales converti-
posición militar (el Rhin) anexarse a nueve millones de valones,
holandeses y alemanes, ni siquiera nosotros tenemos el derecho sa Po y Rhin, pp. 27, 36, 39s.
152 ,MARX Y MAZZINI
dos en hermanos, "será ésta la Patria de todos, la Patria de las sidad insatisfecha, es la exigencia de un derecho ofendido, (Ic I I I I ; I
Patrias; entonces la palabra extranjero desaparecerá del len- conquista impedida, de una posesión negada, que son objeto (le
guaje de los hombres; y el hombre saludará con el suave nombre una reivindicación. La aspiración afirmada y la acción dirigida
de hermano al otro hombre, de cualquier parte que proceda"."' hacia la realización de una sociedad "en la cual el libre desarrollo
Esta misma visión de fraternidad universal sonríe también de cada uno represente la condición para el libre desarrollo de
en el pensamiento de Marx y Engels e ilumina la previsión del todos", son al mismo tiempo aspiración y acción por la con-
futuro hacia el cual aspira el Manifiesto comunista. Pero como quista real de aquella patria que Marx lamenta sea negada al
nadie se atrevería a decir de semejante aspiración hacia una proletariado en la constitución social presente.
meta más alta que borre de la mente de Mazzini u ofusque en ella "Se reprocha a los comunistas (dice el Manifiesto) que
la conciencia del valor histórico y del papel de las nacionali- quieran destruir la patria y la nacionalidad. Los proletarios no
dades en el proceso de desarrollo de la humanidad, de la misma tienen patria: no se les puede quitar lo que no tienen. Cuan-
manera seria absurdo negar semejante conciencia a Marx y do el proletariado puede conquistar el poder político, elevarse
Engels, cuyo sentido histórico y conocimiento vigilante de la a clase nacional, constituirse en nación, entonces él tambitn es
realidad tenia un carácter tan vivaz y concreto arraigado en su 1 nacional, aun cuando no sea tal en el sentido burguts."
espíritu y lleno de penetración objetiva. La comprobación de la falta presente y la conciencia de la
Sin embargo, por absurda que sea, no es menos común su privación son justamente (según el concepto esencial de la dia-
1
repetición en las polémicas, donde quien menos sabe o menos ltctica marxista) el aguijón y el principio de acción para la con-
entiende suele ser quitn más habla en voz alta. {Acaso no dije- quista. El proceso de la dialéctica real en la historia, según Manr,
ron Marx y Engels en el Manifiesto comunista que el prole- es siempre el mismo: de la necesidad experimentada (que
tariado no tiene patria? {Qué negaci6n más explícita que ésta reclama por lo tanto su satisfacción) a la actividad que elimi-
-podría imaginarse? nará la falta; de la conciencia de la inhumanidad (Unmensch-
contra-semejante interpretación equivocada hay que seña- lichkeit) de su propia situación a la reivindicación y realización
lar, ante todo, que una declaracibn análoga se encuentra en el de la humanitas; del sentimiento de falta de una patria a la
propio Mazzini. El trabajo -lamentaba él en 1836- "se en- conquista de la misma.
cuentra sin dignidad, sin patria ( s m patrie), sin derechos rea- Pero ¿por qué via se realizará la conquis~ade la patria?
les, sin participación en las mejoras introducidas sucesivamente Por vía de la conquista de una ciudadania efectiva,m por la
en la explotación de la tierra, buscando con repugnancia y bajo cual el proletariado pueda realmente constituirse en nación,
el aguijón de la necesidad u n medio incierto de existencia o vale decir por vía de la conquista del Estado, que convierta
mendigando el pan de la limosna"." Los trabajadores están sin en realidad concreta el derecho de los trabajadores a su libre
patria, para Mazzini, porque estáqsin derechos reales: de la falta tlesarrollo. Mientras semejante conquista no se realice, el pro-
o de la conquista de esos derechos depende la privación o pose letariado (dice el Manifiesto) queda privado de la patria: pero
sión de la patria. Pero ¿qué otra cosa dice el Manifiesto co- a tal conquista justamente lo incita y empuja el Manifiesto.
munista? Mazzini por su cuenta, formulaba una negación aún más
He puesto de relieve en otra oportunidad que quien inter- radical al escribir: "no puede existir patria, si el trabajo no se
prete como repudio de la patria lo que es condenación amarga ve reconocido como la fuente legítima de la propiedad en el
de una constitución social, en la que la misma tierra natal es porvenir";97 y en Deberes de los hombres: "Mientras uno solo
madrastra y no madre para el proletariado, demuestra tan sólo entre vuestros hermanos no esté representado por su propio voto
su propia incapacidad para entender el pensamiento de Marx. en el desenvolvimiento de la vida nacional, mientras uno solo ve-
Lo que se afirma nostálgicamente en esas palabras es una nece-
96 TambiCn Mazzini escribía: "el elemento del trabajo tiene que con-
S4 Scritti ed. e ined., XVIII, 68; XVI, 156; XI, 64. Cfr. Salvemini y seguir para sí una ciudadania en el Estado, que todavia le falta (Scritti.editi
:A. Lwi, obrar c¡tnd<u. c ined. V , 263 s.
95 Edir nau'on. VII, 392; cfr. Navarra Crimi. Mau'ni economista, p. 47 n. 97 Scritti editi e ined. XIII, izo.
'54 MARX Y MAZZINI N A C I ~ N ,PATRIA, HUMANIDAD 1 55
gete sin educación entre los educados, mientras uno solo, capaz como se explica luego) que el proletariado no entiende la n;ic ic')ii
de trabajo y deseoso del mismo, languidezca por falta de trabajo como un propio interés egoísta, principio de separación y ; I I I -
en la miseria, vosotros no tendréis la Patria tal como debiérais tagonismo respecto de los demás pueblos; sino que quicrc c31i-
tenerla, la Patria d e todos, la Patria para todos." 98 minar toda explotación de una nación sobre otras y todas las
La semejanza entre el concepto de Mazzini y el de Marx, hostilidades internacionales que son su consecuencia. Tanto en
que aparece con evidencia inmediata, consiste en el principio el interior como en las relaciones internacionales, la conquista
de que la conquista y realización efectivas de la Patria se logran del poder por parte del proletariado tiene que significar, para
sólo mediante la solución de la cuestión social: la existencia real Marx, la sustitución de todo antagonismo por la solidaridad y de
de la Patria puede tenerla sólo la sociedad del trabajo, después de toda escisión y enemistad por la cooperación. El fin hacia el
la abolición de todo privilegio de clase y mediante la participación cual aspira es el mismo que anhela Mazzini, con el fervor reli-
efectiva de todos en el gobierno del Estado. gioso que lo caracteriza.
La diferencia - q u e no debe quedar en la sombra- con- Cuando, pues, Marx tuvo que discutir con los mazzinianos
siste en lo siguiente: que para Marx falta la patria a quien, como para formular el programa inicial de la Internacional (Proclama
el proletariado, carece de los derechos de que otras clases gozan, inaugural d e 1864) era inevitable, sin duda, un choque entre
y de la protección que está siempre pronta y activa en favor de ellos: choque del realismo práctico e historicista de Marx contra
éstas; para Mazzini, en cambio la Patria verdadera no existe la inspiración religiosa de los mazzinianos y su afirmación de
para nadie hasta tanto que haya aún u n solo hombre privado principios eternos; choque de la teoría marxista de la lucha
de derechos y de asistencia. En otras palabras: para Marx la de clase contra el solidarismo proclamado por los mazzinianos.
patria es un bien que corresponde a exigencias insiiprimibles, y Pero el programa de acción politica internacional debía hacerlos
como bien se la conquista y posee; para Mazzini, en cambio, es coincidir en la determinación del fin y del esfuerzo comunes.
sobre todo una obligación, una misión para cumplir, cuyas con- Verdad que Marx lucha contra los mazzinianos cuando éstos
diciones tenemos que conquistar, para nosotros mismos, pero quieren una declaración d e principios; cede de mala gana a sus
también para los demás, y cuya realización (que es lo que más insistencias por la introducción de algunas frases sobre los deberes
importa) tenemos que cumplir para los demás, para todos, no y derechos, la verdad, la moral y la justicia en el preámbulo de
para nosotros mismos.9"n resumidas cuentas, aun en el con- los estatutos; y se esfuerza (según escribe a Engels) para colocar-
cepto de Patria se revela la antítesis constante entre la exigen- las de manera que no puedan hacer daño. Pero estas frases no
cia, la necesidad y el derecho reivindicados por un lado, y la eran de ningún modo - c o m o afirmó erróneamente algún críti-
misión, el deber y el sacrificio predicados por el otro lado. c o - el programa de política internacional de las clases trabaja-
Sin embargo, es cierto que también Marx rechaza los egois- doras, con el cual se concluye la Proclama inaugural.lOO Este
mos particularistas y lucha contra ellos; no sólo en tanto concibe
100 Oportunamente Momigliano (G. Maxzini e la guerra europea, 193-
la misión histórica del proletariado como un acto de liberación 196) citó la conclusión de la Proclama inaugural para demostrar la afinidad
universal, sino también en cuanto que, al hablar de la conquista <mirela actitud d e Marx y la d e Mazzini en la política internacional. Olgiati
de la patria y del poder político, por cuyo medio el proletariado (C. M w x , cap. VI) quiso refutarlo citando la carta de Marx a Engels acerca
ilc las "dos frases sobre deberes y derechos" que se había visto obligado a in-
puede constituirse en nación, agrega que de este modo se vuelve
troducir e n el Preimbulo d e los estatutos. Sin embargo, el pasaje del preám-
"nacional, pero no en el sentido burg-ciés". Lo cual significa (tal I~iilo,al cual se referia la carta de Mars, no es la misma cosa que el pasaje de
I;i I'roclama citado por Momigliano. Este Último es precisamente el pasaje
98 Scritti ed. e ined. XVIII, 64. (Iue cito en el texto; en cambio las frases del PreAmbulo eran las siguientes:
99 " Tú debes (escribió Mazzini) hacer concreta esta patria tuya que ie "los suscritos declaran que esta asociación internacional, tal como cada socie-
ofrece la manera de descubrir y cumplir nuevos deberes.. . T u deber es coope- ( I ; i t l o individuo adheridos, reconocen como base d e su conducta hacia todos
rar para hacer participar de la dignidad de la patria a los grupos que anhelan los hombres la Verdad, !a Justicia y la Moral, sin distinción de color, d e
conquistarla para el ejercicio de sus deberes y para progresar hacia la educa- 1 rccricia o nacionalidad. Consideran como su deber exigir los derechos de hom-

ción integral d e la humanidad." Cfr. Momigliano, II messaggio di Mazzini, I J I C y ciudadano no sólo para si mismos, sino para cualquiera que cumpla con
2 3 S. siis deberes. Ningún deber sin derechos, ningdn derecho sin deberes".
1 5 ~ MARX Y M A U I N I
programa, que pudo lograr (y logró) entonces la adhesión de los
mazzinianos, es pura aplicación de conceptos ya afirmados en el diciendo) en noviembre de 1864, decíamos lo siguiente: 'Si la
Manifiesto comunista, con el cual esta Proclama se vincula por emancipación de las clases obreras. . ., etc.' Y definíamos la po-
un fuerte lazo de continuidad. lítica exterior deseada por la Comuna mediante las palabras si-
"Si la emancipación de las clases obreras exige su recíproca guientes: 'las simples leyes de la moral y del derecho.. . etck-
y fraterna cooperación, {cómo pueden ellas cumplir con esta tera'."
gran misión mientras que la política exterior de los gobiernos Ni hay que asombrarse que aquel pasaje correspondiese al
persigue planes criminales y levanta uno contra otro los prejui- pensamiento de Marx, si lo relacionamos con el del Manifiesto
cios nacionales y desperdicia en empresas de bandoleros la san- comunista, del cual es aplicación y explicación concretas. El
gre y la riqueza del pueblo? No ha sido la sabiduría de las proletariado tiene que conquistarse la patria constituyéndose él
clases dominantes, sino la resistencia heroica de las clases traba- mismo en nación, pero no en el sentido (burgues) de un nacio-
jadoras de Inglaterra, la que impidió al occidente de Europa que nalismo egoísta en conflicto con los demás nacionalismos, sino
se comprometiera con todas sus fuerzas en una cruzada infame en un sentido más alto, que es el de la eliminación de todos los
para perpetuar y trasplantar la esclavitud en la otra orilla del antagonismos y todas las hostilidades para realizar la coopera-
Océano Atlántico. ción acorde de los pueblos. Ahora bien, es evidente que "esta
"El aplauso vergonzoso, la simpatía s610 aparente, la indife- gran misión de la mutua cooperación fraternal" -según explica
rencia limitada, con que las clases superiores de Europa han la Proclama de 1864- exige una política exterior muy diferente
visto el baluarte del Cáucaso caer presa de Rusia y Polonia he- de la realizada por los gobiernos existentes, e impone, por lo
roica ser anonadada por Rusia; la falta de toda resistencia a las tanto, "a las clases obreras el deber de adueñarse de los misterios
agresiones de esta potencia bárbara, cuya cabeza está en Peters- de la política internacional" para someter su dirección a las le-
burgo, pero cuyas manos están en todos los ministerios de Eu- yes de la moral y del derecho. "La lucha por semejante política
ropa; todo esto ha enseñado a las clases obreras su deber de exterior forma parte de la lucha por la emancipación de las
adueñarse de los misterios de la política internacional; de ejercer clases trabajadoras;" porque es lucha por esa conquista de la
su vigilancia sobre las maniobras diplomáticas de sus gobiernos; patria, de la cual hablaba ya el Manifiesto comunista.
de trabajar cuando sea necesario contra de ellos con todo su Son evidentes, pues, la continuidad y coherencia del pensa-
poder; y si se ven colocadas en la imposibilidad de impedir el miento marxista de 1848 a 1864 y 1870. Y no menos evidentes
crimen, de unirse en una acusación pública simultánea y procla- aparecen al mismo tiempo la afinidad y la divergencia entre tal
mar las simples leyes de la moral y del derecho, que deberían pensamiento y el de Mazzini.
regir tanto las relaciones entre los particulares como las leyes La patria es, para ambos, una conquista; pero para uno es
superiores de las relaciones mutuas de las naciones. conquista de la posesión (y, por tanto, de la conciencia) de un
"La lucha por semejante política exterior forma parte de la tlerecho y de un bien; para el otro es conquista de una tarea y,
lucha por la emancipación de las clases trabajadoras. Proletarios por tanto, de la conciencia y del cumplimiento de un deber y
de todos los países, iuníosl" tina misión. Sin embargo, el de-cho y el bien hacia cuya con-
Este pasaje respondía tan perfectamente al pensamiento de cluista Marx estimula al proletariado, son y deben sen universales
c. iguales para todos (hombres y pueblos), y por esta vía se vincu-
Mam. y estaba tan lejos de constituir una concesión forzosa a los
I;iri y armonizan con la conciencia y el ejercicio de un deber y d e
mazzinianos, que cuatro años después, el 23 de julio de 1870,
cuando estos se habían separado desde hacía mucho tiempo de tina misión. Así es que aun Marx habla de deber y de misidn,
la Internacional y Marx redacta la nueva Proclama del Consejo pero despojándolos del carácter divino que les atribuía la reli-
de la misma en vísperas del conflicto franco-prusiano, no encuen- ~iosidadde Mazzini.
tra mejor camino que el de reproducir, textual e íntegramente, Por lo que se refiere a la vía de tal conquista, el realismo
todo el pasaje citado. Iiistórico de Marx la determina de una manera firme y segura:
"En la proclama inaugural de nuestra asociación (empieza c.lla consiste en la conquista del poder político, en la cual la
iiiieva idea, que es "el arma espiritual del proletariado", se con-
158 MARX Y MAZZINI
EL PROBLEMA SOCIAL '5 ! )
vierte de aspiración y exigencia en realidad histórica concreta y
efectiva. En Mazzini, en cambio, hay vacilaciones. Por un lado
afirma el concepto de que la conquista de un valor no puede ser a) L a critica de la sociedad presente. Pero al establecer en-
tre el problema nacional y el social una vinculación tan íntima
otra cosa que la conciencia de este valor,lm la cual conciencia
que la solución de uno tenga que implicar la del otro, ocurre que
se logra sólo mediante el sacrificio efectuado por el valor mis-
la crítica de la sociedad actual se plantea a Mazzini como una
mo: de ahi su pedagogía de la acción insurreccional y del sacri-
exigencia preliminar en relación con el mismo problema nacio-
ficio. Por otro lado Mazzini comprende que el deber separado
nal, no menos que la denuncia de toda negación y opresión de
del derecho, el sacrificio opuesto completamente a lo útil y a la
la nacionalidad.
defensa de los intereses y de las exigencias materiales y morales,
Al querer que la Nación sea unidad de la misión, y por ende,
puede animar y sostener en la acción a los espíritus heroicos
unidad de las conciencias, voluntades y acciones, debe t l mismo,
(selectos, pero escasos), mas no a las masas incultas e incons-
no menos que Marx, hacer el proceso a la división en clases an-
cientes. Por lo tanto, la necesidad de lograr la adhesi6n de las
muchedumbres, lo impulsa a declarar que es preciso convencer tag6nicas que caracteriza a la sociedad presente. No era sin
al pueblo de que la conquista querida es reclamada "para su rriotivo el hecho de que desde 1831 (según lo destaca Al. Levi)
bien, para su prosperidad material; pues los pueblos carentes de "los que fraternizaban en la Joven Italia juraban que lucharian
educación no se mueven por palabras vacías ( n u d i vocaboli), sino contra la desigualdad entre los hombres de una misma tierra7'.l*5
sólo por una realidad". Escribía Mazzini a su madre en 1842: "La sociedad actual
De esta manera la misma conciencia realista que se afirma rio es s610 algo sin sentido, sino una infamia. Hay que hacer
tan clara y decisivamente en Marx, aparece .tambitn en Mazzini. totlo lo posible para cambiarla." Cuatro años después Marx,
Como Mam declaraba que "la emancipación del proletariado ( o n expresiones análogas, afirmaba en el periódico Westfulisches
tiene que ser obra del proletariado mismo", así Mazzini desde 1)nmpfboot (1F46): "Las cosas no pueden permanecer así, hay
1832 -contra la fórmula sansimoniana y contra la doctrina cjue cambiarlas, y nosotros mismos, nosotros hombres, debemos
c 'imbiarlas."
d e la escuela liberal italiana- afirmaba el principio fundamen-
tal de la escuela democrática: "las revoluciones tienen que ser "El sin sentido y la infamia", denunciados por Mazzini, eran
1.1 misma cosa que "las condiciones intolerables" contra las
realizadas para el pueblo y por el pueblo; ni podremos tener nun-
ca salud, hasta tanto que las revoluciones sean un monopolio de ( iiales Marx desataba su crítica despiadada y la acción del pro-
una sola clase social y se limiten a sustituir una aristocracia por I(.tariado; es decir, la división de toda nación y de la humanidad
otra".lo2 ( litera en las clases de los amos y los siervos. Mazzini lo explica
.I los obreros en un escrito de 1844: "Existen en Italia, tal como
Por esta vía Mazzini se veía llevado a considerar la cuestión
11 todas partes, dos clases de hombres: los unos, poseedores ex-
social, y llegaba a afirmar que los dos problemas, el político y (

< Iii~ivosde los elementos de todo trabajo, tierras, créditos, capi-


el social, están mutuamente vinculados, y que sus soluciones de-
ben implicarse recíprocamente en una revolución que quiera ser i.iles; los otros, carentes de todo con excepción de sus brazos. . .
verdadera: "una revolucioíi no es legítima, ni puede ser duradera, ~ ~ ) s t r a d por
o s la miseria, atormentados por el carácter precario
tl(. su trabajo y por la insuficiencia de sus salarios." 107
si no enlaza la cuestión social con la p o l í t i ~ a " . ~ ~
Eran declaraciones que Marx podía suscribir sin reservas. 104 Sobre el tema ver, ademAs de los estudios citados repetidas veces,
i.irribikn Navarra Crimi, hfazzini economista, Savona, 1923.
105 A. Levi, L a filosofía politica d e G. Mazzini, p. 165.
108 Ediz. ncw. XII, 342 s. "Todos nosotros sabemos (escribía otra vez
"r.i~lini)que la revolución, por cuya obra Italia se constituirá, tiene que
101 "para fundar una nacionalidad es necesaria la conciencia d e esta
i~..ili~;iric rio a beneficio d e una clase, sino de todo el pueblo, y sobre todo
Nacionalidad" vale decir, la conciencia de su misidn. (Ediz. naz. 11, 45-5%:
$11.: i i ~ ~ ~ eparte
l l n del pueblo que se ve más insatisfecha en sus necesidades"
cfr. Levi, obra cit., cap. 8.) (.\I rrlti editi e ined. IX, 208s.).
102 Ediz. m x . 11, 60.
107 Scritti ed. e ined. V , 253-64.
108 Scritti editi e ined. X V I . 206s.
i 60 M ARX Y MAZZINI EL PROBLEMA SOCIAL 161
Y en Deberes del hombre: "Hoy día el capital es el déspota del Engels. Las pinceladas con que Mazzini dibuja la situacióii (le
trabajo - y ésta es la plaga de la sociedad económica actual." 108 la clase obrera: "que no puede sino someterse y se somete" la
Y en otro escrito: "de las tres clases, que forman económica- retratan al vivo, no menos que las conocidas líneas del Manifiesto
mente la sociedad de hoy -los capitalist&, que detentan los me- comunista: "Los obreros obligados a venderse al pormenor, no
dios o instrumentos del trabajo, tierras, haciendas, dinero, mate- son sino una mercancía como cualquier otra, y por tanto se ven
rias primas; los emprendedores, técnicos, comerciantes, que expuestos a todas las vicisitudes de la competencia, a todas las
representan o deberían representar la inteligencia; y los obreros,. oscilaciones del mercado. . . No sólo son siervos de la clase y del
que representan el trabajo manual- la primera es la única dueña Estado burgueses, sino sometidos cada día y cada hora a la má-
del campo social, dueña de promover o demorar o apresurar e1 quina, al capataz y especialmente al particular industrial bur-
trabajo y dirigirlo hacia ciertos fines". Por eso ocurre que "el tra- gués; lo cual representa un despotismo tanto más mezquino,
bajo se encuentra a menudo dirigido hacia la producción de odioso y amargo, cuanto más abiertamente se proclama que su
.
objetos supe~fiuos,no de los necesarios.. Los trabajadores su- ií~iicofin es la ganancia."
perabundan en una rama y faltan en otra".lm "El pan no es Dios De esta manera la crítica áspera, dirigida siempre por Mas-
quien lo otorga aquí abajo, tampoco es el trabajo elegido libre- zini contra el predominio brutal del materialismo de los intereses
mente y retribuido con justicia proporcional; es el patrón, e1 sobre toda idealidad y elevación espiritual (que 61 reprocha
propietario del suelo, el que detenta de manera exclusiva los. constantemente a los partidos socialistas), representa en el Mani-
instrumentos de trabajo; y los otorga cuando quiere él; lo dis- flesto el látigo con que se azota a la sociedad burguesa, dominada
tribuye como le parece a él. Él es quien hace la ley, pues puede por el anhelo de la ganancia, única diosa levantada sobre el
esperar: pero el pueblo de los trabajadores no puede hacerlo y .iltar, de donde se ha derribado toda otra divinidad o idealidad.
se ve obligado a aceptar. Desde lo alto de su posición venta- "No ha dejado otro vínculo entre hombre y hombre, sino el in-
josa, el primero se hace árbitro y regulador de1 trabajo, del cual rcids desnudo y el árido pago al contado. Ha ahogado los tem-
establece 61 mismo las condiciones dentro de los dos términos I)lores sagrados de la exaltación religiosa, el entusiasmo caballe-
- q u e su interés individual nunca pierde de vista- del trabajo iesco, las melancolías de los ciudadanos a la antigua, en el agua
mús largo y del salario minimo posibles; el segundo no puede sin* IicIada del cLlculo egoísta. Ha arrancado el velo de tierno senti-
someterse y se somete." De modo que el destino de la clase iiicntalismo que envolvía las relaciones familiares, y ha reducido
obrera parece sintetizarse en la condenación que es "la destinée. 1.1s mismas a mera relación económica.. . Ha establecido en
des races maudites: travailler, souffrir, maudir et mourir" (el (iidnto se paga la dignidad personal, y en lugar de las innume-
destino de las razas malditas: trabajar, sufrir, maldecir y mo- r .lbles franquicias conquistadas y certificadas, proclama una sola:
rir).l10 1.1 libertad de comercio sin escrúpulos."

El cuadro pintado por Mazzini con tanta vivacidad de co- Esta crítica, que reproducía en sus lineamientos esencialci
lores no tiene nada que envidiar a las representaciones de la 10s rasgos ya desarrollados por Engels a partir de su Die Lage
sociedad actual que aparecen en todos los escritos de Marx y I nglands, tenía entre sus precursores y modelos a Thomas C'rr-
I)lc, con su vehemente denuncia del Evangelio de Mammón. Y
108Scritti ed. e ined. XVIII, pp. i i g (Doveri del uomo) y 126. ( probable que de esta fuente común procedan ciertas semejan-
109Scritti ed. e ined. XII, ~gg-302y XVIII, i i g (cit. por Salvemini, Maz- / . I $ entre esa crítica y la pugna constante de Mazzini contra toda
zini, 26s.). Mazzini vuelve repetidas veces sobre ese contraste; cfr. VII, 337: iorma de egoísmo y materialismo desenfrenados en la familia, en
"la propiedad del ocioso, acumulada e n sus manos por trabajo ajeno, yace 1.1 sociedad, en el arte, en toda la vida.ll1 Mazsini, al igual que
infructifera y corruptora, mientras que el hambre mata al productor verda-
dero y lo convierte en esclavo de las pretensiones Avidas e injustas de sra Rf~rx,ve las consecuencias de la libre competencia, que lleva
semejante". Ii.itia una concentración creciente de las riquezas a un polo y de
110 Ediz. nar. VII, 371 SS. (escrito sobre la escuela de Farrier). AnAloga- 1.1 miseria en el otro polo; su descripción de este proceso está
mente XXV, 4: "El obrero no es un contratante libre, sino esclavo. Su elec-
ci6n está entre el hambre y el sueldo, cualquiera que sea, ofrecido por e1
empleador. Y este sueldo es un salario." 111 Ver Salvemini, Marzini, cap. V.
162 MARX Y MAZZINI EL PROBLEMA SOCIAL 1 íiy

toda penetrada de una indignación que no tiene en él, como en t i c ,is, existe la explotación patente, sin pudor y sin frenos senti-

Marx, el contrapeso de la previsión final de una expropiación iiicntales."


de los expropiadores. "La competencia ilimitada, no moderada La diferencia está sobre todo en la actitud opuesta que ellos
o restringida por la asociación, sanciona de manera infalible el .,\timen frente a la idea religiosa; pero por lo que se refiere a la
dominio económico de los pocos, ricos de medios, sobre los mu- I \~l]lotación ejercida por la clase detentadora de los medios de
chos que poseen pequeños capitales o sólo sus brazos; y condena, ~~io(lucci6n sobre la clase trabajadora, las afirmaciones de Maz-
a la larga, a las fuentes de la producción a volverse áridas por /iiii no están lejos de las de los autores del Manifiesto. No sólo
vía de la mala repartición desigual de los productos." "Al pro- \c.iiala Mazzini que "las bases de la repartición de los frutos de
clamar la competencia como único remedio allí donde, entre los 1111 trabajo realizado por el propietario y el obrero no están fun-

que están en lucha, unos poseen todos los medios para avanzar y iI.i~tientadasen una justa igualdad, proporcionada al trabajo mis-
los otros no poseen ninguno, no se ha hecho al final otra cosa que IIIO", sino que habla también de "la propiedad del ocioso acumu-
organizar la victoria del fuerte contra el débil. En el estado de l i t i , ~ en sus manos por trabajo ajeno", y de los " frutos de u n
honda desigualdad que domina las sociedades, todos los perfec- ~riibajon o cumplido por ellos", que alimentan la posesión de los
cionamientos que se han introducido, todos los recursos que se 1'1opietarios.114 He aquí presupuesta la ecuación valor-traba-
han creado, son provechosos para una clase sola, ahondan siempre II),~" indicada la teoría de la plusvalía que Marx deduce de
más el abismo y suministran a la gran industria nuevos medios I lid. Sismondi, Saint-Simon, Fourier, que son (además de Car-

para aplastar a la pequeña. En las ciudades de Francia que po- Iyle) las fuentes comunes de donde ambas críticas toman sus ele-
seen las más grandes industrias manufactureras es donde las iiicntos, explican las numerosas semejanzas.
miserias del pueblo son más sensibles; en Inglaterra, donde la Según se expresa el Manifzesto comunista al hablar de
mecánica aplicada a la industria, a la agricultura, al trabajo los i~topistas,esos escritores "se basan sobre elementos de crítica;
ha alcanzado el grado de potencia y actividad más alto que se . I ( ometen contra todos los fundamentos de la sociedad vigente.

conozca, varios comités y varias asambleas de comunas acaban I'or lo tanto han proporcionado los más valiosos materiales para
de declarar a la Europa engañada que la mendicidad está en pro- 1.1 educación e ilustración de los obreros".
greso, que la caridad no puede hacer nada y que la masa de los Mazzini cree, sin duda, que esa crítica debe y puede ser útil
empleados e n la agricultura se muere realmente de hambre e n u n 11araabrir los ojos no sólo a la clase trabajadora -la única a la
pais donde hay superabundancia de viveres." 112 cual se dirigen Marx y Engels-, sino a la misma clase privile-
Pero mientras Mazzini no sabe sacar de este proceso de con- giada; pero no atenúa el carácter crudo de su descripción de la
centración y empobrecimiento crecientes sino la condenación iniseria de los asalariados ni su condenación áspera de la iniqui-
indignada del "desarrollo exagerado y anormal de una industria (lnd que los oprime, sujetándolos a la férrea ley del salario. En
concentrada",lla y la utopía de una organización de corporacio- la concepción de esta ley de bronce, que encontrará luego un
nes de artesanos, Marx saca de él la visión de la futura expro- .iseverador tan fervoroso en Lassalle, Marx y Engels no coinciden
piación de los expropiadores; donde Mazzini quiere estimular los con Mazzini. Éste aceptaba las teorías de Malthus acerca de la
sentimientos de humanidad y deber, Marx apela realísticamente población que (repite) "tiende hacia un aumento que supera en
a la lucha de clases; donde Mazzini, intentando determinar la general el aumento del capital"; aceptaba los desarrollos de se-
causa que debe ofrecer tambien la indicación del remedio, con- mejante teoría, deducidos ya por Sismondi, Buret, Proudhon y
cluye, con Carlyle, que la causa está en "la ausencia de un pensa- otros antes de Lassalle; y por todo esto se encontraba llevado
miento religioso", Marx y Engels en su Manifiesto sintetizan de a pensar que la relación proporcional "entre la población obrera
la manera siguiente la situación: "En una palabra, en lugar de la
114 Scritti ed. e ined., VII, 337 y XIII, 118.
explotación encubierta por un velo de ilusiones religiosas y polí- 115 1.a ecuacidn valor-trabajo condiciona y fundamenta en Mazzini el
concepto de la propiedad legitima: "signo de la cantidad de trabajo con que
112 Smitti ed. e aned., XVII, 80; Ediz. naz., VII, 400s. el individuo ha transformado, desarrollado, acrecentado las fuerzas produc-
113 Scritti ed. e ined., VIII, 193. tivas de la naturaleza" (Scritti ed. e ined., XVIII, 117).
164 MARX Y MAZZlNI EL PROBLEMA SOCIAL i (ir,

y el capital" debiese engendrar una tendencia al descenso pro- 1")' Mazzini sólo por medio de una incoherencia- a la cual
gresivo de los salarios. No es, por cierto, siempre y totalmente iio podía sustraerse ninguna forma de constitución social, en
firme en tal visión pesimista,ll"ue era tan ajena a su optimismo < .imbio el diferente plailteo del problema en Marx abre el cami-
fundamental; pero de todos modos muestra inclinación a recono- i i o a la confianza en la posibilidad de anular la ley de tendencia
cer (igual que Lassalle) esa supuesta ley como una realidad [ I O I medio de la organización y acción de clase del proletariado,
efectiva, y aun como causa productora de las crisis periódicas, clc5tinadas a convertir las máquinas de instrumentos de opre-
como igualmente aÍ'irma.lI7 hfarx y Engels, en cambio, la con- \ihn en instrumentos de liberación del trabajo.
sideran como una mera ley d e tendencia: "semejante fenómeno Pelo las divergencias parciales en la explicación del estado
(dice Engels) procede siempre más adelante.. . o, mejor dicho, ~jrcsentey por lo tanto en la visión de los remedios, no destruyen
seguiría progresando así, de no intervenir otras circunstan- 1.1 coincidencia no sGlo en la descripción, sino también en la
ciasW."s tl(~termiriaciónde la génesis histórica de las diferencias actuales
Sin embargo, aun el lllanifiesto comunista habla de la re- ~ itre i explotadores y explotados. La afirmación de Mazzini -"el
ducción progresiva de "los salarios a un nivel infirno",110 y de su ~ i i g e nde la repartición actual consiste generalmente en la con-
volverse "siempre más oscilantes", de modo que se hacen "siem- c,l~ista,en la violencta mediante la cual, en tiempos lejanos, ciertas
pre más inciertas las condiciones de existencia" de los obreros; c l,ises invasoras se apoderaron de las tierras y de los frutos de un
pero no relaciona esta tendencia con la ley malthusiana de la t i ,i bajo no efectuado por ellas mismas" IZO- podría considerarse
población, sino con el desarrollo incesante y ripido del maquinis- ci~i,isíntesis de las páginas de El capital relativas al origen de la
mo, que produce el ejército de reselva industrial de los desocupa- 111 opiedad capitalista.
dos, y exaspera la competencia entre los trabajadores. Por lo
tanto, mientras que la aceptación de la teoría malthusiana lle- b) La lucha de clases en la historia. De la misma manera,
vaba de manera inevitable a una visión pesimista -superada 1*11 ambos, la visión de esta genesis histórica se encuadra en una
116 Cfr. Salvemini. Mazzini, p. 27; S n i t t i e d . e ined., XII, 299-30%;
concepción de toda la historia pasada, que la considera como
XVIII, 113 s. i i i i . i sucesión de luchas de clases y u n antagonismo constante de
117 Para la afirmacion de esas crisis conierciales y de su caricter peri6- tloininadores y dominados. Donde han ido cambiando los tér-
dico, ver los pasajes de bfazzini señalados por Navarra Crimi, Afawini ecoito- iiiirios, a trnves de las transformaciones sociales que se han reali-
fnista, PP. 51 y 7 8 ( E d . nas., XXV, 4 s . , 115s.; Scritti e d . e ined., X , 124.
i.itlo progresivamente, pero la relación ha permanecido identica
XXV, 200). Sin embargo Mazzini 110 p r ~ f u n d i z acomo Marx su análisis d e
las causas y las consecuencias. \iistdnciaImente hasta el momento actual, que es el pródromo y
118 Eiigels, Die Lage der arbeit. Klassen. (Ver mi Mater. hislor., i 1 preparador de una liberación radical.
pp. 188 SS.d e la ed. castellana, ed. Raigal, Buenos Aires, 1956). "La historia de la sociedad hasta nuestros dfas -dice el Ma-
119 Y mis adelante aclara: "el promedio del salario es el m f n i m o salario
posible, esto es, el monto de los medios de existencia necesarios para man-
t ~ ~ / z e s t o es
- la histoiia de una lucha de clases. Libres y esclavos,
tener con vida al trabajador en tanto tal. El asalariado con su actividad se ~'.ltricios y plebeyos, barones y siervos, capataces (maitres) y
apropia puramente de lo necesario para vivir y reproducirse". Cfr. Mazzini .ipiendices (gargons), en una palabra, opresores y oprimidos
( E d . nnz., XXV, 4s.): "iin salario insuficiente a menudo para las necesidades \ic.rnpre estuvieron en contraste y continuaron, oculta o mani-
del día, inferior casi siempre a !a importancia de las obras: un salario some- f icstamente, una lucha que terminó siempre con la trasformación
tido a una disminuciOn, cada vez que la ignorancia de quien ordena los
trabajos, o la competencia, o acontecimientos imprevistos hacen que 61 con- ~erolucionariade toda la sociedad o con la ruina común de las
siga menos de la ganancia esperada; pero nunca susceptible de un aumento < Inses en contienda." "Toda la sociedad vivió hasta ahora en el
en p r o p o r c i h a los frutos de la empresa. Los brazos del obrero pueden .
contraste entre opresores y oprimidos.. La historia d e la socie-
triplicar o cuadruplicar el capital del propietario, pero no su propio salario. <I.id registra hasta el presente luchas de clases que toman aspec-
De ahí la imposibilidad del ahorro, d e ahi la miseria absoluta e irreparable
de millares en cada una de las crisis que afligen casi periódicamente el co- t o s diferentes según las &pocas.. . La moderna propiedad ~ r i v a d a
mercio, y por la introducción de nuevas máquinas, por la acumulación de los biirgiiesa es la última y más completa expresión de esa produc-
productos en cierta dirección, por el cierre de u n mercado exterior, deter-
minan una disminución d e la actividad o una suspensibn del trabajo". 120 Scritti editi e ined., XXIII, 118.
166 MARX Y MAZZINI
EL PROBLEMA SOCIAL i 07
úón y apropiación de productos, que tienen como base el anta- burguesía y la aristocracia financiera, el privilegio de la noblez;~
gonismo de las clases y la explotación del hombre." (le la sangre; y derrocará por medio del pueblo, de la gente de
Ahora bien, Mazzini esboza repetidas veces una síntesis de trabajo, el privilegio de la burguesía propietaria y capitalista,
toda la historia pasada que la representa cual antagonismo per- liasta el día en que la sociedad fundada sobre el trabajo no re-
sistente de opresores y oprimidos, acompañado por una serie de conozca otro privilegio sino el del intelecto virtuoso, que dirija,
revoluciones que han sustituido por nuevos dominadores a los 1)orelección del pueblo iluminado por la educación, el desarrollo
antecedentes. Y además -lo que merece ser destacado de manera / tlc las facultades y fuerzas sociales."
particular en su idealismo -se adhiere al principio, esencial para
el materialismo histórico, de que las ideologías dominantes y las
I únicamente por esta vía Mazzini ve aparecer una salida
de la persistencia de las luchas de clase en la historia, y abrirse
concepciones e instituciones jurídicas se modelan, aun incons- ci camino para la eliminación de todo dominio y de todo con-
cientemente, sobre las condiciones y relaciones de clases. ílicto de clases: "el pueblo aparece en la escena y no entiende
( I U C una segunda aristocracia, aunque más amplia y sobre otras
Pregunta el Manifiesto comúnista: "<Acaso se necesita
mucha perspicacia para entender que al cambiar las relacio- bases, sustituya a la primera. De modo que poco a poco la lucha
nes de la vida v las circunstancias sociales - e s t o es. la esencia cambia su aspecto; y mientras que antes era lucha entre una
1 lase y otra, ahora es lucha entre el principio de una clase y el
de la sociedad humana- también los hombres cambian sus con-
ceptos, sus consideraciones, sus nociones, en una palabra, su con- l 1)rincipio de la igualdad, entre el privilegio y el trabajo".ls
ciencia?. . . Las ideas dominantes de cada época siempre fueron El cotejo con las muchas afirmaciones análogas de Marx y
las de la clase dominante." I..ngels se nos presenta inmediata y espontáneamente. "Todos los
Y Mazzini, en una carta a su madre, escribe: "Observad que siiovimientos (dice el Manifiesto) fueron hasta ahora movimien-
la dirección de la sociedad, y por tanto, directa o indirectamen- ios de minorías en el interés de las minorias. El movimiento
1)roletario es el movimiento independiente de la inmensa ma-
te, la de la educación, estuvo siempre en las manos de una casta
o clase, ora la de los nobles, ora la de los jesuitas, ora la de los
. ..
)mía para el bien de la mayoría.. El proletariado. eliminará
1,is condiciones que producen los antagonismos de clases, mejor
financieros, ora la de los terratenientes; y cada casta tiende por
tlicho eliminará las clases, y por lo tanto aun su propio dominio
su naturaleza a conservar de manera exclusiva su poder, y trabaja (le clase."
en sentido egoísta e instila ese egoísmo suyo en las institucio-
Y ya desde 1844, en Para la critica de la filosofía del derecho
nes, en la enseñanza, en los libros, en todo, aun sin darse cuenta
rle Hegel, Marx había escrito que el proletariado "no puede
de ello." 121
lograr su emancipación sin emanciparse de todas las otras es-
Así ocurre que semejante insidioso estrecharse de ataduras
materiales y morales que se enlazan alrededor de las clases opri- feras de la sociedad y sin emanciparlas a su vez"; pues se encuen-
tra empujado por la negación actual de su propia humanidad
midas en todos los aspectos y las formas de la vida, no pudo
quebrantarse en el curso de la historia, sino mediante revolucio- (Unmenschlichkeit) hacia la negación de la negación, vale decir,
nes que derribaran la clase dominadora y su poderío. Ii,icia la rehabilitación completa de la humanidad, en la cual
Mazzini reconoce a veces semejante hecho de manera tan iiriicamente puede encontrar su propia rehabilitación. Por lo
expresa como Marx y Engels. "A ia emancipación del esclavo i,irito, decía Marx, en este escrito suyo, que la posibilidad positiva
siguió la del siervo; y la del proletario tiene que seguirla. El t l la ~ emancipación consistía en la educación del proletariado,

progreso de la mente humana derrocó, por medio del patricia- cs decir, de la clase obligada por su situación misma de aniqui-
do, el privilegio despótico de la monarquía; por medio de la lación de la humanidad, a querer y buscar la rehabilitación uni-
versal de esa Menschlichkeit (humanitas).
u1 Ediz. noz. XVIII, 223s. Adviertase la importancia de la frase: aun No era diversa la idea expresada por Mazzini en la carta ya
sin darse crrcínta, que es un reconocimiento del carácter espontáneo e inevi-
table del proceso histbrico por el cual las instituciones y las ideologías se 1-2 Scritti ed. e inedi VIII, 189.
modelan sobre las relaciones sociales. Marx podía expresarse con las mismas 123 Ediz. naz. 11, 450 S .
frases.
i68 MARX Y MAZZINI E L PROBLEMA SOCIAL i í i ~
mencionada, del 2 de octubre de 1839 a su madre: "El gran de la sociedad y valen para toda la humanidad; esto no basta
secreto es el de organizar la educación, es decir, las instituciones para eliminar el roce y contraste entre semejante universCI1'isnio
civiles, políticas, económicas, criminales, religiosas, no en el y el particularismo egoísta de la clase dominadora. R4azzini lo
sentido de la utilidad de una clase sola, sino de todas, de la uni- reconoce, y por tal reconocimiento rio puede sustraerse a la rir-
versalidad." He aquí anticipada tambikn la explicación, que cesidad de admitir una diferencia entre las clases representantes
luego encontramos en Marx (Glosas a Feuerbach), del proceso de intereses y principios opuestos, y de afirmar que una acción de
de la educación social concebido como desarrollo de una acción clase es imprescindible. Según lo hemos recordado, Mazzini
histórica, que, al transformar las instituciories y las relaciones escribib una vez que el destino de la clase trabajadora parece
sociales, promueve, desarrolla y consolida juntamente las trans- ser el de "trabajar, sufrir, maldecir, iilorir". Pero Carlyle, con
formaciones de las conciencias. el cual -al lado de divergencias esenciales- él reconocía tener
Y como este concepto de la educación lleva a Marx a afir- afinidades en tantos respectos, observaba en su Chartism que
mar el principio de la praxis revol~~cionarin, no hay que asom- a la injusticia de la situación de los obreros "responden sus
brarse al ver la misma consecuencia relampaguear y afirmarse palabras y niis aún sus acciones. El impulso repentino de ven-
a veces ya en Mazzini. El llfanifiesto marxista dice que "el pro- ganza y rebelión se convierte siempre mis en sentimiento general
letariado, que constitilye el último estrato de la sociedad, no de las clases sometidas. Es un sentimiento que puede deplorarse,
puede elevarse ni levantarse sin quebrar toda la masa de los pero cuya existencia todos debemos reconocer". Engels, por su
estratos superiores que constituyen la sociedad oficial"; por con- parte, en Die Lage der arbeitenden Klassen ("Situación de las
siguiente, "mediante una revolucióc" conquistará el poder y clases trabajadoras"), objetaba a la observación de Carlyle que
abolirá las divisiones y los antagonismos de clases, para sustituir ese sentimiento y esa rebelión, lejos de deber deplorarse, cons-
la "vieja sociedad burguesa, dividida en clases que chocan una tituían el único medio de reivindicación y liberación futura
contra otra, por una asociación en la cual el libre desarrollo de de la humanidad negada y oprimida. El dilema que se plantea
cada uno sea la condición para cl libre desarrollo de todos". No a la clase obrera (decía Engels) es el siguiente: o someterse y
es diversa la exigencia expresada por Mazzini cuando, en la misma embrutecerse, o bien salvar la conciencia de su propia humani-
carta a su madre, sigue escribiendo: "ahora bien, {cómo puede dad con el único medio posible, la rebelión.
hacerse esto? Mediante la fuerza, es decir, las revoluciones, y Ahora bien, es evidente que Mazzini, al escribir a su madre
mediante la educación reorganizada luego a nuestra manera. Por que el único medio eran las revoluciones, y que por este motivo
este motivo yc soy revolucionario". 61 era revolucionario, se movía en un orden de ideas perfecta-
Hay que recordar aquí que "la educación reorganizada" mente análogo. Frente al egoísmo exclusivo de la clase domina-
significa también para Mazzini la transformación de todas las dora, le aparecía que la clase sometida no tenía sino un reme-
instituciones civiles, políticas, económicas, etc., realizada en el dio, el de luchar unida por sus intereses, porque no bastaba que
sentido de la universalidad antes que en el del dominio de una éstos coincidieran con los intereses universales de la humanidad,
clase; y hay que destacar que aquí tambidn, tal como luego en el ;I fin de que fuesen reconocidos. De este modo tendía a imponc.r-
Manifiesto, el desarrollo del proceso histórico de la praxis revo- se a Mazzini como exigencia imprescindible la idea de una
lucionaria se encuentra concentrado y esquematizado en un pun- acción de clase, hecha necesaria para el proletariado por el egois-
to mítico (la revolución). rno desenfrenatln de toda la acción de la clase dominadora,
egoísmo que él reconocía cual realidad histórica, en el acto mismo
c) La lucha de clases en la sociedad actual. Pero todas estas de deplorarlo.
concepciones están íntima y necesariamente vinculadas con otras; "No confiéis al cuidado de una clase sola la gran obra de
esio es, con el reEonocimiento de la existencia de intereses de tina regeneración nacional",l*4 decía en 1832 a los obreros, para
clase, y de la necesidad de una acción de clase para reivindicarlos. invitarlos a impedir que la cuestión social fuese frustrada y que
En efecto, no basta que la clase oprimida reivindique intereses
universales, que trascienden su situacibn de fracción particular 124 Ediz. naz. 11, igg SS.
l7" MARX Y MAZZINI EL PROBLEMA SOCIAL '7'
en la contienda entre el privilegio y el pueblo resultara todavía Por estos motivos Mazzini - q u e sin embargo aspiraba a
vencedor el primero. constituir la Nación como unidad de fines, de misión y de obras-
Esta exhortación se hace más clara en un escrito de 1840, no vacilaba ya en 1840 en proclamar como necesario que la clasc
convirtiéndose en una incitación a la reivindicación activa me- trabajadora tuviese que presentarse como tal, en organización
diante la acción de clase. "No hay remedios para quien no se colectiva compacta, para afirmar sus exigencias y reivindicacio-
ayuda. (Por qué las clases educadas proveerían a vuestras des- nes, su derecho y programa propios dentro de la misma asocia-
dichas cuando vosotros ni siquiera las expresáis? Los grandes ción nacional, constituida para preparar y realizar los fines
cambios tienen lugar sólo cuando son deseados de manera abierta. nacionales.
Y vosoti-os no tenéis ningún derecho a mejoras, mientras os que-
déis inertes." 125 d) La necesidad d e la atción de clase y la desviación d e
En este pasaje la expresión: "clases educadas", usada para Mazzini. Cuando en el periódico Apostolado popular Mazzini
indicar a los privilegiados que se desinteresan de los sufrimientos incitaba a los obreros a constituir en la Joven Italia una sección
de los trabajadores, tenía un tono amargo en boca de Mazzini. particular para luchar contra la iniquidad de la constitu-
Significaba reconocer el dominio del egoísmo, por cuya elimina- ción social, algunos de ellos le señalaron el peligro de que él
ción no sirve la educación, en tanto se encuentra ella misma contribuyera de tal modo a "perpetuar la distinción de las cla-
totalmente empapada por él, mientras (según otra observación ses que declaraba querer destruir". Mazzini entonces contestó
de Mazzini) "la dirección de la sociedad y, por consiguiente, de de una manera muy clara y terminante, reafirmando la nece-
la educación, está en manos de una clase". El realismo histó- sidad de esta asociación de clase.
rico de esta observación se aparea con el de la concepción rea- "Cuando los obreros, ordenados, fuertes por sus conviccio-
lista del derecho, que no existe hasta que no sea una conquista nes uniformes, estrechamente vinculados por la unidad de sus
activa efectuada por una exigencia que se impone como exigencia voluntades, militen en la Asociación nacional no sólo como ciu-
de toda una clase; ella requiere, pues, por su reivindicación dadanos, sino como obreros, ya no deberán temer de verse decep-
activa, una organización de clase: he ahí una consecuencia que cionados en sus justas esperanzas o ver las revoluciones consu-
Mazzini a veces declara sin vacilación. midas en cuestiones de formas meramente políticas a beneficio
"El pueblo (escribe en 1838) quedó decepcionado hasta aho- .
de una clase sola. . Los obreros tienen necesidades especiales. . .
ra y en todas partes de Europa, porque obedeció al impulso de Los remedios meramente políticos no bastan; y sin embargo las
las otras clases: proceda ahora y actúe simultáneamente por revoluciones serán siempre meramente políticas, hasta tanto
impulso propio, y logrará su fin. L a organización de los hombres queden confiadas al impulso unico de las otras clases. Sus cow-
del trabajo traerá consigo la solución del problema económico diciones son radicalmente diversas; entonces ¿por que se afana-
mucho más que todos 10s sistemas imaginados anteriormente." 126 rían por satisfacer necesidades que ellas no experimentan y que
Más poder tiene la accihn que todas las teorías, por nobles y altas por otro lado no tienen expresión colectiva de parte de quienes
que sean; el arma espiritual de las ideas (según se expresaba las experimentan? ¿Y quién puede expresarlas de manera eficli~
Marx) necesita el arma material de la clase interesada, a fin sino quien las experimenta?. . . ¿A quién se deben los progresos
de que se pase de la afirmación teórica a la concreta realiza- i-calizados desde hace diez años por la cuestión social en Francia
ción histórica.127 y en Inglaterra, si n o es a las asociaciones d e los obreros?. . . Os
veréis siempre ilusionados y traicionados, obreros italianos, mien-
125Scrilti editi e ined. V , n g l . tras no entendáis que antes d e pa~ticiparen los cambios políticos
126Scritti editi e ined. X , lo. junto con los demás elementos, el elemento del trabajo tiene que
127 En estas afirmaciones Ma77ini se acerca a la postura que Levi
(op. cit., 189) le contrapone como propia de Marx. "Marx, espíritu posi-
lograr por sí mismo la ciudadanía en el Estado,12s que hoy día
tivo, desconfía de la propaganda nioral y religiosa, del optimismo solida-
19s Aquí hfazzini afirma la prioridad d e la cuestinn social sol~rela
rista, de 1.15 utopías qiic floreccn en la mente de los soñadores.. . y no tiene
nacional para los obreros; pero en otros escritos la relaciún se invierte.
confianza sino en Id oipini7acihii y la accitin de las masas."
"La revolución por la ctial Italia se hari, debe realizarse a beneficio de
EL PROBLEhlA SOCIAL '73
172 MARX Y MAZZINI
n o posee, y que para conquistarla es indispensable la asociacidn.. . la clase sometida su propia organización, a tin de afirmar 1.1
Sois hasta ahora débiles, pocos y dispersos.. . Pero si estuvie- unidad de su voluntad y acción, la única que pueda teiicar
seis unidos en u n cuerpo, iquién podría traicionaros? Hasta el la fuerza de realizarse. Pero ¿qué actitud asumen las otras cla-
presente luchasteis por el programa d e las otras clases; dad hoy \es frente a semejante estrecharse en haz cerrado de las volun-
el vuestro, y declarad colectivamente que no lucharéis sino por tndej y exigencias de la clase trabajadora?
aquél.. . Creednos. Quien os habla de otra manera o se engaña Mazzini a veces, aunque con evidente dolor espiritual, n o
U OS engaña." 129 logra ocultarse "que las clases medias retroceden en los caniinos
La fundamentación que daba aquí Mazzini a su razona- de la accióii y del sacrificio desde que el pueblo empieza a mos-
miento, para demostrar que hacía falta una organización de los trar que vive de vida propia";130 ni siquiera calla sus reproches
obreros que superara la (lebilidatl de su dispersi6n en una uni- 'isperos ante el hecho de que "la sociedad contesta mediante
dad orgánica y unificara sus voluntades en la lucha por su pro- cargas de caballería y metialla" a las tentativas del pueblo para
grama propio, se adelanta a la utilizada luego por Marx, en su rriejorar sus condiciones, de modo que la libertad se reduce a
Proclama inaugural de la Internacional, para demostrar el carác- ])alabra vana y la igualdad a una abstracción.'31 Entonces, si el
ter necesario d e esta. "Vosotros poseéis un elemento de éxito, (omportamiento de las otras clases, frente a la organizacióri de
vuestro número. Pero el número pesa en la balanza sólo cuando la clase obrera, que el mismo hfa~zinipredicaba, es tan sólo
está intimamente unido por u n vinculo y dirigido hacia u n fin una actitud de miedo que rettocede o de resistencia que se afir
consciente. La experiencia del pasado nos h a enseñado que el iiia violeiitarnente p o r (1116camino se realizaiá lo que hla~zini
menosprecio del vínculo fraternal que debería existir entre los 'inunciaba, al decir que "el pueblo, o sea la gente del trabajo,
obreros de los diferentes países y estimularlos a mantenerse derribará el privilegio de la burgiiesía propietaria y capitalista"?
unidos en todas sus luchas por la emancipación, se castiga siem- Se le presenta a veces a Mauini, para éste tal como para
pre con el fracaso común de sus incoherentes tentativas." todos los grandes cambios histhricos y sociales, una visión apo-
Pero una justificación de la necesidad de la organización, (alíptica. En una carta de enero de 1848 a la Sand (publicada
basada en la divergencia y el conflicto de los intereses de las por Curatulo) 13? preveía para el pueblo italiano "que no pueda
distintas clases, implica lo que Marx afirma de la manera mis renacer sino por medio de una crisis violenta. . . Es preciso que
exprera, y Mazzini en cambio se resiste a reconocer: esto es, la 13 verdad le aparezca como desde la cumbre del Siriaí, en el
lucha de clases para las conquistas de los derechos obreros. Esta medio del huracán, entre los rayos que estallan". Otra vez
lucha no es para Marx una iniciativa voluntaria o tina elección enunciaba la inisma representacibn como visihii general de las
libre, sino una necesidad que se impone frente a la realidad grandes crisis histbricas, por cuyo medio cada época nueva se
histórica concreta. "La organización del proletariado en un ~ b r esu camino. "El secreto de la Época, tal como la ley del
partido de clase", explica el Manifiesto comunista, n o es otra Sinaí, n o puede revelarse sino entre las tempestades", vale decir,
cosa "sino la expresión general de las relaciones efectiqas de mediante "una gran crisis, una insurreccii>n, un movimiento
una lucha de clases que ya existe, d e iin movimiento histbrico colectiko, espontárieo, anormal de n1uchedu1nbres".l~3
espontáneo que se desarrolla bajo nuestros ojos." De esta concepción histórica general procedía también la
Ahora bien Mazzini -según ya vimos- pone en evidencia afirmación que citamos de sti carta de 1839 a su madre, según
repetidas veces, igual que Marx, el egoísmo connatural de toda 130 Scritti ed. e ined., IV, 320.
clase dominante en tanto tal; egoísmo que vuelve necesaria para 131 Cfr. Salvemini, Mnrzini, p. 27.
132 Diario 11 s ~ c o l odel 16 de ahril de 1922.
133 Cfr. Salvemini, p. 19; y ver otras citas anilogas en la p. 152. Una
aquella parte del piieblo cuyai necesidades se hallan mis insatisfechas; pero
<le 1835: "{No ofc bajo tierra un ruido d e ruina inminente? Hijos de Dios
sabemos tambien que nada piiecie hacerse para el pueblo si no existe antes
y de la Hiiriianidad, levantaos y moveos. La hora soii0." Otia d e 1836:
Italia. L.a pasinn que agita a nuestros hombres del piieblo es hoy pasinn de
"Una crisis innienia, social. general ruropea se hace cad:i ciia mis inevi-
Patria, no dt, otro cosa. S o teiiemos problemas todavfa remotos, que puedan
table; y en esa crisis t<x!os los poderes actuales quedaran tririirados como
provocar contiendas en el país" ( S n i t t i editi e ined. I X , 208s.). vidrio." Y otras más, que omitimos.
129 Sc-ritti edi:i e ined. V. 221-38 y 253-68
'$4 MARX Y MAZZINI EL PROBLEMA SOCIAL '75
la cual la reforma de la educación (es decir, de todas las insti- de 1848 despierta en él la conciencia de las antítesis, que ante-s
tuciones sociales) dirigida hacia el bien de la universalidad y no no veía, entre su doctrina y la que inspiraba el movimieriro
de una clase sola, no puede realizarse sino mediante las revo- proletario incipiente. No sólo este movimiento perturbaba su
luciones. . preocupación por Italia, que debía todavía constituirse conio
Pero después de 1848, según lo señaló Salvemini,l3* estos unidad independiente, sino que chocaba con todo un sistema (le
tonos terminantes de lucha desaparecen y son sustituidos por ideas arraigadas en lo más íntimo de su conciencia, y desper-
exhortaciones de una propaganda pacífica y moderada, que trata taba en él la exigencia de determinar claramente las posiciones
de ilurtinar a las clases dominadoras y buscar en el solidaris- recíprocas. Mazzini no era sólo un espiritu religioso, sino que
mo de una acción acorde de todas las clases el logro de los fines (como lo destacó también Levi) era además un solidarista. No en
comunes a todas y ya no de los que divergen y contrastan. vano configuraba él mismo su intuición del desarrollo histó-
,Cuál ha sido el motivo de semejante cambio, por el cual rico en la forma de un eslabonamiento de las épocas sucesivas
Mazzini abandona el camino confluente con el de Marx por otro (inanellarsi delle epoche) como eslabones de una sola cadena.
que procede en dirección antitética? Salvemini ha puesto en evi- De acuerdo con esta imagen, al realizarse el progreso (según
dencia la repercusión que ejercían sobre la unidad del mo- Mazzini) por una serie de revelaciones religiosas, que se efectúan
vimiento nacional italiano la difusión creciente de las ideas wcesivamente en la conciencia de la humanidad, se establece,
socialistas y el miedo a los movimientos de clase que ya se agi- sin duda, entre las épocas sucesivas la misma distinción que
gantaban en Francia y en otras partes. Esas ideas provocaban existe entre los eslabones particulares de una cadena; pero cada
la escisión en las filas de los patriotas, por la aversión violenta eslabón tiene que ser en sí mismo una unidad compacta, en
de la clase rica contra ellas y por "los terrores y la enemistad de tanto es encarnación de una iinica idea. Esta idea que se en-
toda una clase media, tibiamente buena en gran parte, pero carna se apodera de toda la época, y por lo tanto "reúne en el
que constituye de todos modos un elemento vital en Italia"; 18" esfuerzo de conquista de aquel fin las fuerzas y las acciones" 137
y de esta manera amenazaban con hacer peligrar los esfuerzos de todos los hombres que viven en tal época. Por consiguiente,
en favor de la causa nacional. la Época, según Mazzini, se halla toda sólidamente unificada
Ahora bien, Mazzini no podía por cierto permanecer insen- por la miszOn que le incumbe; y por lo tanto, al mismo tiempo
sible frente a tal peligro. Pero este motivo no puede considerar- que se distingue y casi se destaca tanto de las antecedentes conio
se el único sino que funciona como un reactivo que determina (le las sucesivas, debe mantenerse compacta y solidaria en si
la precipitación de otros elementos que estaban en suspensión misma.
en su espíritu. De este modo se hace sentir el peso de tales ele- Ahora bien, al reconocer la realidad de los conflictos entre
mentos, y así se engendran en Mazzini las vacilacions entre la Iris clases, que representan de cierto modo épocas diferentes
conciencia amarga de la cruda realidad histórica y la configura- en lucha recíproca dentro de una misma edad histórica, se que-
ción ilusoria de una imagen muy distinta, inspirada por e i calor branta esa visión solidarista de la misión religiosa en la com-
de la pasión y de las aspiraciones, más bien que por la compro- probación de un choque de intereses. Mazzini, pues, reconoce
bación fría de los hechos concretos. aquella realidad y la acepta como una premisa de hecho para
determinar su programa de acción, s61o hasta el momento en
e) Solidarismo y lucha de clases. El peligro de una escisi6n que la ingrata experiencia le demuestra que existe un conflicto
del movimiento nacional juega un papel decisivo en el cambio de entre la aceptación de aquella realidad y el principio religioso
orientación de Mazzini. Sus simpatías para con el socialismo de la misión. Obligado a elegir entre los dos, cesa su incerti-
lo habían llevado a declarar en 1834: "la Época nueva está des- dumbre; y a pesar de no poder negar el hecho real, trata de
tinada a constituir la humanidad, el so~ialismo",~*~
pero después atenuarlo y quiere considerarlo fácil de eliminar por medio del
-184 ilfazzini, p. 5 1 y todos los caps. VI11 y IX con los dos aendices.
llamado a la misión y al deber.
135 Scritti editi e ined. XVI, 2 4 1 .
136 Ediz. naz. 1, 370. 137 Scritti editi e ined. XVIII, 206.
1 7 ~ MAKX Y MAZZINI
EL PROBLEMA SOCIAL '77
Y tanto más su actitud se convierte en oposición al socia- clama de Mazzini, Ledru Rollin y otros. "Para nuestros cvaii-
lismo, cuanto que entre las corrientes socialistas iba afirmán- gelistas las luchas de las distintas clases o fracciones de cla-
dose siempre más claramente la orientación antirreligiosa que ses, unas contra otras, no son sino las consecuencia desdichadas
luego culmina, por el influjo de Feuerbach, en el humanismo de la existencia de sistemas divergentes, mientras que al contrario
de Marx; y cuanto que el movimiento de las reivindicaciones la existencia de sistemas diferentes es una consecuencia de las
proletarias planteaba la exigencia de los derechos humanos m& .
luchas de clases.. Niegan ellos la existencia de las luchas de
bien que la afirmación de los deberes y presentaba la urgencia clases, prohiben a las clases particulares formular sus intereses y
de las necesidades materiales como premisa y condición de todas sus pretensiones con respecto a las otras clases. Pretenden de las
las aspiraciones ideales. A Mazzini le chocaba la negación del clases que olviden sus intereses para apaciguarse bajo la bandera
concepto religioso, sin el cual no sabia pensar ni el deber ni de una indecisión tan vulgar como desvergonzada.. . El pueblo
la idealidad; y así es que no entendió cómo la reivinclicaciin no debe pensar en el mañana. . . Al llegar el gran día, el pro-
de un derecho universal humano pudiese traducirse en la con- blema del porvenir se resolverá como por milagro. Semejante
ciencia de iin deber y una misión históricos, ni cómo la elevación llamado a la irreflexión es una tentativa de estafa, justamente
de las condiciones materiales fuese requerida como un medio en perjuicio de las clases mis oprimidas." 140
para el fin más alto del ascenso espiritual del proletariado y Eran imputaciones injustas contra Mazzini quien incansa-
de la humanidad. Y por eso cree dar en el blanco del defecto blemente habia predicado que la clase obrera debía proclamar
esencial del socialismo al escribir: "En la clase obrera yo veo sus necesidades y aspiraciones, y había reconocido, por otro lado,
el elemento del porvenir; pero sólo con tal que no se proponga que los sistemas de ideas y la organización social, política, reli-
como fin un problema de mero interés material. Este acabaría giosa, dominantes eran el reflejo (consciente o inconsciente) de
por convertirla en una nueva burguesía." 138 los intereses de la clase que domina en la sociedad. Sin embargo
Ahora ya se encuentra en el ámbito de la visión por la Mazzini, despues de comprobar el egoísmo de una parte, no
cual la lucha de clases no puede significar otra cosa que una quiere concluir (y aqui Engels da en el blanco) que la lucha
entrega al materialismo de los intereses, o una preocupación ex- se hace necesaria para la otra parte; quiere, en cambio, afirmar
clusiva de un "puro interés material". Por lo tanto la repudia la "fundada esperanza de que nos será posible cancelar las mu-
con toda energía; y ya no quiere reconocerla siquiera como rea- chas injusticias del orden social, sin crisis, violencias o con-
lidad de heclio que preexista en la conducta de las clases doini- flictos".141
nadoras, y de este modo imponga a las clases inferiores la nece- Mazzini invierte ahora (como ya he señalado) el orden de
sidad de colocarse sobre el mismo terreno en su concreta acción prioridad que había establecido antaño para los obreros entre
histórica, para negarla dialécticamente.139 En cambio Mazlini la cuestión social y la nacional; pero no es Cste el cambio mis
la repudia y quiere negarla no dialkcticamente, sino como una importante; lo esencial, en su actitud, que se vuelve ahora defi-
mera consecuencia de contrastes teóricos, que pueden ser redu- nitiva, consiste en el hecho de que, inspirado por su misticismo,
cidos a la nada por la doctrina religiosa del deber y de la misiOn. atribuye a la idea un carácter de revelación religiosa, y de este
De ahí su conflicto con Marx y Engels. Este último, en su carácter quiere deducir su eficacia histórica. La revelación de
escrito de 1850, ataca con lenguaje áspero y violento una p r e la idea basta para producir la conquista de las conciencias, para
eliminar las resistencias de los intereses materiales contrarios,
138 Lettres d Dan. Sfern, 2 3 de inarzo de 1865, cit. por Levi, p. 197. y para convertir progresivamente la idea en realidad efectiva.
En la misnia carta se encirentra la conocida acusación al socialismo de su5ti-
tuir "al progreso de la Humanidad por el progreso de la cocina de la huma-
La proposición: "la lucha cambia de aspecto, y donde antes
nidad". habia lucha entre una clase y la otra, ahora hay una lucha entre
139 Dice el Manifiesto: "Los postulados te6ricos de los comunistas no se el privilegio de una clase y el principio de la igualdad, entre el
basan <le ningún inodo en ideas o principios, inventados o descubiertos por
algún reform:~<lorqotial. No son otra cosa que expresiones generales de las
relaciones efec tivas de una lucha de cldses que ya existe, de un moviinienio 14 De mayo a octubre (1850).
Iiistórico esl,onthneo, que se desarrolla bajo nuestros ojos". 141 Scritti editi e ined. I X , 208 s.
1 7 ~ MAKX Y MAZZINI EL. PROBLEMA .SOCIAL '70
privilegio y el trabajo", ya quiere significar el tránsito de u n histórico. En Mazzini repercute acaso la impresión dcteriiiiri;itla
conflicto concreto entre los hombres, pertenecientes a clases an- entre las filas d e sus secuaces por los movimientos prolet;~rios;C1
tagonistas, a una pura lucha ideal entre principios. Y para 1,iensa y teme que una clase, en tanto tal, n o pueda tener sitio
garantizar la victoria del principio nuevo sobre el viejo, basta finalidades de clase, particularistas; no ve, como la ve Marx,
la superioridad ideal que lo caracteriza: la religión de la epo- la posibilidad tle una clase "libertadora par excellence", en
ca nueva conquistará y animará a los espíritus e n virtud del cuanto que, al padecer en sí misma la negación de la humanitas,
fervor de la misión que les confía. se ve corivertida en reivindicadora de la humanidad misma, en
El carácter iiriiversalista del nuevo fin excluye, según Maz- la plenitud de su contenido y extensión. Él piensa en degene-
zini, la lucha que era intrínseca al carácter particularista de los raciones egoístas, como podían aparecer, y aparecieron luego,
fines anteriores. A los fines d e clases corresponde la lucha de en ciertas deformaciones de la doctrina socialista, que hlarx
clases; al fin iiniversal corresponde la asociación universal. "Nos- hubiera condenado y 'fustigatlo n o menos vigorosamente que
otros no querernos suprimir, sino mejorar; n o trasplantar la Maí-~ini;~4Qaledecir que él sigue una preociipación que tenía
actividad y el bienestar (le una clase en la otra, sino abrir a presente desde que predicaba a los obreros su organi~acióncon
todas las clases el camino de la actividad y el bienestar." 112 "Li- iin programa propio. Aun entonces, por el temor de que el
bertad para todos, progresos para todos, asociaciói~de todos." 143 itiovimiento derivara en u n particularismo egoísta, él confiaba
Ahora bien, es cierto que !a universalidad del fin se halla (.ti tina iniciativa (le los mejores de la otra orilla en favor de la
afirmada con vigor aun por el marxismo, que coniía al prole- {oricordia. "Es preciso que los millones que invocan un ordcna-
tariado una misión libertadora del muncio. misión de rehabili- i~iientosocial mejor expresen sus necesidades, y que los mejores
tación completa d e la humanidad, de e~nancipaciónuniversal, O los niis entre los miembros de la otra clase si~npatice~i con la
que se efcctíia en la eliminación de la división en clases y en la <.xpresi<ín de estas iiecesitla<les, si no se yiiicre que las revolu-
realilación de una sociedatl, donde el libre desarrollo de cada < iones se reduzcan a guerras civiles, donde decide sOlo la fuerza
uno sea condición del libre desarrollo de todos.141 Pero aun y sc sustituye una tiranía por otra."
cuando esta exigencia universal de libertad y desarrollo es idén- De este niodo, debido a semejante preocupación, que se
tica a la expresada por Mazzini en su formula: "libertad para 1i;lhía fortalecido e n él, llegaba a desconocer la necesidad d e
todos, progreso para todos", rio es idbntico el camino por el clue la idea, para lograr su realización, fuese una exigencia vi-
cual ese fin se a l c a n ~ a . L,a asociación de todos, de que habla viente y una acción presente de masas, estimuladas y urgidas
Mazzini, es para Marx el resultado y no el medio; la idea uni- Iiacia tal realilación por las condiciones mismas de su propia
versal, que constituye el arma espiritual del movimiento prole- rxistencia. Ya le parece suficiente demostrar que las necesi(1atles
tario, necesita a éste como su arma material, para poder conver- tlel pueblo n o son de pocos individuos, sino de millones tle
tirse en realidad histórica concreta. Iiombres para qiie sil satisfacción esté garantizada.
La divergencia n o es aquí sólo entre idealismo y realismo "La nación entera (habia ya escrito e n 1842) necesita saber
({u6 es lo que los obreros padecen, acusan, invocan.. . 1)el)í.i~
342 Srritli cditi e iried. VIII, 115.
Scritti ed. e iized. XIII, 122.
ordenaros, pues, entre vosotros, a fin de que la expresihii tlc
1 4 4 Este desarrollo lihre es para el Manifiesto la devoluci6n al hombre vuestras necesidades y la indicación de los remedios seaii coiio-
-a todos los hombres-- de la personalidad como fin en si y no puro instru- (itfos por la nación italiana." 147 Y en Deberes de los hotill)r~.\.,
mento, y tiene por lo tanto un alto valor espiritual y kticv. El Manifiesto c,ri forma más terminante: "debéis ordenaros entre vosotros cri
lo explica por vía de la antítesis entre la sociedad biirguesa -donde el tra-
bajo viviente es s610 un medio para acrecentar el trabajo acuiniila<lo (capi- iina amplia, universal Liga del Pueblo, de modo que vuestra
tal) de mudo que el pasado domina al presente y el hombre se ve reducido
a instrumento d e la niaterialidad economica- y la sociedad comiinistn, donde 1 4 5 Quiero aludir a la teorizaciún de la dictadura de clase, que ~eiiiega
el trabajo acumulac!~qrieda reducido al pipel de medio, y el presente do- de todo el espíritu del marxismo.
niiiia al pas;ido, y 1;i iiiclel>eridenria p;~sa del capital al hombre, coiiver- 146 Srrttti ed. e ined. V. 253-64.
tido en fin. 147 Scritti ed. e ined. V , 253-64
180 MARX Y MIIAZZINI EL PROBLEMA SCMAL 181
voz sea la voz de millones y no de pocos individuos. Tenbis la cionaria, sino por medio de. la enseñanza y el ejemplo de la
Verdad y la Justicia para vosotros; la nación os escuchará". virtud y el sacrificio. Y el problema que Marx objetaba a Owen
y al materialismo: "que el educador mismo debe ser educado",
f) La educación y la accibn innovadora. Con esta tarea de vuelve a brotar sin solución ante Mazzini. Tanto más cuanto que
iluminar a la Nación, es decir, a las otras clases, se atribuye a la él había reconocido repetidas veces que era imposible a la clase
clase obrera el papel de revelar el principio de la Época nueva. obrera, deprimida por la miseria y humillada por la falta de edu-
Y la educación, que constituye el proceso por el cual cada prin- cación, llegar a la comprensión de una idea universal y a la
cipio nuevo conquista y forja a las conciencias y las voluntades conciencia del deber.
para las nuevas formas de acción, representa sin duda el camino De este modo no sólo Mazzini cae en una contradiccibn
por el cual la &poca nueva debe fealizarse;l48 pero la relación evidente, sino que la complica por otros dos elementos: su in-
entre educadores y educandos, en lugar de ser paralela, es inversa coherencia en determinar la relación entre los conceptos de los
a la de clases educada e inedrtcadus. No son las primeras las intereses y derechos y los de la igualdad y el deber, y su vacila-
que imparten la educación y las segundas las que la reciben; ción en concebir la relación entre el problema de la educación
sino que deben estas últimas ofrecerla a aqutllas, mediante la espiritual y el proceso de la transformación de las condiciones
enseñanza y el ejemplo constantes. materiales del ambiente y de la vida.
"Se trata de volver mejores y convencidas de sus deberes Con respecto al primer elemento, Mazzini había afirmado
a las clases que hoy, voluntaria o involuntariamente, os opri- otras veces que las masas ineducadas no pueden ser llevadas a
men. . . Predicad el Deber a los hombres de las clases que están la conciencia de las idealidades y a la lucha para su realización
por enczma de vosotros, y cumplid, en la medida de lo posible, sino mediante el interés y la mejora materiales. Ni sólo esto, sino
con vuestros deberes: predicad la virtud, el sacrificio, el amor; también que, debido a tal causa, la educación en las idealida-
y manteneos virtuosos y listos para el sacrificio y el amor. Expre- des exigía la iniciativa de las clases educadas; antes bien, era
sad valientemente vuestras necesidades e ideas; pero sin ira, sin la tarea que les incumbía, y con la cual debían cumplir, colo-
reacción, sin amenaza. La amenaza más poderosa, si hay quien cando en su programa el reconocimiento a las necesidades y los
la necesita, está en la firmeza, no en la irritación del lenguaje." lm derechos del pueblo. A fin de regenerar a la Nación (escribía
Este problema de la transformación social y de la educación en 1832 en De la Joven Ztaliu) "se necesita tener consigo al
lo planteaba también Marx en sus Glosas a Feuerbach; pero recha- pueblo, despertar a las muchedumbres; pero para hacer esto hay
zaba toda división abstracta de la humanidad en dos planos, el que conuencerlo de que los movimientos se intentan para 61,
de los educadores y el de los educandos; y afirmaba que el pro- para su melora, para su prosperidad material, pues los pueblos
ceso de la educación, que se desarrolla en la historia de la ineducados no se mueven por meras palabras, sino por una rea-
humanidad, se puede entender sólo como praxis que se subvierte. lidad". Y en las Explicaciones del Estatuto agregaba que, para
Mazzini mantiene la división en dos planos; pero atribuye al convencer al pueblo acerca de esto, "es necesario convencerlo
cicerca de sus derechos, y proponerle la revolución como el me-
inferior la tarea de la educación del superior; de una educación
tlio para conseguir el libre ejercicio de los mismos. Es necesario,
que debería efectuarse no ya -tal como había afirmado otra
1)or consiguiente, proponer como fin para la Revoluci6n un
vea en una carta a su madre- por medio de la acción revolu-
\¡\tema popular, un sistema que enuncie en su programa la me-
jora de la situación de las clases más numerosas y más pobres".160
148 "A cualquier parte que nos dirijamos, encontramos siempre el mismo
problema, esto es, la necesidad de una transformación, de una mejora moral I'cro más tarde, cuando la reivindicación de una mejora sale
de los que, ya sea por su niimero, sea por las facilidades que les otorga su ( I r las propias clases más numerosas y pobres. Mazzini las amo-
situación. tienen medios eficaces que a nosotros nos faltan. Y siempre se nos iicsta, diciendo que el concepto del deber tiene que privar sobre
presenta la misma solución: toda transformacidn moral es obra de educación; t.1 concepto del derecho, y que la mejora tiene que ser sobre todo
y toda obra de educación es esencialmente religiosa" (Scritti ed. e ined. XII,
316s.) Cfr. Salvemini, Mazzini, 154s.
149 S o i t t i editi e ined. XVIII. 18-20. 150 Ediz. naz. 11, 103, 2gg.
182 M A RX Y MAZZINI EL PROBLEMA SOCIAI, lH:l
espiritual, no material. Por cierto que no desconoce u n vínculo de que tienen obligación de efectuar sacrificios y priv;i(ioiic*s(1(*
de dependencia entre las dos, porque no puede repudiar la co- su utilidad, y las clases obreras biisquen su mejora n~;itc.i,i;ilscílo
nexión entre la educación y le milieu, que había afirmado ya como condición de su elevación espiritual, la cual es uii (I(*I>(*r
en las cartas a su madre y a P. Leroilx. de ellas hacia la humanidad, n o un derecho individual. "1)ebéis
"Yo deseo (escribe en i849), igual que cualquier otro, la buscar y lograr esta mejora; pero debéis buscarla como medi9
satisfacción regular de todas las necesidades materiales." Y e n y no como fin; buscarla por un sentido del deber, no única-
1852, aún m25 claramente: "la mejora material es condición nientc del derecho; buscarla para haceros mejores, n o únicamen-
indispensable y consecuencia lógica al mismo tiempo de cual- te para haceros materialmente felices." 1.53
quier grado de progreso que se quiera realizar o se haya reali- Así, por encima del realismo histórico d e las observaciones
zado"; "es imposible pensar cn el progreso moral o intelectual anteriores y contra él, vuelve a prevalecer el idealismo, al inver-
del pueblo si no se provec a su niejora niaterial".ljl Pero quiere tirse la preeminencia entre los términos, q u e permanecen divi-
convencer, sobre todo a las clases dominantes, de que estas pro- didos y contrapuestos mutuamente, sin conciliarse en la unidad
videncias materiales son necesarias; y tiene miedo a toda pree- de una síntesis. Pero el problema que se plantea de tal manera
minencia o prioridad que se les atribuya en las reivindicaciones es el mismo que se había planteado Marx frente a los utopistas:
d e las clases trabajadoras. Y por eso lucha contra todas las es- {cómo pueden los espíritus iricultos, a quienes las niiseras coiicti-
cuelas socialistas: "los secuaces de Sairit-Simon, Fouricr, Owen y ciones reales de la vida obstaciilizan el proceso de la educación,
del comunismo son todos secuaces o herederos de Bentham. conquistar su desarrollo, puesto q u e sólo por u n cambio de sus
Difieren entre ellos acerca de la elecciUn de los medios, y del condiciones de existencia puede engendrarse su capacidad de edu-
ordenamiento que.debe garantizar el triunfo del principio, pero cación, y ---recíprocamente- sólo a partir de u n cambio espi-
ese principio es el mismo: la utilidad. El hombre tiene derecho ritual (educación) puede nacer su capacidad de ejercer una ac-
a ser feliz aqiií en la tierra; el bienestar, la felicidad máxima ción modificadora del ambiente (condiciones de vida)? Seinejante
posible constituyen para todos ellos el fin d e todo trabajo indi- reciprocidad no se le escapaba siquiera a Mazzini; quien decía
vidual y social". precisamente, en uno de los pasajes citados, q u e "la mejora ma-
Pero para Mazlini "los cálculos del hombre acerca de su terial es condición indispensable, y consecuencia lógica al mismo
utilidad propia" tienen por centro y término siempre al indi- tiempo, de cualquier grado de progreso que se quiera realizar o
viduo, y desencadenan, pues, el conflicto de los intereses, que se haya realizado". Pero la visión de la reciprocidad no repre-
n o piiede encontrar límite y remedio en sí mismo. "Sin impo- sentaba todavía la soliición del problema de explicar el proceso
ner privaciones y sacrificios {cómo podréis armonizar estas dos liistórico e indicar el camino para la accibn.
utilidades (del terrateniente y del industrial inanufactiirero) Marx contestaba: este proceso doble, que se realiza en la
con la del obrero q u e pide n o sólo la seguridad de una remune- dependencia recíproca de los términos del desarrollo, q u e se
ración abundante para el trabajo y la libertad de horas consa- condicionan y se presuponen mutuamente, n o puede entenderse
gradas posiblemente al desarrollo de sus facultades intelectuales sino como praxis que se subvierte o se vuelca sobre sí misma. En
y niorales, sino una participación creciente y progresiva en las la praxis todas las antítesis y escisiones se ven superadas y uni-
ganancias de su empleador?" ficadas e n una síntesis progresiva: la mejora material y la eleva-
Por este camino Mazzini n o ve otra posibilidad que la de cihn espiritual; el cambio del ambiente y el proceso interior de
llegar "a la anarquía de las tendencias y pasiones animales":162 la educación; y por vía del desarrollo concatenado de los térmi-
el único remedio y el verdadero camino de la renovación social nos antitéticos, que paso a paso se condicionan, se estimulan y se
n o puede ser otro, para él, que la sustitución del concepto de engendran recíprocamente, llega a resolverse la dificultad de q u e
derecho por el d e deber, por lo cual las clases ricas se persuadan no pueda alcanzarse lino sin pasar por el otro, que a su vez pue-
131 Scritti editi e ined. VII, 349 (año 1849). VIII, 146 y 194 (1952);
de ser conquistado sGlo a través del primero.
cfr. Navarra Crimi, p. 14.
152 Scritti e d . e ined. VII, 299-304 y 333. 153 Scritti e d . e ined. XVIII, 18.
184 MARX Y MAZZINI
EL PROBLEMA SOCIAL lH5
Ahora bien, cuando Mazzini predicaba a las clases trabaja- del trabajo que os dé la posibilidad de acumular ahorros, de
doras, para la solución del problema social, su deber no sólo de tranquilizar vuestra alma acerca del porvenir, sobre todo de pu-
educarse a sí mismas. sino de hacerse más bien educadoras de las rificaros de todo sentimiento de reacción, de todo impulso de
clases dominantes, no ignoraba, por otra parte, ni siquiera ca- venganza, de toda idea de injusticia contra quien fue injusto
llaba, el hecho de que la capacidad de educación depende de las hacia vosotros." 157
condiciones de la vida material. "Los escritores de filosofía moral Vosotros necesitáis; pero {de qué parte y por cuál camino
(escribía) olvidan que no se puede transformar y mejorar al in- puede llegar la satisfacción de estas necesidades? Cuando Carlyle
dividuo, mientras tenga que actuar en un ambiente de corrup destacaba el despertar rebelde de la clase oprimida, Engels ob-
ción; y que el tejedor de Glascow, le canut de Lyon, el siervo de servaba: en esta rebelión está la humanidad que despierta, se
la Galitzia, el obrero que trabaja catorce o dieciséis horas al día afirma, se conquista a sí misma. He aquí el proceso simultáneo
para vivir sin tener seguridad de su mañana, no tienen tiempo de la transformación del ambiente y de la educación, que se ini-
para leer, aun cuando sepan hacerlo, ni para reflexionar, sino cia en la lucha de la clase trabajadora; he aqui la praxis que se
que sólo tratan de ahogar el sentido molesto de la fatiga en el vuelca sobre si misma.
vino y el sueño." Pero Mazzini, a pesar de estar convencido de la necesidad
{Cómo es posible la educación, cómo es posible el despertar d e que el cambio del ambiente acompafie y apoye a la educación
espiritual, cómo la comprensión de una idea moral, de parte de espiritual -y en esto justamente hacía consistir su propia dife-
quien lleva una vida de bestia de carga? "He aqui un hombre, a rencia con respecto a P. Leroux- sólo momentáneamente afirma
quien un trabajo asiduo de catorce o dieciséis horas sobre las con su madre y con el mismo Leroux que un movimiento revo-
veinticuatro procura escasamente lo que es necesario para exis- lucionario es imprescindible. Por lo demás repudia toda lucha
tir; come su tocino y sus papas en un lugar que debería llamarse de clases y vacila entre la afirmación de que es preciso que las
cubil, no casa; después, abrumado, yace y se duerme; su vida clases dominantes tomen ellas mismas la iniciativa de las mejoras
moral y física es vida de bruto. {Para que sirven los libros a ese para la clase desheredada y de la propaganda en favor de sus
hombre? {Por cuál camino podeis despertar en el el alma entor- derechos, y el pedido que dirige a esta última clase, a fin de que
pecida? tC6mo darle tiempo y vigor para desarrollar sus facul- cumpla con la misión de predicar el deber a la clase superior,
tades, sino mediante una disminución de sus horas de trabaio y para educarla tanto mediante la enseñanza como mediante el
un aumento de su remuneración? cómo cambiar en un con&ctó ejemplo que debe ofrecerle, al conformar su pensamiento y su
de afecto el contacto que tiene con las clases acomodadas, sino acción con semejante deber predicado.
cambiando radicalmente sus caracteres fundamentales?"l~ --
La diferencia entre Mazzini y Marx no es, pues, tan sólo la
"Nosotros no podemos de manera equitativa decir a un que establece Salvemini al citar algunos pasajes antes menciona-
hombre: ten hambre y ama; no podemos exigir que eduque su dos, es decir, una diferencia de terminología entre deber y de-
propia inteligencia mientras debe trabajar como una máquina recho. Hay una antítesis más sustancial -reconocida sin duda
todo el día, para conseguir pocos alimentos inseguros; no pode- por el mismo Salvemini- entre una concepción historicista y
mos inculcar en él que sea libre y puro, mientras todo a su alre- orgánica del fin, relacionado con los medios que es preciso poner
dedor le habla de servidumbre y lo impulsa a sentimientos de en acción, y una visión preocupada por consideraciones morales
odio y de rebelión." que la vuelven incoherente, perturbada por temores que le im-
"Vosotros necesitáis aue cambien vuestras condiciones ma- piden adoptar los medios indispensables, y que, por lo tanto, al
teriales, a fin de que podáis desarrollaros moralmente; necesitdis aferrarse a esperanzas que sin embargo ha declarado ilusorias.
trabajar menos para poder consagrar unas cuantas horas de vues- convierte en abstracto e irreal el mismo fin.
tro día al progreso de vuestra alma; necesitáis una retribución Mazzini había reconocido que era una ilusión confiar en la
154 Sm-tti editi e ined., V. 281.
benevolencia de las clases propietarias; ilusión el predicar el
166 Scrilti editi e ined., IV, 285.
156 Sm'tti editi e ined., VIII, 113. 167 Scritti editi e ined., XVIII, 17.
i 86 M A R X Y MAZZINI

concepto del deber a quien no está en condiciones de ewtender- ción sin un cambio de las condiciones de vida?, {es posil>li li.i( c.1
lo; 158 tanto más, por lo tanto, debía reconocer que era una ilu- comprender el deber y el sacrificio a los oprimidos y dt~Jicic~~l.i-
sión su pedido de que la clase ineducada se pusiera a pretlicar dos?, él mismo había dado una contestación resueltiimriitc ric-
a las clases edzicadas lo que ella misma no podía entender, y gativa, por considerar que la mejora material era cori<lititiii y
otra ilusión su confianza en que la palabra y el ejemplo tle Irt premisa para toda posibilidad de elevacihn espiritual. l)e inotlo
clase inculta dispersaran las tinieblas del egoísnio y encendieran que la imputación que dirige posteriormente a la Proclama Z I ~ ~ I L -
la nueva luz, de modo que se creara la nueva humanidad en el gurul <lela Internacional de que abre el camino del materialismo
mundo. de los intereses. al colocar e n "el sometimiento del trabajador al
Mazzini temía tina renovación social shlo exterior y mate- capital la fuente de toda servidumbre política y moral", podía di-
rial, a la cual no corresporidiera una rcgeneracihn espiritual tle rigirse igualmente a algunas de sus propias declaraciones anterio-
todos los hombres. Por e'o objetaba al sociiilismo hedonista de res. Sin embaigo, en ellas los dos términos de la relación -tras-
los utopistas: "Muy Iicrmosos vuestras huertas y vuestros pala- formación del ambiente y educación espiritual- no se hallaban
cios; pero (no teméis que el salvaje, a quien queréis hacer su concatenados recíprocamente y trasfundidos juntamente en la
morador, arruine en un abrir y cerrar de ojos toda esa Iiermo- síntesis de u n proceso histhrico, donde se realizara su desarrollo
sura?" 159 Y de esta nianera mostraba no entender la solución simultáneo, sino que permanecían divididos; y se planteaba con
verdadera del problcma, vista e indicada en cambio por Marx respecto a ellos el problema del orden de prioridad, que los
(en su crítica de los mismos utopistas) en la realidad concreta mantenía idealmente separados y separables cronológicamente.
del proceso histórico. En este proceso no existe una morada ya De esta falta de una intuicihn del carácter unitario del pro-
edificada para un huésped inlpreparado; pero existe el huésped ceso (que Marx vio en cambio de manera tan penetrante) deri-
mismo, que tiene que edificarla para si mediante su arduo y largo van todas las incertidumbres e incolierencias de Mazzini con res-
trabajo, y al edificarla y perfeccionarla con mucha fatiga va pecto a este problema.
formándose y perfeccionándose a sí mismo e11 un proceso de
ediicación de su espíritu. H e aquí la coincidencia de la trasfor-
g ) El programa social. Sin embargo, el utopisrno de Maz-
mación del ambiente y <le la eclucación, en el proceso histórico
zini aparecería más acentuado de lo que fiie realmente, si uno
de la praxis q u e se uuelca sobre si misma.
se detuviera en sus exhortacioiies a los obreros a fin cle que pre-
Mazzini trataba de explicar en Deberes d e los hombres por
dicaran el deber. No hay que olvidar que él delineó además un
qué no hablclba de derechos, de conquistas, de mejoras de la
camino de medidas prácticas que debían llevar a la f ~ i t u r aso-
vida a los oprimidos y miserables, sino de deber, sacrificio, edu- ciedad del trabajo: un programa que podríamos llamar lassnllin-
cación. Decía lo siguiente: "los hombres son criaturas de educa-
no, por la semejanza que tienen con las asociaciones obreras de
ción, no actúan sino de acuerdo con el principio de educación producción ideadas por Lassalle, las promovidas por Xlazzini, que
que se les clio. . . La ciitb~tión
vital de nuestro siglo es una cues- debían conseguir el crédito sobre todo del Estado y así debían
tió n de eclucación". Pero a las preguntas: ¿es posible una educa- llegar a sustituir a los emprendedores capitalistas.160 A Lassalle
se acerca Mazrini también por su proclamación del derecho al
158 Dice Illazzini alguna vez: "Hablad a vuestros hermanos no súlo de
sus derechos, sino tam0iPn de sus deheies. Decidles: toda violaci6n de la fruto integral del trabajo, expresado de manera tan terminan-
igualdad infringe la ley de Dios, y vosotros ten& no s610 el derecho, sino te,lGl que recuerda "el derecho al producto integral del trabajo"
e l deber de luchar contra ella" (Scritti ed. e ined., VII, 38-40). Pero otra vez
observa que el pobre peún napolitano o lombardo "contestaria como quten 100 Cfr. Salvrmini, p. 15.5.s. Pero he señalado otra vez que las asocia-
no entiende, arqueando las cejas, a quien le hablara d e deberes que lo ciones mazzinianas se aserilejaban aún m i s a las de Schuize, contra las que
vinculan a la Patria o a la Humanidad, y le dijera: Vosotros hackis darío a Lassalle luchaba. Sin rmhargo, Mazziiii (como piensa Navarra Crimi. p. 65)
vuestros hermanos al aceptar el trabajo por un precio inferior a la obra, no tenia noticias de las asociaciones de Schulze.
vosotros pecáis contra Dios y contra vuestra alma al obedecer a leyes que 161 "El derecho a los frutos del trabajo es el fin del porvenir (Scritti
son injustas" (Ibid., XVIII, 39). editi e ined., XIII, izo); "qiiien trabaja y produce tiene derecho a los frutos
109 Scritti editi e ined., VII, 335. del propio trahajo; en esto co:?siste el derecho de propiedad" (XVIII, 59);
188 MARX Y MAZZINI EL PROBLEMA SOCIAL 1 H!)
afirmado por el Programa de Gotha lassalliano. Contra el objeta- para las asociaciones libres de productores: "retribuci6n para
ba Marx, con su clara visión, que son necesarias múltiples de- todos igual a las necesidades de la vida, y reparticibn de las uti-
tracciones para las necesidades económicas de la misma produc- lidades en proporción de la cantidad y cualidad del trabajo de
ción y de su desarrollo y para las necesidades sociales; destacando, cada uno" (XVIII, 127). La cual fórmula representa una con-
sin embargo, que "lo que se sustrae al prodiictor en su calidad de ciliación de las dos conocidas "a cada cual según sus necesida-
individuo particular, se le devuelve, directa o indirectamente, en des" y "a cada uno según sus meritos".
su calidad de miembro de la sociedad". Este ideal futuro se contrapone en la mente de Mazzini a la
De todos modos, hay que reconocer en Mazzini la presencia realidad pasada y presente. "Fuisteis esclavos en un tiempo; lue-
de concepciones indudablemente socialistas, como son el concepto go siervos; después asalariados; sertis pronto, con tal que lo
mencionado del derecho a los frutos del trabajo como única queráis, productores libres y hermanos en la asociación" (XVIII,
forma de propiedad legítima, la idea de que el mismo derecho a 125). "La gran idea social que hierve hoy día en Europa puede
la vida se fundamenta en la efectuación de un trabajo produc- definirse: abolición del proletariado; emancipación de los traba-
tivo, y la aspiración y la previsión de una futura sociedad de jadores con respecto a la tiranía del capital concentrado en un
productores. "Es preciso que todos produzcan: quien no trabaja pequeño número de individuos; reparticibn de los productos y
no tiene derecho a la vida" (Scritti, VII, 352). "La revolución de los provechos que salen de ellos, de acuerdo con el trabajo
que se acerca deberá hacer para el proletariado, las clases popu- cumplido; educación moral e intelectual de los obreros."
lares, los hombres del trabajo, lo que las revoluciones pasadas Pero la divergencia de semejante orientacibn con respecto
hicieron para el burgués, las clases medias, los hombres del ca- al socialismo y marxismo aparece indicada en seguida en la frase
pital. Trabajo para todos, remuneración proporcional para to- expresada a continuación: "asociación voluntaria entre los obre-
dos, ocio y hambre para nadie" (VIII, i 14). ros, que sustituya pacífica y progresivamente, en la medida d e
Este ideal se concretaba, en el pensamiento de Mazzini, en lo posible, al trabajo individual asalariado según el arbitrio del
la concepción de una sociedad de trabajadores, iguales todos capitalista" (VIII, 189). Donde no sólo se alude a la exigencia
en la dignidad común y en el común valor social del trabajo de que las asociaciones obreras sean "libres, espontáneas, funda-
cumplido: "la palabra obrero no contiene para nosotros ninguna das en el sacrificio, la virtud y el amor" (VII, 353)' y desarrollen
indicación de clase en el sentido que se atribuye comúnmente una acción pacífica y no una lucha de clases; sino que se halla
al vocablo; no representa ni inferioridad ni superioridad en la además implicito un concepto -más sindicalista que socialista-
escala social; expresa un sector especial de ocupación, un genero explicado repetidas veces en otros escritos162 para la sociedad
de trabajo, una cierta tarea en la sociedad: nada más. Decimos futura.
obrero tal como decimos abogado, mercader, cirujano, ingeniero. En ésta las libres asociaciones de productores, con su pro-
Entre semejantes ocupa-ciones no hay ninguna diferencia con res- piedad indivisible y perpetua, representan una negación del
pecto a los derechos y deberes de los ciudadanos. Cada una de principio de socialización; mantienen la constitución social to-
ellas satisface una necesidad. Un día seremos todos obreros, es davía dentro del reino de la mercancia (estableciendo intercam-
decir, viviremos todos de la remuneración de nuestra obra, en bios comerciales entre las Cooperativas), en lugar de introducirla
cualquier dirección que se la ejercite. La existencia representará en el regimen de una producción social para las necesidades
un trabajo realizado" (V, 255). sociales; y de este modo vuelven posible el resurgir y consolidarse
Para tal sociedad de trabajadores, justamente, podría valer de los egoísmos de grupos, contra quienes es un freno inoperante
la fórmula de la compensación del trabajo propuesta por Mazzini la predicación del deber; y en fin, al poner a los nuevos socios en
posesión del capital acumulado por el trabajo de sus predeceso-
"cuando los frutos del trabajo corresponden Integros al trabajo, en lugar de res, vuelven a anular el principio de que la repartición de los
dividirse entre la serie de intermediarios que empieza por el capitalista y
llega hasta el vendedor al por menor, y aumenta a menudo un cincuenta frutos sea para cada uno proporcional al trabajo cumplido por
por ciento el precio del producto" (XVIII, 123~s.);y otras afirmaciones aná- él y no por otros.
logas. Ch..Salvemini, p. 48 s. Ver los lugares indicados por Salvemini, p. 142.
MARX Y MAZZINI EL PROBLEhlA SOCIAL '!)'
'90
Pero más aún contrasta con el socialismo marxista tanto la significaría la miseria de todos. Es preciso, pues, aumentail;~".
aversión de Mazzini hacia la expansión del industrialismo -lla- Pero debido a su hostilidatl "al desarrollo exagerado y rrnor~tinl
mada por 61: "desarrollo exagerado y anormal de industria con- de una industria concentiada", él no busca tal aumento en 1;1
centrada" lm- como S U ideal de organización productiva, confi- dirección que para hlaix constituía el mérito histórico de 1;t l ~ ~ i r -
gurado en corporaciones de artesanos. Influye en todo esto el guesía capitalista. sino más bien en un sometimiento (le los
temor a las luchas de clases, que el industrialismo enciende y ociosos al deber del tiabajo y i n u n aumento del núriicio clc
hace flamear en expansión progresiva, o acaso también la pre- los consumidores. "Y para aumentarla, ampliar el círciilo de los
ocupación por una degradación de los obreros a u n papel de consumidores. Es preciso q u r toclos p r o d u ~ ~ a n 165
."
accesorios de las máquinas, por vía de su condensación en las M a z ~ i n in o parece darse cuenta de que la ampliación del
fibricas, de su reducción a instriimentos de un trabajo, cuyo rit- círculo de los consumidores, es decir (es éste el único sentido que
m o despótico se ve iiiipuesto por la fuerza brutal de la máquina, puede atribuirse a su aiirmación), una mayor participación de las
y cuya concentración e intensidad se hallan decretadas s6lo por clases trabajadoras en el consumo, no puede proceder sino de u n
e l Evangelio d e M a n ~ m ó nde la ganancia capitalista. acrecentamiento de sus capacidades de aciquisición; lo cual su-
Carlyle, uno de los modelos de quienes proceclc en este as- pone una modificación previa cn la reparticitin de los frutos del
pecto la crítica del Manifiesto comunista, podía sin duda ha- trabajo. En otras palabias, si para tam1)iai la iepnrtición se
ber influido igualmente sobre el espíritu de Ala~ziiiien el sen- precisa conseguir antes un aiinicmto tle prodiitrii>ri, éstc a su vez
tido indicado. Pero el Manifiesto, frente a su critica despiadada resulta condicionado por u n cambio de rcpartici(1n. hfallini se
levantaba un himno a la obra gigantesca realizada por la bur- enviielve e n u n circulo, porque n o ve y no sabe por tanto destacar
guesía, que "fiie la primera en demostrar cle qué es capaz la la eficacia que posee la acción de clase del proletnriatlo, quien,
actividad humana", y a la obra admirable del capitalismo in- al conquistar mejores condiciones de salario (que son u n cam-
dustrial, que despertó tantas fuerzas de producción adormecidas, bio en la repartición), estimula el aumento de la producción por
mediante sus aplicaciones mecánicas, químicas, eléctricas, etc. dos vías: r ) por vía de su presión sobre los capitalistas, obligán-
Celebrar estos prodigios significaba para Marx y Engels recono- dolos a perfeccionar e intensificar la producción, si quieren con-
cer la contribución q u e el acrecentamiento gigantesco tle los servar la medida de sus utilidades; 2) por vía de las vigorizadas
medios y las capacidades de producción llevaban a la posibilidad capacidades productivas propias, a consecuencia de las mejores
d e dar solución a la cuestión social; pues ellos reconocíari que la condiciones de su vida. Con este doble proceso se vincula luego
solución del problema de la distribución depende de la del pro- (sin duda) a u n el otro estímulo señalado por Mazzirii, el de la
blema de la prodzrcción. acrecentada capacidad de adquisicibn de los obreros y de su ma-
Mazziiii no entiende esto. Por u n lado teme y aborrece la yor participacibn en el consumo; pero apirece como resultado
tendencia, ínsita en el industrialismo, a creer que "el hombre es y no como causa, cs tlecir, que se presenta en u n segundo tiem-
nada más que una máquina de producción, una fuerza destinada p o y no como condición previa.
sólo al servicio de u n trabajo material"; y contra seniejante re- Al faltar esta visión compleja, sí, pero (justamente por eso)
ducción de la historia humana al movimiento y desarrollo de las concreta y realista, resulta contr>dictoria, tiniida e insuEiciente
fuerzas prodzlcti7,as (que es uno de los conceptos esenciales del la correcciOn de los males tleplorados propuesta por hiazzini.
marxismo) afirma que "las necesidades son mucho más espiritua- Ésta aparece muy lejos de poder ofrecer una eliminatión iadicaI
les (religiosas) y el vacío más hondo".lr* d e esos males. Por lo tanto, el socialisino al cual Mazzini está
Por otro lado ve, sin duda, que "la producción actual es dispuesto a llegar, pertenece al áinbito de aquel que el Mnni-
insuficiente para las necesidades; y una reparticidn igiialitaria fiesto define como utopista, que "se opone con amargura a todo

la Scritti ed. e itzed., VIII, 193. Ver, adeinAs, los lugares ielativos a la 165 Scritti editi e ined., VII, 362. Tamt>iCn en otro lugar, pero con vi-
libre competencia, citados antes en el capitulo sobre la critica d e la sociedad si611 menos incompleta: "se trata de ampliar la esfera del consumo, de au-
presente. mentar por consiguiente los productos, de dar eii la repartición una parte
164 Smitti ed. e ined., X I I , 812-15. mayor a los cliie producen" (VII, 189).
'g2 MARX Y MAZZINI LL PROBLEMA SOCIAL '93
movimiento político de los obreros. . . , trata de ahogar la lucha mir al individuo".leT Y sin duda esto puede y debe reconocerse.
de clase y apaciguar los contrastes, apelando a toda la sociedad yero es cierto, por otro lado, que esta crítica al colectivismo,
sin distinción", a fin de que acepte el nuevo evangelio. Además, aun cuando podía dar en el blanco respecto de ciertas concep
pertenece en parte también a la esfera del socialismo llamado pe- ciones mezquinas de algunas escuelas socialistas de la epoca, no
queño-burgués por el Manifiesto: el que quiere encerrar los alcanzaba (a pesar de presumirlo) ni mostraba entender la con-
medios de producción e intercambio de hoy en el viejo régimen cepción ya afirmada por el Manifiesto de Mam y Engels, que
de la propiedad", y volver a las corporaciones, aun cuando quiera proponían como fin para la acción histórica del proletariado la
aplicarles el correctivo de que no puedan ser "dueñas incon- creación de "una sociedad, donde el libre desarrollo de cada uno
trastadas del mercado", a fin de que no se vean impulsadas sea condición del libre desarrollo de todos".
por el monopolio a subir los precios "en proporción de su egoís- Sin embargo, a pesar de tantas divergencias e incompren-
rnol'.lM siones, había algo común entre las dos doctrinas, que las acer-
Se puede señalar, además, que la imputación que hace Maz- caba mutuamente y hacia posible su parcial confluencia en la
zini al socialismo o colectivismo - que oprime a la individualidad educacióri e inspiración de las conciencias; y era el fin ideal de
y la libre iniciativa, porque sobrepone el ente colectivo al indi- una sociedad del trabajo, la única capaz de realizar la humani-
viduo- constituye una contradicción parcial con la crítica áspera dad consociada y hermanada en las relaciones entre los indi-
dirigida por él contra los utilitaristas, quienes (decía) al hacer viduos y entre las naciones.
del indiuiduo el punto de apoyo de todo, no pueden llegar a La universalidad del fin, que -tal como había enseñado
otro resultado que "a la anarquia de las tendencias". Ahora re- Kant- es la única capaz de un valor ético, es el eje de ambas
(loctrinas. Mazzini experimenta de manera más fuerte y predo-
procha al colectivismo el llevar "a la búsqueda, probablemente
minante la preocupación de justificar moralmente las reivin-
infructuosa, de un grado limitado de bienestar material, pero clicaciones por vía de semejante universalidad que convierte toda
con la condición de apagar toda posibilidad de progreso o de nigencia en un deber, que debe cumplirse para los demás antes
aumento en la producción, por apagar todo estímulo a la acti- ( 1 1 1 ~para sí mismo. Manr, en cambio, se preocupa más de la
vidad creciente, a la invención, a la iniciativa de los individuos". .itción histbrica y de poner en movimiento a las fuerzas reali-
"La vida moral y la vida intelectual se hallan anuladas y con ~,itloras:el arma espiritual de las reivindicaciones universales
ellas la emulación, la libre elección del trabajo, la libre asocia-. ticde de hacerse valer en la realidad histórica sólo por medio de
ción, los estímulos a producir, las alegrías de la propiedad, todas .ic~iieilaarma material que es el proletariado.
las causas que llevan a progresar. La familia humana en tal sis- Pero si al proletariado da su fuerza y su impulso la necesi-
tema se convierte en un rebaño, al cual basta verse llevado a una , ! , i r / , esta necesidad no es material ni egoísta. "El proletariado
pastura suficiente." ( c \( ribía Marx en 1845 en su crítica a los principios sociales del
Aquí no encontramos sblo una reivindicación de los valores I i\tianisrno), el proletariado que no quiere dejarse tratar como
morales e intelectuales contra una supuesta preocupación exclu- 1 .iii,illa, necesita su coraje, su dignidad, su altivez y su sentido de

iiva por los intereses materiales, sino también una afirmación iiitlcpendencia mucho m i s que su pan." Y toda la praxis de
enérgica del interés individual como estímulo esencial para la 1.1 ncción proletaria, que tratan de despertar y desairollar él y
iniciativa y la actividad productoras, y, por consiguiente, para i ii~els,es una lucha que se desenvuelve entre sufrimientos y sa-
el progreso. En otra parte (como vimos), Mazzini desconoci6 su ( I i l i c ios, en que el individuo se halla sostenido, mucho más que
papel. Pero alguien podría observar que en esta contradicción 1i01 la confianza en ventajas personales, por una exigencia de
parcial se presenta una visión más equilibrada y completa: "ni Iil)c.rt~dy por la perspectiva de un resultado lejano a beneficio
el individuo debe intentar emanciparse del fin social que consti- 1 1 1 . ~c><Ia la humanidad. El concepto de la solidaridad como deber
tuye su misión en esta vida, ni la sociedad debe pretender opri-
107 Scritti editi e ined., XVI, a8; XVIII, 120; VIII, 20. Otros lugares pue-
166 Scritti editi e ined., V I I , 357. verse citados por Navarra Crimi, pp. 102-105.
# i ~ - ~ i
'94 MARX Y MAZZINI
y el de la misidn histórica, que Mazzini proclamó de manera tan
alta toda su vida, mediante la palabra, los escritos y el ejemplo,
son conceptos a los cuales tambien el movimiento proletario, tal IV. LA DIALZCTICA EN ENGELS l
como Marx lo concibi6 y lo quiso, tributa mucho más que un
mero reconocimiento verbal o una pura adhesión teórica: les
tributa el homenaje concreto de la accibn. l. LOS PROBLEMAS
(..!iiicn quisiera dar de la dialkctica, como fue concebida por
h1.11.xy Engels, una definición por todos aceptable, podria de-
~i~;iinrla como "ley universal de la realidad, que se desarrolla
\ic.ttipresegún el ritmo de la negación de la negación". Pero esta
tlt~liriición,que determina s6l0 el aspecto formal y la extensión
1 1 ~ .I;I ley, podria aplicarse a la dialkctica hegeliana igual que a la

il~~l~tli;tli.ctica de Marx y de Engels, que precisamentz da lugar


.I 1 1 i wiisiones donde quiere diferenciarse de aquella y sustituirla.
(Qué es, según Marx y Engels, lo real, a lo cual la ley es in-
iti.iiic.rite? ¿En qué consiste la oposición de la dialéctica real del
I I I . I I ( . I ialismo histórico a la dialkctica de la idea hegeliana? {Cuál

1.. .. t.11 aquélla, la uis que determina el continuo proceso de la

1 1 1 - \ : . 1 c i6n de la negación?

A este grupo de problemas, que conciernen al aspecto mate-


I c.11 tlc la ley, por mucho tiempo se ha respondido: Marx y Engels

I t . 1 t 1 \ristituido con el materialismo el idealismo hegeliano; para

~ . I l o ~por , consiguiente, lo real, que constituye el sujeto activo


t i l . 1.1 ley dialéctica, es la materia en el mundo natural y la eco-

I I O I I I ~ ; I en el mundo histórico. Contra esta interpretación co-


i i it.iitc se ha dirigido la crítica en los últimos decenios, especial-

111c.11tc en cuanto concierne a la concepción de la historia. Por


i t i t I>;trte he creído probar2 cómo, no siendo la filosofía marx-

<.iigc.lsianaun materialismo, sino un naturalismo antropológico


( r ~ i l cHumanismus), el sujeto de la ley en el mundo histórico
V. 1"" eso la humanidad en toda la plenitud de su múltiple
. I I i~vi<lacl, en la cual el ritmo de la negación se especifica en el
{ I I . 1.1 subversión de la praxis. Con la subversión de la praxis la
. I I I icíri humana, estimulada por la necesidad, se instaura en
c.1 1~1<.sto de factora de la historia, en lugar de la autocritica de
1 1 1 , (.osas, de la cual ha hablado también Antonio Labriola.

I'cro junto a estos problemas hay otro que se refiere a la


1c.y con relación a nuestro conocimiento. ¿Cuál es, para Marx y

1 I'iihlicado por primera vez en la Rivistu d i fitosofia, en 1916, en res-


(SII<.\I:I
a u n artículo de E. Di Carlo sobre la dialectica engelsiana, que se
t < . i ~ i I . i ;i mi libro acerca de I l materialismo slorico in Federico Engels.
2 En el libro citado.
'95
Erigels, el proceso del descubrimiento y demostración de la ley tlcsvinc~lar~e del complejo de la investigación que he realizad^,^
dialéctica, deductivo o inductivo? ¿Cuál su valor gnoseológico, .i la cual explícitamente me refería al añadir que si Engels se

a priori o a posteriori? ¿Cuál la naturaleza de la certidumbre Iiiibiese planteado el problema del carácter a przori o a poste-
que le pertenece, racional o experimental? ri«n de una fo)mn del pensamierito, lo habría resuelto en el
A tales preguntas, Di Carlo ha agregado otra: ¿Cuál es la acntido de la filosofía de la experiencia. Podía decir esto pre-
naturaleza de su validez, objetiva o subjetiva? t isamente porque a la discusión del valor de la dialéctica yo

El agregado, nie urge decirlo en seguida, deriva de la erró- 1i.ibia hecho preceder la determinación de la orientación filosó-
nea comprensión de mis expresiones. Y como me parece que Di Iicn y gnoseológica de Engels, presentada por él con demasiada
Carlo no sólo me ha interpretado mal a rní, sino también a tlcsenvoltura como materialismo, cuando no era más que un
Engels, creo oportuno convertir la breve aclaración pro domo ii,ituralismo antropológico y un experimentalismo positivista.
mea en rápidas dilucidaciones acerca del debatido asunto. El espíritu, e! pensamiento, lejos de convertirse en pura
.il)ariencia fenomenal, es para Engels una realidad junto a la
i(,.ilidad natural, pero en perfecta correspondencia con ella, por-
( l l ~ e s hae constituido en sus formas bajo la constante presión
Contra dos opuestas opiniones, de Gentile (que afirmaba que iiiiivers~ilde la experiencia. Las formas mentales constituyen el
Marx y Engels habían concebido la dialéciica como una ley a ritino de I,t experiencia, pero no de la restringida experiencia
priori), y de Croce (que no discernía en ella nada más que una iiitlividual (a la manera lockiana), sino de la infinita experien.
generalización aproximativa), yo había sostenido la justeza fun- ( 1.i de la especie (al modo de Speiicer).

damental de la interpretación de Antonio Labriola, que en ella Engels podía colisiderar "la especie - c o n Feuerbach- me-
veía formulado "un ritmo del pensamiento que reproduzca el tlida suprema de la v e r d a d o "medida de toda cosa y de toda
ritmo de la realidad que devieneHP Y la tesis de Labriola a c e r - r(*alidad",Gporque en la continuidad de desarrollo "del g61iero
ca de que la concepción dialéctica de Marx y Engels constituye Iiiimano en infinito progreso", veía al hombre como "producto
la condición del concepto concreto del, devenir, del desarrollo, tlc la naturaleza",T esto es, de la presión de la experiencia. Con
el cual no puede entenderse sino como progresivo desenvolvi- lo cual la experiencia no se convertía en puraniente pasiva, por-
miento de oposiciones4-, yo había procurado precisarla más (Iue Engels quelía que la visión histórica integrase la biológica y
exactaniente, agregarido que la dialéctica es, para Engels, "una ( iripírica: pero al observar, sea la acción del mundo externo, sea
exigencia que emana de la prbpia experiencia, la cual debe ser 1'1 actividad del espíritu, Engels no repara en el individuo, sino

comprendida por nosotros"; es, precisamente, "la forma, en la ( . i i la humanidad, en el proceso incesante de su formación evolu-

cual puede la materia de la experiencia llegar a ser inteligible", iiva. "El arte de operar con las ideas, escribe, no es innato y
o sea, "la forma y condición de la inteligibilidad de lo real". c.impoco dado por la conciencia diaria común, sino que exige
Di Carlo comenta: "la interpretación que ~ o n d o l f ; pro- (-1 pensamiento", con mi larga experiencia histórica, y así supe-
pone quiere decir que la dialéctica es una forma a priori de la r,] "el limitado mCtodo especulativo derivado del empirismo in-
subjetividad, una forma que no está en las cosas, sino que es ~ l e s " . V a sexpresiones no son, por cierto, muy precisas; pero
puesta por el espíritu, análoga a las formas del entendimiento,
a las categorías de la critica kantiana"; y se pregunta por eso 5 Siguiendo tales procedimientos se podría atribuir a Engels una inter-
,.i-etacihn sul,jetivista de la diaikctica porque escribió una vez: "a la fiiosofia
cómo puede la pura subjetividad legislar con relación a la rea- Ir. qii<:dard la doctrina del pensamiento y d e sus leyes, la ldgica formal y la
lidad y conferirle el ritmo de desarrollo. tlic~l<:ctica";y otra vez dijo que la dialkctica es "lo mismo -en sentido mAs
Procedamos con cuidado. Para ser con~prendidasclaramente, ;iriiplio-- que la lógica fornial". Pero aislando frases se hace decir cualquier
mis expresiones no deben separarse de las demás y tampoco cosa a cualquier autor.
6 Son expresiones de Feuerbach.
8 Discorrendo d i socialismo e di filosofia, p. 143. 7 Frase del Anti-Dühring, 2? edición.
4 "La dialectica halla en lo que niega la condicidn (de hecho) o la pre- 8 Prefacio del Anti-Büring, 2? edición. [Pp. xxv-xxv~de la versión cas-
misa (conceptual) del proceder mismo" (Discorrendo, etc., p. 48). tcllana de W. Roces, Cenit, 1932 (T.).]
EL RITMO DE LA REALIDAD '99
aparece aquí, frente al problema del a priori y del a posteriori y t itlc con Zenón eleático para declarar incomprensible el movi-
al contraste del innatismo y del empirismo, la misma posición ~~iic,rito y negar su realidad, porque su concepto envuelve una
de Spencer, con el agregado de la visión histórica. 1 oiiiradiccióri. Refutando la dialéctica se llega, pues, a negar
Ahora bien, al decir que la dialéctica es para Engels "una 1.11-calidadde la misma experiencia, que se convierte en incon-
exigencia que emana de la experiencia, etc.", yo aludía precisa. 1 c.l>it>le.ll
mente a la presión universal de la experiencia, en la cual, según Establecido esto, no hay que creer que el pensamiento me-
Engels, se constituyen las formas mentales; de suerte que la su. i . I l isico tenga para Engels su dominio legítimo en el campo del
cesiva definición, "forma y condición de la inteligibilidad de lo I oiiocimiento común y de la ciencia y que no deba ceder su im.
real", muy lejos de significar una subjetividad que pretenda ~ , ' ~al i opensamiento dialéctico sino en el campo de la especu-
hacerse legisladora de la objetividad, expresaba cabalmente la l.¡( ic'lri filosófica. Di Carlo, que ha afirmado esto, trazando una
necesidad9 de que el intelecto asuma en si la forma y el ritmo 1 l I \ i inción entre ciencia positiva y especulación dialéctica, no
de la realidad para asirla y entenderla. 11ocli.íaapoyarse en ningún texto de Engels, sino que más bien
tI(.l~eolvidar varias de sus afirmaciones. Los naturalistas que
i i o saben pensar dialécticamente -dice Engels- no ven que "la

ii;iiuraleza es la prueba de la dialéctica"; su ciencia no apresa


{Qué es, en efecto, la realidad para Engels? La realidad es 1.1 ~irituraleza,por eso no es verdadera ciencia; "desde el momento
movimiento, desarrollo, vida. Y el movimiento y la vida son ( 1 1 1 ~toda ciencia tiene necesidad de conocer las cosas en su esen-
despliegue de oposiciones, ritmo dialectico, unidad del ser y del 4 i.i y conexión", debe hacerse dialectica y con eso aufheben la
no ser en el devenir.lo ¿Se quiere apresar la realidad?; es necesa- I ilosofía.12 Fuera de la dialéctica no hay más que el pensamiento
rio cogerla donde está y como es, en el ritmo dialdctico, en el itic~tafisico,el cual está fuera de la realidad.
proceso perpetuo de la negación de la negación. Quien quiera Pues precisamente porque la realidad, según Engels, es un
salir de este proceso y aislar e inmovilizar los movimientos para 1oi.r-eritede vida y de historia que fluye en el ritmo dialéctico,
considerarlos cada uno en si, como entes independientes, 110 1.11 el proceso de la negación de la negación, este ritmo o pro-
apresa la vida sino que secciona un cadáver; no cumple el acto c c.so llega a ser para el sujeto consciente forma y condición
por el cual se aprehende la realidad, sino la abstracción del pen- tic: la inteligibilidad de lo real.
samiento metafísico, al cual toda realidad escapa y resulta incom- Ante los procesos de la naturaleza, del pensamiento y de la
prensible. La inteligencia que piensa metafísicamente, que "por Iiistoria, la primera apreciación que se presenta, dice Engels,
el ser olvida el devenir, por el reposo, el movimiento", no s610 r.4 la del continuo devenir, como en Heráclito?3 Pero ésta no es
por niirar los árboles no ve el bosque, sino que, peor aún, coin-
11 Esto dije y desarroll& en el capitulo sobre la dialectica de mi libro
Q Necesidad causal (inevitabilidad) y final (indispensabilidad) al inis- 11 materialismo storico. Por eso n o m e explico cdmo Di Carlo m e atribuye
mo tiempo; de suerte que la dialkctica constituye para Engels tanto la posi- 1.1 opinión de que, según Engels, la dialectica n o pertenece a la realidad; y
cibn ingenua inmediata del pensamiento común cuanto la conditio sine qua II~<. pregunta: "si realidad y principio d e inteligibilidad son dos cosas ente-
non d e la verdadera especulacibn filosbfica. titiriente diversas, ~ c 6 m osera posible ponerlas de acuerdo?"
10 "Los procesos son por naturaleza antagónicos e incluyen en sí una 1 2 Para las precisas referencias al Anti-Dühring indico mi libro ya cita-
contradiccibn", se dice en el capitulo sobre Lo, negacidn de la negacidn. Y (lo. [El verbo alemán aufheben, constituye una d e las pesadillas de los tra-
en el capitulo precedente: "mientras consideramos las cosas inm6viles no nos <Iiictores de Hegel y es imposible traducirlo e n cada caso con su preciso
encontramos en coiitradicciones. Pero si las observamos e n su movimiento, significado original. Significa suprimir y conservar. Las ediciones de la
en su mutación, en su vida, en las recíprocas acciones, caemos de súbito en Ilruista d e Occidente l o traducen por absorber, aunque advierten q u e n o
contradicciones. El propio movimiento es una contiadicribn.. . , es el con- (la exactamente la idea de Hegel. En el sentido en q u e lo emplea Mondolfo
tinuo plantear y resolver una contradicciOn.. . La vida consiste en que todo tios parece que puede significar superar, q u e es tambikn una d e sus acep-
ser es en cada instante el mismo y a la vez otro; la vida es, pues, una contra- <iones, implícita en las precedentes (T.).]
dicción que continuamente se plantea y se resuelve; apenas cesa la contradic- 1s Más aún, e n la introduccidn del Anti-Dühring, Engels no se limita
cibn, cesa la vida y sobrevierie la miierte". (Diaiéctica. Calidad y cantidad. ii decir que "este modo primitivo" d e concebir el mundo haya sido expresado
[ P p 120 y 1 2 1 de la edición castellana traducida por W. Roces (T.).] 1)or Hericlito, sino que lo atribuye a toda la filosofía griega y a parte d e l a
LFiYES NECESARIA Y DE TENDENCIA 201

solaniente la primera posición del pensamiento filosofico; es la Pero si junto a estos problemas queremos proponernos uno
posición de la conciencia inmediata, es la condición del pensa- ciiteriológico, que Engels no ha planteado (y que no va impli-
miento común. "Los hombres - d i c e Engels en el capítulo cito en los precedentes), es decir, el problema del criterio q u e
acerca de la negación de la negación- han pensado dialéctica- ijcrmite reconocer en el ritmo dialéctico la ley universai de la
mente mucho antes de saber qué es la dialéctica, del mismo icsalidad, debemos seguir un camino inverso del recorrido al in-
modo que hablaban en prosa antes de conocer este término. La bcstigar la genesis de la forma mental.
ley de la negaci6n se desarrolla inconscientemente en la natu- Feuerbach había dicho que "la especie es medida de toda
raleza, en la historia y en nuestras propias cabezas hasta que \edad", "el hombre es medida de toda cosa y de toda realidad".
llegamos a reconocerla." La presión universal de la experiencia l' así Iiabría dicho Engels: podemos comprender la inmanencia
ha constituido el pensamiento humano y sus formas: espontánea (le la ley dialéctica en lo real, puesto que s610 con la aplica-
e inconscientemente los hombres piensan dial4cticamente;l4 la c ion de la forma dialéctica la realidad no nos escapa, sino que
dialéctica es el ritmo natural inmediato, aunque sea ignorado, deja asir y se vuelve inteligible. En cuanto la dialéctica es
del pensamiento vulgar. Tanto más debe ser el ritmo del pen- ~ ~ nosotros
u a forma y condición de la inteligibilidad de lo real,
samiento cientifico, el cual, si quiere apresar y entender lo real, ( 1 1 cuanto la sentimos como exigencia de ia experiencia que
debe aceptar las exigencias que brotan de la propia experiencia cli~erernoscomprender, podemos afirniarla como Icy de la reali-
universal, y aplicar las formas que son esenciales a la misma (I,iti en coherencia con el experirnentalismo, que considera orga-
realidad. iii~adala mente en sus formas constitutivas por la presión cons-
La diferencia entre pensamiento común y científico, por i.iiite de la realidad en la experiencia de la especie.16
una parte, y especulación filosófica, por otra, es, pues, solamente
la que naedia entre el uso inconsciente y la conciencia y la doc-
trina de la dialdctica. Justamente escribe Croce: "una cosa es
pensar dialécticamente y otra tzner conciencia lógica del pen-
samiento dialéctico"; la primera es condición de todo pensa- lI*:ri qué difiere, cuanto he dicho, del proceso de inducción
y de generalización del cual, siguiendo a Croce, vuelve a hablar
miento, según Engels, la segunda sólo del pensamiento filosófico
I ) i Carlo? Al hablar de generalización inductiva, Di Carlo dirige
desde Hegel.15
c.1 pensamiento a la experiencia y a la investigación indi~idual.'~
Pero en todas las cabezas el ritmo dialéctico es ley inmanente Aunque en la recolección de los datos experimentales puedan
en cuanto es ley universal de la realidad; pues la mente humana
colaborar varios sabios, cada uno aporta su contribución, como
es también una realidad y se ha constituido, además, bajo la ititlividiio, al conjunto. Por consiguiente, no está excluido el
presión experimental de la realidad natural y social.
C I I I ~ ,frente a ellos, otros individuos puedan, en cualquier mo-
Ésta es la respuesta de Engels al problema de la génesis y el
tiivnto, llegar a recoger datos experimentales opuestos a los
valor de la dialéctica.
16 Di Carlo invierte el criterio. "Es en bltimo anhlisis la propia r e d i -
moderna. "Los antiguos fil6sofos griegos eran originariamente dialbcticos, y dii<l la que decide acerca de la verdad o no de un principo destinado a
Aristóteles ha investigado tambien las formas del pensamiento dialbctico. La <.iiienderla. No hay otro tribunal que pueda decidir al respecto fuera de
filosofia mis reciente cuenta con ilustres representantes de la dialkctica, l i icalidad misma, que se quiere hacer clara e inteligible a la mente del
como Descartes y Spino7a." I I U C ~nvestiga." Esto supone que la realidad pueda existir para nosotros y
1 4 Tambikn los propios representantes de la metafísica, como Diderot .u r comprendida y confrontada con nuestras coricepciones sin que llegue
y Rousseau, "han dado, fuera de la pura filosofía, verdaderos modelos de .i w r una concepcibn nuestra. El tribunal de la inteligibilidad es siempre
dialkctica" (Anti-Dühring, introducción). iit.<csariamentela inteligencia; la prueba de la validez objetiva de un con-
36 "La ley de la negación de la negación que se desarrolla incons- < I . I " O O de una forma mental esti en la posibilidad que nos ofrezca de
cientemente en nuestras cabezas hasta que la reconocemos, ha sido formulada .11~csary entender la realidad con nuestro pensamiento, o sea, de darnos
por Hegel y por primera vez con máxima precisión" (Anti-Dühring, cap. i i t lita de la experiencia.

acerca de La negacidn de la n e p i d n ) . [ P . 146 de la versión de W. Roces, 17 "Patrimonio del pensamiento a raíz de repetidas investigaciones y
edición Cenit ('T.).] coino resultado de múltiples comprobaciones." Asf se expresa Di Carlo
LEYES NECESARIA Y DE TENDENCIA 203
reunidos .y capaces
- de desmentir o vulnerar las conclusiones Con eso excluye Engels lo a priori, de análoga manera a
extraídas. como ha entendido resolverlo Spencer en a posteriori; pero se
Así, pues, Di Carlo puede definir la concepción de la dia- excluye también que lo a posteriori pueda interpretarse como
lkctica, que atribuye a Engels, como "una pura y simple ley de generalización aproximativa, puesto que la ley dialéctica resulta
tendencia, una ley empírica", a la cual "el atributo de la nece- del mismo análisis de la experiencia en cuanto experiencia, es
sidad no le pertenece. Es válida porque la experiencia la con- decir, aparece inmanente al concepto mismo de experiencia'cum-
firma; así que la experiencia la desmienta, aun en un solo caso, plida y por cumplir, pasada y futura, real y posible.
su ámbito y su valor quedan disminuidos y circunscritos.. . {Cómo, pues, se puede definirla, según Di Carlo, como una
Nada se opone a que al variar ciertas condiciones, dichas leyes ley de tendencia? Se puede hablar de ley de tendencia en dos
ya no subsistan y no se verifiquen".ls sentidos: cuando del examen de algunos -aunque sean muchos-
Pero Di Carlo se hallaría en grave embarazo si debiera citar casos se llegue a una fórmula que resuma lo que en ellos se
un texto de Engels en el cual apoyar su interpretación sobre la haya comprobado; o cuando se exprese en ley la acción aislada
posibilidad de desmentir la dialéctica y su consiguiente aban- de algunos elementos de la realidad.
dono. Y se hallaría tal vez en idéntico grave embarazo si debiera En ambos casos la ley de tendencia es el resultado de una
mostrar el acuerdo de la definición antes citada con la que él consideraci6n parc~al,insuficiente y no definitiva, de la reali-
mismo da: "la dialéctica expresa el ritmo general al cual obedece dad. Por consiguiente, en el primer caso la concepción de la
toda la realidad.. ., la fórmula general que resume un proceso tendencia puede ser también la fase preparatoria de la deter-
del que no se sustrae ningún dominio del mundo". minación de una ley verdadera y propia; pero entonces el carác-
Aquí sí habla Engels, para quien la dialéctica no consiente ter de tendencia que se le atribuye es s610 provisional y depende
hipótesis de eventuales desmentidos;'g porque fuera de la dia- de la insuficiencia temporaria de nuestros conocimientos.
léctica la realidad es para kl ininteligible. Y esta ininteligibili- Este primer genero de tendencia consiente tan bien la even-
dad del contrario, en un experimeritalismo como el de Engels, tualidad de su contrario, que a veces el desarrollo ulterior del
se puede fundar sólo con la condiciGn de que la experiencia de conocimiento concluye con su negación hasta como tendencia.
que se trata no sea la de los indivicluos sino la de la especie, Evidentemente, no es éste el caso de la dialéctica, cuyo contrario
y no se refiera al contenido de algunas experiencias particula- significa, para Engels, la absoluta imposibilidad de concebir lo
res, sino a la forma esencial de la experiencia como ta1.20 real. O bien, la ley de tendencia es (como la ley de Malthus
o la de la acuinulación progresiva) la formulación de un pro-
18 La misma cosa es repetida con palabras análogas más adelante. ceso que se cumpliría como está formulado si una determinada
1x1 No es tal, ciertamente, la irOnica observación coiitenida en el capí- causa o grupo de causas o fuerzas operantes pudiera aislarse
tulo sobre las Verdades ete-as, acerca de que la dialectica no puede ser una y sustraerse a las reacciones de otras fuerzas opuestas, en parte
verdad eterna pueyto qiie Diihring la llama un contrasentido. Eiigels sólo suscitadas por ella misma, y hacerse, por consiguiente, indepen-
podía plantear iina duda seria para lo que Dühring hubiera juzgado ver-
dad eterna: la argiiinentacitin estaría aqiii hecha a la inversa. "Pero si el diente de sus mismos efectos a la vez que de otras acciones
seíior nilliri:ig qiiierc qiiit2r esta ley del pc~isamiento,qiie la quite primero perturbadoras. Ida concepción de semejante ley de tendencia
de la naL~iralc7a y de la historia." Asi concluye el capítulo sobre Nega- es una abstracción: es el producto de ese pensamiento que
cidn d e lo negacidtz; de modo que la dialéctica está considerada una d e Iliigels llama metafisico, de ese pensamiento que no ve la iini-
aquellas vcidades qiie shlo se pueden rechazar por alienación mental, lo qiie
tlad en todas las cosas, la trama de las acciones y reacciones, el
para Engels es el carácter especifico de las verdades eternas.
20 Di Carlo parere recoriorer esto cuando escribe: "segitn Engcls, la
proceso dialéctico de la subversión de la praxis.
expei-icncia, sea natural o histhrica, se desenvolvería por negación de 11eg;i- Una concepción semejante es lo opuesto a la concepción
ción". Que es lo mismo que decir: la dialectica es la formo de la experiencia dialéctica.
(y por eso, en el espciimento engelsiano, fortila de la inteligibilidad de lo (Sería, pues, la dialectica en sí misma una ley de tendencia?
real). Pero inrnediatnniente despiiés I)i Carlo agrega, contradiciéndose: "Su
ley es, por consiguiente, producto de inducción empírira, de generalizacióri, {I'ero dónde ha admitido nunca Engels la posibilidad de una
nada mds que esto." vxperiencia fuera del proceso dialéctico? ¿Y cómo habría po-
LEYES NECESARIA Y DE TENDENCIA 2%
dido admitirla después de su crítica desdeñosa del pensamiento Transportado la conciencia de la dialéctica: pueslo que la
metafísico? dialéctica, como se dice en el capítulo sobre la negación de la
Por otra parte, la demostración dada por Engels no es negación, es, por cierto, ley inmanente en todas las cosas y en
ciertamente del tipo de las generalizaciones inductivas, en las todas las cabezas; pero permanece inconsciente hasta que llega-
cuales la prueba experimental debe ser amplísima, recogiendo
mos a reconocerla. Ahora bien, Hegel la ha formulado, nada
un material de datos y de observaciones cuanto más numeroso
más que formulado, con la máxima precisión. Y con eso el pen-
y completo posible, para que la generalización aparezca legí-
timamente fundada, y sea excluida, al menos de la serie de los samiento, convertido ya en consciente de su dialecticidad y de
hechos ya verificados, la existencia de casos contrarios, que anu- la de todos los procesos, no tiene más que valerse de este cono-
len o limiten la ley. cimiento, transportándolo a la consideración de la naturaleza
y de la historia, haciendo dondequiera la aplicación de la ley
Por el contrario, las pruebas experimentales que Engels
ya advertida y reconocida como universal.
aduce, son dadas sólo a título de ejemplo,21 y están destinadas
más bien a mostrar la existencia de la negación de la negación, No se trata, pue7,-de proceso inductivo ni de prueba induc-
a explicar qué es, y a probar que sólo ella hace inteligibles los tiva; la de Engels es sólo una ejemplificación aducida para
procesos que en los ejemplos aducidos constituyen la realidad realizar el análisis conceptual de varios tipos de procesos natu-
natural o histórica. rales, mentales e históricos, elevados a la representación de las
varias series. En el primero de los capítulos dedicados a la dia-
Y no podía ser de otro modo. I,a concepción dialéctica no
ldctica (Dialértica, calidad y cantidad), Engels aduce explícita-
es una conclusión que Marx y Engels hayan alcanzado a tra-
mente como prueba de la dialéctica un análisis conceptual, y
vds de un trabajo de acopio de datos experimentales. El pro-
precisamente el análisis del concepto de movimiento y del con-
ceso que conduce a Darwin, después de largos años de pacientes
cepto de vida: los conceptos esenciales que constituyen la rea-
investigaciones experimentales y de observaciones acumuladas,
lidad, que para él incluyen en sí necesariamente la continua
a la teoría del origen de las especies, no se parece en nada a aquel
posición y resolucióii de contradicciones sin las cuales no po-
por el cual Marx y Engels parten desde el comienzo armados
[Irían subsistir. "El propio movimiento es una contradicción;
del instrumento de la concepción dialéctica.= Por lo demás,
Engels lo declara repetidamente y de tal manera que no pue- hasta el simple movimiento mecánico de traslación puede cum-
dan surgir dudas: "Marx y yo hemos transportado la conciencia plirse sólo por el hecho de que un cuerpo esté en un mismo
de la dialéctica de la filosofía idealista alemana a la concepción instante en un lugar y a la vez en otro, que esté y no esté en
liri mismo lugar. El movimiento es precisamente el continuo
materialista de la naturaleza y de la historia."
plantear y resolver a un mismo tiempo esta contradicción. . .
Y la vida consiste precisamente en que un ser a cada instante
21 "Tomemos, por ejemplo, un grano de cebada; el mismo proceso se
produce en los insectos, en la mariposa, por ejemplo; en otras plantas
cs el mismo y a la vez otro; la vida es, pues, una contradicción
y animales el proceso es más coniplicado.. . pero nosotros hernos querido que continuamente se plantea y se resuelve; y apenas la con-
mostrar simplemente que la negaci6n de la negaci6n existe realmente en tradicción desaparece, cesa la vida y sobreviene la muerte."
ambos reinos del mundo orgánico; he aquI otro ejemplo", etc. Por lo demás, Y también en el capítulo sobre Negación de la negación tan
el propio Di Carlo reconoce que se trata de ejemplificaciones y no de poco se trata de reunión inductiva de datos, que uno de los
prueba inductiva.
22 Se podría, en cambio, recordar a Spencer, quien no lleg6 a la ley de
cjcmplos aducidos no representa ni siquiera un hecho ya acae-
la evolución por el mismo camino que Darwin, sino que primero la con- <ido,sino un proceso en curso, de cuyo cumplimiento se afirma
cibi6, siguiendo las huellas de los precursores, y luego la aplicó a los varios I;I necesidad.23 Ahora, es evidente que la previsión de acaeci-
dominios de la realidad. El concepto de la inestabilidad de lo homogéneo, niientos futuros puede servir como ejemplificación de una ley,
que le fue sugerido por Von Raer, no es, en cuanto afirmación de una ley
.i condición solamente de que Ia verdad de la ley se suponga
universal, una generaliración inductiva, sino más bien la deducción de la
consideracibn de una Única fueiza agente, cuya acci6n sobre una masa 23 "La propiedad común ha sido negada por la propiedad privada";
homogénea no puede hacerse sentir igualmente en todzs las partcs, y debe. pcro para &ta "existe, con la urgencia de la necesidad, la necesidad de
por consiguiente, originar la diferenciación. riegarla".
ya demostrada: no es la previsión de un hecho lo que sirve de de ley necesaria? No, ciertamente; sólo es confirmado su carric-
prueba de la existencia de una ley, sino que dsta, ya reconocida ter de ley formal, que no se refiere al contenido determinado
como verdadera, puede servir de fundamento a la admisibilidad de cada caso, y por eso no autoriza a fundar en ella previsio-
de la previsión. nes de hechos concretos. "Se comprende por sf mismo -escri-
bia Engels- que yo no digo nada positivo acerca del proceso
especifico de desarrollo. . . hasta me contento con decir: nega-
.
ción de la negación.. Cuando yo digo de todos estos procesos
Pero para no errar acerca del carácter de ley necesaria atri- que son la negación de la negación, los abrazo todos con una
buido a la dialéctica, es decir, para no interpretarla en sentido sola ley de desarrollo, y con esto prescindo de las particulari-
fatalista, es necesario distinguir bien dos conceptos con fre- dades de cada proceso aislado."
cuencia confundidos. He dicho que la dialéctica puede servir Expresar, pues, la dialéctica como previsión fatalista de un
de "fundamento a la admisibilidad de una previsión", pero no determinado acontecimiento, significaría entrar en el contenido
he dicho que pueda servir para dar la "demostración de su específico del desarrollo particular, transportar la ley del aspec-
necesidad". Una cosa es la posibilidad futura de un hecho, to formal al material, convertir el ritmo en comadrón del pro-
otra cosa su inevitabilidad. ces0.~6 Y este fatalismo dialéctico no pertenece a Marx y a
Si aseveramos la necesidad de una previsión, afirmamos que Engels que contra él introducen el voluntarismo en la visión
ese hecho y no otro debe cumplirse y de la manera que se ha de la historia, con la concepción de la u~nwaizendePraxis. La
previsto; y si esta necesidad la queremos deducir de una ley, inversión de la praxis aplica a la historia la dialdctica de la ne-
afirmamos que en la ley formulada se dan todas las condiciones cesidad, teorizada por Feuerbach. Esto significa que la relación
necesarias y suficientes para que aquel hecho se cumpla, sin entre las condiciones existentes y las aspiraciones y actividades
posibilidad de eficaces contrastes, fatalmente, inevitablemente. humanas es una relación de oposición, por la cual del esfuerzo
De este modo se tendría el fatalismo dialdctico, la autocrítica de la superación surge el proceso histórico. Sin esta oposición
de las cosas, la dialéctica actuando de partera de la historia, el proceso histórico no se cumpliría; donde la lucha falta, la
que del seno del pasado extrae el porvenir. historia muestra sus páginas en blanco.
Ahora bien, es cierto que Engels ha sido muchas veces acu- Si, por ejemplo, de su condición de Unmenschlichkeit (in-
sado de semejante concepción y que alguna vez se expresó de humanidad) el proletariado no adquiriera (como a veces, al
modo capaz de dar pretexto a la acusaciÓn;24 pero no es menos menos temporariamente, ocurre) la conciencia de la humanidad
cierto que la rechazó explícitamente cuando Dühring la dirigió y la voluntad de realizarla, el proceso histórico -como Engels
a Marx y a él. Éstos no atribuyeron a la dialectica semejante muestra en La condición d e las clases trabajadoras-, se deten-
oficio de partera; el movimiento dialdctico no debe servir para dría en la adaptación resignada y pasiva. Por eso no basta la
demostrar la necesidad histórica de un hecho determinado;% negación de la humanidad para dar la previsión de la fatalidad
sino que sólo después de haber probado que tal hecho es hist& de la negación ulterior, si no ipterviene la energía viva de la
ricamente verdadero y necesario, es legítimo destacar que se voluntad consciente que sienta la necesidad de s~uperación,27del
cumple siguiendo el ritmo dialéctico. mismo modo que no basta que la plantecilla niegue el grano
Pero con esto, (se sustrae acaso a la dialéctica el carácter para estar seguros de que la espiga llegará a negar la planta,
24 Extraigo algunos ejemplos del capítulo sobre la Negacidn d e la 26 Que algún seudomamista haya pretendido hacer esto no causa
negacidn "la desigualdad llevada al extremo, se cambia en su contrario y asombro. eNo ha habido acaso evolucionistas que de la teoría de la eGoluci6n
se convierte en causa de igualdad"; 'la teoría igualitaria de Rousseau no han querido extraer. por ejemplo, la previsión de las proporciones respec-
habrfa surgido si la negacibn no la hubiera auxiliado como la, comadrona al tiv.as del criíneo y del cuerpo en el hombre del porvenir?
naciente". 2r Acerca de la propiedad privada (negaci6n del comunismo primi-
25 "Es pura suposicibn del señor Dühring el que Marx quiera que por tivo) Engels asevera precisamente: "actualmente existe, con la urgencia de
la negacibn dialectica nos dejemos persuadir de la necesidad de la comu- la necesidad, la exigencin de negarla"; y esto permite la previsi6n de la
nidad de la tierra y del capital". negaci6n de la negaci6n. para lo cual no valdría por sí sola la ley formal.
si no cooperan la vitalidad de esta planta y el concursc de las r i c , ~ en acción. No se podría hallar prueba más evidente del
necesarias condiciones exteriores; y a éstas aún permanecen c.iiJctcr de necesidad conferido por Engels a esta ley.
subordinadas, también en la uniformidad fundamental del rit- ?Pero cómo se demuestra esta necesidad si todos los casos
mo, las infinitas variedades del proceso (lozanía y rapidez de .itltitidos por Engels son traídos a puro título de ejemplifica-
la floración, vigor y dimensiones de la espiga, plenitud de la < iiíti? {Cuál es la clernostración decisiva que Engels ha querido
maduración de las semillas, etc.). (lar de la dialéctica? Ya he aludido a ello: es esencialmente un
No basta que la dialéctica sea ley universal de los procesos .iiillisis conceptual del movimiento y de la vida, en los que
no sólo para saber en qué precisas condiciones un proceso par- consiste la realidad natural e histórica, y más aún una demostra-
ticular se cumplirá, pero ni siquiera para aseverar que cual- ( 1 0 1 1 indirecta constituida por la crítica de la coricepción meta-
quier proceso iniciado haya de cumplirse; infinidad de germenes Ií,ica propia del intelecto abstracto; es decir, por la demostra-
son dispersados en la naturaleza, muchos procesos mentales o (16n de que con ésta lo real es ininteligible, hasta llegar, con
históricos pueden detenerse.% Pero cuando un proceso se ciim- 7cn6n eleático, a la negaci6n del movimiento y de toda la
ple, su forma esencial reviste siempre, para Marx y Engels, el (xperiencia, que aparecen en sí mismos contradictorios. Esta
ritmo dialéctico; en este sentido la dialbctica es ley universal tlcmostración indirecta tiene alguna analogía con e1 criterio
y necesaria. Necesaria, pero no fatal; porque es la forma y no (le verdad que Spencer quiso dar con la inconcebibilidad del
la determinante de los procesos. t on trario.
En la naturaleza como en la historia se m e d e admitir tani- Traduzcamos ahora tal demostración de los terminos nega-
bien la dispersión de infinitos procesos en germen o la deten- tivos a los positivos, y la ininteligibilidad de lo real en la con-
ción momentánea o el relajamiento de muchos de ellos -a1 tepción metafísica se convertirá en la afirmación de que la
extremo de no consentir la legitimidad de previsiones que quie- Ilialéctica es forma y condicibn de la inteligibilidad de lo real.
ran fundarse sólo en la forma dialéctica-; pero la energía siem- k5t0 quiso decir Engels; esto entendí6 Antonio Labriola; esto
pre viva de los seres y de la humanidad no puede consentir, he querido demostrar yo.
según Engels, la existe.ncia de un término q u é ponga fin a la
historia y al ritmo de las negaciones. El voluntarismo que
Engels sigue ve en la humanidad una entelequia que tiende a
un desarrollo infinito: "el género humano en infinito progreso".
De suerte que cuando Hegel quiere ponerle término cori la
identidad estática de lo racional y de lo real en su sistema y en
el Estado prusiano, Engels objeta: "para la dialtctica hege-
liana la proposición de Hegel se vuelve su misma antítesis: todo
lo que es real llega a ser con el tiempo irracional, y por eso está
ya anticipadamente convicto de irreaildad; y todo lo que es
racional está destinado a llegar a ser real, por más que pueda
repugnar a la realidad existente".
Pero una afirmación tan terminante de la necesidad de que
el ritmo dialéctico no cese nunca, {sería acaso compatible con el
valor de simple generalización o tendencia que Engels hubiera
atribuido a la dialPctica? Para Engels la realidad no puede ser
más que movimiento y vida; y movimiento y vida son la dialgc-
"Yo niego un grano de cebada cuando lo muelo, un insecto cuando
lo aplasto, una magnitud positiva cuando la tacho. (V. el cap. sobre Negac
cidn de la negación, del Anti-Duhring.)
ti(.( ir ciertamente que Labriola negara las relaciones históricas
V. EN TORNO A GRAMSCI Y A LA FILQSOFfA DE II(. I;L iilosofía de Marx con la filosofía de Hegel o con la de
LA PRAXIS 1 i ~,itc.rbach(relaciones que tras el fueron indagadas por mí y
1"". otros), sino que en el materialismo histórico Labriola vio
c111isomostrarnos la filosofía de la praxis como concepcibri
1 , ) igirial y autónoma de la realidad y de la historia, y no una

Nicola Matteucci ha publicado, en el año 1953, un notable r.i I 1 ,c.pecie o sección particular de una metafísica más vasta,
estudio sobre "La cultura italiana e il marxismo da1 1945 a1 ..C.I la del materialismo o la del idealismo. Como Gramsci lo
1951" (Rivista di Filosofia). Mostraba en 41 que la reciente iite- r,\l,lica más extensamente en una nota,2 el error en virtud del
I 1 1 . 1 1 se busca una filosofía general que constituya la base de
ratura marxista italiana contrapone al marxismo dogmático (de
.
tipo ruso) "un marxismo abierto.. , que vuelve a considerar 1.1 filosofía de la praxis, se debe parcialmente al hecho de con-
v1.1[ir los elementos de la cultura personal de Marx (cuyo estu-
el antiguo problema, ya tratado por Mondolfo y explícitamente
acometido por Gramsci, acerca de las relaciones entre la filo. 1 1 1 , considera, sin embargo, necesario) en secciones constitutivas

sofia de la praxis y el materialismo dialéctico", y concluía de I I ( - 1;i filosofía de la praxis, con lo que esta queda reducida a
0 1t .I filosofía, en lugar de reconocerse su originalidad autbnoma.
ello que es necesario "retomar, por s o b r ~las harto inquietas
radicalizaciones y las demasiado fáciles ortodoxias, el desarrollo i * . r i 1;t expresión corriente "materialismo histórico" se ha puesto

real del pensamiento marxista italiano desde Labriola a Mon- .i\í cl acento (dice Gramsci) en el primero antes que en el
dolfo y a Gramsci, insertado en un clima europeo de cultura, .ic.r:iindo término. Pero no incurrió en esto Labriola, que recons-
1 1 11yó esa doctrina como concepción de la realidad y de la
si de veras se quiere resolver el problema actual del significado
y del valor del marxismo". Iii,toria, esto es, presisamente como "filosofía de la praxis".
Al trazar una continuidad de desarrollo del marxismo ita- Ahora bien, este punto de vista de Labriola es el mismo que
liano desde Antonio Labriola, esas afirmaciones plantean el ;idopté luego al negar el carácter materialista de la filosofía
problema de determinar con mayor pt-ecisión en quC aspectos 1 1 ~ s Marx y al reconocer en ella tina original Weltanschauung,
debe reconocerse esa continuidad y en cuáles aparecen diver- .\ittcs que el puro canon metodológico de la historiografia, a
1111" quería reducirla B. Croce. Por eso mismo siempre identi-
gencias directrices. Matteucci mismo lo señala de paso, en una
nota de su penetrante estudio sobre A. Gramsci e la filosofia Iiqiié esencialmente mi interpretación del materialismo histórico
4 O I ~ la de Antonio Labriola, y procuré más bien depurarla de
dellu praxis (p. 139,) acerca de las relaciones de Gramsci con la
1 ii;rlquier residuo de fatalismo determinista, que parecía con-
tradición marxista italiana. Declara que "no obstante la seme-
janza con Mondolfo en la critica al determinismo y al volunta- v.i-var en expresiories como "la autocritica de las cosas". Por
( 5 0 creo que no sin razón ha trazado Matteucci cierta linea de
rismo, no obstante la velada critica de Gramsci al determinismo
de Labriola, los Quaderni deben vincularse sobre todo con el 1-oritiiiuidad en el marxismo italiano "desde Labriola a Mon-
pensamiento de Labriola. El mismo Gramsci, en efecto, declara tlolfo y a Gramsci".
que Labriola, al afirmar que la filosofía de la praxis es inde- Pero debo apresurarme a aclarar que esta continuidad esen-
pendiente de cualquier otra corriente filosófica y autosuficiente, < i;il, aunque sólo parcial, entre los varios momentos sucesivos
fue el único que intent6 construir cientificamente la filosofia tlrl desarrollo del marxismo en Italia, no significa que yo haya
de la praxis (vtase Gramsci, 11 materialismo storico e la filo- cjcrcido influencia sobre Gramsci. Cierto es que tanto yo como
sofia di B. Croce, p. 79). 61 experimeritamos el fuerte influjo de Labriola; pero es bas-
Conviene aclarar en seguida el significado de las afirma- tante probable que Gramsci, aun conociendo -escasamente,
ciones de Gramsci relativas a Labriola, pues con ellas no quiere 2 Vease Zl materralismo storico e la filosofia di B. Croce, pp. 158 5.
Advierto que de aquf en adelante, al hacer citas de este libro, dar6 s610 la
1 Publicado en la revista italiana Critica socials (Milán, marzo-abril
iridicaci6n de las páginas y agregare el titulo s61o cuando me refiera a otros
d e 1955). Iil~rosde Gramsci.
410
212 GRAMSCI Y LA FILOSOF~A DE L A PRAXIS
según parece- algunos de mis estudios sobre el marxismo, no
haya sido influido por mi interpretación. Y esto me parece
confirmado tambidn por el hecho de que Gramsci, contraria- iB.ii io tle la distinción que hace Matteucci en su libro sobre
mente a Sorel, no ve en mi estudio sobre Engels otra cosa que c .i.iiiiv i (p. 8) de tres corrientes interpretativas del materia-
la oportunidad de realizar un examen separado del pensa- Ii~iiioIiistórico: "Unos confían el advenimiento de la sociedad
miento de cada uno de "los dos fundadores de la filosofía de la ha,, i.ilista a la catástrofe final, necesaria y automática, de la
praxis" (p. 79), y al sostener luego la necesidad de desarrollar t~iiorníacapitalista; otros, al mito de la huelga general; otros,
la posición de Aritonio Labriola, se limita a agregar: "los .\ l., función del Partido, vanguardia consciente de la clase
libros de R. Mondolfo no dan -por lo que recuerdo- un .
01,i 1.i ,i que. . uniendo la potericia teórica y la experiencia piác-
desarrollo coherente de ella" (p. 82). 111 .i organizadora.. . puede instaurar la sociedad socialista en
Sin embargo, lo que interesa aquí no es la cuestión per- 1 l),ii\ donde el eslabón de la cadena del imperialismo es más
sonal de una eventual influencia de mi parte (y menos aún el (11 l ,il." De estas tres interpretaciones, advierte Matteucci, Grams-
juicio formulado por Gramsci sobre mí), sino sólo la cuestión 1 1 c iitica a fondo las dos primeras: "el materialismo vulgar, y

doctrinaria de la coincidencia o divergencia entre nuestras in- t 11 ~).irticular el de Bujarin, y la teoría de la espontaneidad revo-
terpretaciones y orientaciones. l i i t ionaria presentada en las Consideraciones sobre la violencia

Precisamente como prueba de una afinidad parcial en las 11, horel", y acoge en cambio la tercera, que es la de Lenin y
respectivas interpretaciones de la filosofía de la praxis conviene \i.iliri,a dando, como ellos, importancia esencial al concepto
citar un síntoma significativo: el interes que Gramsci muestra iI( I~egemonia.
en una nota sobre Alessandro Levi (p. 288) por la enunciación Fundándonos en esta distinción, podríamos repetir lo ya
que este, en su estudio sobre Giuseppe Ferrari (Nuova Rivista i ( . ( ordado de Matteucci, esto es, que hay una convergencia entre
Storica, 1931) hacía del "materialismo histórico rectamente en- (.i,imsci y yo en la parte crítica (oposición común al determi-
tendido, es decir, no como mero economismo, sino como esa dia- iiimio materialista y catastrófico y al voluntarismo de la espon-
lectica real que comprende la historia superándola con la acción; i.iiieidad y del mito revolucionario), y agregar que la divergen-
y no separa historia y filosofía, sino que, al poner de nuevo a 1 1 . 1 se manifiesta luego en la opuesta actitud que adoptamos

los hombres de pie, hace de éstos los artífices conscientes de .,])te la tercera corriente indicada. Pero sería erróneo concluir
la historia y no los juguetes de la fatalidad, por cuanto sus 1'0r ello que coincidimos sólo en la parte negativa, en la refuta-
principios, esto es, sus ideales, chispas que se desprenden de las < itin crítica de otras interpretaciones, y que divergimos en la
luchas sociales, son precisamente estímulo para esa praxis que ~"lrte positiva de la respectiva convicción teórica, de la que
se invierte por la acción de los hombres mismos ". Ahora bien, tlepende también el programa ~ráctico,ya que en ambos la
los lectores del inolvidable Levi saben perfectamente que éste I)olémica y la refutación de las concepciones rechazadas deriva
dio a mi interpretación del materialismo histórico su más gene- tle una misma exigencia y finalidad teórica positiva, que es
rosa y entusiasta adhesión, y no perdía ocasión de defenderla 1.1 reivindicación de la filosofía de la praxis.
y reafirmarla. Es lo que hace en ese ensayo sobre Ferrari, en En general, puede decirse que en toda discusión teórica el
que se refiere tambitn a mi escrito Spirito rivoluzionario e senso riioniento negativo, el momento de la refutación y repudio de
storico, que discute problemas que luego preocuparon a Gramsci. ias concepciones ajenas, implica como fundamento y punto
Pero junto a los puntos de afinidad, no pueden pasarse por cie partida un momento positivo, de afirmación y defensa de una
alto otros de profunda divergencia; por eso me parece útil un concepción propia; y no puede darse coincidencia esencial entre
examen de algunos aspectos esenciales de las concepciones de diversos autores, en las críticas que hacen contra teorías ajenas,
Gramsci, a fin de aclarar en qué puntos coincidimos y en cuá- si no hay una coincidencia, siquiera parcial, en el punto de
les no en nuestras respectivas concepciones de la filosofía de la vista desde el cual proceden.
praxis.
3 Vease Stalin, Cuestiones del leninismo, Moscú, 1948. p. 24.
EL MATERIALISiMO DE LOS "ORTODOXOS" niti
En este caso la coincidencia consiste justamente en un ele- i~.i~itlolelo que debe hacer y confiándole todos los bienes como
mento fundamental, que es la afirmación de la filosofía de la 1111 depósito del cual a la postre tendrá que dar cuenta. Ahora
praxis, cuya necesidad para el socialismo sostuve hace más de Ijicri, esta idea de una predestinación que debe verificarse eri
cuarenta años,4 oponiéndola igualmente al determinismo fata- ( I cspíritu y en la actividad de cada individuo, es algo harto
lista del materialismo y a la "voluntad de creer" del sindicalis- tlilerente de la concepción de un fatalismo que se supone des-
mo soreliano. Y es notable e1 hecho de que entonces yo re- tinado a realizarse en las cosas por si mismo, independiente-
prochara ya a las concepciones criticadas ese mismo defecto: inente de la voluntad y la acción del hombre.
la formación en las masas de una preparación espiritual neta- Semejante fatalismo nunca puede ser preparación espiri-
mente contraria a la pertinentc, que es lo mismo que Gramsci iiiai útil para una accidn hist6rica transformadora o revolu-
F (ionaria, sino sólo - c o m o dice justamente Gramsci- "causa
reprocha al determinismo fatalista y mecanicista, aunque le
reconoce cierta razón y función inicial y provisional. (le pasividad, de estúpida autosuficiencia, y eso sin esperar a
"Cuando -dice- no se tiene la iniciativa en la lucha, y (11ie el subalterno se haya vuelto dirigente y responsable"
ésta concluye entonces por identificarse con una serie de derro- (lor. cit.).
tas, el determinismo mecánico se vuelve una fuerza formidable El concepto positivo que está en la base de esta critica
de resistencia moral, de cohesión, de perseverancia paciente y consiste, pues, en que una teoria, que pretende ser no sdlo
obstinada. Estoy momentáneamente derrotado, pero la fuerza iriterpretación de un proceso histórico en marcha, sino además
de las cosas trabaja para mi a la larga, etc." "Pero a pesar de iiispiración orientadora de lucha y arma de conquista, debe
que en este caso, agrega Gramsci, el fatalismo no es más que el constituir una preparación espiritual conforme, y no contraria,
disfraz adoptado por los débiles, de una voluntad activa y real, .I la lucha misma y a sus finalidades. Con esto se reconoce a la
.. . es preciso siempre demostrar la futilidad del determinismo orientación de las conciencias y de las voluntades una función
mecánico, que es explicable como filosofía ingenua de la masa, (le importancia esencial en el proceso histórico. Aqui me parece
.. . pero se convierte en causa de pasividad, de estúpida autosufi- poder afirmar que existe una coincidencia teórica fundamental
ciencia, cuando es asumido como filosofía reflexiva y coherente cntre Gramsci y yo; y hasta agregaría que la divergencia ulte-
por los intelectuales" (p. 13 s.). 1 ior que aparece en los respectivos programas políticos, depende

Este juicio final, que podemos aceptar plenamente, inva- (como veremos más adelante) de una contradicción en la cual
lida, por cierto, la anterior admisión de una utilidad temporaria incurre luego Gramsci respecto de este principio básico de la
e inicial del fatalismo mecanicista. Por sí mismo, éste nunca filosofía de la praxis.
puede ser estímulo de una acción de lucha, sino sólo causa de
inercia y de espera pasiva. Carece de valor la comparación que
hace Gramsci (p. 15) con el calvinismo y "su férrea concepción
de la predestinación". Ésta pudo, como dice Gramsci, determi-
I 3. EL MATERMLISMO DE ln3S "ORTODOXOS" Y LA FIL.~)SOFÍA DE
LA PRAXIS

Establezcamos mientras tanto que para Gramsci, como bien


nar "una vasta expansión del espíritu de iniciativa", única-
mente en cuanto significaba, para cada hombre, no s610 una dice Matteucci (op. cit., p. 37), "el momento esencial del deve-
nir" era "la actividad concreta del hombre, o, según la defini-
predestinación para el futuro allende (a la salvación o la con-
denación eterna), sino también para el presente aquende, en la
.
ción marxista, de la subversión de la praxis.. Su filosoffa es
desde luego la teorización de este momento". Y creo que el
vida terrena: predestinación, pues, a una actividad conforme mismo Matteucci supone con razbn que la preferencia que
con la vocación infundida por Dios y con la posición en la cual manifiestan los cuadernos de Gramsci por la expresión "filo-
E1 colocó a cada persona, fijándole una misión, es decir, orde- sofía de la praxis", en lugar de "materialismo histólrico", n o
se debe tanto, como para otras expresiones, a la necesidad de
4 Vkanse, además del Materialismo storico in F. Engels, mis artículos
aobie "Socialismo e filosofia", publicados en 1912 en Unitlf de Salvemini, y
eludir las sospechas de la censura carcelaria (sobre la cual llama
reproducidos más tarde en Sulle orrnc di Marx. la atencidn el editor de sus notas), como al hecho de que la
segunda expresión estaba "denlasiado ligada a una concepción 1.1 limitación o incapacidad filosófica que caracteriza a los orto-
determinista inferior del marxismo". ,loxos del tipo de Bujarin.5
Justamente Gramsci ataca esa concepción hasta en el misrno IJero su pretendida ortodoxia no se funda sólo en la ya iri-
Croce, cuya interpretación del materialismo histórico como puro (litada sumisión al ambiente inculto, es decir, en el hecho de
canon metodológico de investigación historiográfica, significaba ( 1 "políticamente
~ la concepción materialista está próxima al
precisamente reducirlo a mero economismo histórico. Gramsci 1~11cbl0, al sentido común" (p. 87), pues la misma limitación
la ataca (véase p. 191) como iiicomprensióri por parte de Croce, iiicntal que prodiice semejante sumisión determina también el
debida al "prejuicio especulativo que lo enceguece" (ya que no 11)egoa la letra de muchas expresiones marxengelsianas, cuyo
parece afirmar en su propio nombre la hipótesis de una "treta ( h1,íritu no saben interpretar los ortodoxos. Es sabido que Marx
polémica" que empleara Croce para hacerse más fácil la refuta- I Engels, éste en mayor grado, se complacieron en coquetear
ción). Pero si frente al Croce anti~narxistale urgía refutar fi- (1,okettieren) no sólo con las fórmulas de la dialéctica hegeliana,
losóficamente esa arbitraria reducción, y revelar la deuda que el \ i r l o ta11ibii.n con las expresiones del materialismo. Por eso los
historicismo croceano tenia con la filosofía marxista de la praxis ortodoxos creen que lo son si toman literalmente esas expresio-
por las fecundas sugestiones que había extraído de ella, no me. iics y se declaran materialistas en el sentido metafísico y tra-
nos le importaba política y prácticamente, combatir la interpre- tlicional de la palabra. .
tación materialista del marxismo en aquellos que se presentaban En cambio, Gramsci advierte claramente que esas expresio-
como secuaces y expsitores ortodoxos de tal teoría, especialmente iit>shan de entenderse en sentido critico. Cuando cita el pasaje
Bujarin con su libro La teoria del materialismo histórico. Ma- (le ,?.a sagrada familia sobre el materialismo francés del si-
nual popular de sociología marxista (1921). lo XVIII, en el cual Marx presenta la propia concepción como
"Los llamados ortodoxos - escribe Grainsci-, preocupados "rl materialismo perfeccionado por el trabajo de la misma filo-
por hallar una filosofía que fuera, de acuerdo con su limitado d í a especulativa y fundido con el humanismo", Gramsci co-
punto de vista, más comprensiva que una simple interpretación iiienta: "La verdad es que con estos perfeccionamientos del viejo
de la historia, creyeron que eran ortodoxos cuando la identifi- iiiaterialismo queda sólo el realismo filosófico" (p. 43). Y al
caban fundamentalmente con el materialismo tradicional" (p. 81). ciiticar a Bujarin "por haber presentado la concepción subje-
Este recurrir al materialismo se explicaría, según Gramsci, por tivista tal como surge de la crítica del sentido comkn, y por ha-
el hecho de que "la tendencia ortodoxa estaba en pugna con la ber acogido la concepción de la realidad objetita del mundo
ideologia mds difundida en las masas populares, el trascenden- (xterior en su forma más trivial y acrítica" (p. 141), Gramsci
talismo religioso, y creía poder superarlo sólo mediante el ni& ieciierda la formulación de Engals -"la materialidad del muri-
crudo y vulgdr materialismo, que era él mismo una estratificación (lo está demostrada por e1 largo y laborioso desarrollo de la fi-
..
no indiferente del sentido común, mantenida viva. por la mis- losofía y de L i s ciencias naturales --, que vincula el reconoci-
M

ma religión, que en el pueblo tiene una expresión trivial y baja, n!ic.nto de la realidad objetiva de la naturaleza con la actividad
supersticiosa y de brujería, expresión en la que la materia tiene experimental de los hombres de ciencia, pensadores y obreros al
no escasa función" (p. 82). rnismo tienipo, "cuyo pensar está continuamente verificado por
Es decir, el materialismo de los ortodoxos encontraría c& la práctica y viceversa, hasta que se forma la unidad perfecta de
modo apoyarse en el sentido común de las masas incultas e in- teoría y práctica" (p. 193). 4sí, "objetivo" puede corresponder
clinadas a concepciones materialistas, en lugar de partir preci- a "históricamente subjetivo", y significar "universal subjetivo"
samente de una crítica de la filosofía del sentido común, (p. 142); y la objetividad ya no es concebida en términos de fi-
"concepción disgregada, incoherente, inconsecuente, conforme losofía materialista, sino de filosofia de la praxis.
con la posición social y cultural de las multitudes" (pp. i i g s.).
5 Y ailn podría agregarse (remitiendo a1 lector para la deinostraciún
"El ambiente ineducado y tosco dominó al educador" (p. 133), y
al estudio de Annibzle Pastore, La filosofia di Z.enin, MilAn, 1946) que
en esta entrega al ambiente se demuestra la inferioridad inte- anhloga incapacidad filosnfica se manifiesta tamhién en hlaterialismo y em-
lectual, cultural y m x a l respecto de la tarea asumida, es decir, piriocriticismo, de Lenin.
EL VOLUNTARISMO SORELIANO 2i9
Dado ese reconocimiento del carácter y de la importancia interdependencia y el continuo intercambio de acción entre to-
del experimento para la concepción de la realidad, sorprende que dos los momentos del proceso histórico. Tal es, sin duda alguna,
Gramsci, cuando ataca -justamente- la reducción que hace la convicción y la exigencia profunda del propio Gramsci, que
Bujarin de los progresos de las ciencias al desarrollo de los sólo de vez en cuando (como en el caso indicado y como por lo
instrumentos científicos, llegue al punto de rechazar radical- I
demás suele ocurrirle un poco a todos) puede caer en algutia
mente la conexión entre ambos procesos, como si admitir una contradicción, en el esfuerzo mismo por oponerse a las contra-
relación entre ellos significara reducir, como hace Loiia, las dicciones de los demás.
"fuerzas de produccibn" al "instrumento técnico" (p. 152 s.). Pero su rechazo del concepto de materia, que los ortodoxos
Es cierto, dice, que todo eso "es una desviación infantil de la toman del materialismo vulgar ("que diviniza una materia hi-
filosofía de la praxis, determinada por la convicción barroca d e postática" [p. 1641, la cual "no puede no ser eterna y absoluta"
que cuanto más se recurre a los objetos materiales tanto más [p. 951) se inspira en la filosofía de la praxis y en su historicismo,
ortodoxo se es" (p. 156). Aquí, por reacción ante el simplismo para el cual "lo objetivo" corresponde a "lo históricamente. sub-
de Bujarin, se cae en un siniplismo opuesto, sin tener en cuenta jetivo" (p. 142). Y así el concepto mismo de realidad material
el hecho de que los instrumentos técnicos y científicos no son se convierte en concepto de lo que es históricamente operante,
objetos materiales que existan por sí mismos, sino creaciones del de suerte que Gramsci puede repetir con Marx que una ideolo-
hombre y del científico, que permiten precisamente efectuar el gía que arraiga en la conciencia y en la voluntad de la masa se
trabajo creador y el experimento para conocer la realidad natu- convierte en una "fuerza material" (p. 49), y que, si la filosofía
ral y dominarla. Pertenecen, por lo tanto, intrínsecamente, a la es el arma espiritual del proletariado, éste es "el arma material"
historia misma del progreso espiritual y científico de la huma- de la filosofía. De manera que siempre, y en todos los aspectos,
nidad. la crítica del materialismo es, en Gramsci, reivindicación de la
Basta pensar en la detención de ese progreso en la antigüe- filosofía de la praxis: para él, la verdadera ortodoxia no está en
dad y en su vigorosa renovación desde Galileo en adelante, de- la proEesi6n del materialismo o de otra orientación extraña, sino
bida la primera al ciego desprecio y la segunda a la lúcida com- únicamente en el reconocimiento de la filosofía de la praxis
prensión del valor científico de los instrumentos de investigación como concepción que "se basta a sí misma, que contiene en si. . .
y de experimentación. Gramsci observa que el afirmar la impor- los elementos fundamentales para construir una. . . concepción
tancia de los instrumentos nos llevaría a decir, como consecuen-
cia, que la matemática pura, que no posee instrumentos propios,
.
integral del mundo.. , para convertirse en una total, integral
civilización" (p. 157).
no podría desarrollarse. Semejante observación no tiene en
ciienta el hecho histórico de que, al repudiar el método mecánico
para el descubrimiento y deniostración de los teoremas geomé- 4. E L VOLUNTARISMO SORELIANO. L A ACCIÓN ~ N S T R U C I I V A Y I.A
trico~contra las propuestas y la insistencia de ~ r ~ u í m e d e los
s, MADUREZ H I S T ~ R I C A
matemáticos alejandrinos -inhibidos por el blocage mental La crítica del materialismo de los presuntos ortodoxos es, pues,
antimaterialista del platonismo-, cerraron a la antigua matemá- un retorno al marxismo genuino, inspirado en el concepto de
tica toda una esfera de conquista, abierta, en cambio, por la que la filosofía que pretenda ser el arma espiritual del proleta-
matemática renacentista y moderna, que superó ese prejuicio. riado debe orientarlo y prepararlo para el cumplimiento de su
Debe, pues, combatirse el simplismo de los ortodoxos, no misión libertadora. Esta misma exigencia inspira también la
oponiéndoles un simplismo contrario, sino la total plenitud de oposición de Gramsci al voluntarismo puro de Sorel, al que re-
la filosofía de la praxis y la dialéctica de su proceso de inversión. conoce, sin embargo, el mérito de haber intentado, en su teoría
Por un lado, ésta excluye toda determinación de un momento de 10s mitos, "reducir a lenguaje científico la concepción de las
(estructura), que seria siempre la causa y la realidad verdadera, ideologias de la filosofía de la praxis, vista a través del revisio-
frente a todos los demás (superestructuras), que serían siempre nismo de Croce", y haber "trabajado sobre la realidad efectiva",
s610 efectos y apariencias; y, por otra parte, afirma la constante aún no sobrepasada, de la acción sindical del proletariado. Pero
220 GRAMSCI Y 1.A FILOSOFÍA DE LA PRAXIS EL VOLUNTARISMO SORELIANO 22 t

si bien el mito soreliano (la huelga general) tenía su máxima ex- c.i(lo: con lo cual el voluntarismo del mito se convierte también
presión en la acción práctica del sindicato y en una voluntad co- t.11 un "materialismo absoluto" (loc. cit.).
lectiva ya operante", Gramsci le objeta que el fin que esa volun. Acaso podría agregarse que también Gramsci parece pensar
tad se propone, esto es, la huelga general, es "una actividad pasiva clue, si en la clase proletaria se manifiesta histbricamente s610
d e carácter negativo y preliminar. . . , que no prevé una propia 11112 voluntad y uca acción negativas, desprovistas de un prova-
fase activa y reconstructiva". y que. antes bien, considera utópico rii;i positivo y de una acción creadora, ello significa que las con-
y real-cionario todo plari constructivo preestablecido. Por eso opo- tli~ionesen las cuales se forman la conciencia y las exigencias y
ne al carlícter negativo del sindicalismo la exigencia positiva de ejercita la acción de la clase, no están maduras aún para la
la construcci6n: ' (Puede iin mito no ser coristructivo? (Puede transformación social. T a l la idea que parece desprenderse d e
imaginarse que sea realizndor un instrunierito que deja la vo- 1.1srepetidas apelaciones de Gramsci a "las dos proposiciones del
Iiintad colecti~aen su fase primitiva y elenientdl del mero for- 1)iefacio a la Crítica de la economía política: I ) La humanidad
rnarse por escisi0n, aunque sea con violencia, esto es, destru- j(. propone sólo aqueHos problemas que puede resolver.. . ; el
yendo las rc-laciories morales y jurídicas existentes?" ¿No ocu- ~roblemamismo sólo surge donde las condiciones materiales de
rrirá mhs bien que, una vez cumplida la fase negativa y des- \ I I resolución ya existen o por lo menos están en el proceso de su
triictiva, esa voluntad colectiva, falta de un coinúri programa de tlrvenir; 2) una formación social no perece antes de que se hayan
recon~trucciónque la mantenga unida en la accióri positiva, se tlesarrollado todas las fuerzas productivas que puede contener, y
disipe "en infinitas voliintades individuales, que siguen direc- nuevas y superiores relaciones de producción hayan tomado su
ciones diferentes y opuestas"? (Vease Note su! Machiavelli, j~uesto,y antes de que las condiciones materiales de existencia
PP. 4 SS.). (le estas últimas se hayan incubado en el seno mismo de la vieja
En realidad, Gramici no habla dc un prog-rama reconstruc- wciedad" (pp. 129 SS.).
tivo coricebido y querido unitariamente por la masa del prole- La repetida apelación a estos dos principios de madurez his-
tariado, y que en el curso de la luclia lo incite y lo dirija a una thrica, que para Gramsci son esenciales para "la fijación del
acción solidaria de conquista y de preparación de la nueva so- punto catártico", que "se convierte así en el punto inicial de
ciedad: más bien que de la formaci6n, educación progresiva y toda la filosofía de la praxis" (p. 40), demuestra sin duda que
ejercicio de la voluntad colectiva de la clase. Gramsci se preocu- también él reconoce y acepta el carácter critico-práctico de la
pa de la existencia y la actuación de un núcleo directivo con* doctrina marxista; por lo tanto, puede verse en esto el indicio
ciente y enérgico, esto es, de un partido que, "en virtud de un de una latente e inconsciente disensión de Gramsci respecto de
plan realista, guíe y organice dinámicamente" a la clase proleta- la teoría y de la acción del bolchevismo ruso, teoría y acción que
ria (véase hlatteucci, op. cit., p. 70). La conciencia y voluntad se desarrollaron en evidente conflicto con esos principios y que se
con~tructivacuya exigencia Gramsci siente y afirma, es la de una hallan sintetizadas en la fórmula ya citada de Stalin (Cuestiones
minoría resuelta, de una élite política dirigente del tipo jacobino del leninismo, p. 24), que atribuye a la fuerza de la organización
fraiic6s o bolchevique ruso, no la de la colectividad del prole. política la capacidad de instaurar el socialismo allí donde se ve-
tariado. Es éste un punto de divergencia entre su concepción y rifique la condición, puramente negativa, de la mayor debilidad
la mía, lo que no quita, sin embargo, la coincidencia de nuestras en el eslabón del imperialismo capitalista.
críticas al carácter negativo del mito soreliano (y de toda con- Pero frente al indicado defecto de orientación constructiva
cepcibn catastrófica) que falta a la exigencia histórica de educar en las masas proletarias, signo y prueba de la inmadurez d e las
1
positivamente la voluntad y la del proletariado para la condiciones históricas, Gramsci recurre, con el bolchevismo ruso,
obra de construcción de la sociedad futura. Detrás del abandono a la intervención del partido o tlite de dirigentes; con lo cual la
del proceso reconstructivo "al impulso de la espontaneidad", afirmación de otra voluntad creadora resuelta y férrea (pero d e
ambos vemos ocultarse el supuesto de "un puro mecanismo y un minorías) debe suplir la ausencia o deficiencia de la voluntad de
máximo determinismo", que debería producir la confluencia de clase, en cuya espontaneidad improvisadora confiaba Sorel. Es
los impulsos individuales espontáneos en un único fin y resul- claro, sin embargo, que este recurrir a la intervención del Par-
tido, como deus e x machina, que se sustituye y se sobrepone a de la praxis, el punto en el cual se actualiza, vive históricamente,
la masa incoherente y disgregada, significa abandonar la exigen- es decir, socialmente, no sólo en las cabezas individuales, cesa
cia del "punto catártico", no obstante haberlo declarado "punto de ser arbitraria y se vuelve necesaria, racional, real" (p. 41).
d e partida de toda la filosofia de la $mzxisw. Esta formulación tiene el mérito de presentar la conversión
de la filosofía en actuación histórica como obra del mismo su-
jeto colectivo, es decir, de la misma masa o clase social que
5. L A S U B V E R S I ~ N DE LA "PRAXIS". HISTORICISMO Y
extrae de su propia conciencia esa filosofía y se adhiere a ella
REVOLUCIONARISMO
con todo su espíritu. Pero a esta formulación hay que hacer un
Ahora bien, Gramsci dice que en la filosofía de la praxis "la reparo. que corresponde a esa especie de distinción o separación
precedencia pasa a la práctica, a la historia de los cambios de las cronológica de un niorncnto p ~ i m e r o(teoría) y de un momento
relaciones sociales, de las cuales precisamente (y, por lo tanto, en stagiindo (acción). La filosofia de la praxis es, como repetida-
última instancia, de la economía) surgen o se presentan los pro- mente afirma Gramsci, afirmación de iina unidad de teoría y
blemas que el filósofo se propone y elabora" (p. 233). Pues p ~ k t i c a ,por la cual la misma formación de las concepciones
bien, este concepto de la historicidad de la filosofía (y luego de tctjricas se produce a través de la acción histórica, asi como ésta
la política, con la cual Gramsci identifica la filosofía) supone sc desarrolla en la luz y por la luz de las orientaciones espiri-
que la voluntad y la acción de transformación revolucionaria iiiales. Precisamente en este sentido el propio Gramsci sostiene
tienen que surgir de las condiciones Iiistóricas mismas y, por lo 1 ; ~identidad de filosofía e historia: "La única filosofía es la his-
tanto, ser propias de toda la masa interesada y no de una pe- toria en acción, esto es, la vida misma" (p. 32).
queña minoría (partido, élite), que es la única que ve, en medio Trátase de un continuo intercambio de acciones recíprocas:
de iina colectividad aún ciega. "Una filosofía -dice- es histd- 1.1 inversión de la praxis significa precisamente la unidad de la
rica en cuanto se difunde, en cuanto se convierte en la concep- vida y del desarrollo en una solidaridad y reciprocidad incesante
ción de la realidad propia de una masa social" (p. 233). Pero esto tlr influencias entre todos los elementos, los aspectos, las formas
no ocurre realmente sino en el "punto catártico", con la madu- tleula vida social histórica. En este sentido de reciprocidad debe
ración de las condiciones históricas, que no puede, como cultivo cntenderse también la relación entre la estructura y las super-
de invernadero, producirse artificialmente por obra de un par- <.structiiras. En la filosofia de la praxis esto no significa, como
tido que quiera forzar la evolución de la realidad. El Partido no muestra muy bien el mismo Gramsci en oposición a Croce, iin
logrará sobrepasar de un salto la forma social que no ha llegado i.c:torns a un "dios oculto".6 "La afirmación de Croce de que la
aún a la madurez de su desarrollo (cosa que ocurre precisa- filosofía de la praxis separa la estructura de las superestructuras,
mente con el bolchevismo ruso, obligado a desarrollar un capi- volviendo así a poner en vigor el dualismo teológico y postu-
talismo de Estado bien diferente de una instauración de socia- lando un dios ignoto-estructura, no es exacta. . . No es cierto
lismo), y deberá imponer con la fuerza la constitución social que la filosofía de la firaxis separe la estructura de las superes-
creada por él, diversa de las aspiraciones espontheas de las
masas, y defender con todos los rigores de la censura las concep 6 Esto ocurre, en cambio, en la deformación materialista y dogmitica
ciones ortodoxas contra cualquier brote de herejías. Semejante del marxismo que hacen los ortodoxos del tipo de Bujarin, en cuya doctrina,
proceso es muy diferente de ese "paso de toda contemplación a según olbserva Gramsci, "la ley de causalidad, la bUsqiieda de la regularidad,
normalidad y uniformidad, suitituyen a la dialéctica histórica. Pero, (cómo
la uccidn, de toda filosofía a la acción política que dependa de puede, de este modo de concebir, deducirse la superación, la inversidn de la
aquélla", del cual, sin embargo, habla Gramsci, considerando praxis? El efecto, mechicamente, nunca puede superar la causa o el sistema
que es el mismo sujeto colectivo que profesa una filosofía el que de causas; por lo tanto, no puede liaber otro desarrollo que aquel, chato y
la traduce en acción. "Es el punto -dice- en el cual la con- vulgar, del evolucionismo" (p. 134). Compárense estas criticas con aquellas
cepción del mundo, la contemplación, la filosofia, se vuelven dirigidas por Engels a los incapaces de comprender la dialkctica, que s i e n
pre ponen en una parte la causa y en la otra el efecto, sin darse cuenta de
reales, porque tienden a modificar el mundo, a invertir la praxis. su reciprocidad. VCase el estudio precedentemente mencionado sobre el
Por eso se puede decir que éste es el nexo central de la filosofía Material. t ~ i s t ó r en
. F. Engels.
224 GRAMSCI Y LA FILOSOF~ADE LA PRAXIS

tructuras; al contrario, concibe su desarrollo como íntimamente bio, la comprensión de la historia, intrínseca en la filosofia de la
.
conexo y necesariamente interrelativo y recíproco. . {Acaso la praxis, exige "la plena conciencia de las contradicciones, en
estructura está concebida como algo inmóvil y absoluto y no la cual el mismo filósofo, entendido individualmente o como
como la realidad misma en movimiento? Y la afirmación de las un grupo social entero, no s61o comprende las contradicciones,
Tesis sobre Feuerbach: "el educador debe ser educado", ¿no esta- sino que se coloca a sí mismo como elemento de la contradic-
blece una relación neccsaria de reacción activa del hombre sobre ción, eleva este elemento a principio de conocimiento y, por lo
la estructura, afirmando la unidad del proceso de lo real? El tanto, de acción" (pp. 93 s.).
concepto de bloque lristdrico construido por Sorel aprehendía Dicho en otros términos, la conciencia revolucionaria res-
precisamente esta unidad sostenida por la filosofía de la praxis" ponde a la exigencia de incluir en la historia, junto con los ele-
(PP. 230 s.). meiltos positivos, aun los negativos que se plantean como pro-
En esta concepcihn de bloque histórico, es decir, de la uni- blemas que reclaman solución. Asi (comenta justamente Mat-
dad de estructura y superestructuras, de teoría y práctica, d e teucci, op, cit., p. 99) "la comprobación de ser un elemento
historia y filosofía en el proceso dialéctico de su desarrollo (que de la contradicción es tambitn la aceptación de la historicidad
es concepto gcnuiriamente marxista, como creo haberlo dociimen- concreta, del verdadero presente, historicidad y presente defi-
tado en mis estudios sobre Engels y sobre Marx) aparece también n i b l e ~y pensables sólo en la contradicu6n. Por eso uno de sus
el problema de la relación entre revolucionarismo e historicismo, momentos puede ser elevado a principio de conocimiento y, por
propuesto especialmente por las Glosas a Feuerbach de Marx y tanto, de acción, universal y particular al mismo tiempo, tanto
discutido por mí en SPirito rivoluzionario e senso storico (igi7).7 el conocimiento como la acción. Aun partiendo de la tesis,
También en Gramsci este problema se plantea con la XI tesis ambos deben darse cuenta tambikn de la antítesis, porque sin
marxista sobre Feuerbach y con la proposición de que el movi- esta aquélla no existe: la individualidad o particularidad de lo
miento proletario es el heredero de la filosofia clásica alemana; finito es así pensable sblo en la universalidad de la contradic-
pero tambitn se entreteje con él la relación con la concepción de cibn".
Croce acerca de la contemporaneidad de la historia y con la De modo que, contrariamente a lo que asever6 Giuseppe
interpretacibn que el mismo Croce da de la afirmación relativa Ferrari en su Corso sugli scrittori Politici italiani (MilBn, 1862,
al proletariado como heredero de la filosofía clásica: heredero, pp. 226 S.), "el revolucionario puede y debe ser historiador"; es
dice Croce, que no continuaría ya la obra del predecesor, sino más, según el concepto marxista, es el único historiador verda-
que emprendería otra, de naturaleza diferente y contraria.
dero, el que comprende realmente la historia en su proceso,
,4 ello objeta Gramsci que aquella proposición más bien
puesto que es actor y factor de ella. Análogamente, Gramsci
"significa que el heredero continúa al predecesor, pero lo con-
tinúa prácticamente, puesto que ha deducido de la mera con- afirma que "si el escribir historia significa hacer historia del
templación una voluntad activa, transformadora del mundo, y en presente", obra de verdadero historiador será aquella "que en
esta actividad práctica está contenido tambikn el conocimiento, el presente ayude a las fuerzas en desarrollo a hacerse más cons-
que sólo en la actividad práctica es conocimiento real y no es- cientes de si mismas y, por lo tanto, más concretamente áctivas
colasticismo" (p. 132). Para Croce, pues, el revolucioriarismo y eficaces" (IZ Risorgimento, p. 63).
(que repudia como tal) significa voluntad de ruptura con el pa-
sado y por eso negación de continuidad; y existe más bien una 1 6. LA PARTIDARIEDAD Y LAS EXIGENCIAS DE OOMPRENSI~N
antítesis entre la omnicomprensividad del juicio histórico y la Y DISCUSI~N LIBRE
necesaria particularidad y estrechez de la acción (vkase La storia
come pensiero e come azione, pp. 174 SS.).Para Gramsci, en cam- Pero esto no significa una adhesión esencial de Gramsci a esa
exigencia, tipicamente soviktica, de la partidariedad, que según
7 Traducido al castellano: Espiritu ~molucionarioy conciencia histd- la expresión original de Lenin, consiste en abandonar todo
rica, Ediciones Populares Argentinas, Buenos Aires, 1955. punto de vista neutral y objetivo y colocarse siempre "directa y
abiertamente en la posición de un determinado grupo socialW.8
Y,. habla aquí de teoría, de ciencia, de filosofía; pero n c.si;i IIOI.I
Esta partidariedad vuelve a afirmar un punto de vista que un
siglo antes había teorizado Feuerbach: "La humanidad, si quie- \igue inmediatamente otra sobre filosofia e historia, (loiitlr SI*
re fundar una era nueva, debe romper totalmente con el pasa- proclama la identidad e inseparabilidad de ambas, que (.ti to(l;i
do. . . Debe ser, pues, injusta, parcial: la justicia es un acto de (..l'oca histórica (y, por lo tanto, también en el curso tlc sil 11t.s-
critica, pero nunca desemboca en la acción; no puede sino su- .it.r.ollo) "forman un bloque", de modo que todo c:ii;irito sc- Ii;i
cederle". (Véase rni Espiritu revolucionario y concie~zciahistó- .ilirmado acerca de la ciencia y de la teoría se aplica asirrtisriio
.i 1 proceso histórico en general.
rica, ya citado.) Esto significa que en la oposición entre tesis y
2) Un pasaje de la nota Su1 concetto di srienzi, q u e se re-
antítesis, los revolucionarios deben reconocer y justificar uno
solo de los términos: con lo cual en ellos se destruye la misma iicre a la posibilidad que todos tienen (el individuo o la colec-
conciencia de la contradiccibn, que puede fundarse únicamente tividad) de errar y, por lo tanto, a la obligación moral e histórica
en la comprensión de ambos términos, y se destruye, por lo tlc hacer justicia a la parte adversaria y a sus razones: "Más aún:
cp.r preciso ser justo con los adversarios, en el sentido de que hay
tanto, toda comprensión de la historia. Por eso en este punto
Marx se opuso inmediatamente a Feuerbach. (1ueprocurar comprender lo que realmentc han querido decir y
r i o aferrarse maliciosaniente a los significados superficiales e in-
La partidariedad no es sino una forma y un aspecto particu-
inetliatos de sus expresiones. Esto debe decirse si el fin que uno
lar de ese dogmatismo que, en el campo de la historia como en
s r propone es elevar el tono y el nivel intelectual de los propios
el de la ciencia, afirma rígidamente las exigencias de la orto-
doxia contra todas las herejías, sobre las cuales ejerce la repre- ~rdcptos,y no el inmediato de crear un desierto en torno a sí,
sibn más despiadada, llegando hasta la supresión de sus adeptos. por cualquier medio y de cualquier manera. Hay que colocarse
(:ti el punto de vista siguiente: que el adepto deba discutir y
Contra esta ortodoxia ciega e intolerante, propia de los Zdanov
sostener su propio punto de vista con adversarios capaces e inte-
y de sus compañeros, se levanta Gramsci repetidamente, con ligentes, y no sólo con personas toscas y no preparadas que se
iluminada visión y elevadas expresiones. Merecen citarse por (onvencen por vía <le la autoridad o por vía correccional. La
entero dos pasajes singularmente significativos.
j)o"biiidad de errar debe afirmarse y justificarse sin que ello
I ) La nota sobre La discussione scientifica. "En el plantea-
signifique un abandono de nuestra propia concepción, porque lo
miento de los problemas histórico-críticos no hay que concebir
que importa no es la opinión de Fulano, Mengano o Zutano, sino
la discusión científica como un proceso judicial, en el cual hay
ese conjunto de opiniones que se han hecho colectivas, que se
un acusado y un procurador fiscal, que por la obligacibn de su
han convertido en un elemento y una fuerza social. Éstas son las
oficio tiene que demostrar que el acusado es culpable y merece
que deben refutarse en sus exponentes teóricos más represcrita-
ser quitado de la circulación. En las discusiones científicas, pues-
~ivosy dignos de respeto, sea por la elevacihn de su pensamiciiio,
to que se supone que el interés consiste en la búsqueda de la
sea también por su desinterés inmediato, sin creer que con ello
verdad y el progreso de la ciencia, se demuestra más adelantado
se ha destruido el elemento y la fuerza social correspondieiitc
aquel que se sitúa en el punto de vista de que el adversario pue-
(lo cual sería puro racionalismo iluminista), sino pensando que
de expresar una exigencia que debe incorporarse, aunqiic' sea así se ha contribuido. I ) a sostener y reforzar el espíritu de dis-
como un momento subordinado, a su propia construcción. Com- tinción y de escisión en nuestro propio partido; 2) a crear el
prender y valorar de manera realista la posición y las razones del terreno adecuado para que nuestra propia parte absorba y vivi-
adversario (y a veces es adversario todo el pensamiento pasado), fique su propia doctrina origina1 correspondiente a sus propias
significa precisamente haberse liberado de la prisión de las ideo- condiciones de vida" (p. 1 3 7 ) . ~
logías (entendidas en sentido peyorativo, que es el del ciego
fanatismo ideológico), esto es, colocarse en un punto de vista 9 En otro pasaje, Gramsci afirma (pp. 183.) la exigencia de la liber-
critico, el único fecundo en la investigación científica" (p. 2 1). tad de la ciencia: "Parece necesario que el trabajo de búsqueda de nuevas
verdades y de formulaciones mejores, m i s coherentes y claras de las verdades
8 VCanse en Matteucci, o$. cit., pAg. ioo, las citas de Lenin, I.iiLács, etc. mismas, sea dejado n la iniciativa libie de los hombres de ciencia individua-
les, aun cuando éstos continuamente vuelvan a poner en discusi6ri los mis-
228 GRAMSCl Y LA FILQSOI~~A
DE LA PRAXIS

Para Gramsci, pues, la discusión libre y sincera con los ad- todas en !a colecci6n de las Opere en 1949); pero, corrio y.i ti<.
versarios, que haga justicia a las razones de estos, redunda en indicado, a costa dp una contradiccibn con las comirrioric.u prc-
interts (iluminado) de la misma clase y del mismo partido tedentes y a costa <!e: abandoilo de los criterios de 1:i rn.i(liircr
revolucionario, porque sólo el conocimiento genuino y sereno de Iiistórica, que Gramsci declara precisamente "punto (le pai tida
los puntos de vista contrarios hace posible y fecunda la c1. ISCU- (!e toda la filosofía de la praxir".
sión, esto es, eleva espiritualmente a los propios secuaces y les El siipuesto eri que ;e bjsa la teoria que sustituye por la
confiere, con el conocimiento y la capacidad de refutar las opinio- conciencia, la voluntad y ia accibn de un núcleo de vanguardia
nes opuestas, la posibilidad de una conciencia verdadera de sus (partido), la conciencia, la voluntad y la acción generales de la
propias razones y la convicción íntima y segura de estas, convic- clase o del pueblo, consiste precisamefite en la inmadurez es-
ci6n muy diferente de una adhesión ciega y pasiva a dogmas im- piritual de la clase o del pueblo mismo; inmadurez subjetiva,
puestos por vía de la autoridad o por vía emocionul, en el si- que no puede ser sino señal y prueba de una inmadurez objetiva
lencio forzado de toda voz adversaria. (le las condiciones histbricas. Admitida como legítima o nece-
En la situación histórica o en la concepción dogmática en vria históricamente 12 siistitución de la totalidad del pueblo por
la cual una ortodoxia, única con derecho a manifestarse, se ti11 núcleo rcstringiclo, o 13 sobreposición de éste a aquélla, el
opone a las herejias, que deben acallarse y condenarse a priori, riiicleo p u d e reducirse aíin a una única personalidad, o ser
no hay lugar para un proletariado que pueda hacerse heredero rI~~~1boli/3do por esta, corno el Principe de Maquiavelo, que sus-
de la filosofía, ni para la formación de una sociedad en la cual titiijc por su propia visith y voluntad politica la ausencia de
el libre desarrollo de cada uno sea condición para el libre des- <1rientnci6ridel pueblo, sobreponiéndose a éste, qiie por impulso
arrollo de todos. S610 hay lugar para un rebaño de ovejas obe- mpontáneo trataiía de nio%erseen una dirección contraria.
dientes al bastón del pastor y al ladrido de sus perros, que sigue El Piincipe, dice Gramsc;, representa "una creacion de fan-
el camino señalado, aiin cuando cambie con el cambio del pas- tasía concreta que obra sobre un pueblo disperso y pulverizado,
tor o de su arbitraria voluntad. para s u ~ c i t a rorganizar
'~ en t l la voluntad colectiva" (Machia-
velli, p. 3). Con el Principe, Maquiavelo asume la tarea de rea-
lizar "la educación politica de quien no sabe, educación política
no negativa, de detestadores de tiranos, como parece entender
Al afirmar las exigencias de la discusión y comprensión de los Foscolo, sino positiva, de quien debe reconocer determinados
adversarios, Gramsci se sitúa evidentemente en las antípodas de medi'os, aunque éstos sean propios de tiranos, como necesarios
la teoria y la práctica del bolchevismo ruso. Sin embargo, se a quien quiere determinados fines" (pp. gss., op. cit.). Es cierto
aproxima a él en otras partes de sus obras (véanse Note su1 que Gramsci afirma que "la férrea dictadura del Principe en-
Machiavelli, sulla politica e sullo stato moderno; 11 Risorgimen- carna en sí las exigencias del pueblo" (vtase Matteucci, @. cit.,
to; Gli intellettttali e l'organimzione della cultura, publicadas p. 58); pero se trata de exigencias objetivas, de la evolucibn his-
tbrica, juzgadas por el escritor politico o reconocidas por la pos-
mos principios que parecen los mAs esenciales. No será por lo demás dificil teridad, y no de exigencias subjetivamente sentidas y afirmadas
poner en daro cuándo tales iniciativas de discusión tengan motivos intere- por el pueblo, que por medio de ellas se constituya en clase
sados y no de carácter científico." Pero (in cauda venenum), en lugar de revolucionaria. Maquiavelo quiere precisamente, según Gramsci,
dejar tal fiinción de discernimiento a la critica y discusión libres y piiblicas,
Grarfisci propone en este punto la idea de una censura preventiva: "No es,
"realizar la educación politica de quien no sabe"; y quien no
por lo denih, imposible pensar que las iniciativas individuales sean discipli- sabe es precisamente la hipotética "clase revolucionaria del tiem-
nadas y ordenadas. de suerte que pasen a traves de la criba de las acade- po", es decir, el pueblo y la nacidn italianos, la democracia ciu-
mias e institutos culturales de divenas especies, y que s610 despues de haber dadana que produce desde su seno los Savonarola y los Pier
sido seleccionadas se hagan piiblicas." Gramsci tal vez no había visto aGn
cbmo las academias pueden hacerse d6ciles instrumentos de las órdenes del Soderini y no los Castruccio y los Valentino (Machiavelli, ~ O C .
poder político y, por lo tanto, no se daba cuenta del peligro que implicaba cit.).
este camino por 61 indicado. Es decir, que el movimiento espontáneo, que representa la
230 GRAMSCI Y LA FILOSOF~A DE LA PRAXIS EL DOGMATISMO ABSOLUTO
efectiva, por más que confusa, conciencia popular, está orien- iiiinal, sólo en cuanto tiene como punto de referenciii al i r i o t i f ~110
i
tado precisamente en dirección contraria a aquella que asume
e impone el Principe; y por eso la férrea dictadura de éste debe
.
I'riiicipe mismo. . y sirve para incrementar su porlcr o ~);II .I
tlisminuirlo" (Machiavelli, p. 8).
sobreponerse a la inconsciencia del pueblo que no siente las
exigencias encarnadas por el príncipe mismo y que el príncipe,
por lo tanto, debe imponerle por la fuerza. "Maquiavelo trata
de cómo debe ser el Príncipe para llevar a un pueblo a la fun- I'vidente es la gravedad de estas afirmaciones, en virtiid (Ic
.
dación de un nuevo estado; . . en la conclusión el propio Ma- 1,is cuales Gramsci (como observa también Matteucci, p. 74)
quiavelo se hace pueblo, se confunde con el pueblo.. . , con el "llega a convertirse en partidario de las tesis de Stalin y (le
pueblo al que ha convencido mediante sus argumentaciones pre- Zdanov, q u r han colocado al Partido en el centro de la vida
cedentes, con el pueblo del cual él se hace y se siente conciencia del hombre en todos sus aspectos, y le dan un valor y un poder
y expresión, con el cual se siente una misma cosa" (Machiavel- .ibsolutos". Fundado en estos principios, el Partido, moderno
IiJ p. 4)' Leviatán, se impone con toda la rigidez de sus dogmas, exige de
Pero aun cuando se acepte la interpretación gramsciana del todo el pueblo y de cada individuo la más completa sumisión y
Princtpe, es evidente que ella muestra un Maquiavelo que no ortodoxia y condena despiadadamente toda herejia y a todo sos-
se identifica con el pueblo, sino que se le sustituye, y exalta tenedor o secuaz de ella. Se produce así esa situación que Gramsci
(como dice Matteucci, p. G3) "la virtud de un dominador soli- rechazaba en otra parte, situación en la que ya no es posible ni
tario, que encuentra en el pueblo, incapaz de manifestar una licita la divergencia o la discusión: toda disensión intelectual se
virtud propia, la materia con la cual plasmar el Estado". He t onvierte en culpa moral y en acto criminal; siempre nos ha-
aquí la efectiva concepción del pueblo, postulada por este hi- llamos "como en un proceso judicial en el cual hay un acusado
potético, "precoz jacobinismo de Maquiavelo": el pueblo es la y un procurador fiscal, quien, por la obligación de su oficio,
materia que ha de emplearse para conseguir un fin que él to- tiene que demostrar que el acusado es culpable y que merece
davía no siente, pero en el cual otros ven encarnadas las exi- ser sacado de la circulación" (p. 2 ~ ) .
gencias históricas a las cuales ese pueblo debe obedecer. Mas precisamente el Partido n o es sólo el procurador fiscal
Según este concepto, para Gramsci los jacobinos fueron en ;i1 cual un defensor puede aún, frente al juez, oponer sus razones,
la Revolución francesa, "la encarnación categórica del Principe" sino que además de ser parte en la causa, es también juez y
(Machiavelli, p. 6); y el propio Gramsci (dice Matteucci, p. 60), verdugo. La división entre dirigentes y dirigidos, entre élite
"como fundador del Partido Comunista italiano, sentía que cum- y masa, se hace asi mucho más grave que todo cuanto en otros
plía una función semejante y análoga a la de Maquiavelo y a la pasajes de sus obras Gramsci parece dispuesto a admitir.
de los jacobinos respecto de sus grupos sociales". El Pqrtido "Una masa humana - d i c e en otra parte- no se hace inde-
debía representar precisamente "al moderno Príncipe, al mito pendiente, por si misma, sin organizarse (en un sentido lato), y
Príncipe", el cual "no puede ser una persona real, un individuo rio hay orgaiiización sin intelectuales, esto es, sin organizadores
concreto; . . puede ser sólo iin organismo, un elemento social y dirigentes." Se necesita, pues, u n "proceso de creación de los
complejo, en el cual tenga ya comienzo el concretarse de una intelectuales. . . , proceso largo, dificil, lleno de contradicciones",
voluntad colectiva reconocida y afirmada parcialmente en la ac- cn cuyo curso "la fidelidad y la disciplina son al principio la
ción" (Machiavelli, p. 5); pero esta voluntad colectiva, a fin de forma que asume la adhesión de la masa y su colaboiación al des-
concretarse o formarse, debe subordinarse enteramente a aqucl arrollo del fenómeno cultural entero" (p. 1 2 ) . "Por eso puede
organismo centralizador y obrar y desarrollarse según sus di- decirse que los partidos son los elaboradores de las nuevas inte-
rectivas. lectualidadei integrales y totalitarias" (p. 13); "en las masas, en
Más aún, el moderno Príncipe debe "ocupar en las concien- cuanto tales, la filosofía no puede vivirse sino como una fe"
cias el lugar de la divinidad o del imperativo categórico.. . Todo (p. 16).
acto se concibe como útil o daiíoso, como virtuoso o como cri- De manera que )ta aquí no se trata sólo de una exigencia
LAS C:t.>NTRADIGCIONZS DE GRAhlSCI 253
inicial, sino permanente; pero tanto más se afirma para las :itlversarios capaces e inteiigentes" (p. i37), 10 cual sigtiific;~ric-
masas y para cada uno de sus componentes la exigencia de c.esariamente 1iber:ad de existencia y de manifestación tiel 11ctis;i-
"fidelidad y disciplina" en cuanto que el Partido, moderno niiento propio para los adversarios, y, para los secuaces, 1ibcri;itl
Principe, "debe ocupar en las conciencias el lugar de la divi- cle conocer y discutir las ideas contrarias: libertad reconocitla jus-
nidad o del imperativo categórico", y cada actitud, colectiva o tamente como condición necesaria. para lograr la más pi-ofiiri(la
individual, debe tratarse ccmo "virtuosa o criminal" según que conciencia y la más segura iir1n~i.io solidez de las propias con-
represente una adhesión inccndicional o una desviación respecto vicciones. En virtud de esta rnisrria exigencia de refuerzo de las
del Partido y de sus dogmas. convicciones, la Iglesia catblica ponía a sus adeptos frente al
Y puesto que Gramsci reconoce "una extrema debilidad en c~dvocatzrsdiaboli.
las convicciones nuevas de las masas populares" (p. 12) -lo que, De conformidad con las finalidades indicadas, precisamente,
evidentemente, significa que estas convicciones no surgen de la Gramsci agregaba a la prescripción de la repeticiGn como medio
conciencia de las masas mismas, esto es, que no corresponden a didáctico, la afirmación de una segunda exigencia: "2) trabajar
una madurez de sus condiciones históricas, en virtud de las cuales incesantemente para elevar intelectualmente cada vez mayores
hayan de convertirse en exigencia íntima y espontánea de aque- y más vastos estratos populares, es decir, para dar personalidad
llas-, no puede considerarse suficiente el metodo pedagógico que a los elementos amorfos de la masa, lo cual significa trabajar
61 propone para obviar el inconveniente indicado. "Se deducen para suscitar élitcs de intelectuales de un tipo nuevo, que sur-
dc ello (explica Gramsci) deterininadas riecesidades para cada jan directamente de la masa, aun permaneciendo en coritacto con
nlovimiento cultural que tienda a sustituir el sentido común y ella para servirle como ballenas del busto. Esta segunda nece-
las viejas concepciones del mundo en general: r ) no cansarse sidad, si se satisface, es la que realmente modifica el panorama
nunca de repetir los propios argumentos, variando literariamen- ideoldgico de una época" (p. 17).
te su forma: la repetición es el medio didáctico más eficaz para Henos aquí, pues, frente a afirmaciones y exigencias con-
obrar sobre la mentalidad popu!ar.. ." (p. 17). Pero sin duda la tradictorias: por una parte, la imposición de la ortodoxia a la
eficacia de la repetición y de los slogans puede verificarse única- cual deben someterse los espiritus, so pena de ser condenados
mente con la condición de que, al mismo tiempo, no se hagan por su "criminalidad" de rebeldes; por otra, la reivindicación
aír voces discordantes o contrarias; de modo que la repetición de la libertad como condición indispensable para la elevación es-
exige, como complemento necesario, acallar a los opositores y piritual de cada cual. A esta contradicción se suman las oscila-
erigir una cortina de hierro que aísle a las masas y a los indivi- ciones en la determinación de la relación entre élite y masa, esto
duos de todo contacto con concepciones y manifesta-,iones dife- es, entre la función y 12s exigencias de la primera y los derechos
rentes o contrarias. y las tareas de la segunda.
{Cómo pueden conciliarse las afirmaciones de la iniciativa
que corresponde necesariamente a la élite (lo cual significa in-
madurez de la masa y por lo tanto de las condiciones históricas) y
Gramsci no parece darse cuenta de esta inevitable consecuen- de la conversión de tal élite ("moderno Príncipe") en "divinidad
cia de los principios afirmados; y sin duda ella repugnaba o imperativo categbrico", con la exigencia opuesta de una inicia-
profundamente a su aspiración de superar la situación (consi- tiva que surja desde abajo y que la élite dirigente debe acoger
derada por él como pura necesidad inicial) de la obligatoriedad y hacer orgánica y darle continuidad? Gramsci precisamente
absoluta de sumisión ("fidelidad y disciplina") de la masa diri- quiere "una continua adecuación de la organización al movi-
gida a la élite dirigente. El fin que Gramsci proclamaba era, miento real, una combinación de los impulsos venidos de abajo
como ya vimos, el de "elevar el tono y el nivel intelectual de los con el mando ejercido desde arriba, una inserción continua de los
propios partidarios y no el de crear un desierto en torno a sí"; elementos que brotan desde lo profundo de la masa, en el marco
y por eso quería que sus propios partidarios estuvieran obligados sólido del aparato de dirección, que asegura la continuidad y
a "discutir y sostener si1 propio punto de vista en discusiones con la acumulación regular de las experiencias" (Machiavelli, p. 76).
LAS CONTRADlCCIONES DE: GRAMSCI z:$!)

Pero, ¿cómo pueden producirse y hacerse sentir los "impulsos tiva y vital siguiendo u n camino y usando métodos que ll(.\.;iii
venidos de abajo" si las masas tienen la obligación d e la más en dirección contraria a aquélla; el fin al que apunta C;i;iiii\t i .
absoluta conformidad, y deben al "moderno Príncipe" la fideli- "crear el terreno para u n desarrollo ulterior de la vo1iiiit;itl ( o
dad del creyente hacia "la divinidad o el imperativo categórico"? lectiva nacional popular hacia el cumplimiento dc una foi.iii;i
No hay duda de que la exigencia fundamental para Gramsci superior y total de civilización moderna" (Machiavelli, 1). N),
es la de la hegemonía del proletariado, creador de una nueva puede alcanzarse solamente por el camino de la democraci;~,iio
humanitlad y cultura; y precisamente por esta hegemonía aspira por el de una dictadura totalitaria.
él a la formación del bloque histórico de élite y masa, de diri- De esto parece darse cuenta el propio Gramsci en cuanto
gentes y dirigidos, de intelectuales y simples, es decir, a la supe- (como dice Matteucci, p. 117) no cree que "tal obra pueda reali-
ración de su cisma actual. "El elemento popular -escribe zarse en la pasividad y recepción de las masas; sólo en la lucha
Gramsci- siente, pero no siempre comprende o sabe; el elemen- concreta el hombre se hace responsable, sólo en la actividad se
to intelectual sabe, pero no siempre comprende y especialmente hace consciente de sí mismo". Hay pues que partir "no ya de
no siempre siente. . . El error del intelectual consiste en creei los problemas del maestro (los intelectuales), sino de los del pue-
que se puede saber sin comprender y especialmente sin sentir que blo, esto es, de las clases populares, haciéndolas participar activa-
uno es apasionado.. . , es decir, sin sentir las pasiones elenicri- mente en su propia formación". Esto significa que el educador
tales del pueblo. . . No se hace política-historia sin estas pasio- no debe sobreponerse dictatorialmente a los educandos, que n o
nes, esto es, sin esta conexión sentimental entre intelectuales y debe exigir de ellos una conformidad que, como tal, nunca
pueblo-nación. . . Si la relación entre intelectuales y pueblo-na- puede ser "activa": la educación para la libertad no puede reali-
ción, entre dirigentes y dirigidos, entre gobernantes y gobernados zarse por medio de la autoridad y del despotismo sino única-
está dada por una adhesiGn orgánica en la cual el sentimiento- mente por medio de la libertad misma.
pasión se convierte en comprensión y por lo tanto en saber (no La coerción es siempre productora de pasividad cuando n o
mecánicamente sino de un modo vivo), sólo entonces la relación lo es d e rebelión; n o puede existir, como querría Gramsci, una
es de representación y se produce el intercambio de elementos "coerción de nuevo tipo, que en cuanto ejercitada por la élite d e
individuales entre gobernantes y gobernados, entre dirigidos y una clase sobre la propia clase, no puede ser sino una autocoer-
dirigentes, esto es, se realiza la vida de conjunto que es lo único ción, esto es, una autodisciplina" (Machiaveili, p. 329). Cuan(1o
que constituye la fuerza social, se crea el bloque histórico" la tlite ejerce una coerción, ello significa que se ha prodiici(lo
(PP. 1 14 SS.). una escisi6n entre ella y la clase, y que la clase tendría la tcii-
La creación del bloque histórico aparece pues como el resul- dencia espontánea a seguir una dirección diferente o contraria ;I
tado de un proceso de mutua compenetración, como una especie aquella impuesta por la élite, y que ésta se h a hecho ajena a la
<lecorriente osmhtica recíproca entre las dos partes, corriente que clase misma y quiere sobreponerse a ella dictatorialmente. Cons-
sin embargo supone que ambas partes puedan igualmente ejer- treñida a la obediencia, la clase sometida siente la coerción como
cer iina presión osmótica. Pero dejemos a un lado la metáfora: si imposición externa y no como aiitodisciplina; y por otra parte
al principio se da el dominio absoluto de una parte (élite) y la 1;i dictadura, que siente tambalear su dominio y teme perderlo,
sumi~iipnabsoluta de la otra (la masa), no se ve cómo esta rela- se ve impulsada a acentuar la coacción y a aplicar cada vez más
ción de oposición y subordinación pueda generar por sí misma métodos de inhibición y represión.
la libre cooperación y la reciprocidad acorde de acción. Gramsci Parece extraño que Gramsci, con su realismo, no haya visto
distingue dos momentos sucerivos: el de la fuerza (coerción es- estas inevitables consecuencias históricas, es decir, que no haya
tatal) y el del consenso; pero un consenso que debe producirse visto que por esta vía no puede llegarse al bloque histórico y al
por la vía de una sujeción a la fuerza no puede ser y seguir nuevo hzimnnismo.
siendo sino uri consenso forndo, es decir, siempre iiria siimi\ión
del piieblo al Leviatán estatal.
No se llega a una forniación histórica y no se la hace efec-
10. RECA~DA
EN EL DETERMINISUO Y NECESIDAD DE REIVINDICAR EL mente negativa -que supone luego, de acuerdo con un PuIito (le
MARXISMO vista determinista, que la maduración espiritual de las masas se
produzca de manera necesaria por la presión del nuevo anibiciitc
Verdr.d es que Gramsci considera la reforma intelectual y mo. económico creado artificialmente- están las dos propositioii<.s
ral que debe cumplir el "moderno Príncipe" estrechamente marxistas, citadas por Gramsci como "punto de partida de totla
ligada a la transformación que éste debe operar en las relaciones la filosofía de la praxis", y la segunda de ellas enseña que es uria
económicas: "el programa de reforma económica es el modo vana ilusión el creer que se pueda "hacer perecer iina formaciOn
concreto con el cual se presenta toda reforma intelectual y mo- social antes de que se hayan desarrollado todas las fuerzas pro-
ral" (Machiavelli, p. 8). Y la reforma económica debe emancipar ductivas por las cuales ella es aún suficiente", y hacer surgir
al proletariado del autoextrañamiento 4 enajenación de sí nuevas y más elevadas relaciones de producción "antes de que
mismo- a que se halla condenado por la relación económica de las condiciones materiales de existencia de estas últimas hayan
la propiedad privada (como explicaba Marx en los Manuscritos sido incubadas en el seno mismo de la vieja sociedad". (Vease
econdmico-filosdficosde 1844, que sin embargo Gramsci no pudo Gramsci, Mater. stor., pp. 129 SS.)
conocer); y por lo tanto de la emancipación económica debería La experiencia histórica confirma las predicciones que
surgir la reconquista de su ser humano que el trabajador debe Gramsci hacia de este modo implícitamente: la dictadura bol-
realizar, esto es, la realización del nuevo humanismo. chevique debió crear y desarrollar un capitalismo de Estado, al
Pero la reforma económica o corresponde a la madurez de que no es ajena siquiera la práctica del trabajo forzado; y por
las condiciones históricas, cuya enunciación Gramsci, tomándola eso el autoextrañamiento del trabajador está bien lejos de ha-
del prefacio de Marx a la Critica de la economía politica, procla- llarse superado. Y esta condición precisamente mantiene la ne-
maba, como vimos, "fijación del punto catártico", o bien no cesidad de la dictadura con todos sils métodos represivos y de
encuentra correspondencia en ellas. Si hay correspondencia, a la coacción, cuya aplicación, si bien pudo tener oscilaciones, como
misma madurez histórica objetiva corresponde naturalmente -no aquella entre la NEP y la despiadada destruccihn de los Kulaki,
ya, entiéndase bien, por un proceso de determinismo mecánico, representa siempre, empero, en su línea general, una escisión
sino por el proceso dialéctico de la inversión de la praxis- una profunda entre la élite dictatorial y la masa sometida a su domi-
madurez histórica subjetiva de la clase trabajadora, y ella (como pio. Escisióri en la cual la obligación de "fidelidad y discipli~ia",
lo demuestra el ejemplo del laborismo inglés) no tiene necesidad de sumisión al moderrto Principe como a la divinidad o al im-
de un "moderno Prfncipe" que le imponga su dictadura. Pero
si, en cambio, se manifiesta tal necesidad, ello significa P o m o bi perativo categórico, no atañe sólo a las relaciones del trabajo y
a la esfera de la producción, sino también al pensamiento, a la
ya vimos- que las condiciones históricas son inmaturas y que la cultura y a la ciencia, donde el deber de la ortodoxia implica
energía del "moderno Príncipe" se hace necesaria para forzar los 4
1
la persecución y la represibn despiadada de todas las herejiar.
tiempos. Éstos son los puntos en los cuales, en nombre de Mam, nos
La idea de la revolución que fuerza los tiempos obedece en volvemos contra las tesis de Gramsci conformes con la teoría y
realidad a una concepción negativa de la madurez histórica, que la práctica bolcheviques; pero al mismo tiempo debemos reco-
se ha hecho consistir no en la existencia, ya alcanzada, de con- nocer lealmente que hay un Gramsci profundamente marxista
diciones, elementos y fuerzas constructivas adecuadas para cum- que se subleva con nosotros contra cl Gramsci leninista y stali-
plir la transformación deseada, sino en la situación de debilidad, nista, y que nos olrece las argumentaciones y los medios para
atraso y disgregación en que se halla la organización social exis- una confutación, cuya eficacia proviene precisamente del hecho
tente, incapaz por lo tanto de resistir un ataque enbrgico. Según de ser una autoconfutación.
la expresión de Stalin (Cuestiones del leninismo, p. 24) que ya
hemos citado, la fuerza del Partido puede instaurar el socialismo
allí donde "el eslabón de la cadena del imperialismo es m;Is
débil". Pero. contra esta enunciación de una condición pura-
iiio, sino más bien una tentativa de interpretación más ;itlccii;i(l;i
y acorde con su espíritu esencial. Podrá, en cambio, recono<ci j c *
VI. E L P R O B L E M A H I S T d R I C O DE HILFERDING clue n o se conforma con el marxismo la desvinculación qiie 1 1 i l -
I(,rtling quiere atribuirle con respecto a toda crítica del <:orioci-
Rodolfo Hilferding, el eminente economista y marxista austrid. ~iiientoy a toda concepción filosófica determinada, sin tcncr cn
co, obligado por la invasión hitleriana a refugiarse en Francia, ( tienta el hecho de que el marxismo tiene su núcleo esencial cii la
estaba escribiendo allí un importante estudio sobre El problema filosofía de la praxis; pero la falta d e exactitud de este juicio
hzstórico, cuanclo el gobierno de Pétain lo entregó traicionera- tlcpende de haber tomado como base única el célebre prefacio al
mente a los naris, y éstos lo mataron o forzaron al suicidio. El t,scrito Para la critica de la economía política, sin ponerlo en
ensayo iniciado quedó así inconcluso, y en forma de fragmento I cl;icidn cop los documentos anteriores (Manuscritos económico-

póstumo lo publicaron recientemente dos revistas: la alemana \il»sóficos de 1844, Glosas a Feuerbach, Ideología alemana, etc.),
Die Zukunft y la italiana Critica sociale, despertando con tal pu- tlonde el pensamiento filosófico de Marx se forma y se afirma.
blicación interesantes discusiones sobre el tema. En u n impor- Por otro lado, puesto que se trata de u n fragmento, que la
tante artículo que le dedicó el profesor Carlo Antoni, de la trágica muerte de sil autor interrumpió en su desarrollo, no po-
Universidad (le Roma, dos puntos especialmente llaman la aten- ~Ic~ínos saber si este punto y otros más n o habrían tenido su acla-
ción y merecen ser debatidos: 1) la afirmación <le que el ensayo i.ición en las partes sucesivas que no pudieron ser escritas.
de Hilferding "quiere ser una tentativa de revisión de la con- Sin embargo lo que sobre todo tenemos que destacar es lo
cepción marxista de la historia, en relación con el problema del \iguiciite: que la revisión del concepto referente a la relación
poder en una sociedad socialista"; y 2) la declaración de que "el t iitre la economía y el poder no está de ninguna manera en con-

aspecto dramático del asunto consiste en que la revisión de t i - ; I de la tradición del marxismo, sino perfectamente de acuerdo
la concepción marxista intentada por Hilferding n o da ninguna ( o n la misma. H e puesto de relieve y documentado mediante
solución al problema". < ii;is textuales en mi libro El materialismo histórico e n F. Engels,
No puede negarse, por cierto, que una tentativa revisio- ,111ela concepción del Estado como puro instrumento de la clase
nista estuviese en la mente de E-Iilferding, y que el fragmento , con6micamente dominaclora está muy lejos de representar el

- interrumpido por la trágica muerte del autor- estableciese 1)t'nsamiento completo de los creadores del materialismo liis-
con claridad algunas premisas de semejante tentativa. Pero hay ~irico.
que entenderse acerca del sentido que se atribiiye al revisionis- Engels reconocía el origen del poder del Estado ya en las
mo, que en este caso puede ser o en contra o bien dentro de la 4 omunidades anteriores a toda división de clase y a todo desarro-

tradicidn marxista; y tal vez pueda parecer en contra, cuando, 11,) econhmico; y en cuanto a su desenvolvimiento histórico
en cambio, se mantiene dentro del espíritu y de la dirección ver- ,iicesivo, afirmaba, sin duda, que el Estado "ordinariamente y
dadera de la concepcicín de Marx. Cuando, por ejemplo, Hil- .>obretodo" es el Estado de la clase dominadora, pero reconocía
ferding sustituye en la historia a la llamada necesidad marxista clue, una vez q u e se ha formado y armado de u n poderío propio,
por la rhance de Max Weber, hay que poner de relieve que esta riiilitar y econóniico, se vuelve a ~ t c í n o m oy tiende a dominar él
misma tan discutida "necesidad marxista" estaba muy lejos de iiiismo a toda la Sociedad, sirviéndose de los conflictos entre las
ser puramente objetiva, automática, independiente de la subje- <..I;lsespara sus propios intereses y su propia autonomía. El sier-
tividad de los grupos y de las clases interesadas en el proceso :.o se convierte en dueño, el instrumento se transforma en domi-
histórico, sino que incluía más bien como su elemento esencial iiatlor, así como (según los ejemplos de Engels) acontecía en la
esa misma subjetividad de conciencias y voluntades, que por su ~iionarquíaabsoluta de los siglos xvIr y XVIII, en el bonapartisrno,
propia naturaleza introdiice un elemento y carácter de chance (,n Ia monarquía prusiana -donde (observa Engels) la burguesía
en el proceso. industrial y comercial, a pesar de poseer un gran poderío econ&
La revisión piopugnada por Hilferding, por lo tanto, no re- riiico y una niayoría propia en la Cámara de diputados, "no tiene
presenta una oposición al marxismo o una corrección del mis- riingiín poder en el Estado, no quiere reinarw-, y hasta en la
238
240 HI LFERDING
democracia norteamericana, donde (sigue diciendo Engels) 10s
políticos han constituido un sector separado, dividido en "dus iriido t i s . 1,i \io;viici;i en ei i i;:sv t'lc la Iiistoria; y S(: (.iit 0111 I .id 1.4

pandillas, que se alternan en tomar posesión del poder, y la na-


ción se halla impotente contra estas dos bandas que la dominan
y la saquean".
No basta, pues, según Engels, que existan clases poseedoras I cii c ~ii~)rrit rito < rt q u t c*stribia
de la potencia económica, si ellas no poseen tambikn la fuerza
politica, "porque el Estado tiene una autonomía propia de esis-
tencia y de acción"; se arma él mismo de poderío eco11i;rnico y
militar, y si bien s610 en casos excepcionales llega al p:inco J P
convertir a la sociedad, y a la misma clase poseedora del dominio ~arnenteel f i r i cle acsper,,ri in coricielicla cie la iic~eai<l,idiinpies-
económico, en su esclava, impotente para reaccionar, logra sin i intiiblc de esas resisten( ias Ir.rripcsLi\as e indomables, para
embargo, generalmente y siempre, ejercer su acción sobre el des- inipedir que la Iiistoria futura coiitinu~raviéndose dominada
arrollo de la sociedad y la economía, de acuerdo con la relación por seniej;inte fuerza ciega y arbitiaria, tan opue\ta a los intere-
dialtctica de la inversión de la praxis. ses y las exigericias del proletariado y de la humariitlad. El frag-
Contra el peligro de superchería, opresión y arbitrio, impli- mento de su escrito inconcluso iriclica en $11 mismo título: El
cito en ese dominio del Estado, la única defensa, según Engels, prohlenzn hryl(jrzro, Id intencicín dcl ciiitor (Ic plantear un pro-
está en la resistencia y vigilancia social y especialmente de la blema para buscarle una soliición; y si esta segunda parte (la
conciencia proletaria, que reivindique sus exigencias como dere- 1)íisqueda de Ia wliición) no pudo ser escrita a consecuencia de
chos, que tienen un carácter y valor de universalidad. Con lo In detericihn y el trigico fin del autor, no es menos evidente que
cual el derecho y la exigencia ktica universalista se ven reconoci- tal debía dc ser la mira esencial de su investigación.
dos tambikn como momentos activos de la historia; y en la Cuando, al romien~ode su ensayo, Hilferding cita los ejem-
conciencia universalista y en la potencia de sus reivindicaciones plos (Ir las invasiones bárbaras que destruyen el imperio romano,
se ve indicada la única solución posible del problema histórico. y del akance de los mahometanos en el Mediterráneo, como casos
Por eso precisamente Engels saludaba en el proleeariado al here- cn que "la violencia es decisiva, y la relación entre los elenientos
dero de la filosofía clásica alemana y de su dialéctica de la liber- histbricos rio cs de ninguna manera aquella por la cual sería la
tad, y le atribuía como misión histórica "el acto libertador del (conomía la que determina el contenido, el fin y el resultado de
mundo", en la creación de aquella sociedad en la cual -según i n violencia, sino que, al contrario, es el éxito de la decisión vio-
la fórmula del Manifiesto- "el libre desarrollo de cada uno sea lenta el que deteimina la ecoriomía"- no quiere con esa obser-
condición para el libre desarrollo de todos". vacibn establecer una ley o teoría universal, destructora de la
icor ía del materialismo histórico; sino que quiere tan solo poner
Ahora bien, el fragmento de Hilferding parte de preocupa- ir evidencia, dentro del mismo materialismo histbrico -que es
ciones análogas a las que inspiraban las mencionadas afirma-
ciones de Engels; de manera que, aun cuando se lo pueda consi- 1 Consideraciones anilogas pueden valer para Filippo ' í u r a t i en la
derar como tina tentativa de revisión del marxismo, no se lo ,'poca del exilio a q u e l o ol>lig6 I,t persecuti<ir~fascista. Véase su discurso
puede legítimamente colocar fuera del mismo, y oponerlo a 61. "í.o qus enseña Italia", que piietle ~orisiii~i.iiic \ u tcstamei?to político (pii-
'tlicado eii Critirn so,-inlc <IP v.;):i(.ili!;~ (ic i :;1.j): "al trilinfo de1 fasrisrnn
Es cierto que I-Tilferding escribía bajo la impresión inme- rn Italia pone ( o t o a Ir) que prvlriamrq !!?:ni: 11 i!!l~irin pacifict~,e n 1'4
diata de experiencias trágicas que Marx y Engels no habían iaie se adormecí:in los tspiritii.;; . i i ? i i ' i l t ~ i imo pnciaiismo; la espe-
i~Iaii<:o~:
conocido ni podían prever: las experiencias d e la violencia d e ariza dr 1111 traspnao a ni e c i s v rii,is ,iiias ic.ii!:a, joii'ties r(iati+dnteriLe
% t i 1 y . , ; e : ~ , ~ 1i1 c i t > z . , . - i ...,:<, 1.i ! . . . ,!,.. -.;.ir.., : ::!:.,:.-!'ir .. ;.i:
los Estados totalitarios, que se desencadenó en primer lugar con
,?ten<i3ci- t-].i.x,,denjiir,:ia 2 i.la.,j 1,:; , , .. 1 7,; i ; 2 i 7 + . ' - 1 ~ ; -'. ">. t . ,n,l-, ¡ : i
el bolchevismo en Riisia y luego con el fascismo en Italia y el ),0 y p v l prapcnclrr ,nt- t <:er;.;~v, t.;! i, -voliiriAn rx p a r a In ~.~vcliirihii ,Ir
nazismo en Alemania. Víctima predestinada de ta! violencia, ' a Sociedad."
24P HILFERDING
teoría de la unidad e interacción mutua de todos los momentos -, >o.~i; p t i i >~heidemanr~ y compañeros ;iI t rt i i 1 . 1 ~ 1 i
y factores de la historia, en el proceso ininterrumpido de la in- i (,ur.rra ~\luiidial,, i \ i tomo su dramática p ~ ~ l ( ~I i (i oi i i
versión de la praxis- la posibilidad de que cada factor o mo- ic:r\o clr Halle, estaban aml\ib i ~ i i a iic i 11.
mento se afirme en su autonomía (relativa) y que entre ellos el 4 t j S:, t i . ~ ~t l1 e1111 ~ CI ~iiipe111r la ~lctoriale 1.i~ ~e~~íl:,ri 1'1
factor de la violencia se haga preponderante y decisivo, cuando c*?;ts (;liri L L ~ I ' L » triunt,in, supx r1t:ir t : ~ : . 111 ~ i r ~ c i
~ I I ~ ) (o1110
las condiciones históricas se lo permitan. Es el mismo pensa- t j)( i~\.triilc~~ LJ y tle concic * 1 la. ~

miento de Engels que hemos citado, y al cual Hilferding da una 1 I I I ~ ~ I C IeI i ~ t S L ~ I L U ,: l ~ l t ! r ~ ~ i ~1121 l ~ pJlUd~~I I L C I ~ C till- ,
acentuación más fuerte, de acuerdo con las experiencias trágicas i t g tu" a '-11 . l u t l ~ci proposito tic evidenciar la necesidad
de las que era observador y víctima. iiii~~irscindibie de u l i d ~ o j i c i ~ l1i de , ~ clase que llegara a superar
Hilferding quiere despertar la conciencia del aumento pro- i ~ d uparticulaiis~iiopala O ~ C I I ~"11L ~ valla a las tendencias tota-
gresivo del poder del Estado moderno, después de la superación litarias del Estado. Sin eiribaigo, pegunta aquí el profesor An-
de su organización feudal; por eso la edad moderna presenta un ioni: "Pero, ¿cómo puede producirse semejante superación uni-
gran problema histdrico, con la tendencia del Estado a conver- \ iisalista, si no hay una realidad autónoma, esto es, la realidad

tirse en Estado totalitario, que somete y subordina a su voluntad < iica, que ofrezca el plano hasta el cual elevarse?. . (Cómo puede .
consciente todo lo que era hasta ahora socialmente inconsciente, ~,~oducirse la suOlzmacz0n sin que se traspase a otro plano? Y si
y eleva su propia conciencia al papel de fuerza dominadora de I ,e plano existe y únicamente él puede permitir a la clase con-

la sociedad, suprimiendo toda autonomía de cualquier otro bertirse de grupo económico en una unidad social y política,
dominio social o factor histórico. La eliminación de cualquier cOmo es posible no reconocerle una autonomía real y no sola-
esfera de autonomia significa la supresión de todo derecho per- iiiente ilusoria? Pero si se concede esto, toda la doctrina marxista
sonal, del libre desarrollo de la personalidad, del libre ejercicio \e tlesmorona y tiene que dejar su lugar a una visión ético-polí-
de la ciencia, de la libertad de opiniones. Debía Hiferding deli- iica de la historia, donde el motor consiste en el principio ético
near y destacar en toda su gravedad la situación de hecho a cuya (le la libertad".
realización asistía, y la tendencia que veía inherente al Estado Aquí nos encontramos justamente en el punto decisivo de
moderno, para dar el grito de alarma y tratar de excitar las c.xplicar cGmo y por qué Marx y Engels pudieron llamar al pro-
fuerzas de resistencia o reacción contra tamaño peligro. 1t:tariado "el heredero de la filosofía clásica alemana", vale decir
Declarar, como lo hace Antoni, que el lado dramático de (wgún su concepto), de la filosofía de la libertad, atribuyéndole
esta presentación del problema consiste en que no se ofrece la misión libeitadora universal". El proletariado, para Marx
ninguna solución para él, refleja, sin duda, el estado de frag- y Prigels, es la clase económicamente oprimida, de los hombres
mento inconcluso, en que tuvo que quedar forzosamente el en- c onvertidos en asalariados, es decir, en mercancía-fuerza de tra-
sayo de Hilferding. Pero si este ensayo hubiese podido ser bajo, los cuales sienten 1d inhumanidad (Unmenschlzchkert) de
llevado a cabo, no es arbitrario suponer que Hilferding, después esta su conversión en cosas o instrumentos, y por eso reivindican
de haber delineado los rasgos de la Cpoca actual y las tendencias bu propia Menschlzchkezt, esto es, afirman un reale Humanismus,
preponderantes del Estado moderno, se habría preocupado de liumanismo universalista, que icl,t .i nt.1 1 L aspit a( ihn hacia "una
mostrar cómo los intereses de los grupos sociales tienen que vol- 5ocietlad en la cual el l i l l i t. r l c b . i ~i t r : ) : ! L lid '1110 sea condición
verse conscientes y transformarse en conciencia de clase capaz del libre desarrollo tlc i ~idub". 6ri o t i ,ib palabras, afirman, con-
de afirmaciones universalistas, precisamente a fin de indicar en tra cualquier oprc,iori ,) ¡i~nil,icióil iccoiií>mica, política o di
este proceso la solución del dramático problema. No debemos \trra r.cp(-cie),c l princi:)ris tlc la persona1;:l id humana en la ple
olvidar que durante toda su vida Hilferding había luchado para *
S
1
-
5 3 : ~ í i i i - r k - 1 u' I i , (tl l ' . < ' ; 1 riiiq 1 t C \ ~ C C I : C ~ ,de ~ tal
afirmar y difundir semejante exigencia de una conciencia uni- , , t 1 1 i 11 !,
e 11 , r~~ 1i 1 ic1011 ( i t que
versalista, que pudiera quitar a las tendencias totalitarias de los I t i i r l b IJ< 4 ii + .
I I I C I ~t
'.i 3 s ~ ' "ií > I r t \ f , i ~ ~( ra no en
Estados la aquiescencia pasiva y la adhesión de las fuerzas que ' l t < r : c ) ! d r n i i l * , \?la 1t n : \ t , i u i i , * < ( r~wja:lte
deberían resistirlas e impedir su éxito. Su separación terminante :i ~ ( J I sino
), en tanrcz i,i c i e r i r t r f g!i>jf t ~ ictiienre, , tiericJn ton-
244 EIlLi'ERDING

ciencia de la misma; la clase existe como realidad histórica y


factor de la historia solo cu,indo la conciencia de clase se forma
en su carácter universalista.
Se realiza, pues, la trasposición a otro plano; pero ella no im-
plica de ninguna manera un tlesmoronamierito del marxismo,
porque, por el contrario, es:i incluida en la misma doctrina
marxista, como sil elemento y signif~cadoesencial.
Sólo al reconocer semejante realitlad se piiede valorar de
1. Las iiot:ts crititas tle Marx sobic E'ci,t i,,~ch . . . . .
manera adecuada al inarxiimo y su oposi~icírinecesaria a todo
2. 'reoria del conocimiento y problciria del ser . . . . . .
totalitarismo. Por lo tanto, la lucha de Hilferding y sil revisio-
,3. La concepción de la praxis. Praxis y teoría . . . . .
nismo eran una lucha y u n revisionismo marxistas; y su manera
q . La concepción del hombre: intlividuo, societlatl,
de delinear el problema histórico era (y n o podía no ser) al
especie . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
mismo tiempo la indicación de la única vía posible de una
solucibn. I 5. La sociedad conio proceso liist<írico de la praxis . . .
6. El desarrollo orgánico de! historicismo en Marx.
7. L a lucha de clases y la concepcióii crítico-práctica
del materialismo histórico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

m BRUNO, BACON
i 1. GERIMENES Y SPINOZA DEL CONCEPTO
MARXISTA DE L.4 H I S m R I A ........................

i. Voluntarismo y pedagogía de la acci0n . . . . . . . . . .


2. La oposición entre misticisnio y humanismo: la mi-
sión y la necesidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
y. Nación, patria, humanidad . . . . . . . . . . . . . . .
a) Los motivos materiales de la idea iinit;iria, 1 : : ~ ; b) I.as
nacionalidades en la historia moderria y el firi histhrico 1 1 1 -
lerior, 1n6; c) I,a cooperacióri de 1;;s riaci<,3ir~s
) 135 fases de
su realizaciciri. 132; d) El .~ecor~otirn;-; 'c Las nacio!!a-
. ' j

lidades y su papel histdrico, 13;. í. i . . . , . , i i t i c ) pangr.1


niariismo de Marx, i y ) ; f ) !; 1; . I. i <- t . ' 3 % .
o 8 ;
g ) La patria y la poiíf: ... 1111..

I <ii ii i 'Y ii d -
< ,, ,., + . .*'..' , {
, i .4 1 <Y

S , .,,
2. La ley dialkctica y la experiencia . . . . . . . . . . . . . . . 196
3. El ritmo de la realidad y el conocimiento de la ley. 198
4. La ley necesaria y la ley de tendencia . . . . . . . . . . . . rol
5. El ritmo y la previsión: la forma y su necesidad . . . 206

1. Relaciones con la tradición del marxismo italiano.


2. La crítica del determinismo materialista . . . . . . . .
3. El materialismo de los "ortodoxos" y la filosofía de
la praxis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . lil>i,<>
j';,.t<: se riiii!,. i * i p r i ~ ~el~ día
ir
4. El voluntarismo soreliano. La acción constructiva 15 (fe Mnrzo de 1\\7.-) (.ii los ialleies de
y la madurez histórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Lita Ediciones Oliinpia, S. h.,Sevilla 109,
5. La subversión de la "praxis". Historicismo y re- blésico 13, D. 1". Se encuaderncí en
volucionarismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Encuadernación Progreso, S. A., Muni-
cipio Libre 188. México 13, D. F. Se
6. La partidariedad y las exigencias de comprensión t,iraron 4.000 ejemplares.
y discusión libre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7, El moderno Príncipe. Jacobinismo y bolchevismo.
8. El dogmatismo absoluto: sus condiciones y conse-
cuencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9. Las contradicciones de Gramsci . . . . . . . . . . . . . . . .
lo. Recaída en el determinismo y necesidad de reivin-
dicar el marxismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

VI. EL PROBLE~MAHISTÓRICO DE .............


HILFERDING 238 I
I

ii
l

You might also like